jueves, 12 de septiembre de 2013

Piantato una erba? O piantamos una neura?

A pocas horas del viaje, y el pastillaje utilizado para sedarme, no surte efecto. ¿Qué haremos? ¿Qué tomaremos? ¿Yo señor? Si señor. No señor.¿Pues entonces quién lo toma? El gran Bonete.
Estoy empezando a creer en el mito, creado por mí, que mi organismo es absolutamente opuesto al común de la gente. Ejemplo. Cualquier persona normal, con dos Rivotril y un Alplax, como mucho, a la media hora está durmiendo, babeándose cuál laburante dormido en el colectivo. Pero hete aquí, que la señora no. Ella se empasta como caballo, y recién, empieza a tener una pequeña sensación de somnolencia, pasadas las 3 o 4 horas. Debo tener una tendencia K oculta en mi inconsciente, por eso de que todo es una sensación, y nada una realidad. En este caso es una sensación de letargo. Y además estoy hablando de "ella" como ella de Él. Cruz diablo! Estoy por subirme a un aparato de miles de toneladas que vuela y yo nombrándolos!!
También el sindrome es conocido como, el sindrome Maradona. Hablar de uno mismo en tercera persona, y lo que es primordial, la pasta. Diego sin pasta no es Diego. Diego con pasta no es Diego. Elizabeth sin pasta no es Elizabeth. Punto.
Aclaro, por si esto es leído por algún miembro de la Aduana, que toda la droga que transporto, es legal y recetada por mi psiquiatra. No se permitirán incautaciones de ningún estilo y factor, ante la gran probabilidad de una escenita de ataque de nervios, provocada por la portante de dicha merca.
Calculando el tiempo que me voy (he aquí la esquizofrenia de hablar de ella y de mi, mezclándo y lo que es peor, de modo interactivo) llevo a saber: 240 Alplax. 240 Foxetín. 50 Rivotril. 20 Rivotril sublingual. 20 quetiapinas. 120 Rosuvast. 120 Nidib. Buscapina compuesta, Tafirol, Voltarén, Bagohepat, Pankreoflat, Dulcolax, gotas oftálmicas, cremas varias y lo más importante: Dr Selby. No se viaja sin Dr. Selby. Gran invento uruguayo.
Pero no contenta con todo este arsenal, que no me deja completamente tranquila, tengo un ritual de vestimenta post sentada en el avión. Pelamos por orden de necesidad: almohadita inflable para cuello, antifaz negro para dormir, tapones para los oídos, y placa de descanso bucal para el bruxismo. O sea, si pretendemos conseguir algún novio en las 15 horas de vuelo, vamos mal. Posteriormente y previo al despegue, nos tapamos hasta la cabeza, y abrochamos el cinturón por sobre la frazada, para que vean que más les vale NO molestarme.
Si mi compañero de asiento quiere mear tiene dos opciones. Una, pasarme por arriba, total no lo voy a notar aún cuando me manosee toda (quizás hasta se lo agradezcamos). Dos, pisharse encima.
Ante esta última opción, tuve una brillante idea para proponerle a las compañías aeronáuticas. Cada asiento debe venir con inodoro incorporado. ¿Cómo hacer para que el del al lado no te vea? Muy fácil. Un botón en el apoyabrazos, que te sube dos blindex polarizados de cada lado, y meas con total privacidad. El pis se dirigirá hacia un tanque preparado en el avión, para luego vaciarlo en la próxima escala. Y asunto terminado. Inodoro, incoloro e indoloro. Atenti, ya estamos en trámites de registro de patente.
Bueno amigos, ha llegado la hora de confesar, que gran parte de las pelotudeces aquí volcadas, son efecto del Rivotri, que está actuándo lentamente, pero a paso seguro.
Arrivederci Baires, bonjour París, good afternoon London, e ciao Roma!
Nos vemos cuando nos veamos.
Soysolapuntocom escribirá desde el viejo mundo, las andanzas de La Chacha (de Patoruzú para los más pendex) Tenemos varios puntos en común ella y yo. Uno, el culo grande, dos, morfar empanadas y tres, los pelos en la barbilla.
Hasta pronto seguidores/as y no seguidores/as!!!