Todo concluye al fin, nada puede escapar, todo tiene un final, todo termina, dice Presente. Y esto también.
Por ahora, o por el momento, o por el hasta cuando y hasta siempre. Quizás sólo por hoy, o también por mañana.
Quizás de tanto querer, terminé queriendo menos y teniendo más, o teniendo menos y queriendo más. ¿Quién lo sabe? Yo no.
Es como un círculo vicioso. Quiero, empieza y termina con una letra redonda como el infinito. Y no quiero el infinito para mí. Quiero la finitud y el misterio del más allá. No ahora, no dentro de poco, pero tampoco dentro de mucho. Lo mucho no sirve y lo poco tampoco. Pero prefiero la escasez a la abundancia, porque es el motor de búsqueda de la verdad. Quiero lo que quiero y quiere todo el mundo. Quiero un poco de amor y un poco de paz. Y por mucho que lo quiero, lo que más tengo son desamores y guerras propias y ajenas.
Se me va la vida en los quereres, se me van los años en las batallas. Y no me hago más jóven con el devenir de los días. Mi otro yo se queda estática, mientras mira cómo la que va envejeciendo soy yo. Y así de fácil le resulta seguir viviendo a través de los otros, o en este caso de mí.
Por ahora, o por el momento, o por el hasta cuando y hasta siempre. Quizás sólo por hoy, o también por mañana.
Quizás de tanto querer, terminé queriendo menos y teniendo más, o teniendo menos y queriendo más. ¿Quién lo sabe? Yo no.
Es como un círculo vicioso. Quiero, empieza y termina con una letra redonda como el infinito. Y no quiero el infinito para mí. Quiero la finitud y el misterio del más allá. No ahora, no dentro de poco, pero tampoco dentro de mucho. Lo mucho no sirve y lo poco tampoco. Pero prefiero la escasez a la abundancia, porque es el motor de búsqueda de la verdad. Quiero lo que quiero y quiere todo el mundo. Quiero un poco de amor y un poco de paz. Y por mucho que lo quiero, lo que más tengo son desamores y guerras propias y ajenas.
Se me va la vida en los quereres, se me van los años en las batallas. Y no me hago más jóven con el devenir de los días. Mi otro yo se queda estática, mientras mira cómo la que va envejeciendo soy yo. Y así de fácil le resulta seguir viviendo a través de los otros, o en este caso de mí.
No, permanecer y transcurrir no es perdurar, no es existir, ni honrar la vida, escribía sabiamente Eladia Blázquez. Y soysola transcurre, mientras la vida le pasa por el costado.Sale a buscarla, pero se le escurre entre los dedos.
¿Quién sabe mañana qué pase? ¿Quién dice que no vuelva a querer a George Clooney? ¿Que no intente ser Lola Mora, o Toulouse Lautrec retratando bailarinas en los cabarets de París?
Quizás sólo venga una etapa de bitácora de viajes. A lo mejor París, Viena, Praga o la Costa Azul, me hagan olvidar por un momento todo aquello que quiere mi fantasía y me concentre un poco más en la realidad. O quizás cumpla mis fantasías. ¿Qui lo sa?
Mi querer va queriendo quererse un poco más que solamente lo que quiere imaginariamente.
A lo mejor lo que viene es otra manera de relacionarme con ustedes y conmigo y sigue teniendo algo de lo querido, de lo querible y de lo queriente.
Quiero la libertad absoluta de permitirme ser. Y por primera vez siento que soy, y es factible que lo sea sin querer.
Quiero la inspiración continua. Quiero creer que soy buena. Quiero recorrerte el alma apenas rozándote con la punta de mis dedos.
Quiero la inmensidad del mar, pero no las profundidades. Esas son oscuras y para oscuridad alcanza y sobra con la mía.
Quiero que mi melancolía no sea interpretada como depresión. La melancolía es buena a veces, porque te forma un hueco en el medio del alma, calentito, cómodo, y necesario. Lo otro no.
Hasta pronto. Hasta luego. Hasta mañana o pasado. Hasta siempre, o hasta dentro de un rato.
Conmigo no se sabe, y con mi otro yo, ni te cuento-
P.D: Quiero una casa en Santorini o St Barth, y cantar Mamma Mía.