El encierro está empezando a afectarnos. Hoy tuvimos sesión vía Skype con nuestro psiquiatra y nos dijo que no estábamos tan mal como creíamos. Parece que el aislamiento también le estaría afectando a él y a su expertise. Nosotras no le pagamos para que diga que estamos bien, si no todo lo contrario y más aún en estos tiempos de pandemia. Si nos da el alta cagamos. Ahí sí que no tendríamos con quién más hablar y decir tantas boludeces impunemente.
Volvieron los tacos de la vecina del sexto. Empieza a las 8:30 am, que se calza, suponemos que para atender online a sus pacientes. Ni que los pacientes le fueran a ver los pies... Ella asegura ser psicóloga, nosotras por las dudas no la recomendamos.
Hará unos meses le dijimos: che, de onda, ¿qué hacés con los zapatos puestos hasta las 2:30 am? Nos respondió que ella no era. Aclaremos que vive sola. Si no es ella, serán los zapatos de Pepinucho Coliflor (el cuento que nos contaba nuestra madre para hacernos llorar....dormir! perdón!, en el que los zapatos decidían caminar y caminar sin darle respiro a Pepinucho).
No la entendemos a la del sexto. No es que nos interese tampoco, pero estamos tentadas de ir y regalarle un par de Crocs y ver si nos ayuda con el tema de los ruidos molestos. Creemos que no va a entender nuestra indirecta, así como no entendió la directa.
Mientras escribimos, 21:25 hs, la del sexto está pasando la aspiradora...Le conocemos la casa y no tiene alfombras...O sea, es oficial, no se la recomendamos como psicóloga.
A las nueve salimos como todas las noches a aplaudir a todos aquellos que tienen que trabajar en esta pandemia. Eramos pocos. Se ve que los de este barrio son los que estuvieron pidiéndole a médicos y enfermeras que no entren a sus edificios. No les da la cara para aplaudir, o como empezó el otoño, antes de seguir saliendo al balcón quieren darse la antigripal.
Si fuera por nosotras, nos mudaríamos a la Villa 31, cosa que la mayoría no nos recomienda.
Hoy comenzó la Pascua judía. Seguimos como en la época de Moisés, esclavizados a la lavandina en este caso. Si Dios es justo, en este momento debería estar marcando nuestra casa, que bien judías somos, para que el Covid-19 pase de largo, así mañana cuando tengamos que bajar a comprar carne y pollo, se nos abra Juramento como el Mar Rojo y crucemos solitas hasta la carnicería.
Y como les digo en cada posteo, no salgan, cuídense, que el virus no distingue a los inteligentes de los boludos.