París fue, por lo menos hasta diciembre que volveré para comer castañas a la vera del Sena, sin un sapo a quién besar en Año Nuevo.
El día antes de partir decidí superar mi récord pedestre, y como quién se prepara para las Olimpíadas Matemáticas, agarré el mapa, cámara de fotos y salí sin rumbo fijo. Enfilé por Rue de Rivoli, esta vez, intentando no mirar vidrieras para no distraer mi concentración, porque se jugaba mi reputación orientativa. Y como Dios existe, en mi último día, aprendí a leer el mapa.
Caminé, caminé y caminé, como Pepinucho Coliflor (n.de la r. cuento de Doña Rujele para dormirnos) por todo el barrio judío, mas conocido como Le Marais o el Once parisino, que en vez de vender telas, venden limones importados de Israel y mucho falafel.
Lo recorrí todito, sin dejar rincón por explorar, porque no quiero que a mi vuelta, mi madre me recrimine por no mirar bien y no encontrar novio. Pero, se ve que los judíos franceses prefieren los limones a mis pomelos.
Seguí mi itinerario pautado al azar, y desemboqué el la Ile de la Cité, para ir a la famosa St Chapelle, a la que el año pasado no entré, por tener un cortaplumas chino, amorosamente regalado por mis amigas, y del cuál me negué a desprenderme, bajo amenaza policial de ser confiscado.
Esta vez me aseguré de dejar todo mi armamento pesado en el hotel, cosa que no hicieron los dos terroristas que estaban delante mío, a los que les sacaron de las mochilas, sendos cuchillos de caza tipo Rambo.
Maravillada con la capilla, decidí seguir el camino del arte e ir al Museé D'Orsay (nada que ver con el fútbol). 735 mil personas en la fila, pero resistí estóica, hasta que entré.
Pas de photos s'il vous plait, a lo que hice caso, por las dudas que estuviese mi amiga de Florencia, la chupacirios que me delató por tomarle una foto al David. No estaba ella, pero sí una agente de Kaos, que ante la poca bola que daba la gente, se fue derechito hacia una guardia a delatar, con identikit incluido, a todos aquellos que estaban sacándole fotos a mi amado Van Gogh.
A esa altura, ya no me daban más las patas, habiendo salido del hotel a las 9.30 , y siendo las 16.30 todavía me faltaba volver hacia atrás para cruzar el puente que me llevaba derechito al hotel. Cabe destacar, que en el horario mencionado, cada una de mis piernas, pesaba como 238 kilos y 300 grs. Ya estamos por las 17.15 hs y yo sin bañar.
A las 7 debía pasar a buscar a mi hermana y mi cuñado por su hotel, para ir a cenar con unos amigos de la familia, que vivían en la otra punta de París. Tras bajar al metro (pronúnciese mettrgggo) mi sister, soer, o hermana, que me trataba de infradotada por no haber tomado nunca el subte en Francia, y que era facilíiiiiisimo de usar, casi nos lleva hasta Suecia, al hacernos subir en el andén equivocado. Finalmente llegamos tras hacer otra conexión y pasamos una lindísima noche hablando en castellano, mexicano, inglés y francés.
Tras una reparadora noche de sueño, me despedí de la ciudad luz, para pasar por la aduana de la Gare du Nord, que me llevaría a Londres. Es casi un mini aeropuerto, con sellado de pasaporte, scanner, y muchos espías de Scotland Yard, que me hicieron tres mil preguntas, mientras otra vez, yo repetía mi mantra: los gansos vuelan sobre Viena.
Se supone que viajo en tren para poder disfrutar del paisaje, pero apenas subo, me quedo dormida.
Llegamos al London Bridge is not falling down, y no me quedaba más remedio que tomarme el undergrownd. A sabiendas de que posiblemente me perdiera, tipo estúpida, le pregunté a cada persona que pasaba, si la Picadilly Line me dejaba en mi nuevo hogar. Primer acercamiento del tercer tipo: satisfactorio. La gente es amable!! No son franceses!! Hasta me ayudaron a subir la valija por las escaleras! Amo Londres y sus habitantes, ya sólo por eso. Tengo 9 días por delante para perderme caminando, porque si hay algo de lo que estoy segura, es que este subte es pan comido.
Ahora tengo que ingeniarmelas para poder hacer shopping entre medio de los paseos, sin que la valija pese más de 23 kilos. Queen Elizabeth me espera a tomar mate cocido, y Primark, con ofertas de todo tipo y color. Y espero que también, algún tipo de color.¿Por qué no?