Solicito a usted, que está leyendo atentamente y sin compromiso, tenga a bien averiguarme dónde han ido a parar mi niñez, mi adolescencia y mi juventud.
La madurez está viniendo sola, sin que nadie la haya llamado, y para qué mentirle, no es algo demasiado agradable. Conlleva, o contrae, demasiadas obligaciones y pocas satisfacciones, muchos problemas y algunas soluciones. ¿La mujer madura y el hombre reverdece? ¿O simplemente nosotras nos asentamos y ellos se vuelven viejos verdes?
Le pido encarecidamente, si sabe la respuesta, respóndame a la brevedad. Mi brevedad es tan breve, que en cualquier momento voy a olvidarme qué fue lo que le encomendé.
Los años pasan, se quedan un rato y se van. A veces se suceden rápidamente, otras con la lentitud de un caracol. En cualquiera de los casos, lo único que queda al final, es la baba.
Si ha visto por ahí mi cerebro un poco arrugado y le apetece devolverlo, le agradecería profundamente, si primero lo lleva a la tintorería de París y lo hace planchar. Luego pasa por la Sorbonne y le inocula un poco de sabiduría, la cuál se ha disuelto, aparentemente,con el correr de la vida . Quizás también, le haga falta una carga neuronal. Son seis pilas doble A. Le pagaré apenas haya comprobado que no es el mío.
Si se topa con mis ojos, que han perdido el encanto, no se asuste, sólo aléjese, porque no lo ven de cerca. Si fuese tan amable, le pone un par de lentes graduación 2.50 y con eso solucionamos las confusiones causadas.
Retomando con el pedido anterior que incluye mi cerebro, ¿podría usted pasearlo unas horas por el Louvre, el Pompidou, Musée Picasso o el D´Orsay? Cualquiera será bienvenido, ya que gracias al calor agobiante y las lluvias de enero, los recuerdos se han achicharrado y/o/u enmohecido.
Si por esas casualidades de la vida, se tropieza con mi boca, le doy varias opciones ,a saber: 1)le pone un gancho.2) La hace ojales y le pone botones. 3) La cose con tanza, hilo sisal, o choricero. 4) La sella con silicona, esa que no deja pasar el agua, 5) directamente le saca los dientes y no la deja comer.
Si en alguna esquina ha encontrado mis senos, llévelos con urgencia a la salita más cercana que encuentre de primeros auxilios. Necesitan oxígeno para poder incorporarse. No, no están caídos, sólo están desmayados. Sirve también un poquito de sal debajo de los pliegues, si no consigue levantarlos a upa.
Y por último, haga un pequeño esfuerzo más, sé que es mucho lo que pido...si le anda sobrando tiempo, dinero y ganas, ¿me regala un poco de imaginación, creatividad y lucidez? No las encuentro en el mercado blue.
La madurez está viniendo sola, sin que nadie la haya llamado, y para qué mentirle, no es algo demasiado agradable. Conlleva, o contrae, demasiadas obligaciones y pocas satisfacciones, muchos problemas y algunas soluciones. ¿La mujer madura y el hombre reverdece? ¿O simplemente nosotras nos asentamos y ellos se vuelven viejos verdes?
Le pido encarecidamente, si sabe la respuesta, respóndame a la brevedad. Mi brevedad es tan breve, que en cualquier momento voy a olvidarme qué fue lo que le encomendé.
Los años pasan, se quedan un rato y se van. A veces se suceden rápidamente, otras con la lentitud de un caracol. En cualquiera de los casos, lo único que queda al final, es la baba.
Si ha visto por ahí mi cerebro un poco arrugado y le apetece devolverlo, le agradecería profundamente, si primero lo lleva a la tintorería de París y lo hace planchar. Luego pasa por la Sorbonne y le inocula un poco de sabiduría, la cuál se ha disuelto, aparentemente,con el correr de la vida . Quizás también, le haga falta una carga neuronal. Son seis pilas doble A. Le pagaré apenas haya comprobado que no es el mío.
Si se topa con mis ojos, que han perdido el encanto, no se asuste, sólo aléjese, porque no lo ven de cerca. Si fuese tan amable, le pone un par de lentes graduación 2.50 y con eso solucionamos las confusiones causadas.
Retomando con el pedido anterior que incluye mi cerebro, ¿podría usted pasearlo unas horas por el Louvre, el Pompidou, Musée Picasso o el D´Orsay? Cualquiera será bienvenido, ya que gracias al calor agobiante y las lluvias de enero, los recuerdos se han achicharrado y/o/u enmohecido.
Si por esas casualidades de la vida, se tropieza con mi boca, le doy varias opciones ,a saber: 1)le pone un gancho.2) La hace ojales y le pone botones. 3) La cose con tanza, hilo sisal, o choricero. 4) La sella con silicona, esa que no deja pasar el agua, 5) directamente le saca los dientes y no la deja comer.
Si en alguna esquina ha encontrado mis senos, llévelos con urgencia a la salita más cercana que encuentre de primeros auxilios. Necesitan oxígeno para poder incorporarse. No, no están caídos, sólo están desmayados. Sirve también un poquito de sal debajo de los pliegues, si no consigue levantarlos a upa.
Y por último, haga un pequeño esfuerzo más, sé que es mucho lo que pido...si le anda sobrando tiempo, dinero y ganas, ¿me regala un poco de imaginación, creatividad y lucidez? No las encuentro en el mercado blue.