Hay días en los que el cuerpo duele. Hay dolores a los que me acostumbro y otros a los que no.
Los días comunes me duele la espalda. A veces se junta con el dolor de cintura y piernas si hay humedad.
Pero en los días como hoy, me duelen los abrazos. Los especialistas los llaman dolores fantasmas.
Son los abrazos que me amputaron cuando ustedes se fueron.
Hoy duelen más que el resto de los días. Nunca creíste, por tu historia de vida, que ibas a celebrar los 90, pero yo, conociendo tu fortaleza creí que hoy festejaríamos juntos tus 100, rodeado de tus nietas amadas y bisnietas, a las que hubieras adorado con locura.
Prefiero creer, que en algún lugar tranquilo, sin mucha fanfarria, estás soplando las velitas con mamá, tus padres y tus hermanos.
Hoy me llora el alma y me duelen los abrazos.