Bridget Jones, la vuelta. Así se llama el libro que compré para que sea mi próxima lectura de verano.
No leí ni siquiera la contratapa. Sólo abrí una página al azar y decía: Día no sé cuánto, 78 kgs.
Listo. No hacía falta que leyera más. Soy la BJ argentina. Con la minúscula diferencia de que Bridget se acostaba con Hugh Grant y terminaba de novia con Colin Firth. Cualquiera de los dos está mejor en comparación a lo que remotamente fueron mis maridos y parejas. ¡Así no vale!
Parece que en esta tercera entrega enviuda y se lanza a las redes sociales. Yo viuda no, no sé si decir lamentablemente, pero de redes sociales te sé más que cualquiera.
Empecé allá lejos y hace tiempo con el ICQ y con eso ya te dije todo. Vieja redera, si las hay, aún cuando suene como el culo. ¿Cuál querés? ¿Cuál te gusta? ¿Jewish Café? Muy religiosos. ¿JDate? Muy pelotudos, salvo uno que no me da bola. ¿Match.com? Nada que se pueda llamar decente. ¿Meetville? No duré ni un día.¿Twitter? No lo entendí. ¿Facebook? Sólo como ventana al mundo.¿Zonacitas? No me dió confianza. ¿Singlesclub? Suena a swingers y todavía a tanto no llegué.¿Delacole.com? Mejor ser goy. Ahora estamos probando, ya saben, yo y mi otro yo, Tinder. Aplicación sugerida por otra amiga bloggera e igual de soltera, pero mucho más inteligente. El hombre más lindo que encontré y con el que tenemos mucho en común, justamente es primo de ella y amigo mío, por ende ella no puede porque sería incesto, y yo lo quiero demasiado como para cagarle la vida.
Bridget Jones no tiene derecho a quejarse en un libro. Si analizamos los motivos, uno, por los antes expuestos Grant y Firth. Dos, porque vive en Londres, y si vivís ahí, no podés bajo ningún punto de vista, quejarte!!. ¡Te reto a que vengas a Buenos Aires y ahí decime quién tiene derecho a protestar! Tres, porque en UK encontrás ropa para todos los talles, así que no me jodas.
Si en la próxima película le ponen de galán a George Clooney, entonces se va a armar quilombo.
Con lo dicho, nos damos cuenta que nuestro humor en el día de la fecha no es el mejor. A soltera con historias no me va a ganar ninguna Reneé Zellweger que engorda y adelgaza como si fuése tan fácil, sólo para hacerse pasar por una como yo y encanutar unas decenas de millones de dólares, que dicho sea de paso, me doy cuenta ahora, me corresponden en cotitularidad de vida.
Así que expeditivamente pasemos a los pedidos.
Quiero el nutricionista de la mina, que me haga adelgazar sin sacrificio. Quiero el diario de Bridget Jones, para escribirle algunas páginas de las mías. Quiero a Colin Firth, a Hugh Grant y a George obviamente.
Y tengo otros quieros que no tienen nada que ver con el resto. O sí, no sé. Qué se yo. Como siempre, no tengo idea.
Quiero tener los ovarios para saber que la vida pasa y no deja nada. Quiero el poder de decisión sobre mí misma, sin pensar tanto en los demás y en el futuro incierto.
Quiero vivir en los campos de Van Gogh, entre esos amarillos y azules que nunca más nadie pudo recrear. Quiero ser un Botero, y estar colgada siendo admirada y no criticada por las redondeces.
Quiero navegar un rato a solas en mi cerebro, para descubrir qué es lo que funciona mal y revivir algunas neuronas que han comenzando a morir.
Hoy no quiero ser la que soy, sino la otra que sería si no fuese la misma de siempre. Quiero el Norte mirando al Sur, y las constelaciones en el Este. El Oeste no me gusta mucho, vaya uno a saber porqué.
Quiero entender lo que quiero, aunque prefiero seguir sin saberlo porque si no, la vida sería muy aburrida. Y por último,por el bien de todos, quiero recuperar el humor perdido en algún momento del día.
No leí ni siquiera la contratapa. Sólo abrí una página al azar y decía: Día no sé cuánto, 78 kgs.
Listo. No hacía falta que leyera más. Soy la BJ argentina. Con la minúscula diferencia de que Bridget se acostaba con Hugh Grant y terminaba de novia con Colin Firth. Cualquiera de los dos está mejor en comparación a lo que remotamente fueron mis maridos y parejas. ¡Así no vale!
Parece que en esta tercera entrega enviuda y se lanza a las redes sociales. Yo viuda no, no sé si decir lamentablemente, pero de redes sociales te sé más que cualquiera.
Empecé allá lejos y hace tiempo con el ICQ y con eso ya te dije todo. Vieja redera, si las hay, aún cuando suene como el culo. ¿Cuál querés? ¿Cuál te gusta? ¿Jewish Café? Muy religiosos. ¿JDate? Muy pelotudos, salvo uno que no me da bola. ¿Match.com? Nada que se pueda llamar decente. ¿Meetville? No duré ni un día.¿Twitter? No lo entendí. ¿Facebook? Sólo como ventana al mundo.¿Zonacitas? No me dió confianza. ¿Singlesclub? Suena a swingers y todavía a tanto no llegué.¿Delacole.com? Mejor ser goy. Ahora estamos probando, ya saben, yo y mi otro yo, Tinder. Aplicación sugerida por otra amiga bloggera e igual de soltera, pero mucho más inteligente. El hombre más lindo que encontré y con el que tenemos mucho en común, justamente es primo de ella y amigo mío, por ende ella no puede porque sería incesto, y yo lo quiero demasiado como para cagarle la vida.
Bridget Jones no tiene derecho a quejarse en un libro. Si analizamos los motivos, uno, por los antes expuestos Grant y Firth. Dos, porque vive en Londres, y si vivís ahí, no podés bajo ningún punto de vista, quejarte!!. ¡Te reto a que vengas a Buenos Aires y ahí decime quién tiene derecho a protestar! Tres, porque en UK encontrás ropa para todos los talles, así que no me jodas.
Si en la próxima película le ponen de galán a George Clooney, entonces se va a armar quilombo.
Con lo dicho, nos damos cuenta que nuestro humor en el día de la fecha no es el mejor. A soltera con historias no me va a ganar ninguna Reneé Zellweger que engorda y adelgaza como si fuése tan fácil, sólo para hacerse pasar por una como yo y encanutar unas decenas de millones de dólares, que dicho sea de paso, me doy cuenta ahora, me corresponden en cotitularidad de vida.
Así que expeditivamente pasemos a los pedidos.
Quiero el nutricionista de la mina, que me haga adelgazar sin sacrificio. Quiero el diario de Bridget Jones, para escribirle algunas páginas de las mías. Quiero a Colin Firth, a Hugh Grant y a George obviamente.
Y tengo otros quieros que no tienen nada que ver con el resto. O sí, no sé. Qué se yo. Como siempre, no tengo idea.
Quiero tener los ovarios para saber que la vida pasa y no deja nada. Quiero el poder de decisión sobre mí misma, sin pensar tanto en los demás y en el futuro incierto.
Quiero vivir en los campos de Van Gogh, entre esos amarillos y azules que nunca más nadie pudo recrear. Quiero ser un Botero, y estar colgada siendo admirada y no criticada por las redondeces.
Quiero navegar un rato a solas en mi cerebro, para descubrir qué es lo que funciona mal y revivir algunas neuronas que han comenzando a morir.
Hoy no quiero ser la que soy, sino la otra que sería si no fuese la misma de siempre. Quiero el Norte mirando al Sur, y las constelaciones en el Este. El Oeste no me gusta mucho, vaya uno a saber porqué.
Quiero entender lo que quiero, aunque prefiero seguir sin saberlo porque si no, la vida sería muy aburrida. Y por último,por el bien de todos, quiero recuperar el humor perdido en algún momento del día.