Welcome back a New York Soysola, nos dijo Raj al vernos de nuevo en el aeropuerto. Sin discutirle esta vez los honorarios, nos dejamos conducir desde Queens hasta Manhattan.
En el hotel estaba esperándonos una valija que habíamos abandonado antes de ir al casamiento. Mala madre! nos dijo al vernos, pero como nosotras no somos muy culposas no nos dimos por aludidas.
La city nos recibió con una ola de calor agobiante, no vaya a ser que pudiéramos disfrutar de algo. Promedio 35ºC a la sombra, con una humedad del 200% . En otras latitudes se lo conocería como sauna húmedo y seguramente sería muy bienvenido, cosa que no estaría sucediendo con nosotras.
Desde la menopausia que detestamos todo clima que supere los 21º C.
Pero vayamos a lo importante. New York, Nueva York, o Ñuiorc para los negados en otras lenguas.
¿Viviríamos acá? Sí. ¿Podríamos mantenernos acá? No. Ni aunque no trasladásemos los dólares a pesos argentinos o uruguayos, esta ciudad es imposible de cara.
Suponemos que si decidiéramos mudarnos, nos convendría venir a vivir solo los inviernos, porque no saldríamos del ofri y la nieve, cosa que para la economía soysolística sería un golazo. Con este calor insoportable, no nos queda mas remedio que meternos en un negocio por cuadra, si no dos, para aprovechar el aire acondicionado, con la consecuente compra al pedo de cosas que seguramente no usaremos en todo el año. Llámese por ejemplo, cosméticos.
Volvamos al hotel. Encontramos nuestra casa en NY. Todos son copados. La mucama que nos tocó en suerte es una latina llamada Gloria, que se la pasa hablando o por teléfono o bien sola.
Y discute todo el tiempo. Es una versión nuestra en portorriqueña. Será por eso que la queremos tanto.
¡El inodoro está despejado! No tiene paredes a los costados, solo las necesarias, buena cosa, porque si no el vecino nos estaría mirando ir de cuerpo, como decían las abuelas.
¿Qué vendría a ser “ir de cuerpo”? ¿El cuerpo se va por el inodoro? ¿Entonces en qué camino? ¿En intestinos? No sé, algún día alguien nos desasnará. Son esas cosas que pensamos cuando estamos muy al pedo. O muy en pedo.
El hotel no solo viene con desayuno, tiene a las 6 de la tarde un bufete con comida y vinos, cosa en la que andamos ahora mismo, por eso nuestras preguntas existenciales con una copa de rosé en nuestra mano.
En este viaje, número no nos acordamos cuánto a New York, nos tomamos, además del vino, la vida como viene. Sin planes. Bajamos, subteamos y en el trayecto decidimos en qué estación bajaremos. Fue así que el otro día terminamos yendo a Ellis Island y a la Estatua de la Libertad, en uno de los días más calurosos del verano. La estatua no se derrite pero ganas de manguerearse no le faltaban, lo firmo.
Otra de las cosas que hacemos y en este caso bienvenido sea el calor, es meternos en los museos. En el MET habremos estado unas cinco horas, parte por los 35ºC, y parte porque nos perdíamos en cada sala, que terminamos viendo no solo una vez, sino hasta dos y tres, porque no encontrábamos la salida. Al que encontramos fue a Agustín Aristarán, alias Rada(gast), del que somos fans en Instagram, y al que cuál cholulas pero idiotas, le dijimos: Hola! Ehhhh, hola!! Ehhhh, te hacíamos acá, jejeje, mientras señalábamos la pantalla del celular con cara de estúpidas.
¡Pero estamos acá! nos responde con toda la lógica del mundo y absolutamente resignado.
Fuimos a Chinatown donde las chinas, tipo arbolito del microcentro están paradas en una esquina, susurrando al paso de los peatones: bags, bags, you want to see bags?
Las bags, son carteras truchas de grandes marcas, Louis Vuitton, Chanel, Gucci, etc, que en vez de costarte miles de dólares, por unos módicos 50 (ahora no tan módicos) le hacés creer al mundo entero que sos millonaria. Si me ven con una, ya saben…Nosotras no somos Ofelia en Los Ángeles…
Hablando del tema…¿Cuánto tiempo le damos a Batakis hasta verla con una LV?
Sigamos con Yanquiland para no distraer del tema…
En fin, esta es nuestra última semana en EEUU y queremos aprovecharla a pesar del calor.
Mañana por la mañana no sabemos dónde iremos, pero a la nochecita vamos con sobrina Juli al teatro y a cenar.
Miércoles pasearemos antes de terapia, lo mismo que jueves previo a ver Aladdin en Broadway.
Y ya entre el viernes y el domingo, estaremos llorando y empastillándonos, antes de retornar a nuestro país de tránsito, cómo nos recalca migraciones cada vez que vamos a Buenos Aires.
Hasta la próxima que nos veamos cuando nos veamos.
Cheers!