Viernes, sábado y domingo de joda ya no es para el cuerpo de una.
Quiero la famosa cucharita para juntarme, después de una maratón de fiestas, salidas y alcohol. Ni hablar de lo que comí, porque con sólo mencionarlo, nadie me creería que alguna vez hago dieta. Trasnochar después de los 40, se paga con sangre. Tu sangre. Porque te levantás a la mañana tan boleada, que para ir al baño, te chocás en el camino con todas las puertas, te enganchás con los picaportes, te tropezás con la alfombrita del baño y no te metés el cepillo de dientes en el ojo casi de milagro.
Domingo de madrugada recordé lo que había olvidado hacía tiempo. Que la gente existe y sale. Ya había perdido el registro que en el mundo hay seres humanos que tienen una vida social activa y que la usan. No hablamos de los jóvenes, púberes o pendejos que no hacen otra cosa más que estudiar y salir. Hablo de humanos como yo, gente normal, hombres y mujeres de 45 años en adelante. Sabía que existían, pero no los había visto. Y menos despiertos hasta las 4 de la mañana. Son como una especie en extinción.
Después de semejante fin de semana, necesitás por lo menos siete días para recuperarte. No es mi caso, que estoy comprobando que mi cuerpo requiere entre quince y veinte, calculando por kilo de exceso.
Lo lindo del asunto, es ver cómo todavía tenés la capacidad de divertirte sin complejos, aún cuando los hijos de tus amigos te miran con cara de, qué ridículos (sacando dientes incisivos frontales y mordiéndose el labio inferior), los viejos bailan! Nene, andá acostumbrándote, que dentro de 40 años tus hijos van a decir lo mismo de vos.
No podés evitar el decirles con sonrisa de vieja boluda, tu papá tenía tu edad cuando nos conocimos y yo la misma edad que tu hermano. Con lo cuál los chicos te miran como diciéndo, claro, hace mil años.
¿Pero quién te quita lo bailado, cuando durante las últimas 72 horas, volviste a tu adolescencia? ¿Qué importa que después tuviste que enchufarte un antiinflamatorio porque te dolía la cadera? ¿O te tomaste un antiácido porque el estómago te ardía? ¿Que ya no te alcanzan las bolsitas de té para desinflamarte las ojeras, producto de las noches de parranda? ¿Eh?¿Eh? ¡Dios existe y consiguió el milagro! ¡Saliste!
Ahora a vivir de los recuerdos, porque hasta dentro de tres años no te toca!
Lunes y todavía tengo la resaca del alcohol absorbido por mi hígado entre las 20 hs del viernes y las 15 hs del domingo, pero nada me importa porque por unas cuántas horas volví a vivir... O reviví mejor dicho, después de años de ostracismo ya que mi último ex me decía que yo no estaba en edad. Sí, supongo que tenía razón....no estaba en edad de estar con él, ni en ése entonces ,ni nunca.
Pero ése es otro tema. Hoy agradezcámosle a los amigos que cumplieron años y a San Martín por el feriado.
Quiero la famosa cucharita para juntarme, después de una maratón de fiestas, salidas y alcohol. Ni hablar de lo que comí, porque con sólo mencionarlo, nadie me creería que alguna vez hago dieta. Trasnochar después de los 40, se paga con sangre. Tu sangre. Porque te levantás a la mañana tan boleada, que para ir al baño, te chocás en el camino con todas las puertas, te enganchás con los picaportes, te tropezás con la alfombrita del baño y no te metés el cepillo de dientes en el ojo casi de milagro.
Domingo de madrugada recordé lo que había olvidado hacía tiempo. Que la gente existe y sale. Ya había perdido el registro que en el mundo hay seres humanos que tienen una vida social activa y que la usan. No hablamos de los jóvenes, púberes o pendejos que no hacen otra cosa más que estudiar y salir. Hablo de humanos como yo, gente normal, hombres y mujeres de 45 años en adelante. Sabía que existían, pero no los había visto. Y menos despiertos hasta las 4 de la mañana. Son como una especie en extinción.
Después de semejante fin de semana, necesitás por lo menos siete días para recuperarte. No es mi caso, que estoy comprobando que mi cuerpo requiere entre quince y veinte, calculando por kilo de exceso.
Lo lindo del asunto, es ver cómo todavía tenés la capacidad de divertirte sin complejos, aún cuando los hijos de tus amigos te miran con cara de, qué ridículos (sacando dientes incisivos frontales y mordiéndose el labio inferior), los viejos bailan! Nene, andá acostumbrándote, que dentro de 40 años tus hijos van a decir lo mismo de vos.
No podés evitar el decirles con sonrisa de vieja boluda, tu papá tenía tu edad cuando nos conocimos y yo la misma edad que tu hermano. Con lo cuál los chicos te miran como diciéndo, claro, hace mil años.
¿Pero quién te quita lo bailado, cuando durante las últimas 72 horas, volviste a tu adolescencia? ¿Qué importa que después tuviste que enchufarte un antiinflamatorio porque te dolía la cadera? ¿O te tomaste un antiácido porque el estómago te ardía? ¿Que ya no te alcanzan las bolsitas de té para desinflamarte las ojeras, producto de las noches de parranda? ¿Eh?¿Eh? ¡Dios existe y consiguió el milagro! ¡Saliste!
Ahora a vivir de los recuerdos, porque hasta dentro de tres años no te toca!
Lunes y todavía tengo la resaca del alcohol absorbido por mi hígado entre las 20 hs del viernes y las 15 hs del domingo, pero nada me importa porque por unas cuántas horas volví a vivir... O reviví mejor dicho, después de años de ostracismo ya que mi último ex me decía que yo no estaba en edad. Sí, supongo que tenía razón....no estaba en edad de estar con él, ni en ése entonces ,ni nunca.
Pero ése es otro tema. Hoy agradezcámosle a los amigos que cumplieron años y a San Martín por el feriado.