jueves, 29 de septiembre de 2016

Andá a Andalucía, Lucía

Tras doce días en Andalucía, todo el resto del viaje, parece haber sido en otra vida.
Llegamos a Sevilla, portando un sillón por las dudas, y nos reencontramos con nuestras compañeras de congreso y joda, Mirtha y Viveca. Graciadió!! Ya no tendríamos que comer solas mirando al techo o jugando al Candy Crush (¿será por eso que no conseguimos novio?), y además podríamos pedir todas las tapas que nos estaban vedadas, por ser porciones para dos. Aunque nosotras seamos tres en una, pa comé se ve que tenemos una sola boca. Menos mal.
Si Córdoba nos había gustado, Sevilla, nos encantó. Al principio estábamos un poco temerosas, porque nuestro GPS apuntaba la flechita para cualquier lado, y a cada vuelta de esquina nos perdíamos. Al rato le tomamos la mano. Si nuestro instinto decía que había que doblar a la derecha, entonces lo hacíamos hacia la izquierda, y así nos asegurábamos de llegar a destino.
Entrenadas desde Israel y Portugal, supusimos que subir a La Giralda, iba a ser papita pa´l loro. Craso error. Si bien la subida es en rampa, son algo así como 35 pisos. Nota mental...esto es algo que nos llama la atención...en casa no te caminamos cuatro cuadras, en Europa sacamos los bofes subiendo y bajando y no te decimos ni mu...¿Será cuestión de vivir en el viejo continente o de dejarnos de joder en Argentina? Nos inclinamos por lo primero, aunque sabemos que nos toca lo segundo.
Los andaluces en general son muy simpáticos, pero se llevan las palmas los sevillanos. Los taxistas sevillanos para ser más precisas. Nos quedaríamos a vivir acá, sólo porque tienen los únicos taxistas buena onda del mundo. El último que tomamos, nos relató una pelea conyugal por un pulpo que había pescado y su señora arruinó. "Que le llevé un pulpo de un metro majomeno, y le dije, María, haz con esto un pulpito a la gallega. Que mire usté seora, que cuando llegué y lo ví, que casi me muero!!  Le digo, María ¿que tu has hecho con esto?, coño! E´incomible! Que te hice el pulpo a la gallega como la hace mi mare. Pue que tu mare que ni tu mare, joder y me cago en la puta mare coño! ¡¿"Pue dígame usté, seora, qué cuánto hay que sabé cociná pa´hacé un pulpo a la gallega?! "
Casi le respondemos a mal puerto fuiste a parar, que no te cocinamos bien ni un huevo frito, pero sólo reímos.
Así partimos de Sevilla, para llegar a Granada.
No entendemos todavía, de dónde sacamos fuerzas a esta altura, para cargar las valijas en el bondi. Charles Atlas al lado nuestro, un poroto. Esta vez tuvimos la suerte de conocer un jóven argentino, que con la promesa de acercarlo en taxi hasta el centro, nos hizo de changarín hasta el hotel.
Bienaventurados los que viajan de mochileros, porque de ellos será el reino de Soysola.  Lástima que lo conocimos en el último tramo del viaje, que si no, por unos euros lo contratábamos de mayordomo.
Granada...eso que canta Plácido Domingo, es cierto a medias. Lo de la tierra bañada de sangre y de sol, es verdad, pero lo de lindas mujeres...no sé dónde están. Se quedaron en Sevilla, que son hermosas.
Subimos a La Alhambra, la recorrimos enterita, y al bajar, le preguntamos a un policía qué camino tomar para ir caminando hasta el Albaycín. ¿Caminando? nos respondió con los ojos como el dos de oros de las barajas españolas..¡Pue que es lejísimo pa ir a pie!
Para hacerla corta, eran veinte minutos...ahí caímos en la cuenta que en cada lugar de España que preguntamos si algún sitio quedaba lejos y nos dijeron pffff, lejísimos, finalmente quedaba a tres o cuatro cuadras. Con lo que inferimos, que los españoles son más culo pesado que nosotras.
Hoy fuimos a Las Alpujarras. No nos pidan la definición exacta, porque a duras penas si pudimos pronunciarlo. Pero vienen a ser los pueblos blancos que hay en la Sierra Nevada de Granada.¿Querés irte a la punta de la montaña? Andate a las Alpujarras.
Nos compraríamos una quintita en alguno de esos pueblitos que se detuvieron en el tiempo pero tienen señal de internet. Lástima que quedan en el borde del precipicio, y nosotras te somos un poco cagonas y tenemos vértigo.
De este recorrido por la Madre Patria, sacamos una conclusión. El pueblo musulmán debe dejar de pedir los territorios de Gaza, y reclamar los de Andalucía, que al fin de cuentas esto era todo de los moros hasta que los rajó la Iglesia.
Ya en la recta final del viaje, andamos extrañando un poco. Queremos quejarnos de nuestra madre, de la casa, del país, del clima y porqué no, de los hombres...
Hace mucho que no queremos nada, y ya es hora. Con esto de que Brad y Angelina se separaron, se renovaron nuestras esperanzas de que Shorsh se pelee con Almohadina.
Eso pedimos. Nada más. Bah, una sola cosa más...
Que nuestro próximo destino sea una llanura.