domingo, 20 de abril de 2014

Todos los caminos conducen a Scalabrini Ortiz (consultorio psiquiátrico)

Todos los días me pregunto cómo es que todavía me quedan cosas por querer. Y sin embargo siempre me falta algo. Soy lo que se llama, una insatisfecha serial. O una pedidora compulsiva. ¿Quizás una querendona desaforada?
Quiero ser una bailaora de flamenco, o al menos tener el vestido. Si el atuendo viene con Joaquín Cortés, mejor aún. Visto y considerando que George Clooney no entiende castellano, o se hace el desentendido, un español será muy bienvenido.
Quiero ser la abeja reina, y estar rodeada de zánganos…Bah, de esos ya tuve demasiados…Prefiero ser la Reina Batata , sentarme en un plato de plata y ver cómo crecen los tubérculos con los que se está poblando la Patagonia. ¡Ah!¡No! Esa ya existe y no soy precisamente yo. Tampoco mi otro yo. Es Ella.
Quiero un jardín lleno de camelias y ser Margarita Gaultier pero no morir tísica, sino retirarme como Greta Garbo en la oscuridad de mis aposentos.
Quiero que lo que el viento se llevó, lo traiga de nuevo. Sea lo que sea, porque nunca nadie dijo qué fue. Si se llevó a mi ex, el que de tan reiterativo repite tres veces la inicial de su nombre, no, a ése no se lo acepta ni aunque fuera el último hombre en la Tierra. Antes me coso todos los orificios de entrada y salida del cuerpo.
Quiero volver a los diecisiete, después de vivir un siglo, pero quiero volver en el siglo veintiocho si es que todavía queda algo.
Quiero los nenúfares de Monet y las rosas rococó de Rosa María Martínez Suárez, pero ni en pedo quiero ser Mirtha Legrand.
Quiero un diamante en bruto, para pulirlo a mi gusto y piacere. Brutos sin diamantes han pasado varios y juro que no es lo mismo.
Quiero el espejo de Blancanieves para preguntarle si soy la más linda, y romperlo a pedazos cuando me diga que no, que la más linda es mi otro yo.
Quiero entender a los que no me entienden, y a los que sí, no quiero entenderlos porque deben estar locos.
Quiero aprender todos los idiomas que se hablan en la Torre de Babel, porque siendo políglota en estos tiempos, tenés más posibilidad de conseguir laburo. O por lo menos tenés más chances de poder irte.
Quiero que baje el dólar tarjeta porque me voy de viaje.
Quiero que los diarios dejen de contarme cosas de gente que no me interesa, y que de vez en cuando hablen de mí, que soy más interesante que ellos.
Quiero hacer una instalación de esculturas que empiece en Buenos Aires y termine en Alaska.
Quiero no querer tantas cosas, porque cuanto más quiero menos tengo, y cuanto menos tengo más me deprimo y cuando más me deprimo, Gador y Bagó se llenan de guita. En resumidas cuentas, todos mis pedidos siempre van a parar a los bolsillos de los laboratorios farmacéuticos, que es lo mismo que decir, en saco roto.
Y hablando de saco roto, quiero a George Clooney.