Partimos de Andorra con la certeza de no habernos equivocado con la elección del destino sino con el tiempo de estadía. Esta vez nos quedamos cortas, teniendo en cuenta que La Vella vendría a ser nuestro quincuagésimo cuarto lugar en el mundo donde nos quedaríamos a vivir.
De seguir encontrando lugares para nuestra vejez temprana, no quedará sitio en el mundo donde Shorsh pueda evitarnos. Esa es la idea.
Arribamos a Girona atravesando Barcelona en la Diada, entre cientos de miles de catalanes pidiendo por la independencia de Cataluña. Los entendemos. Si nosotras fuésemos cataláns, también querríamos dejar de pertenecer al Reino de España y pasar al Principado de Andorra...Ah, perdón, no era así! Aunque debería...que total hablan el mismo idioma...
Girona.
Apenas llegadas notamos que nuestro hotel estaba ubicado como el orto. Lejos de los lugares turísticos y demasiado cerca de Zara. Como habíamos quedado con nuestra petit sobrina, de vernos en Figueres, hacia allí partimos en un tren lechero a la mañana siguiente. Nos adentramos en la locura de Dalí y nos lamentamos una vez más, no tener el talento de estos tipos, y su prolificidad.
Vuelta a Girona con lo que los calambres y la fascitis plantar nos permitieron, caminamos ida y vuelta, de arriba abajo, las juderías. No te subimos a la catedral porque estaba muy alta, y como es de público conocimiento, tenemos vértigo.
Como ya hemos dicho, Europa es un pañuelo, mas no podríamos decir lo mismo de las distancias a recorrer entre Girona y la Costa Brava.
Resulta ser que si mirás en el mapa, todo queda acá nomás, pero a la hora de los bifes, no tenés un tren directo a ningún lado. Así fue que para ir a Cadaqués, nos tomamos un tren a Figueres y de ahí un bondi a 4000 metros sobre el nivel del mar, por camino de cornisa, para bajar y encontrarnos con nuestro quincuagésimo quinto lugar en el mundo para vivir.
Tras escalar la segunda montaña del día, llegamos a Portlligat, casa de Dalí y Gala. Sólo se accede a pie, y nos preguntamos dos cosas. Una ¿cómo hacía Dalí para llegar hasta ahí todos los santos días y trasladar los materiales al taller? Y dos ¿cuántos bofes vienen en el cuerpo humano, si los que creíamos tener los habíamos dejado ya en Carcassonne?
Un párrafo aparte merece la odisea en el Costera Criolla de Catalunya.
Resulta que así como los trenes y los buses suelen funcionar como relojería suiza, también está la excepción a la regla.
Y nos toca a nosotras.
Debíamos haber salido a las diez en punto hacia Cadaqués, pero hete aquí que el micro no llegaba. Después de quince minutos de retraso, y como a nadie se le ocurría preguntar qué pasaba, nos acercamos a averiguar. "Se ha averiado, pero llegará en quince minutos " nos responde la empleada.
Nuestro cuarto yo interior, nos decía "mmmm, averiado no es bueno..." Pero tres pensar que nuestro psiquiatra nos diría " subite y no jodas" esperamos treinta minutos más al bus arreglado. Finalmente apareció un bondisero recién levantado de la cama, a las puteadas limpias porque lo habían sacado de su casa en su día libre.
"Bueno" pensamos, "bondi nuevo anda bien. Subamos."
A las diez cuadras de haber arrancado, el tipo para. Se baja, y se escuchan golpes atrás. Sube. Dos cuadras y vuelve a parar. Se repiten los mismos ruidos y sube. Dos cuadras más y lo mismo. La mina que tenemos detrás empieza a los gritos, "qué pasa? Qué pasa? Que algo anda mal Dios mío! Que algo anda mal!" Nosotras queríamos responderle, "cállate, cállate que me desespeeeras", pero preferimos guardarnos el aire para lo que vendría después. El chofer se sube al micro diciendo "hoy me voy a infartar, hoy me voy a infartar".
Las que casi nos infartamos fuimos nosotras, que al ver el camino de cornisa que teníamos por delante, con un autobús al que se le caían pedazos y un chofer al borde del síncope, le rezábamos a Krishnamurti, repitiéndonos el mantra "No debíamos haber venido. Jodemos demasiado con que nos vamos a morir jóvenes, y al final va a ser cierto "
Por fin llegamos, con el estómago revuelto de tanto zigzagueo en la ruta, pero sanas y salvas.
Vuelta a Girona para hacer las valijas y partimos en el AVE hacia Barcelona.
Con Freddy Mercuri y Monserrat Caballé, en la mente, cantando, vamos a ir dando por terminada esta semana.
España= 4, Francia=1