Hasta hace una semana, no tenía idea para qué servían los abdominales, ni me importaban. De hecho estaba segura de no tenerlos, ni de necesitarlos jamás.
Miraba a todas esas mujeres que se mataban en los gimnasios para tener una panza plana con los ravioles marcados en el abdomen y me cuestionaba cuál era la obsesión con esa parte del cuerpo que a mí sólo me traía trastornos psíquicos.
Hoy entendí lo importantes que son para un post operatorio. Devuélvanme mis abdominales!!!!
No puedo levantarme de la cama sin hacer toda una estrategia previa. Vendría a ser una cosa así:
abro los ojos, puteo, intento ponerme de costado, puteo, busco de dónde agarrarme, puteo, empiezo a mover las piernas, puteo. Insisto con ponerme de costado, vuelvo a putear. Me agarro de la mesita de luz, puteo, apoyo el codo el la cama, puteo. Voy bajando las piernas lentamente, puteo. Con el brazo acodado en el colchón, empiezo a incorporarme, puteo. Giro lentamente, puteo. Apoyo las piernas en el piso, puteo. Me quedo sentada unos minutos en la cama mientras sigo puteando, y a la cuenta de tres me levanto y puteo, puteo, puteo y puteo.
Ya una vez levantada y caminando, puteo más bajito. Me agarro literalmente, la panza fajada, y como si estuviese cargando el mayor de los tesoros, y empiezo el día. Entiéndase como empezar el día, a ir de la cama al baño, del baño a la cocina, de la cocina al living, y del living a la cama. De golpe te convertís en una especie de contorsionista de circo, intentando levantar con tu pie hasta tu mano, la servilleta que se te cayó. Porque además, como cosa é mandinga, todo se te cae.
Y todo puteando a los benditos abdominales que no supe conservar, ni de joven, ni de adulta.
Más allá de andar necesitada de mis músculos, empiezo a cuestionarme, gracias a mi amiga Cristina, que me lo hizo notar, si cuando me sacaron el útero, no me metieron alguno de los niños recién nacidos y que se negaban a salir de sus madres y lloraban toda la noche. O sea Pilarcita. Será que la niña decidió buscar una madre sustituta? Si es ella por favor sáquenmela ya!
Si el otro día consideraron que exageré con eso de tener una panza de 14 meses y medio de embarazo, hoy lo ratifico. Tengo la panza más grande que se haya visto, y un dolor interno a la altura de la herida, que calculo debe ser Pili arrepentida tratando de salir, descosiéndome uno a uno los puntos. Igual prefiero pensar que son los enanos de cemento.
Con lo cuál, el pedido desesperado del día es, un manual explicativo para moverse en un post operatorio y unos abdominales nuevos, ya que los anteriores es evidente que no sirven más. En lo posible si dichos músculos vienen sin grasa y firmes, o con un personal trainer que se parezca a George Clooney, o el señor en persona (se prefiere).
Miraba a todas esas mujeres que se mataban en los gimnasios para tener una panza plana con los ravioles marcados en el abdomen y me cuestionaba cuál era la obsesión con esa parte del cuerpo que a mí sólo me traía trastornos psíquicos.
Hoy entendí lo importantes que son para un post operatorio. Devuélvanme mis abdominales!!!!
No puedo levantarme de la cama sin hacer toda una estrategia previa. Vendría a ser una cosa así:
abro los ojos, puteo, intento ponerme de costado, puteo, busco de dónde agarrarme, puteo, empiezo a mover las piernas, puteo. Insisto con ponerme de costado, vuelvo a putear. Me agarro de la mesita de luz, puteo, apoyo el codo el la cama, puteo. Voy bajando las piernas lentamente, puteo. Con el brazo acodado en el colchón, empiezo a incorporarme, puteo. Giro lentamente, puteo. Apoyo las piernas en el piso, puteo. Me quedo sentada unos minutos en la cama mientras sigo puteando, y a la cuenta de tres me levanto y puteo, puteo, puteo y puteo.
Ya una vez levantada y caminando, puteo más bajito. Me agarro literalmente, la panza fajada, y como si estuviese cargando el mayor de los tesoros, y empiezo el día. Entiéndase como empezar el día, a ir de la cama al baño, del baño a la cocina, de la cocina al living, y del living a la cama. De golpe te convertís en una especie de contorsionista de circo, intentando levantar con tu pie hasta tu mano, la servilleta que se te cayó. Porque además, como cosa é mandinga, todo se te cae.
Y todo puteando a los benditos abdominales que no supe conservar, ni de joven, ni de adulta.
Más allá de andar necesitada de mis músculos, empiezo a cuestionarme, gracias a mi amiga Cristina, que me lo hizo notar, si cuando me sacaron el útero, no me metieron alguno de los niños recién nacidos y que se negaban a salir de sus madres y lloraban toda la noche. O sea Pilarcita. Será que la niña decidió buscar una madre sustituta? Si es ella por favor sáquenmela ya!
Si el otro día consideraron que exageré con eso de tener una panza de 14 meses y medio de embarazo, hoy lo ratifico. Tengo la panza más grande que se haya visto, y un dolor interno a la altura de la herida, que calculo debe ser Pili arrepentida tratando de salir, descosiéndome uno a uno los puntos. Igual prefiero pensar que son los enanos de cemento.
Con lo cuál, el pedido desesperado del día es, un manual explicativo para moverse en un post operatorio y unos abdominales nuevos, ya que los anteriores es evidente que no sirven más. En lo posible si dichos músculos vienen sin grasa y firmes, o con un personal trainer que se parezca a George Clooney, o el señor en persona (se prefiere).