Esto de estar todo el día al pedo en cuarentena nos pone a mirar series y películas la mayor parte del día. No es que vayamos a quejarnos, aunque para qué mentir, nos encanta quejarnos.
Vimos desde series buenas a buenísimas hasta películas malas a malísimas. Y en esta búsqueda constante de la cultura de este siglo, llamada plataformas, fue que encontramos a nuestro nuevo amor.
Sí señores, nuestro nuevo George es Bradley Cooper. Uno que siempre nos pareció mnnseee, hoy en cuarentena se convirtió en nuestro nuevo amor imposible.
Obviamente no íbamos a buscarnos un Marty Feldman (si te suena quedate en cuarentena hasta diciembre), porque de ese estilo eran marido uno, dos y tres.
En cuanto levanten el distanciamiento social obligatorio, saldremos por el mundo en búsqueda de Bradley. Tanto hablaremos de Bradley en nuestro blog, que cuando él mismo se googlee va a encontrar una tal Soysola que no para de nombrarlo, con lo cual no le quedará más remedio que pedir conocernos. Así que empezamos hoy. Bradley Cooper, Bradley Cooper, Bradley Cooper.
¡¡Tiembla Shorsh!!
Sólo nos queda esperar que BC no sea tan light como Clooney.
Seguimos pegadas a nuestra joggineta a la que le cambiamos la remera para que los vecinos no crean que somos roñosas o pobres.
Parece que la de arriba nos lee, porque acusó recibo de las zapateadas matinales, vespertinas y nocturnas. O fue eso, o se murió y no nos avisaron. El otro día la vimos cruzando la calle, en zapatillas, tapada con un poncho de pies a cabeza y un barbijo del tamaño de Nueva Zelanda. Tenemos nuestras serias dudas de que fuera ella. Tranquilamente podría haber sido un clon, puesto por los extraterrestres que están saliendo de paseo ahora que los aviones no vuelan. Por las zapatillas dedujimos nomás.
Y acá estamos vaya a saber hasta cuándo. Nosotras por lo pronto nos propusimos seguir sin hacer nada hasta que pase el frío, total que sin depilarnos y sin peluquería ya parecemos un oso.
Si para excusas no necesitamos de la cuarentena...
Vimos desde series buenas a buenísimas hasta películas malas a malísimas. Y en esta búsqueda constante de la cultura de este siglo, llamada plataformas, fue que encontramos a nuestro nuevo amor.
Sí señores, nuestro nuevo George es Bradley Cooper. Uno que siempre nos pareció mnnseee, hoy en cuarentena se convirtió en nuestro nuevo amor imposible.
Obviamente no íbamos a buscarnos un Marty Feldman (si te suena quedate en cuarentena hasta diciembre), porque de ese estilo eran marido uno, dos y tres.
En cuanto levanten el distanciamiento social obligatorio, saldremos por el mundo en búsqueda de Bradley. Tanto hablaremos de Bradley en nuestro blog, que cuando él mismo se googlee va a encontrar una tal Soysola que no para de nombrarlo, con lo cual no le quedará más remedio que pedir conocernos. Así que empezamos hoy. Bradley Cooper, Bradley Cooper, Bradley Cooper.
¡¡Tiembla Shorsh!!
Sólo nos queda esperar que BC no sea tan light como Clooney.
Seguimos pegadas a nuestra joggineta a la que le cambiamos la remera para que los vecinos no crean que somos roñosas o pobres.
Parece que la de arriba nos lee, porque acusó recibo de las zapateadas matinales, vespertinas y nocturnas. O fue eso, o se murió y no nos avisaron. El otro día la vimos cruzando la calle, en zapatillas, tapada con un poncho de pies a cabeza y un barbijo del tamaño de Nueva Zelanda. Tenemos nuestras serias dudas de que fuera ella. Tranquilamente podría haber sido un clon, puesto por los extraterrestres que están saliendo de paseo ahora que los aviones no vuelan. Por las zapatillas dedujimos nomás.
Y acá estamos vaya a saber hasta cuándo. Nosotras por lo pronto nos propusimos seguir sin hacer nada hasta que pase el frío, total que sin depilarnos y sin peluquería ya parecemos un oso.
Si para excusas no necesitamos de la cuarentena...