jueves, 5 de septiembre de 2013

Soysola viajera

Ya me llega la hora de partir. No al más allá, si no al más allá del más acá. A las Uropas más precisamente.
No voy a escribir un libro de mi viaje, como el de Comer, rezar, amar, será más bien algo así como Comer, comer, comer.
Si bien la autora del original, es una tocaya, y se estaba escapando de la frustración de un divorcio, mi viaje, parte de la necesidad de escaparme de otra situación. La familia. Que no por ser familia es menos frustrante. Los amo, los quiero, los necesito...pero lejos.
Mis amigos están desesperados porque yo encuentre al final del camino, el amor. La mayoría fantasea conque me voy a enganchar un tano que esté buenísimo, sin tener en cuenta, que la que no está buenísima soy yo.
Para ser honestos, y ya que hace mucho que no lo nombro, mi sueño es encontrarme con George Clooney, y que de golpe y porrazo, se enamore de la gordita, o sea, io, me, moi, eu. Si hay otra rondando, sabremos cómo hacerla desaparecer, para eso stamo in Italia, capisce?
 Me parece que me quedo con los buenos deseos de los amigos, que ya me andan diciendo: no selecciones tanto, agarrá lo que venga.
A una semana de irme, mi mayor problema es la valija. ¿Qué me llevo? ¿Ropa de fajina?¿ Jogginetas?¿ Algo arreglado por si salgo? Pero por si salgo con quién??? El año pasado estuve dos meses y medio yirando en el viejo continente, y los únicos que quisieron levantarme, fueron los taxi-boys de Las Tulleries, que andan tras las jovatas patéticas que pasean solas y se nota a la legua que son extranjeras. Ahí me dí cuenta que soy lo que comúnmente se conoce, como viajera mayor, sola y con evidente cara de desesperación, aún cuando yo no lo notara, de esas que se llevan a un telo para después desvalijarlas.
O sea....no me tiré al Sena para no desbordarlo. No quisiera trastocar la naturaleza.Ya bastante tenemos con las inundaciones, sequías, terremotos, tsunamis y próximas guerras, como para además de todo, provocar la desaparición del Sena y su romanticismo. No me lo podría perdonar. Soy sola pero no resentida.
Hace tiempo que no hago ningún pedido. A lo mejor es hora. Quiero un compactador de botas para que entren en la valija, sin necesidad de hacer presión. Un organizador de espacios. Una maleta a control remoto, o es su defecto, un maletero con la cara de Bradley Cooper, o el señorito en persona.
Quiero un avión que llegue de Buenos Aires a París, en 5 minutos, sin romper la velocidad máxima permitida por la policía aeronáutica. No pienso pagar la multa. Quiero el teletransportador de Viaje a las Estrellas, sin Mr Spock, al que jamás le entendí de dónde era ni para qué estaba en el Enterprise.
Quiero una baguette con queso que no me suba el colesterol.
Quiero un safari al zoológico de Cutini y liberarle todos los animales, incluído mi último ex. O no, a ése mejor trasladarlo a un geriátrico.
Quiero este viaje al infinito y más allá, para librarme de mi misma y traer de vuelta a alguien que se me parezca en algo. De última, si no lo logro, tengo varias opciones: me pierdo en Eurodisney y sigo siendo un fracaso, me hago monja en el Vaticano, total hay muchos que de célibes no tienen nada, y sería una oportunidad de fliqui-fliqui, y después rezar (ahí estaría una parte del libro), o perderme en los jardines del Palacio de Buckingham y hacerme pasar por la reina. Total el nombre, tenemos el mismo, y la cara de orto también.