Hoy cumplimos un mes de viaje. No vamos a soplar las velitas porque estamos un poco cansadas. Además no hay vela que soplar...
Tras una semana intensa de congreso en Barcelona, en la que nos hemos empachado de cerámica, Miró y Gaudí, decidimos que la arcilla no es lo nuestro...Chiste!¡Qué susto eh!
Nuestros días transcurrieron escuchando más catalán que castellano, y mezclando el inglés con el italiano. Descubrimos que no somos políglotas como siempre nos empecinamos en hacerle creer a todo el mundo, incluídas nosotras mismas.
Esto de tanto viajar por países de habla no hispana, ha terminado por anular la única neurona en donde se acumulaba nuestro saber. O nuestro creer saber. Porque si hay algo de lo que ahora no estamos seguras, es que somos capaces de hablar algún idioma más allá de un balbuceo incomprensible. Nunca entendimos eso del "idioma materno". ¿Es que el paterno no cuenta? ¿Acaso mamá y papá vivían en países diferentes cuando nos engendraron?
Retomemos el congreso que nos fuimos por la alameda.
Los catalanes son un pueblo especial. Empezando por los nombres. Ninguno termina. Todos se quedan por la mitad. Claudi, Jordi,Adriá, Enric, Ferran y sigue la lista. Eso sí, con el congreso no se quedaron por la mitad. Nos lo hicieron completito. Organizado milimétricamente, hasta que llegaron los ceramistas. No te calcularon que la etnia "ceramic artist" somos un poco dispersos.
Entre que íbamos reconociendo amigos del Facebook, a los que veíamos cara a cara por primera vez, mirábamos las revistas, hacíamos sociales, mostrábamos nuestra obra, intercambiábamos tarjetas, y seguíamos charlando, les cagábamos toda la grilla.
Así fue como llegamos tarde a todos los eventos. Si no era porque alguien se equivocaba de micro, o llegaba fuera de hora, era porque teníamos que parar en la ruta (de ahí el nombre que nos pusieron de "Las meonas"). O porque a una señora mayor de 80, le faltaba potasio y andábamos a la búsqueda de bananas. En España te hay mucho pescau pero poca banana, diría Inodoro Pereyra...
Aprendimos muchas más cosas en esta semana en Barcelona. A saber: que los catalanes están podridos de Gaudí, sus mosáicos y los turistas, que no te hablan en español a menos que sea muy necesario, que hay una turronería Vinces a cada paso, lo mismo con Desigual y que amamos comer pulpo aunque nos impresionen los tentáculos. Bueno, esto último lo aprendimos en Portugal.
Adeu Catalunya y hola Andalucía!
Llegamos a Córdoba, aterrorizadas de caernos al bajar del tren, ya que cargábamos encima con 9348 kg de catálogos, libros, tarjetitas, folletos, y demás etcéteras acumulados en el congreso.
Tomamos taxi y para nuestra sorpresa, los taxistas cordobeses son simpáticos! Evidentemente, en la época de la conquista, todos los andaluces expulsados por la Inquisición fueron a parar a nuestra Córdoba, y en Buenos Aires nos quedamos con el humor de los gallegos.
Preciosa Córdoba. Como era de esperarse de nosotras, porque las tres somos judías, caímos en un hotel en la Judería. Sólo porque extrañamos como en Israel, estar rodeada de paisanos. Sospechamos que acá somos las únicas....
Esta maravilla que tienen los españoles de conservar su patrimonio histórico, no es bueno para nuestra salud. Mucho adoquín y piedra irregular. Ya nos tropezamos varias veces.
Un punto aparte, y más en serio, es pensar en la buena convivencia que había en el 1400 entre judíos y musulmanes, en estos lares, que vinieron a cagar los católicos con la puta inquisición. Como nos dijera un sabio español que conocimos en el camino "perdóneme, pero ya le digo yo a mi mujé, que con todo el dinero que tiene el Vaticano, podrían acabá con el hambre en el mundo. Pero que ellos quieren tener el poder y embrutecé a la gente! Me cago en la santa iglesia y la putísima ma(d)re que loh parió! Perdone usté!" No tenemos nada que perdonarle muy señor nuestro, pensamos lo mismo pero de todas las religiones.
Ya nos caen bien los andaluces...
Marchamos a Málaga a pasear por el día, no queriendo ver nada de cerámica, y sólo disfrutar del encanto malagueño y de una madre que le hablaba a su hijo: "Jesú, sar de ahí que te digo! Jesú, ven pa´quí que te digo! Jesú, sar de ahí, Jesú, ven pa´quí! " Y así sucesivamente, cosa que nos hizo concatenar con la conversación anterior y llegar a la conclusión que este pobre santo, también preferiría la crucifixión, antes que seguir escuchando a su madre.
Ahora a Sevilla, donde más que perder la silla, pretendemos apoyar el culo un rato.
Y olé!