domingo, 13 de julio de 2014

Porca miseria

Soysola llegó a Italia dejándo atrás Múnich y su appfel strudel, al que va a extrañar profundamente.
Sonno arrivata a Venecia, luego de un viaje de 6 horas en tren, con unos compañeros de compartimiento yanquis, simpatiquísimo él y muy correcta la mujer, que no me miraba ni con malos, ni con buenos ojos. No me miraba directamente. Las chicas, divinas. Él se la pasó hablándome cinco de las seis horas, haciéndome recordar a mi ex suegro, que en paz descanse.
Nuestros pasajes llegaban sólo hasta Mestre, y como buena argentina vieja nomás que soy, conseguí que el guarda nos dejara bajar en Santa Lucía, ahorrándome €15 yo, y ellos €60, con lo que me convertí en la nueva Evita Perón de los americanos.
Salgo de la estación, y mi gps del celular no funcaba. ¿Hacia dónde vamos? Me pregunto asustada. Voy hasta donde venden los tickets de escape, y le digo en mi mejor italiano a la mina: ¿taxi?
¿Taxi? se me caga de risa. ¿Dove ves un taxi acá vos? Bueno, digo yo, un vaporetto o como se llame!
¿Cuál me deja en San Marco? El número uno, a la izquierda por favor. Grazie mille! que vendría a ser como el abrepuertas a la menor cara de culo de los tantos.
Cargada cuál camello en el desierto, me subo al vaporetto onda el sesenta, que para cada dos cuadras. Como es costumbre en nosotras, cuando no conocemos una ciudad, o sea nunca, le vamos preguntando al que corta los boletos : ¿en qué parada me tengo que bajar? ¿En San Marco Vallaresso o en la otra San Marco?¡ En San Marco! me contestaba el tipo ya con cara de pocos amigos. Si, ya sé, respondo, pero ¿en Vallaresso o en San Marco Zaccaria? Respuesta : ¡Signora, te l´avevo detto mille de veces, en San Marrrcooo!! Ma si! Va fanculo, casi le digo, pero me callé la boca.
Me bajé en la que supuse era mi Juramento y O´Higgins. Siguiendo mi instinto de supervivencia, me dije, si en media hora no encuentro el hotel, pasaré la noche dando vueltas por Venecia hasta que termine llorando sentada en alguna góndola. Sin mapa, sin gps, y sin saber para qué lado quedaba mi hotel, empecé a caminar, con cuarenta y cinco kilos a cuestas, más mi gordura. En tres cuadras aprendí que ningún veneciano es de Venecia, porque no tienen idea en qué calle están parados, ni cuál es la de la esquina. Io no lo so, no sonno di qui!! es la más común de las respuestas. ¿Y de dónde carajo sos si hablás en italiano y estás atendiendo un negocio de souvenirs? tenés ganas de preguntarle, pero te contenés porque no querés hacerte enemigos si suponés que vas a pasar la noche yirando en esas callecitas oscuras.
Pero el Papa Francesco existe y hace milagros. A los pocos minutos, sin indicaciones locales, encontré el hotel. Dato para viajeros a los que les falta la neurona del sentido de la orientación: vayan a Venecia que como es un laberinto, te perdés pero no vas a ningún lado. De la isla no salís, eso seguro. Siempre encontrás el camino a casa, como Hansel y Gretel. ¡Hasta terminé dándole indicaciones a otros turistas!¡ Tomá pa vos! Es muy fácil ubicarse. Llegás a Prada, doblás en Louis Vuitton, seguís hasta Gucci, pasás por Missoni, doblás a la izquierda donde está Ferragamo y terminás en
 Piazza San Marco.
Ranking de ciudades preferidas en este viaje: Praga 2- Viena 0. Venecia 1- Milán 0. Budapest 1- Múnich 1. Empate.
Dejamos la bella ciudad de los gondolieris y el turismo, y nos dirijimos a Milán, a perdernos nuevamente con gps y mapa, en la capital de la moda.
Los milaneses están buenísimos, las milanesas no. Mucho huevo y mucha harina. Las odiás porque están siempre bien vestidas con ropa y zapatos italianos. Te sentís un lechón salido de La Salada. Paseo obligado Il Duomo, y Alla Scala de Milán. 
Si en el Caribe creíste que los brasileños eran plaga, no te cuento los rusos y los japoneses. Se reproducen como esporas. Y los rusos no son lo más educados que conocí en la vida.
En la Scala, me pasaron doscientos por encima, para adelantarse en la fila, cosa que por un lado agradecí el que me vieran tan flaquita y no notaran mi presencia, y por otro lado los puteé en castellano más de una vez, como si les estuviese diciendo "spasiva".
La cuestión es que los señores no sólo me enervaron a mí, sino que a uno de los guardianes de la sala, que se cansó de decirles: ho detto que senza flash signores, gritaba cada dos segundos. Y los rusos con su mejor cara de "no te entiendo" seguían haciéndose los dolobus. Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe…Y el hombre se rompió: ¡Porca miseria! decía a viva voz, para quienes quisieran escucharlo. ¡Porca miseria questo turisti!! Y yo le decía: ¡te banco a muerte te banco!
Cuatro días en Milán es mucho, si no tenés guita para comprarte todo. Para unas compradoras compulsivas como yo y mis otros yos, es casi una cámara de tortura de la época de la Inquisición. No te alcanzaría con vender cuatrocientas esculturas para comprarte un cinturón de plástico.
Fuimos a Génova. Único lugar en Europa que conseguí comprar un tollón. Ahora se entiende el chivo eau de toilette en las calles.
Saludamos a Colon y su hijo Cristobalito, y el sábado embusamos (salida en bus) al Lago di Como en búsqueda de nuestro Shorshhh. No fui la única. Nosotras, como Pancho por su casa, pero las chicas en el barquito estaban como locas, buscando la casa de mi novio que no sabe todavía que es mi novio. Se casa con Sherezade, así le va a ir….Todas maquilladas, bien vestidas, anche io. O por lo menos anque io no tan fashionista,  con rimmel y delineador. Si me va a rechazar, que me rechace con los calzones puestos. Llegamos. Te digo que G es bastante modesto a la hora de elegir casa para que vivamos juntos. Le vi nada más que veinticinco ventanas, con lo que auguro que no me entra la ropa en los vestidores. Toqué timbre, y me presenté: vengo a buscar a George que está esperándome desde hace diez años, pero recién hoy pude encontrar un ratito para venir a verlo. Pase, pase, me dice Alfred, el mayordomo. Siga derecho por ése pasillo, baje al subsuelo, pase por la cueva de Batman, cuando vea el Batimóvil, doble a la izquierda, vaya hasta al fondo a la derecha, entre al batitoilette, siéntese, cague y espere a que la fuerza centrífuga del batiinodoro, haga su trabajo. Después, cuando encuentre la salida por las cañerías de desagüe, haga la cola con las demás tarúpidas como usted.
Un divino Alfred, super correcto y educado. Cuando lo vea a George, me tengo que acordar de decirle que lo despida. Cabizbaja y rechazada por el mismísimo mayordomo de mi amado, decidí dejarlo que se arruine la vida, casándose con esa pendeja , que parece Michael Jackson resucitado, y que cuando él cumpla los sesenta, lo va a dejar por uno de cuarenta, llevándose media fortuna. Jodéte Clooney, mucho Ocean 11, 12, 13 pero poca calle. ¡No tenés idea lo que es bueno! ¡Yo, en vez de hacerte gastar, te hubiese ahorrado los € 15 del trayecto Mestre/Santa Lucía! Me quedo con mi chico, que es mucho más lindo, bueno y amoroso que vos!
Más allá de este pequeño episodio, Como y Bellagio son hermosas, y definitivamente es mi lugar en el mundo. Ya vimos un par de lugares donde poner el taller.
Ahora, en marcha a Vallauris, que se terminó la joda. ¡A laburar se ha dicho! Saco chip italiano, y pongo uno en francés/inglés.
Cambio y fuera, porca miseria!!