jueves, 20 de abril de 2023

Holy Land…ing

 Alejandra ¿va a llover? Esta vez lo pensamos, no lo verbalizamos. 
Alejandra es nuestra nueva Daniel. Cambio de país, cambio de Daniel.
Si bien ya nos conoce bastante, no está preparada aún para nuestro ritual de preembarque.
Llegamos a Carrasco Airport y comenzó la dosificación de pasta. No la pasta de pasta o poio, ni la dental, si no la recetada por Pablo.
Estábamos mucho más ansiosas que de costumbre por varios motivos. El primero fue el cambio de aeropuerto y horario de vuelo, cosa que hizo que todas nuestras cábalas pre vuelo, se fueran al carajo. Por lo pronto el primer Rivo fue a las 6:30 am, absolutamente inusual, que descompaginó el ritmo habitual de la toma desde Belgrano a Ezeiza. Acá no te sabíamos calcular cuántos desde Punta del Este a Carrasco.
Segundo. ¿Cuántos rezos del viajero nos correspondían hasta las 13 hs? Es bien sabido por todo el mundo que nosotras para las matemáticas no servimos. Así que hicimos un estimativo a ojo y rezamos demás por las dudas.
Tercero y último, viajábamos por primera vez, huérfanas de toda orfandad. Muy raro viajar sin pensar en que te van a llamar para que te vuelvas a los pedos.
Ya sentadas en el vip de Iberia, totalmente desconcertadas, cómo ya dijimos anteriormente, sobre cuántos sublinguales correspondían, empezamos a darle, lo que podríamos concluir, como buen ritmo.
A las 12:10, hora del embarque, era de suponer que estaríamos bastante drogadas…pero no.
13 en punto, nos encomendamos a Dios, a Rujele y Enrique y despegamos. Y nosotras con el insomnio del siglo.
Llegó la comida y seguíamos despiertas. Tomamos un poquito de vino para ayudar a los 8  Rivotriles de 0,25  más el de 0,50  y la quetiapina, y nada ché.
Miramos una película bastante mala con Tom Hanks, Rivotril fílmico,  y finalmente nos dormimos. Por un rato nomás…porque el señor que estaba detrás nuestro, tenía el baile San Vito. Que me levanto, que me siento, que camino hacia adelante, que vuelvo para atrás, que le hablo a la azafata, que le hablo a mi mujer, que me vuelvo a sentar y me vuelvo a parar. Así las 13 horas 5 minutos que duró el vuelo. 
Durante los lapsos que el señor lograba estar quieto, el que no estaba quieto era el avión. Es de público conocimiento que Brasil tiene algún problema con nosotras, y hasta que no terminamos de recorrerlo desde Florianópolis hasta Fortaleza, no dejó que voláramos confortablemente. Ahora nos damos cuenta que el señor se quedaba quieto porque estaba el cartel de abrocharse el cinturón…
Ya aterrizadas en Madrid los putos Rivotriles empezaron a hacer efecto. ¿Ahora la p que los parió? ¿Ahora que no podemos dormirnos porque no podemos perder la conexión a Tel Aviv?
Cual La Naranja Mecánica, hicimos cualquier cosa para mantenernos despiertas.
Algo que definitivamente surtió efecto, fue pasar, previo al embarque, por la seguridad israelí. 
¿A qué va a Tel Aviv? Diga los nombres de todas las personas que conoce allá .Y vos empezás a tartamudear y te olvidás hasta del apellido de tu sobrina.
¿A qué se dedica? ¿Visitó algún país limítrofe a Israel? Y te cagás en las patas cuando tenés que decirle que vas a cruzar a Petra. ¿Para qué va a Jordania? Porque somos cultas, tenés ganas de responder, pero reculás, porque la seguridad israelí no está para chistes. ¿Tiene relación con alguna persona de los países lindantes? Y de repente estás rezando para que no miren Facebook y vean que tenemos miles de contactos cerámicos de los países del Medio Oriente.
¿Quien hizo su valija? ¿Y su carry on viajó con usted? ¿Lo perdió de vista en algún momento? 
No quisimos explicarle que no habíamos llevado el carry on al baño, porque nos parecía too much.
Por 10 o 15 minutos nos sentimos Bin Laden, pero eso sí, que viajamos seguras, viajamos seguras.
Al fin, tras 22 horas de viaje, llegamos al aeropuerto Tel Aviv, no besamos el suelo por el Covid, y enfilamos hacia el hotel con las toallas más chicas del mundo (récord Guinness).
Pero eso, es historia para otro día.
Soysola 1 - Rivotril 0