Llegaron las elecciones primarias y con ellas la tecnología del papelito troquelado. A ver si entendés Colegio Electoral...no podés pedirme que no pierda un papel hasta dentro de 2 meses y medio!
Yo soy como Mandrake, el mago, todo te lo hago desaparecer en cuestión de segundos. Helados, guita, milanesas, papeles, teléfonos, boletas, tarjetas, documentos y maridos,
Apenas salida de la escuela donde voté, ya no sabía dónde estaba el bendito cartoncito celeste. Metí mano en los bolsillos, la cartera, billetera, funda del celular, dí vueltas el documento trescientas mil veces, y nada por aquí, nada por allá. Cosa e mandinga che.
Diez horas después lo encontré, pegado a una hoja del DNI, que juro, antes no estaba. Esa hoja no existía. Pero así como en mi casa rondan espíritus rompecomputadoras, evidentemente también existen fantasmas antidocumentos.
Estas elecciones también troquelaron mi memoria.
Leí el diario, pero si me preguntás qué noticia recuerdo...ninguna. Prendí la computadora para ver cosas de mi viaje, pero tampoco me acuerdo cuáles eran los lugares que me recomendaban. Ya que estamos, me dije, vamos a googlear.....vamos a googlear...qué????? Por dios! No me acuerdo qué era lo que quería buscar! Hace por lo menos seis horas que me estoy devanando los sesos tratando de acordarme para qué carajo me había sentado en la computadora. Quizás la semana que viene me acuerde qué quería ver.
Ya no alcanza que me escriba las cosas en la agenda del celular, en la de tapa dura, la de la compu, en papelitos sueltos que voy pegando en la heladera, al lado del teléfono, en la mesita de luz y en el espejo del baño. No hay caso. Se me troqueló el cerebro. No hay modo de juntar el hemisferio izquierdo con el derecho, o las neuronas con los neurtófilos encayados. Mi cuerpo viene a ser un tomacorrientes de dos patas y la memoria un enchufe de tres. No hay manera, no encaja por más fuerza que haga. Soy 220 y el órgano esencial de mi despiste, 110.
Mi cabeza insiste en ir para un lado, y mis recuerdos para otro.
Una amiga hoy me escribió: ¿te acordás cuando hablábamos de corrido? En mi caso, debería decir: ¿te acordás cuando pensabas de corrido?
Mirándole el lado bueno a la cosa, podría decirse que soy un lienzo en blanco, con todo para aprender. Lástima que en cualquier momento la tela empieza a rasgarse por la antigüedad.