sábado, 8 de octubre de 2016

La piedra de la discordia

Y llegó el fin del viaje, que como todo lo bueno, siempre termina.
Soysola había dejado a sus otros yos en Europa ya que se dió cuenta que no le servían ni de compañía. Pero las muy guachas vuelven siempre. Las tiene pegadas como sanguijuelas. Apenas un pie fuera del avión, y ahí estaban, paraditas al lado de la aduana, esperando, cagadas de risa viendo cómo Soysolita arrastraba tres valijas. Una por cada una de nosotras.
Volvamos a Madrid. Día de regresar a casa y nos dirigimos al aeropuerto, preocupadas que nos dijeran que teníamos exceso de equipaje. Una vez sorteado el escollo ya que nuestras valijas muy prolijamente pesaban 23, 23 y 23, relajamos, sin suponer lo que luego sucedería.
En Barcelona habíamos comprado una escultura de Joan Serra, bellísima a nuestro ojos, pero con un aspecto un tanto extraño a carbón quemado, o a una piedra rota, o al cubo Rubic pero en negro. La cuestión es que el señor policía sentado al escáner, pensó que adentro de tanto negro, debía haber polvo blanco. Racismo puro que le dicen...
Esta fue la siguiente conversación con dos policías españoles. A partir de ahora Policía 1 (P1), Policía 2 (P2), Soysola (S)
P1: A ver, usted, que adentro de su mochila hay una piedra.
S: No es una piedra, es una escultura
P1: Es una piedra.
S: No, es una escultura, si quiere se la mostramos.
P1: Si quiere no, nos la va a tener que mostrar. ¡González! Lleve a la(s) señora(s) al costado. (Los paréntesis son porque los tipos no se habían dado cuenta que éramos más de una)
P2: Ponga todo aquí y abra la cartera, la mochila, el bolso y el bolsito.
Abrimos todo.
P2: ¿A ver la piedra?
S: Que no es una piedra le digo, es una escultura! Está muy embalada, si fuera tan amable ¿nos daría algo con qué abrirla así se la mostramos?
P2: No tengo.
Buscamos entre nuestras cosas las llaves de casa y procedimos a destrozar el pluribol con la Trabex.
S: ¿Ve que es una escultura?
P2: Esto es una piedra. Funes! ¿Tú qué dices? Aquí está la piedra, mírala!
S: Escúcheme, esto es una escultura que salió mucho dinero, si la rompe, la paga.
P1: ¿Pero qué coño es esto? A ver González, proceda.
S: González, ni se le ocurra romperla!!
P2: ¿Que si esto no es una piedra, entonces qué es?
S: UNA ESCULTURA, respondimos ya un poco hartas y transpiradas.
P2 pasa unos papelitos por todo el contorno de nuestras pertenencias, incluída la piedra...perdón, digo la escultura. Luego los mete en una máquina lectora, que a los gritos dice "negativo".
S: ¿Ve? ¿No le dije que esto es una escultura?
P2: ¡Funes! Qué dió negativo! Esta cosa es una escultura! -Nos mira y pregunta: ¿de qué está hecho esto?
S: De arcilla, que se modela, después pasa por un horno a altas temperaturas, y el resultado es el que usted ve aquí....el de una cosa que parece una piedra, pero no lo es.
P2: Pues no la entiendo!
S: Es que no tiene nada que entender! Es arte!!
P2: Puede irse...
Nuestra conclusión de estos cuarenta y cinco días de viaje, es que las rubias no la pasan mejor, no se levantan más tipos, y también son confundidas con traficantes de drogas.
Que nuestro próximo viaje será a la estepa siberiana, donde no hay que subir y bajar montañas, colinas, castillos y alcázares.
Que España le corresponde a los judíos y a los musulmanes, y que a los que había que echar era a los Reyes Católicos.
Que el año que viene viajamos con lo puesto y vamos comprando valijas en el camino, o en su defecto contrataremos mayordomo como acompañante.
Que las escaleras mecánicas escupen gordas.
Que no hay zapato, zapatilla o chancleta que compense el no haber hecho ejercicio en cinco años.
Que no siempre ser buena es bueno. 
Y que las esperanzas con Shorsh no hay que perderlas mientras el divorcio de Angelina y Brad siga en pie.