viernes, 5 de julio de 2013

Por andar queriendo


Quiero de mascota al monstruo del lago Ness, que seguramente es más copado que las mosquitas que cultivo en casa.
Quiero una faja contenedora de panzas con cicatrices, que además de sostener, curen, y te hagan sana, sana pancita de rana. El culo de rana ya lo tengo, y por más que me pasen la mano, va a seguir doliendo porque te lo rompe a diario esta realidad del siglo XXI.
Quiero poder ser inteligente todos los días de mi vida, y no esta papanatas que a veces soy sin darme cuenta.
Quiero que los que quieren que nadie quiera, empiecen a querer a los demás, así todos pueden querer un poco de todo y cada uno lo que quiera.
Quiero ser lo que no quiero, porque ayer quería ser quién soy, y si todos los días quisiera lo mismo, es muy probable que me aburra pronto.
Quisiera no querer tanto, porque de tanto querer, quiero más de lo que debo, menos de lo que merezco y doy más de lo que puedo.
Quiero una casita en mi lugar en el mundo, que existe y está en éste, pero tiene habitantes que de tan amables me dan ganas de parecerme a ellos.
Quiero, cuando sea viejita, construir un geriátrico en el Caribe, para mí y mis amigos, a saber, la doctora, la astróloga positiva, la idishe mame y el dios griego, y que éste último se ponga la zunga de leopardo, mientras nosotras cuatro le bailamos salsa, con caipirinha en mano.
Quiero ser la dama de honor vestida de rosa chicle, con ramo y tocado de gladiolos.
Quiero no ser normal, porque la normalidad no es nada, y la nada no es agradable, aunque siempre te digan que estás dentro de lo normal, como si eso fuese bueno.
Quiero a los individuos libres antes que a las libertades individuales, que también las quiero, pero a veces terminan con seres egoístas que de libres no tienen nada, sino todo lo contrario.
Quiero un Clonazepam que dure cien años, y me convierta en un ser feliz en una sola toma.
Quiero vivir en un quiosco de golosinas, sin engolosinarme mucho, pero fundamentalmente sin engordar un gramo. 
Quiero el talento de Meryl Streep, la cara de Michelle Pfiffer, el cuerpo de Sofía Vergara y el marido de Stacy Keibler, o sea....George Clooney.