domingo, 2 de agosto de 2015

Yogur, amar, rezar

Sí, así somos, tuvimos que hacer de nuestra dieta un tema internacional. Nosotras no te sabemos guardar discreción. Necesitamos compartir nuestra desgracia.
Nacimos normales, 2,980 kgs dijo la partera. Diez años más tarde nos convertimos en una torta marmolada. De ahí en más, te pasamos por todas las dietas habidas y por haber.
Creo que esto ya lo contamos en otra oportunidad.
La de Cormillot, Dieta Club, Dr. Sporn,  semillas en la oreja,  acupuntura en todo el cuerpo, Weight Watchers, Dr. Nacach, Dr. Ravenna, mi amiga la Lic. Angie, la de sopa de repollo, la protéica, la del pomelo, Citio, Adelgozar, , la del escarabajo, de la papa frita, hasta la del Kamasutra. Menos la de Scardale, hicimos todas.
Nada resultó. La única que nos hizo bajar mucho, fue la de la anorexia, que no se la recomendamos a nadie.
Tuvimos épocas de ir al gimnasio 5 veces por semana a caminar cuarenta minutos en la cinta, veinte de bicicleta fija y sesenta en el circuito de fierros. Hoy sólo te hacemos una vuelta a la rosca de Pascua o a lo sumo dos a la bola de fraile.
Ya desesperadas y ante la amenaza de nuestra sobrina diseñadora de modas, de que no nos va a agrandar el vestido para el casamiento de octubre, marchamos hacia nuestra última esperanza. De nuevo al odiado Dr. Ravenna.
Así como llegamos nos queríamos ir, pero nos dijimos: túnica Ma.Martha Serra Lima o muerte! Y ahí mismo pagamos por un mes de tratamiento. Psicóloga, médica y nutricionista y a cagarnos de hambre se ha dicho!
Primer día, se banca bastante bien, porque vinimos con mucha fe y dolor de bolsillo por lo que gatillamos. El segundo, le dimos al agua, al té y al café, tanto, pero tanto que casi dormimos con el inodoro puesto. Al tercero nos tocó la famosa reunión de grupo. Bueh...Entramos, nos sentamos al fondo y empieza la función, sin la presencia del King of the World Dr. Ravenna, que llegaría más tarde.
Las primeras palabras que salen de la boca de una psicóloga son: bueeenoo...ya termina julio...falta poco para las vacaciones...hay que arrancar ahora u olvidarte de la playa y la malla...mejor andá sacando pasaje para Noruega o Alaska...jaja....¿Ja ja, qué? tenemos ganas de gritarle. ¿Qué clase de psicóloga sos? ¡Una del orto obviamente! ¡Inadi! gritamos desde el fondo, ¡al Inadi te vamos a mandar forra!
Y de repente nos acordamos porqué nos fuimos la primera vez de esa clínica de mierda. Por esta pelotuda, egresada de la Universidad del Dr. Goebbels, que hace 10 años nos dijo, que nuestra antigua anorexia y fobia a la comida, era porque nosotras sabíamos que comer mataba. ¿Lo quéeeeéé? ¡Bestia!
Y nos marchamos jurando nunca más volver. Pero volvimos, porque nosotras no tenemos palabra.
Así nos recibe nuevamente el staff del doctor. Diciéndonos que los gordos no tienen derecho de ir a la playa.
Pero como diría mi finado padre, "ya pagaste, ahora hacéla". Así que homenajeando las sabias palabras de papá, decidimos quedarnos, y hacer de cuenta que escuchábamos lo que decían, mientras jugábamos al Candy Crush Soda Saga.
Por lo tanto nos quedan otros 26 días en los que buscaremos insertarnos en algún grupo de gordos con una coordinadora un poco más piola o intentaremos pasar el nivel 330.
Con hambre y mal humor, encaramos el fin de semana. Para otro día quedará el relato de la experiencia del taxi tomado el viernes a la noche.
Sábado y nuestro sentido del humor va desapareciendo al mismo ritmo que va aumentando el apetito. Llueve en Buenos Aires y nosotras ya no sólo puteamos a Ravenna sino también a Macri.
Vamos caminando, intentando evitar las baldosas flojas para no salpicarnos, eludiendo la caca de los perros de Belgrano y como un mantra repetimos: "Macri y la reconcha de tu abuela, andate a la putísima madre que te recontra mil parió vos y todos los ex intendentes de esta ciudad del orto." Y de golpe tuvimos una revelación. La culpa de no tener novio la tienen Ravenna y Macri. El primero porque nos quiere hacer creer que estando gordas nadie nos va a querer. El otro porque nos hace caminar mirando al piso, para no caernos o resbalarnos sobre los teresos de los canes, impidiendo darnos cuenta si algún masculino nos observa. Si adelgazar me va a hacer perder al hombre de mi vida, mejor gorda que mal adelgazada.¡¡Y ahí lo entendimos todo!!¡¡Nos debemos haber cruzado con Shorsh mil veces y no lo vimos por estar concentradas en los soretes!!
De hoy en adelante, caminaremos con la frente en alto y los zapatos llenos de mierda, pero mirando más allá del horizonte, esperando que no sea Osvaldo Laport quien se nos aparezca, sino nuestro bienamado Mr. Clooney.
Perdónalos Shorsh porque no saben lo que hacen...