A estas alturas del confinamiento, ya no sabemos ni en qué día vivimos ni qué hora es. No es que nos interese demasiado, sería bueno saberlo nomás para teñirnos el día que tengamos que salir.
Hoy se produjo la primera baja por coronavirus en nuestra casa. Una cucaracha murió bajo los efectos del virus del Raid. Decimos que fue por el Covid-19, porque es lo que nos tiene encerradas en casa y porque tampoco queremos confesar que la matamos. No lo lamentamos, era asquerosa. El aislamiento está sacando lo peor de nosotras. La poca compasión por las cucarachas. Podríamos haberla adoptado como mascota en estos tiempos de soledad, pero no, más vale muerta que reproduciéndose. No vaya a ser que nos llene de nietitos cucarachitos.
Ayer decidimos, como lo venimos haciendo desde que esto comenzó, salir a caminar por nuestro departamento. Partimos desde el dormitorio y fuimos por la cocina y el living, saludamos a los adornos que vienen reclamando que los limpiemos, pero hicimos oídos sordos y seguimos nuestro camino. Volvimos al dormitorio y repetimos el circuito hasta que llegamos a los 2 km. No nos vamos a vanagloriar por esto, pero en un departamento de 70 mts no nos pidas la maratón de los 42K.
Y acá estamos, por suerte no engordando, porque nos interesa poco la cocina y ella agradecida que no la toquemos.
Nuestra preocupación ahora, es el día que tengamos que volver a la calle. No sabemos si nos animaremos. Vamos a ir haciendo la prueba de salir en estos días, ahora que nos quedamos sin huevos. Los ovarios todavía los seguimos teniendo bien puesto.
Sigan quedándose en casa que este puto virus no distingue entre inteligentes y boludos.
Hoy se produjo la primera baja por coronavirus en nuestra casa. Una cucaracha murió bajo los efectos del virus del Raid. Decimos que fue por el Covid-19, porque es lo que nos tiene encerradas en casa y porque tampoco queremos confesar que la matamos. No lo lamentamos, era asquerosa. El aislamiento está sacando lo peor de nosotras. La poca compasión por las cucarachas. Podríamos haberla adoptado como mascota en estos tiempos de soledad, pero no, más vale muerta que reproduciéndose. No vaya a ser que nos llene de nietitos cucarachitos.
Ayer decidimos, como lo venimos haciendo desde que esto comenzó, salir a caminar por nuestro departamento. Partimos desde el dormitorio y fuimos por la cocina y el living, saludamos a los adornos que vienen reclamando que los limpiemos, pero hicimos oídos sordos y seguimos nuestro camino. Volvimos al dormitorio y repetimos el circuito hasta que llegamos a los 2 km. No nos vamos a vanagloriar por esto, pero en un departamento de 70 mts no nos pidas la maratón de los 42K.
Y acá estamos, por suerte no engordando, porque nos interesa poco la cocina y ella agradecida que no la toquemos.
Nuestra preocupación ahora, es el día que tengamos que volver a la calle. No sabemos si nos animaremos. Vamos a ir haciendo la prueba de salir en estos días, ahora que nos quedamos sin huevos. Los ovarios todavía los seguimos teniendo bien puesto.
Sigan quedándose en casa que este puto virus no distingue entre inteligentes y boludos.