Últimas horas en Nueva York, como Cristina en la Casa Rosada.
Nos fuimos con la señora como presidente, y volvemos con el Mauri como jefe de gobierno nac y pop. En realidad no volvemos. Todavía seguimos de viaje unos días más. Hay que hacer acopio de fuerzas para los próximos cuatro años.
Y acá andamos...ñuyeorkeando.
Los cinco primeros días acompañadas por unos amigos, y los restantes por nuestra hermana de la vida. Estamos festejando los pre-50 y nuestros 41 años y medio de amistad. Como somos económicas, te juntamos los dos festejos en uno.
La muy guacha llegó para cagarnos al único hombre que nos hablaba en Ñuyork. El portero del hotel.
A nosotras nos veía y muy amablemente nos decía, "buenas noches señora, que descanse". Llegó Frida y el tipo ahí nomás le tiró un : "buenas noches mi reina". No. No tiene un título de nobleza, por si se lo están preguntando. Es Frida a secas. La adoramos, pero es nuestro karma. Tampoco podemos ir a por el conserje porque a él también ya lo sedujo, aunque es gay.
Pero vayamos a lo que nos compete. La Big Apple, la Gran Manzana. O la Big Mac.
Acá nuestro lema es: todo lo que se ve, se come, y todo lo que nos entra, se compra.
Los talles abundan en números insospechados, por ende, nuestras cachas andan felices por las calles de New York. Es como si nuestro universo de pronto se hubiese iluminado, como cuando Dios hizo la luz. Él creó las aguas y el cielo, y también H&M, Macy´s y Banana Republic. Sí señores, nos hemos vuelto creyentes. Somos devotas de San T.J.Maxx, de San Uniqlo de las Nieves, y Santa Diane Von Furstemberg de los Vestidos de Cocktail. Alabado sea Dior!
Así como los talles son extra large, los platos de comida, no lo son menos. Carmine´s es el paraíso del morfi. Con un plato de pastas comen cuatro flacos o dos gordos. Nosotras que somos más de tres, imaginate...
Los subtes. Ya tuvimos nuestro primer encontronazo con la boletera. Nos puteamos mutuamente, ella en un perfecto inglés, y yo en un excelso castellano antigüo. Pero llegamos a destino.
Nos movemos sólo con el subte 6. No te sabemos hacer combinaciones, así que todo lo que sea en línea recta, te conocimos. De Harlem hasta Wall Street sin escalas. Bah, hicimos las escalas para poder decir que conocimos algo de la ciudad y no sólo los túneles subterráneos y sus habitantes, los homeless que duermen parados o los que te miran y te dicen: ¿guat ar iu lukin maderfaker?. Por las dudas vos mirás al piso silbando bajito.
Hoy nos animamos y fuimos hasta Brooklyn. Cruzamos el puente caminando...(nota al constructor: es un poquito largo. Sacando 300 metros está bueno igual, y cansa menos)
Otra cosa. Acá la luz debe ser muy barata...Todo está prendido las 24 hs del día. Ta bueno para instalar el taller con los hornos...Si Tiffany´s tiene toda su fachada llena de lucecitas navideñas, ¿cuántos nos puede salir una horneada?
La única contra , es que estás en el mismísimo centro del universo. Con los ataques del ISIS en París, Nueva York está en alerta y nosotras en el medio.
Queríamos ir a Broadway a ver un musical, y dudamos un par de días, hasta que nos dijimos: má si, si volamos, que sea viendo El Rey León! Y allá fuimos. Meadas de frío y cagadas de miedo. Todos son sospechosos hasta que demuestren lo contrario...ah!¿No era así? Nos palparon, nos revisaron y nos metieron un dedo en el tujes cuando tuvimos que pagar las entradas. Nosotras sospechábamos de dos mujeres con pinta de unabombers, pero Frida nos decía: tienen esa cara porque están cansadas como nosotras! No las prejuzgues!
Por las dudas nos alejamos, y nos sentamos al lado de un japonés que se la pasó tosiéndonos encima, y haciéndonos pensar si no hubiese sido mejor volar por los aires a morir en una guerra bacteriológica.
En fin, que nuestra estadía en New York, ha tenido de todo un poco. Nos convertimos en Pepinucho Coliflor, caminando todo el día. Hemos llevado nuestro inglés a niveles insospechados de incomprensión lingüistica, comimos sandwiches de pastrami, cupcakes y cheesecakes a reventar. Subimos al Top of The Rock, nos perdimos en Central Park y nos matamos de risa de cualquier cosa. Conocimos museos, pequeños, medianos y grandes y reforzamos nuestra amistad, a pesar de parecernos a los dos viejos gruñones de los Muppets.
Ahora, nos esperan las olas y el viento sucundún, sucundún, y el frío del mar. Miami, allá vamos, en la primera aventura en compañía.