Creo que el día que nací, el universo se confabuló para que de mayorcita, los Taxistas Unidos del Río de la Plata, se cruzaran todos en mi camino.
Los odio, pero los necesito. Bien diría mi madre, son un mal necesario.
Como he contado anteriormente, no soy afecta al bondi, subte o patas, por lo cuál, no me queda otra que tomar los black&yellow locales. No entendemos, ni mi psiquiatra ni yo, porqué en Europa o en USA, no te tomo un taxi ni por putas, y sólo me muevo en transporte público. ¿Será que ése público me es ajeno y el apretuje foráneo es más excitante? ¡Vaya a saber!
No, tampoco manejo. Sí, soy una boluda, como bien estás pensando y merezco la tortura tacheril.
Notarán que hoy no hablo de nosotras, sino de mí. No puedo echarles la culpa a mis otros yos, porque este temita viene de chica, y ellas aparecieron tras mi anteúltima separación. La del señor Jovato Jodido Jodeputa.
Esta semana fue de antología.
Desde el campeón de bowling, el ex jugador de fútbol, el facho recalcitrante, el que fue al médico y cree que me importa, el que hizo un sit-up (imposible stand up adentro del taxi) y era inodoro friendly , al egresado de Jarvard, todos, pero todos, inevitablemente me hablaron de política.
Y si hay algo que me enerva, es justamente hablar de política con gente que cree saber todo y tener la posta...porque el pasajero que subió antes, que trabaja de secretario del secretario del secretario del tesorero del gimnasio donde hace crossfit el nieto de la abuela del tío de la madrina del vice-candidato a cocinero de la intendencia de Villa Bosch, le dijo que si gana Macri va a privatizar todos los colegios del Estado, y si gana Scioli va a estatizar los Supermecados Disco. Pero que en cualquier caso, el país se va a la mierda.
¡Mirá loco, si nos vamo a la mierda pero me cambian la ley de licencias y el test psicológico para el otorgamiento de registros, que gane quien sea!
Mañana tengo un viaje largo por hacer. Ya estoy sufriendo de sólo pensar que hoy hubo elecciones y voy a tener que tolerar la futurología sobre si Larreta va a hacer la skate-senda en medio de Avenida del Libertador.
Y ya que hablamos del futuro, vamos a pedir algunas cosas para más adelante.
Quiero un taxista que sea mudo. Sordo y ciego no, por favor, que quiero llegar viva a destino.
Quiero taxis que vayan cambiando de color, según si están libres u ocupados. Fucsia sin pasajeros, naranja rabioso si están apurados.
Quiero unas elecciones sin candidatos, que cada uno se vote a sí mismo, o sea, una especie de anarquía, y ganar yo, para que todos hagan lo que yo digo.
Quiero un boca de urna que hable por sí sola, y no por encuestadoras pagas.
Quiero un ir y venir, con un devaneo sensual, producto de un intercambio de amor caribeño.
Quiero el mundo a mis pies, y en mi cabeza la corona de reina de la paciencia.
Quiero un Jackson Pollock para manchar mis paredes nuevas, y un papel secante para las lágrimas negras de Compay Segundo.
Quiero no saber nada, porque sabiendo mucho es poco lo que me queda por saber, y quisiera seguir sabiendo que no sé nada.
Quiero la eternidad en cuotas. Pocas, no muchas. Me canso de pagar, me quedo sin límite en la tarjeta, y todavía me faltan más cosas por comprar.
Y quiero a Henry Cavill , que es más nuevo en esta cosa de la popularidad y el acoso, porque Shorsh ya me hizo saber que sigue sin enterarse que está enamorado de mí.
Los odio, pero los necesito. Bien diría mi madre, son un mal necesario.
Como he contado anteriormente, no soy afecta al bondi, subte o patas, por lo cuál, no me queda otra que tomar los black&yellow locales. No entendemos, ni mi psiquiatra ni yo, porqué en Europa o en USA, no te tomo un taxi ni por putas, y sólo me muevo en transporte público. ¿Será que ése público me es ajeno y el apretuje foráneo es más excitante? ¡Vaya a saber!
No, tampoco manejo. Sí, soy una boluda, como bien estás pensando y merezco la tortura tacheril.
Notarán que hoy no hablo de nosotras, sino de mí. No puedo echarles la culpa a mis otros yos, porque este temita viene de chica, y ellas aparecieron tras mi anteúltima separación. La del señor Jovato Jodido Jodeputa.
Esta semana fue de antología.
Desde el campeón de bowling, el ex jugador de fútbol, el facho recalcitrante, el que fue al médico y cree que me importa, el que hizo un sit-up (imposible stand up adentro del taxi) y era inodoro friendly , al egresado de Jarvard, todos, pero todos, inevitablemente me hablaron de política.
Y si hay algo que me enerva, es justamente hablar de política con gente que cree saber todo y tener la posta...porque el pasajero que subió antes, que trabaja de secretario del secretario del secretario del tesorero del gimnasio donde hace crossfit el nieto de la abuela del tío de la madrina del vice-candidato a cocinero de la intendencia de Villa Bosch, le dijo que si gana Macri va a privatizar todos los colegios del Estado, y si gana Scioli va a estatizar los Supermecados Disco. Pero que en cualquier caso, el país se va a la mierda.
¡Mirá loco, si nos vamo a la mierda pero me cambian la ley de licencias y el test psicológico para el otorgamiento de registros, que gane quien sea!
Mañana tengo un viaje largo por hacer. Ya estoy sufriendo de sólo pensar que hoy hubo elecciones y voy a tener que tolerar la futurología sobre si Larreta va a hacer la skate-senda en medio de Avenida del Libertador.
Y ya que hablamos del futuro, vamos a pedir algunas cosas para más adelante.
Quiero un taxista que sea mudo. Sordo y ciego no, por favor, que quiero llegar viva a destino.
Quiero taxis que vayan cambiando de color, según si están libres u ocupados. Fucsia sin pasajeros, naranja rabioso si están apurados.
Quiero unas elecciones sin candidatos, que cada uno se vote a sí mismo, o sea, una especie de anarquía, y ganar yo, para que todos hagan lo que yo digo.
Quiero un boca de urna que hable por sí sola, y no por encuestadoras pagas.
Quiero un ir y venir, con un devaneo sensual, producto de un intercambio de amor caribeño.
Quiero el mundo a mis pies, y en mi cabeza la corona de reina de la paciencia.
Quiero un Jackson Pollock para manchar mis paredes nuevas, y un papel secante para las lágrimas negras de Compay Segundo.
Quiero no saber nada, porque sabiendo mucho es poco lo que me queda por saber, y quisiera seguir sabiendo que no sé nada.
Quiero la eternidad en cuotas. Pocas, no muchas. Me canso de pagar, me quedo sin límite en la tarjeta, y todavía me faltan más cosas por comprar.
Y quiero a Henry Cavill , que es más nuevo en esta cosa de la popularidad y el acoso, porque Shorsh ya me hizo saber que sigue sin enterarse que está enamorado de mí.