martes, 14 de mayo de 2019

Tette al por mayor

Siamo tutti bene, o eso creemos. Perdón que desaparecimos por un tiempo, pero es que no nos alcanzan las manos para hacer 200 tetas, imaginate si todavía tenemos que escribir.
Nuestra vida es una teta. Desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde, dale que colar tetas.
El objetivo eran 240. Ya bajamos a 200, y si nos apurás cerramos en 150. El divino del hijo del señor dueño de tutti Li fiocchi, a cada uno que entra al taller, le dice, lei está facciando una installazione de duecenta cuaranta tette. Ya le pedimos que no hable más por las dudas que no lleguemos, o la próxima le metemos una teta en la boca. No la nuestra, porque es muy niño para nuestro gusto.
De tanto colar y lijar, nuestras manos no están para acariciar al famoso morocho, que tampoco es que se digne a aparecer. Nos quedamos pensando si el que predijo la bruja, no sería nuestro Shorsh Clooney. Como ninguno de los dos aparece…
A lo mejor es el señor del restaurante donde solemos comer. Ése que nos dice, ¿oggi cosa mangiamo? Pero es pelado y no le adivinamos el color previo a ser Kojak. Se llama Guido, pronúnciese Güido, y hoy lo dejamos plantado con el pesce que nos iba a hacer.
Mañana seguramente nos va a retar, pero como de todos modos no le entendemos un pomo de lo que nos dice, que nos rete todo lo que quiera.
Una cosa a tener en cuenta en Italia. El italiano, cree que todos entendemos el idioma. Más si le decís, sono de Aryentina, ahhh Aryentina, te contestan, y ahí nomás que se largan la perorata más larga que escuchaste en tu vida, y toda en italiano. Nosotras ante esta situación siempre respondemos con lo único que sabemos: ah, si, io non parlo bene el italiano, ma questa cosa è lo que voglio, perché io ho de bisogno de un cappuccino y questa cosa que non se como si chiama , y me nevado a la mierda.
Así que acá estamos, sin poder aprender italiano ni tampoco intentándolo porque decidimos que estamos demasiado cansadas y viejas. Desde que llegamos, no sabemos porqué pero se nos da más fácil el francés que otro idioma. De jodidas nomás.
Volviendo a Shorsh, queríamos darles una noticia. Ya no estamos tan enamoradas. Ayer lo vimos en un vídeo por Instagram, y tiene demasiados dientes. Mucha funda de porcelana. Podríamos habérselas hecho nosotras ahora que estamos trabajando con porcelana inglesa, y seguro le cobrábamos menos. O no…porque tantos dientes con un bidón de 8 litros no sabemos si alcanza…
Nuestro compañero de taller sigue sin hablarnos, cosa que agradecemos. Lo único molesto es que seguimos sin poder poner música hasta que se va. En cualquier momento le boicoteamos el cristo de flores y farfalles y le ponemos un a teta a modo de clavo.
A domani o a la settimana prossima si sobrevivimos a tanto cansancio.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Faenza, la Santiago del Estero italiana

Benvenutti a Faenza, mi nuevo hogar por un mes.
Empezamos bien, somos las más viejas de todo el edificio. El lugar, es una residencia de estudiantes, y si bien nosotras no vinimos a estudiar, tranquilamente podemos pasar por la madre de cualquiera de estos chicos.
La habitación y el baño son privados, la cocina compartida. Total que como nosotras no cocinamos, bienvenida sea la cocina compartida.
El taller nos queda a unas 8 o 9 cuadras. Cuadras italianas. Son más cortas, vaya a saber el porqué. Lo mismo, las manzanas no son cuadradas ni redondas, ni ninguna figura geométrica que conozcamos. Si doblamos a la izquierda no hay salida, si lo hacemos para la derecha, seguramente nos vamos a la mierda. Nunca la metáfora fue tan exacta para los tiempos electorales que corren. Soysola presidente! Pero volvamos a las cuadras faentinas. Decíamos que vamos y venimos caminando tutti gli giorni, por ende tenemos permitido a la vuelta comernos un dolce, que vendría a ser nuestra cena, porque o todavía no sirven comida o ya cerraron, para la hora que salimos del taller.
Para describir la vida en Faenza, la de los otros, no la mía, diríamos que estamos en una ciudad muy tranquila. Tan tranquila que los negocios, farmacias, lo que sea, abren entre las 9 y las 12.30, después se van a dormir la siesta, y vuelven a abrir tipo de 15.30/16 a 19.30. Como en Córdoba o Santiago del Estero, pero en Italia.
Acá no hay taxis ni Uber. Al respecto diremos lo siguiente. No entendemos una ciudad sin taxis. ¿Con quién nos vamos a pelear durante este mes?
La gente anda en bicicleta. También en auto, pero no lo recomendamos porque todos acá se creen Fangio. ¿A dónde corrés hermano, si son cinco cuadras por ocho?
Nos encanta Faenza. Todo es limpio. Todo es tranquilo. No hay mucho para hacer y era lo que necesitábamos.  Trabajamos todo el día. Tenemos las manos hechas mierda de la porcelana, pero estamos contentas. Lo que es mucho decir. Las tetas siguen creciendo (anche las nuestras) y esperamos llegar a las 200 al menos. Soysola y sus 200 tetas.
Compartimos el taller con un napolitano radicado en Milán. No habla español ni inglés, y nosotras no hablamos italiano. Así que nos llevamos bárbaro porque no nos dirigimos la palabra. Tiene asistente porque no es ceramista y está haciendo un Cristo con farfalles, que no vendrían a ser los fideos, sino mariposas. No le entendimos muy bien el concepto de su obra, aunque hoy le escuchamos decir algo así como que en la India son todos muy religiosos, pero religiosos paganos. Asumimos que es una especie de chupacirios que considera a todo lo que está fuera del cristianismo, como paganismo. Oy vey! A lo mejor nosotras le resultamos el anticristo y por eso nos pidió amablemente que apagáramos la música ya que le molestaba. A nosotras nos molesta el chupacirismo y no por eso le metimos una vela en el orto que no es la huerta.
¿Qué decir? Estamos contentas en Faenza. Nos gusta, no como para quedarnos a vivir. Ya tenemos un restaurante favorito. No por la comida en sí que no sabemos si nos gusta tanto, sino que el dueño cuando nos ve nos dice “oggi, que mangiamos? Io le recomendano (sorry pero es nuestro italiano) stringe con carciofi e un po’ de peperoncino. Así que lo que él nos dice, nosotras comemos.
Decidimos que de tener que mudarnos a algún país, lo haríamos a España, simple y llanamente por el idioma. El italiano no es lo nuestro definitivamente.
Roma 1= Faenza 1



sábado, 4 de mayo de 2019

Vaticuánto

Seguimos de tour por Italia, y nos olvidamos, antes de salir de Baires, de pedirle a Pablito Moyano, que en el paro reclamara por la creación del sindicato de viajeros.
Seguimos insistiendo, como en viajes anteriores, que esto es un trabajo insalubre. Hermoso laburo, pero agotador. No es cuestión de dar lástima, simplemente creemos que es un reclamo legítimo.
Ya imagino a quienes nos criticarán diciendo que el país está en llamas y nosotras reclamando pelotudeces. Sí, porque son nuestras pelotudeces. Nadie nos quitará lo bailado, pero tampoco es que nos devuelven el IVA, ni las zapatillas gastadas de tanto patear, ni siquiera nos dan el 40% de descuento en antiinflamatorios por cargar valijas. Tampoco nadie nos da un voucher para la comida, y ni que hablar de los viáticos. Huguito y Pablito no tocaron en su vida un camión y consiguen todo. A la vuelta del viaje convocamos al paro ,qué joder!
Dejando de lado el sindicalismo barato, volvamos a Italia.
Caminamos. Caminamos. Caminamos. No sé si queda claro que nos duelen las patas. Fuimos al Coliseo y subimos hasta las gradas donde se sentaban los pobres. Llegamos a la conclusión de que los romanos o tenían patas muy largas, o los emperadores eran unos sádicos de mierda que mandaban a hacer escalones doble altura, solamente para joder a la plebe, y a nosotras.
Todas las escaleras en Italia son muy empinadas y con treinta centímetros de más entre escalón y escalón. Ya sólo por eso descartamos este país para vivir.
Después fuimos al Vaticano a putear un poco al Papa, pero no lo vimos porque estaba reunido con la curia argentina. Al pedo ¿no? Si igual no piensa ir al país hasta que Mauricio se vaya. Esto es un Papa como los de antes!  Infiriendo en la política como los Borgia.
En realidad lo que nosotras hubiésemos querido decirle a Francisco, es que ya que habla tanto de ayudar a los pobres, porqué no vende alguna de las cruces, cálices, candelabros o relicarios de oro macizo y piedras preciosas que tienen en el Tesoro del Museo del Vaticano, que están ahí al re pedo, porque ni siquiera te los dejan fotografiar. O quizás alguien pagaría una fortuna por el dedo de San Pedro revestido en oro. Si total San Pedro ya no lo necesita!
Después fuimos a ver a Moisés. Entre tanta iglesia y crucifijo necesitábamos estar un poco entre los nuestros. Pero Moishe vive en la iglesia San Pietro in Víncoli. ¡Oy vey!
Cuestión que recorrimos toda Roma en tres días. Eso sí, siempre perdidas. Decidimos que vamos a hacerle caso a nuestra intuición, que dice, nunca nos des bola, doblá siempre para el lado contrario que así vas a llegar.
Seguimos buscando al morocho que predijo la bruja, pero parece que no se enteró que nosotras estábamos en Roma.
Nuestro italiano va empeorando con el correr de las horas, y nuestro inglés se va pareciendo al de Vito Corleone. Vaya a saber porqué desde que estamos acá, hablamos english con acento mafioso. Esciusssmi, lui espiqui inglishhhe?
Dejamos la cità de la dolce vita, y partimos a Faenza. Se nos acabó la joda. Ahora a trabajar 24 x 7 que la expo está a la vuelta de la esquina.