lunes, 26 de abril de 2021

Abierto de día

 Cinco meses y seis días de nuestro cambio de domicilio y seguimos felices. Raro viniendo de nosotras, pero así de cierto como que nos llamamos Soysola.

No sólo cambiamos de lugar geográfico sino que también lo hicimos con las costumbres.

Para nosotras, AP (antes de Punta), el rango horario entre las 7 y las 12 lo había creado Dios para dormir. Siempre sostuvimos que de madrugada no existe nadie salvo los extraterrestres. La vida comienza a las 14, después del desayuno.

Ahora, en nuestro nuevo hogar, cosa e mandinga, nuestro día empieza entre las 7.30 y las 9, dependiendo de la pesadilla que hayamos tenido. Salimos a caminar, a veces, porque pedinos que cambiemos pero no tanto, y a las 10 y monedas estamos en el taller hasta las 16. A las 17 estamos bañadas y con el pijama puesto. Entre las 19.30 y 20.15 cenamos y después de lavar los platos, sí, cocinamos y lavamos también los platos, nos metemos en la cama. Netflix y a las 00 entramos en el quinto sueño.

No nos reconocemos. Quienes somos? En qué nos han convertido los uruguayos? Dónde quedaron los otros yo de Soysola? Porque con este ritmo de vida, no nos da ni siquiera para ser más que una sola. Devuélvanme a una por lo menos!

Por la compañía aunque sea...Prometemos usar barbijo.

Otra cosa que cambiamos en este país son nuestras conductas sociales. AP nos encantaba encontrarnos con amigos, salir a tomar café, cenar etc.

Desde que estamos acá si hablamos con cinco personas es mucho. Una por mes. Y no necesitamos más. Bah, no es que no necesitemos. No queremos.

Seguimos estudiando uruguayo. Una viene acá pensando que hablamos el mismo idioma, pero no. Más allá del botija y los championes, se nos dificulta entender, en algunas ocasiones, la sintaxis. 

El argentino te chamulla, y el uruguayo empieza de atrás para adelante, lo que hace que torzamos la cabeza, achinemos los ojos y estiremos el cuello como si de esa forma entendiéramos mejor lo que nos quieren decir. 

A veces tardamos unos 40 minutos en entendernos, pero al final lo logramos.

Así y todo los queremos. Son amables, buena onda. Nadie se pelea, nadie se putea. O sea, no pensamos volver a Argentina ni en pedo.

Siendo las 20.37 hs, enfilamos para la cama.

Soysola 1 - Vida Social 0



miércoles, 7 de abril de 2021

Soysola llegó para quedarse

 Acá estamos. Mientras asistimos al concierto de perros ladradores, que nos brindan su ópera prima a las 21 hs exactamente todas las noches, queríamos contarles como andábamos.
Excelente, para qué mentirles. Tenemos un taller, que sería el soñado si no tuviésemos que pagar alquiler y el aire acondicionado anduviera.
Vivimos frente al mar presenciando todos los días unos atardeceres maravillosos. Salimos a caminar por una ciudad semi desértica, lo cuál nos confirma que vivimos 54 años en el país equivocado.
No está demás comentarles, sin ningún tipo de pudor, que si pudiésemos, echaríamos a los pocos habitantes de Punta del Este, para tenerla para nosotras solas. Somos dos, yo y mi otro yo...quién necesita más...¿no? 
Habitamos un edificio de alrededor de 102 departamentos, ocupado en estos momentos al 10% con suerte. Solas en nuestro piso 14...¿qué más se puede pedir?
Bueno...se puede pedir que el pendejo pelotudo que sale a las 12 de la noche a andar en patineta por una avenida desierta, se deje de joder y se meta la patineta en el orto.
Hoy lo vimos en la calle. Cómo lo reconocimos se preguntarán.
Por la patineta obviamente. Acá todos caminan con una tabla de surf debajo del brazo, cuál periódico matutino. Menos el mamerto este, al que le calculamos unos casi 30. De pendejo, nada.
Ya que estamos en tren de quejas, para no perder la costumbre, nos seguimos quejando del enamoramiento de los charrúas por los caños de escape. Todavía no decidimos si preferimos los colectivos de Juramento o las motos de Av. Salazar. Bueno, ninguna de las dos para ser honestas. En cualquier momento le escribimos a nuestro presidente don Lacalle Pou para que reglamente este mal uruguayo. Podrían ponerlos en cuarentena...o confiscarles las motos...no sé, tiramos ideas...
Sí, leíste bien. Nuestro presidente. Porque Alberto no es más nuestro presidente. Ya te somos locales, pero sin mate. Luis ya nos dio la vacuna, cosa que Alberto no tiene idea cuándo.
No te extrañamos nada ni a nadie, sin ánimo de ofender. Menos que menos a Alberto.
Llegamos a la conclusión de que nuestra fantasía de vivir en una isla desierta con insumos cerámicos, supermercado y farmacia, todo libre de impuestos, no es tan errónea. Podríamos tranquilamente vivir solas de toda soledad. Ni a Wilson necesitaríamos. 
S.O.S hay gente.