domingo, 30 de junio de 2024

Mamma mía Sofía

 Maximiliano a a llover? 
Así nos encaminamos a Carrasco, cábala mediante.
Este año retrocedimos severamente en nuestro pánico a los aviones. A decir verdad no sabemos si es a los aviones o al mundo. Nos inclinamos por lo segundo.
Mientras esperábamos en el patíbulo, o manga para acceder al avión, de un vuelo diurno, teníamos delante nuestro a Sofía con madre y hermano. 
Madre, se ve que ninguna boluda, no tuvo mejor idea que sacar tres pasajes en diferentes filas. Ella a mi derecha, hermano a mi espalda y Sofía delante nuestro. 
Con nuestros nuevos viejos miedos, al momento ya teníamos una dosis casi no permitida por la Anmat, de clonazepam y quetiapina.
(N.D.L.R, podés pasar por aduana uruguaya, española e italiana 200 pastillas de tranquilizantes que nadie te pregunta un catzzo)
A los cinco minutos del despegue, no había quién pudiera despertarnos.Hasta que Sofía entró en acción.
Mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, y así podríamos seguir las tres primeras horas de las 12 de vuelo. Las siguientes 6, Sofía miró películas de dibujitos, relatándonos a todo el pasaje, escena por escena.
Nuestros ojos, que no podían de ninguna manera estar abiertos a esas alturas, pugnaban por cerrarse ante una Sofía totalmente excitada por Maribel, de Encanto, al grito de, una vez más, mamá, mamá, mamá, mientras golpeaba con su manito nuestro asiento. Mamá, completamente dormida, atinaba a decir, shhh Sofía. Hermano dormía a pata suelta con alguna que otra pesadilla, mientras nos pateaba el respaldo cada tanto, y nosotras enclonazapadas a más no poder, intentando no perder la paciencia ni la cordura, con niña Sofía.
Por suerte, las últimas tres horas de vuelo, Sofía se durmió, mientras a nosotras ya se nos había pasado todo efecto de la droga y nos quedamos como un búho haciendo guardia por si aparecía un Ovni.
A todo esto sumémosle, que señor capitán, no escatimó con ninguna turbulencia. Se ve que si sos Iberia de Montevideo, te dan la ruta que está llena de pozos. No sé porqué, siendo que Sanchez Castejón no tiene problemas con Lacalle Pou.
Así llegamos a Madrid a pasar dos horas de escala hasta nuevo vuelo a Roma. 
Si bien en este no estaba Sofía, teníamos a toda clase de espécimen que se le dió por pasar las vacaciones en Italia. Vuelo de cabotaje, quien no subía con bebida, lo hacía con comida, más que alguno se olvidó algo en el aeropuerto y hubo que ir a buscarlo,y rarezas sucesivas. Mientras tanto, nosotras, buscábamos terroristas entre los pasajeros. Al no encontrar ninguno, debíamos preocuparnos por otra cosa. La señal de abrocharse el cinturón, a nuestro (mal) entender, no andaba. Pensamiento automático de trastorno de pánico: el avión tiene un desperfecto y se va a caer. Va medio Rivotril más.
Demás está decir que el avión no se cayó y llegamos a Roma. Un taxista muy churro nos paseó por toda la ciudad, mientras hablaba por teléfono y nosotras teníamos ganas de decirle, Marco (así lo bautizamos), portaci dove vuoi ma miranos por un minuto bombonazo. Pero Marco seguía enfrascado en su conversación sin darnos ni bola.
Nosotras que veníamos del crudo invierno, nos encontramos con una Roma  sumida en una ola de calor infernal. Y andá a pedirle a los romanos que te pongan algún techito en los edificios para poder caminar a la sombra.
Grazia a dio, nosotras ya nos conocemos esta ciudad casi como la palma de nuestra mano, e igual nos perdemos siempre, con lo cuál no necesitamos salir corriendo a ver ruinas ni atracciones turísticas, ni a derretirnos en la Città de la dolce vita.
Esta vez ni pizza ni pasta, solo ensaladas, porque los romanos no conocen el aire acondicionado, ni tampoco calcular el 15% de propina. Quindici? Che catzzo, nos escupió el encargado del ristorantino, cuando acá somos las únicas que dejan tanto.
Domani partimos hacia Faenza a trabajar, cosa que nos da mucho placer de instalarnos en un solo lugar por dos meses, porque recién empezamos el viaje y ya estamos cansadas.
Sí, me quejo, y? Va fangulo.
Vuelo 0= Fontana di Trevi 10


sábado, 8 de junio de 2024

Vuelven los viajes en solitario

En pocos días más, Soysola vuelve a viajar.
Otro viaje en solitario, esta vez más de trabajo que otra cosa.
No es un viaje más. Es el primer viaje que hago desde que el mundo enloqueció un 7 de octubre.
El terror con el que vivía mi papá, se repite tras 80 años. Suena increíble. Pero no lo es. Desde que murió mi viejo, al que extraño a más no poder, es la primera vez que doy gracias de que no esté vivo. Y odio a la gente que hace que yo me tenga que poner contenta porque ya no está.
Conversando hoy con una amiga, me contó un episodio que vivió con unas, llamémosle amigas, si se quiere, que le preguntaron ¿por qué la gente odia tanto a los judíos?
A mis amigos les digo: nunca me pregunten semejante boludez porque vuela un cachetazo.
El odio es irracional. El antisemitismo es más irracional aún. Como bien dice esta amiga mía, el odio irracional hacia los judíos, llega al punto en el que el mundo prefiere apoyar un régimen terrorista, misógino, homofóbico, dictatorial, que hace un culto de la muerte y que brinda cero garantías constitucionales a cualquiera que ose, siquiera, contradecirlo.
Si no mirá, por darte un ejemplo de los más leves, a Salman Rushdie que escribió Los Versos Satánicos, allá por el año 1988, y sobre quien se pide su cabeza desde el Estado Islámico. Y cuando digo que piden su cabeza, es literal. Es su cabeza cabeza. Simplemente porque osó escribir un libro inspirado en Mahoma y en tres versículos del Corán. Y no tuvo la mejor idea que llamarlos "satánicos". 
Imaginate que venga hoy George Clooney , a pedir mi testa, después de tener un romance platónico por años con él, porque lo llamo pollerudo y pelotudo ahora que fue a pedirle explicaciones a Biden de por qué criticó a su mujer por ser antisemita.
Faltaba más.
No. Si definitivamente el mundo se volvió loco. Y te puedo jurar que como judía, da mucho miedo.
Yo te hago esta pregunta. ¿Qué te lleva a vos a defender terroristas? ¿No te gusta Netanyahu? ¿Te parece un tipo de derecha? ¿Creés que Israel es un país colonialista? ¿Ves a los palestinos como los débiles de la película?
Ok. Te cuento que podés creer todo eso, sin ser antisemita. No es necesario. 
Yo podría refutarte lo del colonialismo con datos fehacientes. Decirte que los palestinos no son los débiles de la historia. Podría también detallarte punto por punto porqué sostengo esto, pero no me creerías, porque preferís seguir con tu odio antisemita. 
También te podría contar, que a mí tampoco me encanta Netanyahu, pero es el único líder democrático, del único país democrático e inclusivo de todo Medio Oriente. Y por eso lo banco.
Te podría decir que odio al régimen islamista radical, pero no por eso odio a los musulmanes.
Esta guerra me abrió los ojos sobre mis propios prejuicios. Aprendí, gracias a las  benditas redes, que hay musulmanes (sigo a muchos) que se sienten hermanados con los judíos y los cristianos. 
Pero para vos, es más fácil pensar que yo odio a los palestinos, así justificas tu odio hacia los judíos.
 No. Yo odio a los terroristas palestinos, que te guste o no, me quieras creer o no, son una gran mayoría de los residentes de Gaza y Cisjordania. Los datos, que salen de sus propias fuentes, dicen que el 75% de la población apoya a Hamás. Y cuando dicen apoyar, no están refiriéndose a lo que vos, occidental y democrático, considerás apoyo. Significa que de cada familia de ese 75% hay uno o más integrantes dispuesto a inmolarse para matar un judío. Ese es el 75% que apoya las violaciones en masa a las rehenes israelíes, la decapitación de bebés judíos, la incineración en vida de familias enteras. 
Y a mí me toca viajar en medio de esta ola antisemita. Sola. Conociéndome. Que no me callo. Que desde el 7 de octubre soy una persona con menos paciencia y bastante más intolerante a la ignorancia. Con cien frentes abiertos en mi vida. Con mis miedos habituales y los adquiridos recientemente.
Un viaje al que iba con muchas ganas, y que de a poco se van desvaneciendo. Entendiendo a mis 58 años, mis propias limitaciones. Desencantándome de gente, anche de mí misma .
Con una angustia que no sentía desde mis ataques de pánico. Reconociéndome incapaz para muchas cosas para las que me creía capacitada y entendiendo que no estoy hecha para la hipocresía, ni para el juego sucio. Asumiendo que hay cosas que no puedo cambiar en mí. Me reconozco una persona empática, solidaria y buena leche, y daría hoy, cualquier cosa por no serlo. Porque serlo sólo me trae dolores de cabeza.
En estas condiciones, emprendo un viaje, hasta el momento por tres meses, que en cualquier segundo pueden pasar a ser dos y medio. 
Son días con muchas decisiones a tomar que pueden cambiar, una buena parte del rumbo de mi vida.
Entre guerras externas y guerras internas, se viene el próximo viaje en solitario.