domingo, 31 de diciembre de 2017

2018 allá vamos...

Le prometí a mi amiga Alejandra, que el 31 de diciembre iba a escribir en el blog. Y aquí estoy. 
Mientras la gente se está preparando para cenar y brindar, mi año nuevo ya terminó.  Ocho menos cuarto de la noche, la reina madre, clamaba por su comida. A las nueve ya estaba en la cama. 
Los platos están lavados, el pan dulce tapado, no hay sidra ni champagne,  así que escribo mientras en la tele pasan un racconto del programa La Cornisa. No sé si cortarme las venas con la tapa de telgopor del helado o suicidarme oyendo los agudos de Luis Majul.
En cualquier caso, se evidencia mi alegría findeañesca.
Antes de que den las doce campanadas, y me convierta en Cenicienta...perdón! Ya soy la cenicienta! En lo que debería convertirme es en la mujer de George Clooney. En otra vida quizás. En ésta, sólo nos queda soñar y seguir pidiendo.
Como los amigos españoles, nos atragantaremos con doce pasas de uva, cuando el reloj biológico ingrese en el 2018. Y al son de la marcha fúnebre, iré pidiendo, uno a uno, mis más inconfesables deseos.
Quiero un sinfín de cabellos de plata, a una tintura a base de sangre de horchata.
Quiero soltar amarras, para no quedar anclada en el hastío.
Quiero un cincel de artesano, para tallar mis rollos hasta convertirlos en curvas.
Quiero un tren de trocha angosta, para recorrer el camino sinuoso de tu vida.
Quiero un reloj que atrase cinco minutos, para citarme y llegar puntual.
Quiero una casa en cada ciudad, para escaparme de mí misma. 
Quiero un all inclusive en Alaska, para calmar los calores del alma.
Quiero diez años menos, cuatro centímetros más y cinco kilos perdidos, para sentir mariposas en el cuerpo.
Quiero una parcela en tu vida, para tener a dónde dormir cuando esté cansada.
Quiero un jet privado, con propulsión a chorro de tinta, para dar la vuelta al mundo en mil quinientos caracteres.
Quiero un baúl de sueños perdidos, para repartirlo entre los desesperanzados.
Quiero un amor como el tuyo, el que me diste hace tiempo, y todavía añoro.
Feliz 2018!





domingo, 24 de diciembre de 2017

De Navidades y otras yerbas

Y otra vez llegó la Navidad. No la estábamos esperando, pero vino igual. 
Es que nosotras nunca te esperamos estas fechas. Siempre andamos con la ilusión de que pasen de largo. Pero el Niño se empeña en nacer y nacer año tras año. Un cabrón el pibe, que viene a recordarles a los solos y solas del mundo entero, que es hora de festejar con nadie.
Como si esto fuese poco, a nosotras, que además de solas somos judías, nos echa en cara que lo mandamos a la cruz. Y no contento con eso, resucita. Como las madres...te psicopatea hasta que hagas lo que quiere y termines adorándolo y odiándolo por igual.
Un jodido el pibe al final...
Y en el medio de todo este quilombo, aparece Papá Noel. Ése, que con su nombre, te recuerda, que otro año más no te va a traer lo que tanto pedís. No, Él, no. 
Si nosotras nos portamos bien!, le escribimos. Pero no. Sigue sin traérnos a Shorsh envuelto para regalo. 
Un gordo resentido, por llamarlo de una manera amable.
Así que ahora, decidimos pasar a cuarto intermedio, hasta después de nuestro cumpleaños. No es que estemos esperando que alguna amiga se apiade, y nos regale al chongo. No tienen tantos contactos como para eso y tampoco creen en los Reyes Magos.
En definitiva, esta vez no vamos a pedir nada. Por una vez en la vida, no pedimos. A ver si de esta manera se cumplen nuestros deseos...


Felices fiestas para todos!!! De Soysola y sus otros yo.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Tribulaciones de fin de año

Soysola se toma un descanso hasta nuevo aviso, o sea, hasta nuevo viaje. Entre tanto he vuelto yo, que no sabemos si soy esta o alguna de las otras.
He vuelto para querer, porque entre tanta paella y mariscos, no hubo tiempo de sentir necesidad y urgencia. Digamos, que los quereres estaban más que satisfechos.
Aclaración; no es lo mismo desear que querer. Lo primer es de soñadores, y lo segundo, de insatisfechos y demandantes. Bueno, la que suscribe es del segundo grupo.
Sin más preámbulos comencemos a pedir lo que nunca me será concedido.
Quiero un poeta que me escriba las canciones de amor no correspondido más tristes del mundo.
Quiero una melodía que transmita mi soledad en dos corcheas, a mil notas para Elisa.
Quiero un pájaro campana suelto por el aire, a las campanas atadas al campanario de la Iglesia.
Quiero la mano extendida del que la ofrece sin condiciones, a quien la entrega llena de promesas incumplidas.
Quiero mi isla desierta, un mar turquesa y cuatro palmeras que me den la vida.
Quiero la intranquilidad del corazón partido, a la garantía de por vida que ofrecen los fabricantes de ilusiones.
Quiero un caballero andante, un ladero izquierdo y una gran bola de espejos colgando del piso.
Quiero siete semanas en el cielo, catorce días en infierno y toda la vida al lado tuyo.
Quiero el otoño de mi vida repleto de hojas verdes, a una vida de veranos pasajeros.
Quiero todo lo que siempre me fue negado y mucho más.
Quiero ser la que era en cuerpo y alma, pero no la que era en espíritu. Esa está muerta y enterrada en la tierra del olvido.
Quiero no querer tanto y algún día conformarme, aunque si no quisiera todo lo que quiero, es posible que me desintegre.
Quiero una vida, y no la mía ni la tuya, sino una que cumpla con todos los requisitos de la sociedad moderna.

sábado, 7 de octubre de 2017

Güelcome home

Madrid nos recibió, como siempre, dispuesta a vernos partir.
Cuatro hermosos días cuatro, en el que nos dedicamos a pasear, comer, comprar, comer, ir al teatro, comer y armar las valijas con un nudo en el estómago que por primera vez, nos impidió comer. 
De haber sabido que el efecto “exceso de equipaje” nos dejaría sin hambre, hubiésemos empezado a armar las valijas desde el día uno.
Logramos meter 23 prolijos kilos en cada maleta, y 438 en el bolso de mano.
Enfilamos hacia el aeropuerto de Barajas, siete horas antes del decolaje, advertidas por otros viajeros, que para la devolución del tax de las compras, había colas de dos y hasta tres horas. Así llegamos a un aeropuerto desierto, en el que logramos cobrar en dos minutos por reloj, porque éramos las únicas personas en los 940.000 mts2, que albergan a los 50 millones de pasajeros que pasan anualmente por allí, que casualmente no estaban.
Con seis horas y cincuenta y cinco minutos por delante, nos dedicamos a la ardua tarea de dosificar nuestra medicación anti pánico. Cual caramelos Sugus, iban uno atrás del otro, de aburridas nomás que estábamos. (Advertencia: no imitar a la estúpida que escribe)
Así pasamos por el Duty Free Shop y arrasamos con los turrones y turronas para todos y todas. Tambaléandonos, logramos entrar en la sala VIP en la que no nos quedamos dormidas a fuerza del terror que nos daba perder el avión.
Subimos al boing de Iberia, y nos desplomamos en el asiento. Sabemos, o sospechamos, que entramos en estado de inconsciencia inmediatamente. También creemos recordar que nos despertaron para la cena, pero ni idea qué comimos.
Una horita antes de aterrizar, nos despiertan para el desayuno, y ahí sí ya recordamos algo. La azafata cortésmente nos pregunta “¿durmió bien?” Y se auto responde “Sí, no sé para qué le pregunto”.
Pisamos el bendito suelo argentino para encontrar, en migraciones, a los 50 millones de viajeros que no estaban en Barajas. 
Y hoy, a dos días de nuestra llegada, prendemos la tele, para ver una manifestación en pleno Madrid, suplicando por nuestra vuelta. Ah, no, perdón! Era por la unificación de España. 
Catalanes a ustedes les digo: déjense de joder con la independencia que el pasaje Buenos Aires- Barcelona directo es más caro.

Adeu y benvinguda a la República Argentina.

sábado, 30 de septiembre de 2017

Pa ella y pa mi (chiste fácil)

Si creíste que era imposible empacharse con arroz, es más que posible. 
Al tercer día de comer paella, ya no queríamos saber nada más. De sólo oír la palabra, se nos empezaba a revolver el estómago. 
¿Qué vas a comer en Valencia si no es una paella valenciana? Y nosotras, que de chicas no te comíamos más que bife con papas fritas, ahora se nos dió por el tour gastronómico. Salvo en Andorra, que no nos animamos al buey, hasta el momento te probamos todo. Bueno, tampoco le hicimos honor a la horchata. Por impresión nomás. Por el famoso dicho ése, ¿qué tenés? ¿Sangre de horchata?
Por las dudas, no vaya a ser que después de tomarla ya no corriera sangre por nuestras venas.
Valencia es hermosa. Todo es lindo. Calatrava y su ciudad de las Artes y Ciencias, el Palacio del Marqués de Dos Aguas, la Catedral con su brazo disecado y su bebé de Rosemary, la playa, el mercado central, y la fideua.
Los y las valencianas son elegantísimos. Hasta los turistas son elegantes.
Ahí tenemos que hacer un punto y aparte.
Explíquenos ¿cómo carajo hacen esos turistas para mantenerse impecables todo el día? Si nosotras ya salimos del hotel que parecemos homeless, imagínense al final del día. Chivadas, cansadas, con los pelos erizados de la humedad, la ropa que pareciera recién salida del tacho de basura y esta gente, de punta en blanco. Hasta andan con cartera y zapatos. Nosotras no pudimos despegarnos las zapatillas de los pies ni la mochila de la espalda desde que llegamos.
Los odiamos. Es nuestra declaración de guerra. No son dignos turistas. El turista  según el reglamento, debe ser un ser desaliñado, andar con zapatillas o Birckenstork, mochila colgando, botellita de agua , los pelos desordenados y la cara roja de andar reventando todo el día. Así no va a haber Shorsh que nos mire...
Pero a pesar de los antituristas, Valencia es un buen lugar para vivir. Además hemos conocido a una ceramista, María, que nos hizo de guía por Manises. Eternamente agradecidas.
Y llegamos al final de nuestra breve pero fructífera estancia en Valencia partiendo para Madrid, que será nuestro último destino antes de partir a casa.
Prometemos en algún momento, sentarnos a escribir nuestra teoría de porqué los argentinos tenemos el país que tenemos, y los demás tienen uno mejor.
Faltando sólo cuatro días para que termine el partido España-Francia, podríamos decir que el primero ganó por goleada.
España 8- Francia 1


miércoles, 27 de septiembre de 2017

Adeu y benvinguda la República

Barcelona anda un poco agrietada. Entre los independentistas y los españolistas,  nos daba la sensación de estar en casa con los k y los pro.
Así encontramos a Barcelona, tras un año de ausencia. Mucha marcha por el sí, mucha discusión callejera y mucha muchedumbre muchedumbreando, o sea, mucho turista dando vuelta.
Los catalanes quieren la independencia tanto de España como del turismo. Están hartos de vernos, de responder nuestras preguntas geográficas y existenciales. Se quieren separar del Rey y del mundo entero. Calculamos que dentro de no mucho, terminarán pidiéndole a Trump las piedras que le sobren del muro de México. Eso sí, nosotras no te sabemos si volveremos o no. Dependerá de si nos piden visa para entrar a la República de Cataluña. Algo del idioma ya cazamos. Aprendimos a decir: carrer, benvinguda, avinguda, Ferrán, Adriá y patatas. Al principio nos costaba eso de la butifarra, pero finalmente dejamos de reírnos al pensar en ella.
Nuestra semana transcurrió muy tranquila, entre paseos, comida, amigos, comida, compras, comida.
Dos cosas se han modificado notablemente en este último viaje. Una, las papilas gustativas y dos, nuestros gemelos. La primera porque hemos llevado a nuestra boca, cosas que jamás creímos que llevaríamos. No pregunten qué...menos eso, todo.
Y la otra, menos mundana y sibarita, son nuestras pantorrillas. Llegamos con piernas más o menos femeninas, y nos vamos con las pantorrillas de Schwarzenegger.
Hemos descubierto que las zapatillas no muerden. Hasta nos hemos hecho amigas. No vamos a ningún lados sin ellas.
Despidiéndonos de la  Barcelona que amamos, nos dirigimos a una Valencia desconocida aún. 
Tras un plácido viaje de tres horas, en las que nos tocó un marido de cien años, que dormía y no nos dejaba pasar para ir a mear, logramos bajarnos del tren con las veinte toneladas de adoquines que tienen nuestras maletas, sin caernos.
Taxi hasta el hotel, y como era de esperarse, nos tocó un conductor verborrágico. Que porqué habíamos elegido el hotel en esa zona, que había prostitutas, que a menos que quiera que le paguen no se siente en esa plaza, que no tomemos taxis con paquistaníes, que siempre, siempre, recuerde la dirección de su hotel, pero eso sí, que Valencia es muy segura.
Tras la diatriba taximetril, encaramos la ciudad.
Encontramos nuestro quincuagésimo sexto lugar en el mundo donde podríamos vivir. Mezcla lo antiguo con lo moderno de una manera impecable.
Nos encaminamos hacia el Museo de la Cerámica, para descubrir que hubiésemos querido ser la Marquesa de Dos Aguas para vivir en ese palacio, que hoy alberga el museo.
Después de recorrerlo de punta a punta, nos fuimos a calmar nuestros pensamientos pecaminosos a la Catedral. Allí descubrimos que los valencianos veneran un brazo disecado de un mártir, cosa escalofriante, con perdón de los creyentes.
Mientras dábamos vueltas observando los frescos y las tallas de alabastro, no pudimos dejar de escuchar el llanto de un niño. El bebé en cuestión, lloró desde que entró hasta que se fue, por lo que dedujimos que era el anticristo, reencarnado en un bello crío de pecho. Huímos lo más rápido que pudimos, no fuera a ser que al pibe le empezara a girar la cabeza, y como ya se sabe, nosotras somos impresionables.
Dejando a Demian atrás, seguimos pateando callejuelas hasta el anochecer. Probamos la famosa paella valenciana, y nos quedamos con la fideua de Javier.
Ya agotadas, y con las advertencias de nuestro taxista amigo, nos desplomamos en una cama de dos por dos. Solas. Mañana será otro día.

España =6 , Francia= 1

lunes, 18 de septiembre de 2017

La cornisa (y no la de Majul)

Partimos de Andorra con la certeza de no habernos equivocado con la elección del destino sino con el tiempo de estadía. Esta vez nos quedamos cortas, teniendo en cuenta que La Vella vendría a ser nuestro quincuagésimo cuarto lugar en el mundo donde nos quedaríamos a vivir.
De seguir encontrando lugares para nuestra vejez temprana, no quedará sitio en el mundo donde Shorsh pueda evitarnos. Esa es la idea.
Arribamos a Girona atravesando Barcelona en la Diada, entre cientos de miles de catalanes pidiendo por la independencia de Cataluña. Los entendemos. Si nosotras fuésemos cataláns, también querríamos dejar de pertenecer al Reino de España y pasar al Principado de Andorra...Ah, perdón, no era así! Aunque debería...que total hablan el mismo idioma...
Girona.
Apenas llegadas notamos que nuestro hotel estaba ubicado como el orto. Lejos de los lugares turísticos y demasiado cerca de Zara. Como habíamos quedado con nuestra petit sobrina, de vernos en Figueres, hacia allí partimos en un tren lechero a la mañana siguiente. Nos adentramos en la locura de Dalí y nos lamentamos una vez más, no tener el talento de estos tipos, y su prolificidad. 
Vuelta a Girona con lo que los calambres y la fascitis plantar nos permitieron, caminamos ida y vuelta, de arriba abajo, las juderías. No te subimos a la catedral porque estaba muy alta, y como es de público conocimiento, tenemos vértigo.
Como ya hemos dicho, Europa es un pañuelo, mas no podríamos decir lo mismo de las distancias a recorrer entre Girona y la Costa Brava. 
Resulta ser que si mirás en el mapa, todo queda acá nomás, pero a la hora de los bifes, no tenés un tren directo a ningún lado. Así fue que para ir a Cadaqués, nos tomamos un tren a Figueres y de ahí un bondi a 4000 metros sobre el nivel del mar, por camino de cornisa,  para bajar y encontrarnos con nuestro quincuagésimo quinto lugar en el mundo para vivir. 
Tras escalar la segunda montaña del día, llegamos a Portlligat, casa de Dalí y Gala. Sólo se accede a pie, y nos preguntamos dos cosas. Una ¿cómo hacía Dalí para llegar hasta ahí todos los santos días y trasladar los materiales al taller? Y dos ¿cuántos bofes vienen en el cuerpo humano, si los que creíamos tener los habíamos dejado ya en Carcassonne?
Un párrafo aparte merece la odisea en el Costera Criolla de Catalunya.
Resulta que así como los trenes y los buses suelen funcionar como relojería suiza, también está la excepción a la regla.
Y nos toca a nosotras.
Debíamos haber salido a las diez en punto hacia Cadaqués, pero hete aquí que el micro no llegaba. Después de quince minutos de retraso, y como a nadie se le ocurría preguntar qué pasaba, nos acercamos a averiguar. "Se ha averiado, pero llegará en quince minutos " nos responde la empleada.
Nuestro cuarto yo interior, nos decía "mmmm, averiado no es bueno..." Pero tres pensar que nuestro psiquiatra nos diría " subite y no jodas" esperamos treinta minutos más al bus arreglado. Finalmente apareció un bondisero recién levantado de la cama, a las puteadas limpias porque lo habían sacado de su casa en su día libre.
"Bueno" pensamos, "bondi nuevo anda bien. Subamos."
A las diez cuadras de haber arrancado, el tipo para. Se baja, y se escuchan golpes atrás. Sube. Dos cuadras y vuelve a parar. Se repiten los mismos ruidos y sube. Dos cuadras más y lo mismo. La mina que tenemos detrás empieza a los gritos, "qué pasa? Qué pasa? Que algo anda mal Dios mío! Que algo anda mal!" Nosotras queríamos responderle, "cállate, cállate que me desespeeeras", pero preferimos guardarnos el aire para lo que vendría después. El chofer se sube al micro diciendo "hoy me voy a infartar, hoy me voy a infartar". 
Las que casi nos infartamos fuimos nosotras, que al ver el camino de cornisa que teníamos por delante, con un autobús al que se le caían pedazos y un chofer al borde del síncope, le rezábamos a Krishnamurti, repitiéndonos el mantra "No debíamos haber venido. Jodemos demasiado con que nos vamos a morir jóvenes, y al final va a ser cierto "
Por fin llegamos, con el estómago revuelto de tanto zigzagueo en la ruta, pero sanas y salvas.
Vuelta a Girona para hacer las valijas y partimos en el AVE hacia Barcelona.
Con Freddy Mercuri y Monserrat Caballé, en la mente, cantando, vamos a ir dando por terminada esta semana.
España= 4, Francia=1




lunes, 11 de septiembre de 2017

Con acento fgancés

Nous avons arrivé à Carcassonne, que como la etiqueta del vino, es bien añeja.
A esta altura del viaje, han vuelto los otros yo, que creíamos haber dejado en Buenos Aires . Sí, esos que no añorábamos dijeron presente. Una de nosotras  intenta hablar en francés, otra piensa en castellano y la última responde siempre en inglés, vaya a saber pourquoi. Creemos que es porque se vanaglorian de ser una ciudad multilingüe, en la que nadie habla un idioma correctamente. Por momentos nos daban ganas de decirles a los carcassonesses "sabés qué? Hablanos en druso que vamos a entenderlo mejor que a tu francoangloespañol". Pero nos abstuvimos y seguimos parlando un peux en todos los idiomas que nos acordábamos.
Se nos venían por delante tres noches en la Gran Manzana. Bien decimos, The Big Apple porque toda la ciudad amurallada, dentro de la que habíamos reservado hotel, ocupaba lo que nosotros conocemos como una vuelta manzana. Ahora entendemos porqué en la época medieval, resultaba tan fácil conquistar ciudades. ¡Andá a conquistar ahora sí te animás, eh!
La ciudad es hermosa, no podemos negarlo. El castillo es medio trucho, pero quienes somos nosotras para criticarlo. Bueno, somos turistas qué carajo! Tenemos derecho a criticar. El castillo fue restaurado a mitades del siglo XIX para fines turísticos. O sea, que lo que hay de original es poco y nada, y te cagamos la ilusión de la ciudad amurallada. ¿Recomendaríamos la Cité a los ilusos viajantes? Definitivamente sí. Una cosa no quita la otra y como somos muchas no nos importa que creas que somos incongruentes, porque lo somos.
Tres días es mucho para quedarse ahí, más si en tu hotel están registrados dos contingentes de Pami. Uno de Inglaterra y el otro de Nueva Zelanda. 
Así que habiendo recorrido toda la ciudad unas trescientas veces, decidimos ponernos a observar y pensar.
Y pensamos...boludeces generalmente. Una conclusión a la que llegamos, luego de tres días dedicadas a la observación de la fauna, es que nosotras no conseguimos novio no porque estemos gordas. Porque en estos lares evidentemente las gordas cotizan en bolsa. O sea, que descartamos el Soysolaygorda.  Habiendo tachado la doble, nos dijimos, "bueno, será que estamos grandes". Más no. Nos cruzamos con varias parejas estilo Macron y señora, pero en el caso de las esposas éstas, eran viejas y feas. Así que eliminamos el Soysolayvieja...O sea, que llegamos a la conclusión de que el problema somos nosotras y nuestro carácter de mierda. Soysolayloca vendría a ser....
Habiendo descubierto América y hartas de hablar en fracuñol, partimos hacia Andorra. "¡Por fin vamos a hablar castellano sólo!", pensamos. Otra vez no. En Andorra la Vella y sus alrededores, el idioma oficial es el catalán. Bueno, el catalán, el francés, el castellano, el inglés y el ruso. Pero, los vellos, creen que si vos hablás castellano, es porque obviamente parlas catalá. Lo que no comprendimos aún, es la raíz del idioma.  Sospechamos que es jeringozo y ellos no lo saben. Divinos los andorranos. Divina Andorra y 
los Pirineos. Decidimos que el día que aprendamos a esquiar y no nos caguemos de frío, nos mudamos para allá. Lo único que tenemos para criticarle es el morfi. Buey y pato no sería nuestro menú preferido.
Nos despedimos de nuestro futuro hogar enfilando para Girona.
Recomendación, no vengas a Girona desde Andorra porque Colón te sacaría ventaja con las carabelas.
Bilbao- San Sebastián-Andorra= 3, Biarritz- Toulouse-Carcassonne = 1



martes, 5 de septiembre de 2017

Europa siempre estuvo cerca 🎼

Llegamos a Toulouse después de un largo viaje con cambio de trenes incluídos, deseando que nos encantara, más no. No nos gustó tanto.
La ciudad entera estaba siendo refaccionada, como cuando a Larreta le agarra el baile san vito y sale a arreglarte todas las calles juntas.
Si habíamos pensado que en Toulouse íbamos a caminar a lo loco, no, nos equivocamos. Resulta que es cierto eso de que toda Francia cabe en la provincia de Buenos Aires. O sea, que Toulouse, entraría en Belgrano, por ejemplo. Ni te cuento Carcassonne, que vendría a ser tan grande como el living de mi casa.
Pero volvamos a Toulouse.
A decir verdad, si no estuviera media ciudad cortada, sería muy bonita. O sea, deberíamos volver cuando pase el furor larretista. Sus habitantes son bastante agradables. Quizás porque hay una mezcolanza de etnias importante y a nadie le importa un catzo lo que hace el otro. Fuimos bien recibidas hasta en las Galerías Lafayette a pesar de estar completamente chivadas, y disfrazadas de turistas. Nos dejaron probarnos todo.
Total, que entre nuestra baranda y la francesa, no hay mucha diferencia. El parfum de chèvre es de uso corriente por estos lares. No vamos a andar gastando nuestro Chanel nº5 al pedo.
En la cité hemos visto a las mujeres y hombres negros, más lindos del planeta. Y me permito decirles negros y no gente de color, porque son negros, negros. Nada de café con leche ni sus derivados. Son negros africanos posta. Y hermosos. Lástima que ninguno nos dió bola, que si no, chau Shorsh. Mr. Clooney, todavía seguís siendo nuestro preferido, don't worry.
La tendencia gay friendly, está haciendo estragos en nuestro cometido de conseguir novio en los viajes. O claudicamos, o nos lesbianizamos. Por ahora ni lo uno ni lo otro.
Digamos entonces, que esta ciudad bien podría ser citada en las canchas argentinas, con el famoso cántico : " ya todos saben que Toulouse está de luto, son todos negros, son todos pu..." . En fin...que por suerte nosotras no somos racistas ni nos gusta la cancha.
Lo bueno de los países europeos, es que Europa queda cerca. Si nosotras en Buenos Aires, no te tomamos un bondi para ir a Lanús y volver al día siguiente, acá nos tomamos trenes para ir a pueblitos que quedan a una hora y media de viaje. Y lo hacemos en el día. O sea, tres horas ida y vuelta, para recorrer media hora de pueblo. Sí, vos, amiga que vivís en provincia, podés putearnos tranquila, que tendrías toda la razón del mundo.
Así conocimos los Midi Pyrénées, que con el traductor de Google, significa los Doce en punto Pirineos, para los mapas franceses traducidos, Mediodía Pirineos y con nuestro poco cerebro, vendrían a ser los Pirineos Medios o Valles de los Pirineos.
Bellos pueblos. Realmente bellos. No tenemos nada sarcástico para decir. Snif.
Ahora estamos descansando en Carcassonne por tres noches y después descansaremos tres noches más en Andorra. Porque si hay algo en que la pifiamos esta vez, es con la longitud del viaje. Nos estarían sobrando dos noches en ciertos lugares. Por ejemplo en Biarritz, Carcassonne y Andorra.
Pero no se lo cuenten a mamá, que se nos andaba quejando de que la abandonábamos por tanto tiempo, y no es la idea ceder ante sus caprichos, y menos dar el brazo a torcer.
Próximo destino Andorra la Vella y su tax free.
España = 1, Francia =1/2







jueves, 31 de agosto de 2017

Cómo te extraño Punta, como te extraño, hic

Tras un muy buen viaje desde San Sebastián y un muy mal arribo, en el medio de la nada misma y con lluvia, llegamos a Biarritz. 
Ni un mísero taxi a la vista así que nos dirigimos a pie en medio de la torrencial llovizna, hasta el hotel. 
Llegamos puteando no tan bajito, largamos las valijas en la habitación y salimos a recorrer lo que el tiempo nos permitiera.
Como el clima decidió que no nos permitiría mucho, enfilamos a la pizzería de enfrente.
El mito popular dice que Biarritz es la ciudad de los millonarios...Bueno, algún día había que derribar el mito. No vimos ni uno. Más bien nos pareció Mar del Plata a principios del siglo XX. Todo igual al Hermitage original. Sí, muy lindo, sólo faltaban los señores con sombrero de copa, las señoras con miriñaque y Mirtha Legrand.
Entre la sudestada, o biarritzada (no sabemos cómo se llaman acá las tormentas), empezamos a sentirnos expulsadas del balneario.
Nos quedaban tres noches aún...S.O.S! 
Pero, como dice el refrán, al mal tiempo buena cara, decidimos que los días que nos quedaran, íbamos a pasarlos lo mejor posible. Otro refrán al tacho...
Salimos a pasear para intentar ver los lugares turísticos y enfilamos para la Roche de la Vierge y el puerto de pescadores. Contentas de no bajar el ritmo  maratónico que teníamos con Euge, nos dijimos, hasta no llegar a la roca de la virgen no paramos....a los diez minutos de haber arrancado, ya estábamos  convirtiéndonos al catolicismo paradas frente a la bendita vierge que se nos cagaba de risa.
Amigos, cuando lean un mapa europeo, no le den bola. Acá los kilómetros son más cortos. O son de Clarín, que ya sabemos, miente.
En Biarritz todo queda acá a la vuelta, menos el chemin saludable. Una bicisenda sólo para maratonista. Ocho de la matina y todos corren. Jóvenes y viejos. ¿A dónde quieren llegar me pregunto? Estás de vacaciones hermano! ¿Qué necesidad de sacar los bofes? Allá ellos...nosotras seguimos caminando que es más sano dice Cormillot.
Tras haber recorrido toda la ciudad en menos de una hora, nos queríamos suicidar cual Alfonsina Storni, pero a pesar de la lluvia, el mar había entrado en la famosa calma chicha.
Por suerte no todo era malo. Al ser fin de temporada, el 90% de los negocios estaban cerrado y el restante 10 tenía pura mierda, por lo tanto, ahorramos plata no comprando nada.
En fin, nuestros tres días de tormenta, se repartieron entre tomar café y jugar al Candy Crush en la habitación.
Conclusión, siempre, pero siempre, consulten a los que saben antes de hacerse su propio itinerario. Hoy a Toulouse.
Bilbao-San Sebastián = 1  Biarritz = 0



lunes, 28 de agosto de 2017

Eskerrik Asko o muchas gracias Euskadi

Salimos de Madrid, la niña y nosotras, después de haberla recorrido de arriba abajo, con todos los Zara's incluidos, en tren a Bilbao.
Habíamos sacado en primera clase, dado que eran tantas horas con el culo apoyado, los pies hinchados y un calor inhumano, además que queríamos mostrarle a la nena lo bien que se viajaba en los trenes españoles.
Apenas subidas al vagón, notamos que el aire acondicionado estaba un poco bajo. Nos sentamos suponiendo que al arrancar lo pondrían más alto...más no...el aire no funcionaba. El termómetro de la cabina marcaba 42º, y teníamos de compañeros a dos parejas de ancianos y un muchacho obeso.
Muertas de calor comenzamos a reclamarle al jefe del Alvia. Un tanto fastidiado al ver lo que se le venía, se atajó diciendo :" vale, vale, qué joder, que en algún momento se arreglará esto!" 
Bueno, " esto", se arregló más o menos a las tres horas de viaje. Estábamos nosotras solas en el vagón porque habían pasado a otros coches, y cito literalmente: "a los enfermos, a los ancianos, a los niños, a las embarazadas y por último a los normalitos". Nosotras, evidentemente no entrábamos ni siquiera en la categoría normalitos. Así y todo viajamos bastante cómodas. Al fin que arrancó el bendito aparato, volvieron los expatriados. Una sola pareja de ancianos y el muchacho excedido en kilos, al que llamaremos JG.
En este viaje, al estar con una pendex hermosa como es nuestra sobrina, todo el mundo nos hablaba. Y esta no fue la excepción.
JG: ¿Sois argentinas?
SyS (Soysola y sobrina): sí.
JG: ¿de Buenos Aires? (asentimos). Yo soy amigo de Andrés Calamaro. Cuando estuvimos en Buenos Aires tocando con El Cigala, en ese teatro hermoso ¿cómo se llama?...
SyS: ¿El Gran Rex?
JG: Sí, sí, ese. Pue bueno, como os decía, soy road manager, compositor, actor y gitano! Cuando estuvimos allí, conocí a Fito Páez, Diego Torres, que es así de pequeño (mientras bajaba su mano a la altura de sus pectorales), y como os decía, a Andrés Calamaro. ¿Conocéis a los Monty Python?
Por supuesto contestamos nosotras las Soysola, porque sobrina no tenía idea.
JG: bueno, ahora vengo de hacer una película con uno de ellos (y pela foto del celular)
Demás está decir dos cosas. Mientras él nos contaba todos esto, nosotras y sobrina, lo googleábamos y estalkeábamos por Facebook, amén de no haber reconocido al Monty Python de la fotografía, el pibe no aparecía ni por las tapas en ningún lado. Eso sí, JG estaba disfrazado de pirata en la foto.
Fue en ese instante que JG pasó a llamarse, el Gordo Jartero (* jartero: mentiroso en turco), invirtiendo sus iniciales.
Llegamos a Bilbao saludando a GJ prometiéndole comprar su disco apenas saliera.
Bilbao. Bilbao estaba de fiesta esa semana, por ende nadie laburaba, o eso sospechábamos porque a dónde fuésemos estaban todos chupando cerveza y vino, cantando y bailando en las calles. 
Maravilloso Bilbao y su Guggenheim. Hermosa ciudad y cálidos anfitriones los vascos. Caminamos cuatro días y comimos pintxos a reventar.
De allí partimos a San Sebastián en bondi, y llegamos sic, a la playa de la concha. Hermosa concha. Si en Bilbao habíamos comido rico, aquí nos pondríamos una cama en cualquier calle y nos quedaríamos a vivir. Ciento veinte restaurantes de tapas y pintxos en una ciudad de 186.064 habitantes. O sea, 1550 personas por restaurante más un Zara cada tres cuadras. O sea, la gloria misma.
Amamos Vascolandia , Vascolet y sus vasquitos. Amamos todo el País Vasco del lado de acá de los Pirineos. Aquí nos despedimos de la mejor compañera de viaje que hemos tenido. Nuestra hermosísima, buena, divertida y ocurrente Eugenie. Nuestra amada chinita. Te vamos a extrañar!
Para la próxima dejamos la llegada a les pays basques o Biarritz.
Agur y eskerrik asko!!



domingo, 20 de agosto de 2017

Pulmotor a la derecha,por favor

Daniel, ¿va a llover?
No, nena, hay un sol que raja la tierra, no va a llover (léase con tono de fastidio).
Así que tras el mantra anual, o rito satánico, como prefieran llamarlo, bajamos en Ezeiza, decididas a tomar el vuelo a Madrid.
Gracias a la tarjeta platinum accedimos al VIP lounge. Diez minutos antes que llamaran a embarcar, decidimos pasar por el toilette, ya que suponíamos que el pastillaje no nos permitiría levanta el culo del siento por un largo rato.
¿Alguien conoce esos inodoros que bajan el agua automáticamente y salpican? Bueno, no los usen cuando tengan 40 mg de Rivotril en sangre. Dicho esto, sobra explicar que viajamos 12 horas con la bombacha y el pantalón mojados. 
A la ruta Buenos Aires-Madrid le andaría faltando un poco de arreglo. Pero como es aérea no sabemos muy bien a quién le correspondería arreglarla.
Arriba en el aire, joya. Se movió las doce horas de vuelo, pero otro año más, comprobamos la eficacia de los laboratorios argentinos. Esta vez no tuvimos marido temporario en el vuelo, pero sí nos asqueamos con el vecino de atrás, al que bautizamos el berpeador, cuando al despertarse para el desayuno, se mandó tres erutos al hilo sin respirar.
Abajo, en las calles de Madrid, el infierno mismo. Treinta y siete grados a la sombra, y nosotras como cuando llegamos de América...en jean, medias y zapatos cerrados.
Feliz encuentro con nuestra sobrina y compañera de habitación por los siguientes  diez días y arrancamos.
Día uno caminamos he hicimos tour gastronómico anche de compras. Día dos, ídem, más un cacho de cultura, como para que la madre no diga que la embrutecemos.
La niña en cuestión, conózcase como "amada sobrina", cree que nosotras tenemos algo así como su edad, 25 años, y nos hace patear Madrid de punta a punta. Por ende llevamos caminados en dos días lo que no caminamos en 51 años. A este ritmo, el año que viene, en vez de venir a Europa en avión, podríamos tranquilamente hacerlo a pie, atravesando el océano Atlántico, como Jesús en el agua.
Algo bueno va a resultar de esto, por ejemplo, al momento, descubrimos que tenemos gemelos en las piernas...bah, descubrimos que tenemos piernas.
Eso sí, nos sentimos al borde del infarto, y cuando se lo hacemos notar a la amada sobrina, se nos caga de risa en la cara. Sospechamos que nos quiere heredar prontamente. Eso nos pasa por hacer mucho chiste con nuestro deceso.
Mañana, antes de partir a Bilbao, calculamos que al estilo Pepinucho Coliflor, la niña nos hará caminar hasta encontrar los mejores churros de toda España y nosotras, en devolución de favores, le haremos conocer el Guernica.
Estamos empezando a sospechar que siempre va a ser ella la que salga beneficiada...
Hasta la próxima y olé!


jueves, 3 de agosto de 2017

¿Es tres?

-¿Sabés? Ultimamente cuando me pongo nerviosa, me duele el pecho y el brazo, fue el comentario que le hice hoy a mi médico clínico. 
-¿A ver? me dijo. Vení que te hago un electro.
-Bueno, ¿viste todo esto que te duele? Es estrés. Yo te diría que te vayas de viaje, y te relajes un poco que es lo que te está haciendo falta.
-Haceme la receta, le digo, que voy a la agencia de viajes a ver si me hacen el 40% de descuento.
Así que por prescripción médica, se viene un nuevo Soysola por el mundo.
Pasaje en mano, remise reservado y valijas listas para los tres trapos que vamos a llevar.
En quince días estaremos rezándole a San Iberia de todos los Aires, para tener un vuelo seguro. Amén   (nunca mejor dicho) de las oraciones a San Rivotril y Santa Quetiapina.
Ya vendrán la bitácora de viaje y las quejas por los taxistas del viejo continente.
Pero antes de partir, vamos a despuntar el vicio queriendo.
Quiero un pent house en New York, para sentarme a mirar cómo es la vida en el cielo.
Quiero las bolas de cristal, para predecir tu pasado. 
Quiero recuperar los años de amores perdidos, y perder los años de amores no encontrados.
Quiero una góndola en Venecia y un gondolieri milanés, antes que un salmón rosado en el supermercado chino.
Quiero hacerle pito catalán a un catalán de Cataluña y bailar la jota aragonesa en un tablao flamenco.
Quiero el savoire -faire de los franceses, pero con acento cordobés.
Quiero una torta galesa,  un buen whisky irlandés, para sentarme a disfrutarlos en la campiña inglesa.
Quiero la distancia que hay entre tu sombra y la mía, a la lejanía de tu corazón partido.
Quiero la confianza del que desconfía, a la ceguera del romanticismo baboso y sin sentido.
Quiero la salvedad del no saber para qué existo, mientras veo navegar a los otros, en un barquito de papel.
Quiero la remodelación completa de mi vida, con chapa y pintura incluidas.
Por último, quiero encontrar a Shorsh a la vuelta de la esquina, hacerme la interesante y pedirle un Nescafé cortado descafeinado, mitad y mitad, ni tanta leche ni poco café, con Splenda s´il vous plait.


lunes, 10 de julio de 2017

Quiero de vuelta

Hoy 9 de julio de 2017, siendo el día de la Independencia, propongo, promuevo, declaro, promulgo y/o decreto la ley número cuatrocientos treinta y ocho mil treinta y seis de los Quereres.
Quiero ser una de las Trillizas de Oro, para tener una papa en la boca, ahora que estoy a dieta y tengo los hidratos prohibidos.
Quiero tirarme en culopatín por el Cerro Tronador para calmar los calores provocados por la bendita menopausia.
Quiero perder la capacidad del olvido, para acordarme todos los días, que olvidar es morir un poco, y recordar es divino.
Quiero viajar sin detenerme a mirar el presente, porque la ansiedad sólo me permite pensar en lo que quiero ver mañana.
Quiero saltar en garrocha por encima de mis prejuicios, y aterrizar suavemente en la incomodidad de mi presente.
Quiero la rapidez mental que tenía cuando no tenía esta lentitud pre-geriátrica.
Quiero una casa flotante, para navegar mis sueños de manera placentera, y no como vienen hasta el momento, anclados en una espesa niebla.
Quiero lo que no quería antes, porque no sabía que lo quería, a lo que quiero ahora, que no me estaría resultando querible.
Quiero detenerme en un instante de tu sonrisa, capturarla, grabarla en el chip de mi memoria, antes que la olvide para siempre.
Quiero una casa en todos lados, un barco en cada puerto y un cohete en el culo.
Quiero enamorarme de una vida, la tuya, porque la mía no andaría siendo muy interesante.
Quiero mirarte detenidamente, durante una hora sin pestañear, para incorporarte de una vez y para siempre, en el catálogo de mi corazón.
Quiero dar la vuelta al turrón, porque de manzanas diet ya estoy harta.
Quiero cerrar los ojos y ser flaca, como por arte de magia de Jean Cartier.
Quiero a George ahora que es padre, porque si no lo quisiera dirían que no me gustan los niños, y me encantan los ajenos.
Quiero la vida sin muerte, la paz sin guerra, el amor sin odio y la certeza de que algún día te encontraré.
Y por último quiero el abrazo que me falta, desde que me falta todo.


sábado, 20 de mayo de 2017

Recalculando

Ya nos andábamos extrañando. Digo...yo a ustedes, a mis otros yo no los extraño nada.
Estábamos un poco opacadas y apocadas. Para decirlo sin vueltas ni eufemismos, pajeras.
Andamos sin ideas, sin neuronas activas y sin equilibrio. Ni del emocional ni del otro.
Llevo, en lo que va del año, cuatro caídas con secuelas. Dos en la rodilla izquierda y dos en el orgullo. Empate dijo la partera.
Nos estamos cayendo a pedazos. Nos caemos en la calle, nos caemos de la cama, nos tropezamos con todo. Nos rompemos dedos, codos, rodillas y marotes. Lo que todavía no nos rompimos, fue el culo. Es demasiado esfuerzo. Y eso, ya sabemos, no es lo nuestro.
La vejez nos está llegando, como a todos. Lo que no les llega a todos, es la decrepitud, como a nosotras. Nosotras te somos de libro de medicina. A los 40 en punto, apareció la presbicia, cosa que al principio nos pareció simpática. Eso de usar lentes, nos daba un aire de intelectualidad que nos venía faltando. Ahora, a los 50, la menopausia. Eso no nos da justamente aire, sino todo lo contrario. Nos lo quita. Nos saca toda sensualidad que una podría creer que se tiene en la madurez. Cuando empezaste a disfrutar del sexo sin culpa ni tapujos, ya no te interesa, porque lo único que querés es un  abanico y una ducha helada. Añoras las épocas en las que usabas sweaters, frazadas, medias y todavía te gustaba que un caballero te abrazara para aplacar el frío. Hoy, si alguien te toca en plenos calores, le cortás la mano.
Así que vamos a pedir. Porque si creías que ya habíamos pedido todo, nop...nosotras siempre te encontramos algo más para querer.
Quiero un cuerpo que venga con refrigeración incorporada y sin glándulas sudoríparas.
Quiero un abanico gigante, para tener un ídem de posibilidades, cosa que ya no tengo.
Quiero un safari por el glaciar Perito Moreno, porque en la sabana africana hace demasiado calor.
Quiero un par de tacos aguja para coserme la boca.
Quiero un otoño sin humedad, un verano sin calor y volver a ser joven y fértil.
Quiero las calles sin pozos, las veredas acolchadas, y mi equilibrio en buen estado.
Quiero el sentido extraordinario, porque el común lo perdí hace rato.
Quiero un castillo de arena en Mónaco, un palacio de la Papa Frita, y una mansión de 2 x 4.
Quiero unas pantuflas árabes, unos zuecos holandeses, y unas alpargatas santafesinas. Perche mi piace.
Quiero unos anteojos culo de botella, un cuello de cisne y las piernas de un tero. Ando escasa de cuello y más parezco un pterodáctilo que un gracioso colibrí.
Quiero porque quiero, porque se me da la gana. Quiero lo imposible, porque lo posible no me interesa. Quiero porque a para eso vine a este mundo. A querer lo que tengo y lo que no. Quiero una vida insatisfecha porque si estuviese satisfecha estaría llegando al final, y no quiero.




martes, 2 de mayo de 2017

Antidepresivos para roedores, se solicitan

Tras el episodio del suicidio de una rata en el inodoro de mi taller, se me han planteado varias dudas existenciales.
A saber:
¿Son las ratas seres inmundos, o tienen sentimientos?
¿Era necesario que se suicidara en mi baño?
¿Cómo hago de ahora en más para sentarme en el inodoro, sin sentir pánico de encontrar otro bicho con depresión?
¿Es el Pollo Sobrero un animal? ¿Y quién le dijo que el brushing le queda bien?
¿Me lo encontraré sumergido en el trono de porcelana blanca?
¿Vendrán los deudos de Ratatouille a hacer el duelo en mi lugar de trabajo?
¿Adopto una rata? La gata Coca no me estaría siendo de mucha utilidad.
¿Llamo a Hamelin o al de la desinfección?
¿Debería poner aviso en el diario comunicando la muerte del ratón Pérez? Ya le avisé a Rodriguez Larreta por Instagram, pero no acusó recibo.
Y como estas, me surgen miles de preguntas que ahora no me acuerdo.
Ante semejante incertidumbre, no me queda más que empezar a pedir cosas que jamás me serán concedidas.
Quiero un tigre de bengala para ahuyentar a otros posibles animales suicidas.
Quiero una copa de vino tinto, en donde ahogar las ratas...perdón, penas...ahogar las penas.
Quiero una casa a prueba de bichos múltiples, incluidos los que tienen forma humana.
Quiero un humano, que no sea rata en el amplio sentido de la palabra.
Quiero un sueño más y una pesadilla menos.
Quiero llegar al final del arco iris, encontrar el trébol de cuatro hojas, y volverme caminando con una mano atrás y otra adelante.
Quiero sentar cabeza en una hamaquita de oro, antes que el tujes en un sillón de medio pelo.
Quiero una trampa para cazar Shorshes, porque roedores me andarían sobrando.
Quiero ir serpenteando por el camino de la vida, antes que dormir enroscada.
Quiero volver a ser, sentir, imaginar y desear, a continuar en este letargo ciego e indoloro que tiñe de un gris arratonado estos días de otoño.







sábado, 8 de abril de 2017

Se cambia Shorsh por Gay

Resumir 18 días de vacaciones, puede ser tedioso, o puede ser breve.
Vayamos por lo breve, porque no queremos aburrirnos de nosotras mismas.
Playa del Carmen. Paraíso dentro del paraíso de un all inclusive.
Casi nos casamos con un bello muchacho local, al que muy gentilmente rechazamos diciéndole : güey, estás muy padre, pero casi que podría ser tu madre. Más tarde nos fuimos todos a menear el bote a CocoBongo, bien chido, al saludo de ¡qué onda carnal!
Hemos nadado en el Río Secreto, al grito de síganme los buenos, y hasta nos animamos al Sea Trek, caminata por el fondo del mar, a la que llamamos, los treinta minutos que duró, Star Trek.
Vale decir que los buzos e instructores te dicen qué señas hacer por si querés que te suban a la superficie. Bueno, a los cinco minutos de sumergidas, comenzamos a hacer señas desesperadas para que nos subieran, pero se ve que los buzos no nos creyeron mucho, que a través de dichas señas, dijeron: seguí caminando y no rompas las bolas... O eso interpretamos...Continuamos con la caminata subacuática, en medio de un ataque de pánico, pensando: ahora nos sube la presión, y la cabeza nos explota llenando de sangre la escafandra...¿y si se me cortan los tubos de oxígeno? ¿saldremos en los diarios: una argentina murió practicando buceo en el parque Xcaret?...¿se darán cuenta si me agarra una embolia?...¿y si la raya que vienen nadando por ahí, siente mi pánico y me lanza el aguijón?
Así, disfrutamos la maravillosa experiencia del Sea Trek, sumergidas seis metros bajo el agua. De más está decir que cuando emergimos, juramos que lo volveríamos a hacer.
Mientras, mis amigos seguían buscándome un novio nativo. Pero los mayas nos quedan cortos. Por primera vez en nuestras vidas, nos sentimos Gulliver.
Pasada la mejor semana de vacaciones en la Riviera Maya, nos embarcamos a Meamee chico. ¿Y qué vas a hacer en Meamee? Tomamos sol, compramos, compramos, comimos ribs, compramos, cafeteamos, compramos, comimos cheescake, compramos. Vimos amigos, compramos. Cenamos, compramos. Paseamos, compramos, y finalmente tan aburridas de comprar estábamos, que seguimos comprando.
Ahí sí que no buscamos novio. Si no eran argentinos, eran rusos de Rusia misma, y los yanquis se parecían tanto a Homero, que preferimos seguir comprando.
Tras la reprogramación de nuestro vuelo, gracias a Moyano y todos los putísimos sindicatos del orto, partimos con un día de demora y unos cuántos morlacos menos hacia el aeropuerto de Miamichico.
Podrían suponer que después de tantos aviones y aeropuertos, viajaríamos sin medicación, pero la verdad es que a medida que pasa el tiempo, descubrimos cuánto nos gusta empastarnos, así que le damos al Rivotril sin asco.
Ya con 250 grs de droga en sangre, placa antibruxismo y tapones en los oídos, toda una pinturita, se nos apareció nuestro nuevo Shorsh. Alfonso Prat Gay.
Sí señores, hemos cambiado, luego de tantos años de esperarlo a Shorsh, por otro. Obviamente por otro que no nos dará bola, pero por lo menos está más cerca.
Este vive acá, y no me hace gastar guita sacando pasajes para ver si lo encontramos en algún recóndito lugar del planeta. Éste no nos mirará, ni sabrá de nuestra existencia, acá mismo y economizando.
Algo de bueno tiene esto de ir poniéndose mayor...te vas acercando a una realidad imposible, sin salir de tu casa.




lunes, 27 de marzo de 2017

Tristeza não tein fim

Podría empezar por relatar mi maravillosa semana en Playa del Carmen, pero dadas las circunstancias, lo voy a dejar para el fin de mi viaje.
¿Qué circunstancias se preguntarán? Apenas aterrizada en Miami, recibo la triste noticia que la madre de mi hermana del alma, falleció. Rosita, Reizale, Rosi, madre postiza. Ella mi segunda madre, yo, su séptima hija. Así nos llamábamos siempre.
Orgullosa madre de seis, amante abuela de catorce y bisabuela de cuatro y medio.
Aguantadora de amigos de hijos permanentemente aposentados en su casa, Rosita siempre tenía lugar para uno más.
Tengo un millón y medio de anécdotas de estos últimos cuarenta y dos años.
Pero vamos a resumirlas en las dos que la caracterizaban como el personaje que era. En el primer viaje fuera del país con toda su familia, se animó a llevarme a mí, que tenía trece años. Fuimos a Brasil. Éramos alrededor de doce personas. El avión salió con demora y perdimos la reserva del hotel.   Llegamos y nos encontramos que el batallón no tenía dónde dormir. Rosi, ni lerda ni perezosa, se paró en la punta de la escalinata del hotel, y cuál Dama de las Camelias, apoyó su mano en la frente y comenzó a gritar :" agárrenme que me desmayo! Ahora qué hacemos? A donde nos vamos? Yo me desmayo! Me desmayo!" Raudamente, la merecedora del Oscar a la mejor actriz, consiguió que nos dieran la suite presidencial. Si ya la amaba, ése día se convirtió en mi heroína.
Y la segunda, y que no habla bien de mí, pero sí de ella, es que en la adolescencia, mi deporte favorito, era ratearme del colegio. Como mi madre no me dejaba faltar a menos que estuviera con un pie en el cajón, yo llamaba el día anterior a Rosita y le decía: " Rosi, mañana déjame la puerta entreabierta a las 7 de la mañana, que me rateo". Cualquiera podría pensar que mi segunda madre era una irresponsable, pero no. Ella prefería que yo me quedara durmiendo en su casa, antes que estuviera yirando por la calle toda la mañana, a riesgo de que me agarrara la policía, ya que estábamos en épocas de dictadura.
Ésa era Rosita. Mi segunda madre. La que me dió la mejor hermana de la vida que una pueda tener.
Gracias Reizale por tanto. Te voy a extrañar mucho.


sábado, 4 de marzo de 2017

Boda 1 - Sosyola 0

Febrero pasó como un suspiro, y con él el casamiento de nuestra sobrina.
El casamiento. Un tema que ya hemos desarrollado en otras ocasiones, pero no por eso, menos conflictivo.
Estos chicos no te son como los de antes. Hoy se casan en días rarísimos como un lunes 27 de febrero, en la loma del tujes y al atardecer. Eso es ser jóvenes... No tienen en cuenta los mosquitos, ni que vos estás entrada en kilos y años y que ponerte un vestido largo con 40 grados a la sombra, no es la situación ideal a los 51 años. Pero sos la tía de la novia, y ajo y agua....a joderse y a aguantarse.
Ya desde que nos terminaron de maquillar y peinar, empezamos a transpirar como chanchos. Bueno, eso si los chanchos están menopáusicos como una.
Para que los chicos no se nos ofendan, vamos a aclarar, que estaban hermosos, que el lugar era un sueño, que la fiesta fue maravillosa, que exultaban felicidad, y nosotras por ende, estábamos igual de felices. Cuando no tenés hijos, entregar a una sobrina, es lo mismo que si fueras la madre. Te cuesta. Pensás ¿este pibe se merecerá a nuestra nena? ¿La va a tratar bien? ¿La va a hacer feliz? Y toda duda se disipa, cuando lo ves darse vuelta en el altar para recibirla, y la emoción y el amor le brotan por los poros. Ahí, mission accomplished,  respirás tranquila.
Volvamos a lo que nos atañe. La edad...
Apretujadas en un bellísimo vestido largo, emballenado, para quienes no son doctos en el tema, las ballenas no son mamíferos, son lo que te ponen en el corsé para que te mantenga las carnes en su lugar, nos dirigimos al salón.
Cabe decir, que si una vale su peso en oro, yo debería ser, para estas fechas, multimillonaria.
Mientras seguíamos chorreando agua como si estuviésemos en un sauna húmedo, no dejábamos de notar que al sentarnos, nuestra pechuga subía al nivel de la pera. ¡Putas ballenas! ¡Se suponía que nos tenían que adelgazar, y no empujar lo que sobraba hacia arriba!
Comodísimas estábamos....
Los jóvenes bailaban en el medio de la pista, dejándonos a los que pasábamos los 50, apenas un costadito en la alfombra, o sea, fuera del ring.
Ni que hablar que nosotras no estábamos ya para ser aplastadas en medio del frenesí jasídico. Así que el sueño que acuñábamos desde que las nenas eran chicas, de bailar una ronda judáica abrazada a nuestros pollitos, se esfumó en dos Hava Naguilas.
Volvamos a la indumentaria. Repasemos: vestido largo con mangas porque ya no estamos para mostrar los puentes colgantes de Babilonia que tenemos en lugar de músculos. Zapatos con taco de 12 centímetros, para disimular la baja estatura,faja reductora, carterita de fiesta y abanico en mano. Una pinturita. O una acuarela...porque seguíamos transpirando y empezábamos a derretirnos cuál maquillaje de muñeca de porcelana en una película de terror.
La pauta de que te estás convirtiendo en una vieja chota, es que en este tipo de eventos, te la pasás diciéndole a la gente jóven: "mi amor ¿no te parece que ya tomaste suficiente? " O, "soy la tía de la novia" mientras ponés cara de babosa recordando cuando le cambiabas los pañales.
Y por último, el mayor síntoma de ancianidad, es cuando se te cae el celular al piso, te agachás para  levantarlo, se acerca corriendo un muchacho, y te dice "señora, yo la ayudo a levantarse" y vos, orgullosa le respondés "no te preocupes que puedo sola", para, a los dos segundos mirarlo y decirle "¿sabés qué? Mejor ayudame".
Conclusión, para el próximo casorio, en vez de faja envolvete en papel higiénico como La Momia de Titanes en el Ring, usá una túnica a lo María Martha SL, maquillate con productos Acme y hacé mutis por el foro, total, que para pasar desapercibida, ya vamos por la vida.

jueves, 23 de febrero de 2017

Bye bye Shorsh

Es oficial. Llegó el fin de una era. Shorsh va a ser padre, y de mellizos como para que no quede ninguna duda. Un potz nomás.
Ahora, en vez de disfrutar de la vida con nosotras, se la va a pasar, a la vejez, cambiando pañales y durmiendo tres horas por día. Que se joda por boludo. Él se la pierde.
¡Justo en nuestro mejor momento, que subimos a aviones, disponemos de ganas, guita y grasa (todo con G de Shorsh), el tipo quiere demostrarle al mundo que es fértil!
Toda una carrera de galán tirada a la basura, ya que ahora no vamos a poder evitar pensar en él como el depositario del regurgitar de dos críos, desparramados por su camiseta morley y pantalones de pijama rayados celestes y blancos. Una foto poco erótica si las hay.
No es que queramos tirarle mierda encima porque no nos dió bola, sino que somos realistas.
La vida no es una película. Ni siquiera la de él. ¡Che Shorsh, enterate! Los pibes cagan, mean, lloran, vomitan, duermen cuando vos no querés y cuando querés que se duerman están despiertos. Después crecen, piden cosas, tienen fiebre y mocos, van al colegio y se sacan malas notas, o en su defecto son nerds. Tienen varicela, te rompen tus cosas y tienen piojos. De adolescentes te dan muchos dolores de cabeza, tenés que ponerles límites, te pelean, pasás a ser el peor padre del mundo, fuman, toman, y a vos sólo te queda preocuparte. Y ya cuando son adultos...bueno...si es que llegás a verlos, porque no nos engañemos, sos un padre añoso, te meten en un geriátrico y se quedan con toda tu guita.
Pero bueno, ahora que vas a ser padre: ¡¡FELICIDADES!! Nosotras sabemos perder con dignidad.




martes, 31 de enero de 2017

In-finito

Tras un prolongado mutismo, volvió Soysola. Y te habla a vos que estás leyendo.
Volvimos, pero no seremos millones. No queremos poblar el mundo con millones de pelotudas creyentes de lo increíble, ateas de ilusiones, resistentes reblandecidas y estúpidas de corazón.
Ahhh, sí, sí, sí! Si te volvemos, lo hacemos reloaded. No nos andamos con chiquitas.
¿Para qué con chiquitas, si nosotras cuando te brindamos, lo hacemos a lo grande? No tenemos medida. Somos el símbolo del infinito...Infinitamente idiotas, infinitamente confiadas, infinitamente pacientes...en definitiva, somos una infinitud de bondades no aprovechables.
Somos tierra fértil para los abrojos, cardos y cactus. Todo lo que lastima.
Así que tras semejante sincericidio, hemos decidido barajar y dar de nuevo. Al mal trago darle apuro, dicen los que saben. Y a los tragos amargos conviene tomarlos con un cortado descafeínado, mitad y mitad, con leche descremada y en jarrito por favor.
No vayan a creer que saben mucho mejor...no...pero se disimula el amargor.
Y mientras tanto vamos planificando,  otra vez, nuestra vida en solitario.
Se vienen emociones fuertes. Amores de esos que son indestructibles. Felicidades ajenas que son nuestras, porque las vimos nacer, crecer y convertirse en seres increíbles. Y damos la vida por ellas, porque son lo único por lo que vale la pena vivir y morir.
Se aproximan viajes, trabajos, amaneceres y vida. Porque ante todo, Soysola será una eterna creyente de las utopías. Como decía Galeano :"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para avanzar".
Soysola avanza, lentamente, pero a paso firme. Y siempre queriendo...
Quiero ser la sangre fría que corre por tus venas, a la mía, que de tan caliente quema.
Quiero Capri en septiembre, Pompeya en octubre y más allá la inundación.
Quiero ser parte de un todo que no por todo deja de ser la nada misma.
Quiero sentir el viento entre mis dedos, a que se escurran las palabras en un mar de mentiras.
Quiero el verde esperanza, a la negrura de tus ojos impávidos.
Quiero una caja de pañuelos de papel, para ir secando una a una las lágrimas que no pienso derramar.
Quiero guardar sin llave el corazón que perdí.
Quiero, siempre quiero, porque si no quisiera más, estaría absolutamente perdida en la conformidad.



martes, 10 de enero de 2017

¿Bella o vello?

Cinco míseros días de vacaciones y te tenés que depilar.
Vas confiadísima al mismo lugar de siempre y le decís: sacame todos los pelos que encuentres.
Y la torturadora, perdón, la depiladora, se lo toma al pie de la letra.
¿Qué se va a hacer? te pregunta.
Cavado, axilas, media pierna y tira de cola, deslizás tímidamente. Desvestite, te dice, tomando confianza, ya que te va a ver el upite.
Y ahí nomás arremete. Te abre como a un pollo que van a adobar, y te empieza a pasar la cera. 40 grados a la sombra y la mina no prende el ventilador. Tu piel sobrepasa los 36.6 de temperatura, y al contacto con la cera, te sentís como un lechón al asador.
Está un poquito caliente, te animás a decirle. Enciende el aire, y rezás para que no te agarre una pulmonía.
Y como todas las torturadoras del método español, que seguramente fueron adiestradas por Franco (perdón otra vez, depiladoras), ataca varias de tus partes al mismo tiempo. Y ahí estás vos, tendida en una camilla , con ambos brazos hacia arriba, una pierna flexionada y la otra extendida. Y te unta. Te unta por dentro y por fuera. Y sin mediar palabra, vos, que esperás el tirón de una sola vez, no, la muy hija de puta, va tironeando despacito, despacito, como si se deleitara con tu sufrimiento.
De golpe sentís que algo hirviendo y espeso te tapa la uretra, y gritás: ojo! No me depiles tanto!
¿Pero no me dijiste cavado profundo? te espeta cuál serpiente venenosa.
Noooo, te espantás vos, yo quería cavado común, no el de vedette. Pero ya es tarde. Para cuando te mirás, sos Silvia Süller en sus peores épocas.
Humillada y pelada, te das vuelta porque te toca la parte de atrás. Te arrepentís de haber pedido tira de cola, porque como viene la mano, seguramente la yegua, te va a sacar las hemorroides para afuera.
Pasa una, pasa dos, pasa tres veces, y tu piel, deja de ser un terso culo de cincuentona, para ser uno al rojo vivo como el del mandril.
Una vez listo el chicken, te alegrás de haberte llevado puesto un vestido, y no tener que calzarte un jean, porque te arde hasta el colon. Lo peor es después, que tras la tortura, viene la dolorosa. Tenés que pagar seiscientos mangos.
La pregunta del millón, es, para qué cornos te sacás hasta el último vello de tu cuerpo, si la malla enteriza que te llevás, no sólo te tapa todo el OGT sino, que llega más o menos a media pierna, como las de principio de siglo pasado.
Todo sea por la salud visual de los veraneantes.