Tras un muy buen viaje desde San Sebastián y un muy mal arribo, en el medio de la nada misma y con lluvia, llegamos a Biarritz.
Ni un mísero taxi a la vista así que nos dirigimos a pie en medio de la torrencial llovizna, hasta el hotel.
Llegamos puteando no tan bajito, largamos las valijas en la habitación y salimos a recorrer lo que el tiempo nos permitiera.
Como el clima decidió que no nos permitiría mucho, enfilamos a la pizzería de enfrente.
El mito popular dice que Biarritz es la ciudad de los millonarios...Bueno, algún día había que derribar el mito. No vimos ni uno. Más bien nos pareció Mar del Plata a principios del siglo XX. Todo igual al Hermitage original. Sí, muy lindo, sólo faltaban los señores con sombrero de copa, las señoras con miriñaque y Mirtha Legrand.
Entre la sudestada, o biarritzada (no sabemos cómo se llaman acá las tormentas), empezamos a sentirnos expulsadas del balneario.
Nos quedaban tres noches aún...S.O.S!
Pero, como dice el refrán, al mal tiempo buena cara, decidimos que los días que nos quedaran, íbamos a pasarlos lo mejor posible. Otro refrán al tacho...
Salimos a pasear para intentar ver los lugares turísticos y enfilamos para la Roche de la Vierge y el puerto de pescadores. Contentas de no bajar el ritmo maratónico que teníamos con Euge, nos dijimos, hasta no llegar a la roca de la virgen no paramos....a los diez minutos de haber arrancado, ya estábamos convirtiéndonos al catolicismo paradas frente a la bendita vierge que se nos cagaba de risa.
Amigos, cuando lean un mapa europeo, no le den bola. Acá los kilómetros son más cortos. O son de Clarín, que ya sabemos, miente.
En Biarritz todo queda acá a la vuelta, menos el chemin saludable. Una bicisenda sólo para maratonista. Ocho de la matina y todos corren. Jóvenes y viejos. ¿A dónde quieren llegar me pregunto? Estás de vacaciones hermano! ¿Qué necesidad de sacar los bofes? Allá ellos...nosotras seguimos caminando que es más sano dice Cormillot.
Tras haber recorrido toda la ciudad en menos de una hora, nos queríamos suicidar cual Alfonsina Storni, pero a pesar de la lluvia, el mar había entrado en la famosa calma chicha.
Por suerte no todo era malo. Al ser fin de temporada, el 90% de los negocios estaban cerrado y el restante 10 tenía pura mierda, por lo tanto, ahorramos plata no comprando nada.
En fin, nuestros tres días de tormenta, se repartieron entre tomar café y jugar al Candy Crush en la habitación.
Conclusión, siempre, pero siempre, consulten a los que saben antes de hacerse su propio itinerario. Hoy a Toulouse.
Bilbao-San Sebastián = 1 Biarritz = 0