viernes, 27 de septiembre de 2013

Hay maní con chocolate, palito, bombón, heladoooo

Si, sí señores, yo soy de Bélgica, si, sí señores, de corazón, porque este año desde Bruselas, desde Bruselas, salí hecha un lechón!
Bye, bye London, bienvenue  Bruxelles. Llegué a Bruselas en tren, tras pasar por el Eurotúnel, mientras pensaba, si acá hay una filtración de agua, cagamos. Ya me veía como en la película Poseidón, pero yo estaba entre las ahogadas. O sea, es la misma sensación que en el avión, pero en un tren submarino, cosa rara si las hay.
Mi valija pesa 345 kgs, con la resultante convicción de tomarme un taxi en la estación. Tachero como los que a mi me gustan. Carbón, charlatán, sabelotodo, y cada tanto refunfuñaba en voz baja. Digamos, como en casa.
Dejé mis bártulos en el hotel (divine), cacé mapa y salí a buscar la otra estación de tren para sacar el pasaje a Brujas para mañana. Aller et retour. A esta altura del viaje y de mi vida, no sé para qué pido un mapa, si voy a morir sin entenderlos. Decí qué como acá, por esas cosas del destino está lleno de españoles, les voy preguntando a ellos para donde tengo que doblar. O, directamente, los sigo. Total todos vamos a los mismos lugares.
Como por arte de magia, llegue a la Gare Central, guiándome por las indicaciones españolas. ¿Cómo no encontrarla, si en la puerta está el Pitufo más grande y feo que vi en mi vida? Listo el pollo, una vez que ubicaste al Pitufo, imposible perderte en Bruselas. O sea, Pitufo = Ciudad vieja. Ecuación resuelta.
Adquirido el pasaje a Brujas, me dediqué a pasear... No entiendo una cosa...¿ por qué en Europa las cuadras son redondas? ¿O nosotros somos los animales que hacemos manzanas cuadradas? ¿O es que justamente se las llama manzanas por la forma y nosotros vivimos equivocados?
No me perdí no solamente por el Pitufo, sino justamente, porque sólo di vueltas en círculos. No importaba de donde saliera, terminaba llegando al mismo punto de partida. De una punta a la otra (que no es muy grande) de la Grand Place al Manekenn Pipi, y de ahí de nuevo a la Grand Place. O Bruselas es un pañuelo, o yo necesito urgente una brújula.
Señoras y señores, encontré mi lugar en el mundo. Nada de Punta del Este, Colonia o las grandes tiendas Harrods...Bélgica es mi paraíso perdido. O encontrado, que se yo. Bruselas es para mí, lo que el Maracaná al fútbol. A dónde quiera que vayas hay una chocolatería. Chocolate por aquí, trufas por allá, frutas secas bañadas en chocolate belga por dónde mires, y papas fritas!! Todo en una sola ciudad! Más aún, todo en cada cuadra! O manzana redonda! Soy feliz! Debo haber hecho algo bueno en la vida, para que Dios me premie de esta manera!
Ya compré ambas cosas obviamente. Como más ropa no puedo, porque no me entra en la valija, y decidí que dejo las nimiedades (zapatos, carteras, etc) para Roma, acá me dedico a nutrirme gastronómicamente, como si me hiciera falta. Entré en una antiquísima boutique de chocolates y compré 100 grs de trufas (no soy tacaña, salen €4 los 5 bombones) e hice 20 minutos de cola, para comprar un cono de papas fritas. No! no estoy loca. Soy gorda de alma y cuerpo!
Ahora me pregunto si no hubiera sido mejor quedarme 3 días en Londres y 9 en Bruselas...no sé... me estaré volviendo religiosa porque me sale pensar: dios sabe porque hace las cosas. Así como en Londres mientras recorría las grandes tiendas, mi voz interior gritaba: me descompongo, necesito comprar y no puedo porque es caro, acá me pasa algo similar.  Cada vez que paso por una chocolatería, escucho una voz que grita en mi cabeza: inyéctenme chocolate o mátenme ahora!
Finalmente los demonios en mi cuerpo fueron exorcizados con la primera trufa.
Por lo demás, vamos mejorando. En Francia los hombres están buenos, pero son antipáticos, en Londres, están buenísimos y un poco más amables,  en Bruselas, hay algunos especímenes que parecen sacados de una revista, y son simpáticos, o sea, que espero que cuando llegue a Italia la cosa se ponga mucho mejor y quién te dice,a lo mejor alguno hasta me hable.
La esperanza es lo último que se pierde.
Bon soirée et a tout à l'heure!

martes, 24 de septiembre de 2013

La colina de la vida

Mi sobrina Agus, me preguntó ayer si había ido a Greenwich a ver lo del meridiano y la universidad, así que hacia allí partí hoy.
Underground hasta Embankment y de ahí barquito por el Támesis, muy Buquebus, que ya lo tengo calado como al subte. Parada va, parada viene, dormitando un poquito, hasta que con mi suerte, en uno de los muelles, se suben 567 chicos con 5 maestras. Qué lindo! Qué divertido! No alcanza con el brasilerito que me llora todas las noches y las mañanas en el cuarto de la lado, que tengo que viajar con más niños que gritan en british! Me tocaron como compañeritas de banco, dos niñas muy bien educadas, que repetían oh Lord! It looks tiny! refiriéndose al London Eye, a medida que nos íbamos alejando. Sus maestras deben haberme visto cara de asesina serial, porque por las dudas se quedaron paradas al lado nuestro todo el viaje.
Graciadió se bajaron pronto.
Llegamos a Greenwich y la respuesta a la pregunta obvia de hacía dónde iba, fue: si me vine hasta acá, vamos a ver el famoso meridiano. Tras pagar £7 o $64 (ahora me suena a un montón) se me ocurrió consultar a dónde quedaba el famoso observatorio. Go out of the building and turn to your right. Then continue straight up to the hill (salga del edifico, doble a la derecha y siga derecho hasta la colina) ¿Cómo colina? ¿Qué colina? ¡A mi me dijeron que Inglaterra era todo una gran llanura verde! ¡Nadie me habló de colinas!
Puteando por no haber hecho ni dieta ni ejercicio en todo el año, allí me encaminé, preguntándome desde cuándo me interesaban tanto los husos horarios, la astronomía y todas las materias que me llevé en el secundario. Llegué como pude, apunada más o menos, y sin una gota de oxígeno en mi cuerpo, siendo sobrepasada en la subida por un grupo de ancianos que entre todos sumaban más de 5700 años. O sea, se impone a mi regreso, un personal trainer.
Me saqué la foto en la línea imaginaria que une los polos, dí un par de vueltas por el lugar, y aliviada con la misión cumplida, bajé.    
Vuelta a subirme al barquito, para retornar al otro lado del río. Esta vez sin niños en el horizonte.
Subte uno, subte dos, y llegamos a Regent's Park. ¿Qué te puedo decir? Me encontré preguntándome porqué nos ponía tan felices haber echado a los invasores ingleses. Malgastamos aceite al pedo. Uno no puede evitar las comparaciones. Ya sé, son odiosas pero es un deber de patriota hacerlas. Nosotros tenemos a Macri que te pone canteros con yuyos aquí y allá, ellos tienen una plaza entera, dedicada a una Reina, llena de rosas de todos los colores, con lagunas llenas de patos, cisnes, gansos, puentes, etc. Los ingleses tienen un sector en el parque con reposeras, y nosotros tenemos las playitas macristas. Nosotros tenemos un subte que para cada dos por tres, ellos, miles que paran en todos lados.
En Londres hay muchas plazas y pocos edificios altos.En Buenos Aires, muchos edificios y pocas plazas. Las plazas y las flores traen mucho aire puro, y muchísimas abejas. Por eso, yo me quedo con mi bella CABA, porque soy alérgica a las picaduras de abejas.
Salí de Regent's Park habiendo comido un sándwich que todavía no sé qué contenía, y por las dudas decidí seguir caminando para hacer la digestión, o por si me moría que por lo menos me encontrara alguien en la calle y no meses después salir en los titulares del Daily Mirror, como: "apareció muerta en el parque turista Argie. Se presume por intoxicación. Se descarta violación por sorprendente conservación de masa corporal a pesar de los meses transcurridos."
Miré mi Lonely Planet para ver cuál sería mi próximo destino, y me sugería darme una vuelta por las tiendas Selfridges. Si Harrod's es mi nuevo hogar, Selfridges es mi casa de verano. Para una compradora compulsiva como yo, es toda una prueba de fuego. Obviamente, las únicas clientas comprando eran las árabes, las rusas (de Rusia, no entro en la categoría) y las orientales, mientras yo, para mis adentros me decía al mirar los zapatos y vestidos de Dior, Chanel, Louis Vuitton y Prada, las joyas de Tiffany, Bulgari, Chopard, etc: me descompongo, me descompongo. Sáquenme de acá o consíganme un marido multimillonario!
Huí antes que me internen por desnutrición monetaria, y seguí caminando. Todos los caminos conduce a Oxford St.  Gracias a Dios mi pies, a esa altura ya no daban más, y me tomé los dos subtes correspondientes para llegar a casa y enterarme, que pagué una fortuna para que mañana me corten la luz de 8 a 16 hs, con la recomendación de la gerencia de que me levante a las 7 si quiero desayunar algo caliente.
God save the Queen y horca para Skanska (suena el nombre, no?)

sábado, 21 de septiembre de 2013

God save Harrods

Y heme aquí sentada, mientras de fondo suena Adele, tomando un english tea de manzanilla y cítricos , no a las five o'clock, pero sí a las cuatro y media, porque sigo siendo argentina y nosotros, ya sabemos, nos cagamos en los horarios.
Por dónde empezar con mi experiencia londinense? Harta de oír hablar francés, llegué acá, creyendo que mi inglés era perrrrrfecto. Tantos años de estudio, y un ex marido angloparlante, deberían haber pagado... Pero no. Resulta que fue guita tirada al pedo y siete años de tu vida malgastados para encontrarte conque no entendés ni siquiera cuando te dicen good morning. Te los quedás mirando como si te estuvieran hablando en Klingon. 
Señores, en Inglaterra no hay ingleses. Hay de todo, menos británicos. Musulmanes, hindis, rusos, italianos, franceses, chinos, españoles y toda clase de etnias que jamás habías visto en tu vida. Pero ingleses, ingleses, esos que echamos con el aceite hirviendo, sólo quedan dos. La Reina y Carlitos. Los demás se fueron fusionando, para que cuando vos llegues por primera vez no entiendas nada. Por empezar, mi parada de subte se escribe: Gloucester Road, pero se pronuncia Gloster Roud. ¿Para qué le meten tantas letras en el medio si después no las van a usar? Sólo para joderte y demostrarte que tu inglés aprendido con sangre, sudor y lágrimas desde los 8 a los 27 años, no te sirve de nada.
Pero como siempre, el idioma internacional de señas, te saca de un apuro. 
La diferencia entre París y Londres, es que París no pareciera apta para la vida cotidiana. Bellísima, pero no te vi ni una tintorería, ni un maxiquiosco, nada de nada. Londres en cambio, es vivible. Hay de todo. Al lado de cada hotel hay un súper, una lavandería, una costurera, tu kiosquero amigo, casas de cambio, y muchos, pero muchos bares y restaurantes. Una Buenos Aires cualquiera, pero más linda. No más limpia, porque acá todavía hay gente que usa caballos para desplazarse y cada dos pasos hay soretes de equinos. Para aquellos/as con problemas de constipación, aviso, la dieta es el heno y el pasto y sanseacabó tu mambo.
Eso sí, la gente es amable. Más con sus perros que con la gente, pero amables al fin. Para aquellos que no leen Facebook, les cuento brevemente la historia. Voy a cruzar la calle, todavía intentando acostumbrarme a ver de donde mierda vienen los autos, y cuando pongo un pie en el asfalto, escucho: STOP! Venía un coche que casi me pisa. Me doy vuelta y le digo al señor, thank you, a lo que muy amablemente me responde: no se lo decía a usted, le hablaba a mi perro. Le respondo: bueno, su perro, yo, somos todo lo mismo.(Ahora sí creo en la famosa historia de las dos señoras en N.Y. )
Londres es enorme. Tan grande que me decidí a usar el subte. Siiiii, tuve que venirme hasta acá para aprender! Lo que es mejor, podría quedarme a vivir en el subte, como Tom Hanks en el aeropuerto. Acá sí es imposible perderse en el Underground. Caminando me pierdo todos los días, con lo cual el subte me salvó la vida. Amo el metro londinense! Lo tomo aún cuando no necesito! Me compré la SUBE inglesa, y soy la mujer más feliz del mundo. Mirá con tan poco que me conformo, y ni siquiera así consigo novio...hasta hoy. Paso a relatar. Esta mañana, calcé botas, camperita, y me fui a pasear por Kensington Gardens para intentar ver la Serpentine Gallery, que resulto estar cerrada. Kensington Palace vendría a ser la casa de difunta Lady Di. Iba a entrar pero cuando vi el precio de la entrada, decidí que la monarquía no necesitaba mis patacones. Así qué me fui a caminar por lo que vendría a ser el jardincito del lugar. El tamaño, es tres veces nuestro bienamado lago de Palermo y anexos, con fauna de todo tipo, patos, gansos, cisnes, palomas, pajaritos, liebres y ardillas (estas últimas son ratas con colas más lindas). Así qué tras dos horas y media de caminata, completamente perdida, y descubriendo que no sólo estoy mayor, sino que en un calamitoso estado físico,clamaba a gritos por salir de ahí. No te camino en Buenos Aires, ¿por qué te voy a caminar acá? No vine a hacer deporte, vine a europeizarme un poco. A lo lejos vislumbro una salida con un previo lugar de descanso a donde reposar mi cansado tujes y ver el mapa. Me siento y se me sienta al lado un señor y me dice :¿qué tal sus vacaciones?¿Lindas? Yes, contesto yo, muy modosita. Para hacerla corta, el fulano era español, que vivía ahí,tenía, ponele, 235 años ,y su único interés era el fútbol. Abona y reafirma la teoría de que a mi solo se me acercan los viejos. Tras 5 minutos hablando del Chelsea, la Bruja Verón y Crespo, me despedí amablemente y partí hacia Nottingh Hill a ver si encontraba a Hugh Grant, pero mi descompostura estomacal, impidió nuestro encuentro y me volví al apart hotel.
Dicho sea de paso, anteayer se rompió mi cama (ya la arreglaron), y están reformando la entrada, por lo que lo recomendaría, pero para el día que lo terminen de decorar. 
Ayer, día hermoso, caminé y subteé desde las 9.30 hasta las 18 hs, así que mi malestar hoy es bienvenido para descansar un poco. 
Me voy despidiendo por el momento, no sin antes contarles, que solucioné mi problema habitacional y laboral. Me quedo a vivir en las Tiendas Harrods. Ése es mi lugar en el mundo, no Colonia del Sacramento.Dejémonos de joder! ¿Quién quiere cerámica, cuando existe Harrods? 
Bye darlings, hasta la próxima entrada!



miércoles, 18 de septiembre de 2013

Día de la Independencia VI

París fue, por lo menos hasta diciembre que volveré para comer castañas a la vera del Sena, sin un sapo a quién besar en Año Nuevo.
El día antes de partir decidí superar mi récord pedestre, y como quién se prepara para las Olimpíadas Matemáticas, agarré el mapa, cámara de fotos y salí sin rumbo fijo. Enfilé por Rue de Rivoli, esta vez, intentando no mirar vidrieras para no distraer mi concentración, porque se jugaba mi reputación orientativa. Y como Dios existe, en mi último día, aprendí a leer el mapa.
Caminé, caminé y caminé, como Pepinucho Coliflor (n.de la r. cuento de Doña Rujele para dormirnos) por todo el barrio judío, mas conocido como Le Marais o el Once parisino, que en vez de vender telas, venden limones importados de Israel y mucho falafel.
Lo recorrí todito, sin dejar rincón por explorar, porque no quiero que a mi vuelta,  mi madre me recrimine por no mirar bien y no encontrar novio. Pero, se  ve que los judíos franceses prefieren los limones a mis pomelos. 
Seguí mi itinerario pautado al azar, y desemboqué el la Ile de la Cité, para ir a la famosa St Chapelle, a la que el año pasado no entré, por tener un  cortaplumas chino, amorosamente regalado por mis amigas, y del cuál me negué a desprenderme, bajo amenaza policial de ser confiscado.
Esta vez me aseguré de dejar todo mi armamento pesado en el hotel, cosa que no hicieron los dos terroristas que estaban delante mío, a los que les sacaron de las mochilas, sendos cuchillos de caza tipo Rambo. 
Maravillada con la capilla, decidí seguir el camino del arte e ir al Museé D'Orsay (nada que ver con el fútbol). 735 mil personas en la fila, pero resistí estóica, hasta que entré. 
Pas de photos s'il vous plait, a lo que hice caso, por las dudas que estuviese mi amiga de Florencia, la chupacirios que me delató por tomarle una foto al David. No estaba ella, pero sí una agente de Kaos, que ante la poca bola que daba la gente, se fue derechito hacia una guardia a delatar, con identikit incluido, a todos aquellos que estaban sacándole fotos a mi amado Van Gogh.
A esa altura, ya no me daban más las patas, habiendo salido del hotel a las 9.30 , y siendo las 16.30 todavía me faltaba volver hacia atrás para cruzar el puente que me llevaba derechito al hotel. Cabe destacar, que en el horario mencionado, cada una de mis piernas, pesaba como 238 kilos y 300 grs. Ya estamos por las 17.15 hs y yo sin bañar.
A las 7 debía pasar a buscar a mi hermana y mi cuñado por su hotel, para ir a cenar con unos amigos de la familia, que vivían en la otra punta de París. Tras bajar al metro (pronúnciese mettrgggo) mi sister, soer, o hermana, que me trataba de infradotada por no haber tomado nunca el subte en Francia, y que era facilíiiiiisimo de usar, casi nos lleva hasta Suecia, al hacernos subir en el andén equivocado. Finalmente llegamos tras hacer otra conexión y pasamos una lindísima noche hablando en castellano, mexicano, inglés y francés.
Tras una reparadora noche de sueño, me despedí de la ciudad luz, para pasar por la aduana de la Gare du Nord, que me llevaría a Londres. Es casi un mini aeropuerto, con sellado de pasaporte, scanner, y muchos espías de Scotland Yard, que me hicieron tres mil preguntas, mientras otra vez, yo repetía mi mantra: los gansos vuelan sobre Viena.
Se supone que viajo en tren para poder disfrutar del paisaje, pero apenas subo, me quedo dormida.
Llegamos al London Bridge is not falling down, y no me quedaba más remedio que tomarme el undergrownd. A sabiendas de que posiblemente me perdiera, tipo estúpida, le pregunté a cada persona que pasaba, si la Picadilly Line me dejaba en mi nuevo hogar. Primer acercamiento del tercer tipo: satisfactorio. La gente es amable!! No son franceses!! Hasta me ayudaron a subir la valija por las escaleras! Amo Londres y sus habitantes, ya sólo por eso. Tengo 9 días por delante para perderme caminando, porque si hay algo de lo que estoy segura, es que este subte es pan comido.
Ahora tengo que ingeniarmelas para poder hacer shopping entre medio de los paseos, sin que la valija pese más de 23 kilos. Queen Elizabeth me espera a tomar mate cocido, y Primark, con ofertas de todo tipo y color. Y espero que también, algún tipo de color.¿Por qué no?

lunes, 16 de septiembre de 2013

Brújula por aquí, s'il vous plait


Este año decidí que iba a recorrer París sin mapa. Grave error.
A decir verdad no es que salgo sin mapa, sino que lo tengo en el bolsillo por si las moscas. Las moscas ,vendría a ser, perderse, perderse después, como dice el tango , y la otra acepción de la palabra es, no me queda más remedio que  sacar los anteojos. (Nota al pie: Dr. M.Zas, te estoy puteando un poquito, sólo un poco, por no darme multifocales.)
Si hay algo choto en el mundo, son los franceses, escusé mua por la franqueza, pero decidido: por más que quiero la casa de Rodin, no me quedo a vivir acá ni en pedo.
Ayer, calcé borcegos, y me fui a patear la citè, a ver todo lo que no había visto el año pasado. Enfilé para Des Invalides, y por supuesto a las dos cuadras, ya me había perdido. Andá a preguntarle a Mongo Pichu, ye ne compren pa, que no quiere decir no me compré nada papá. Terminé en la residencia de prefecto de la Ile de la Citè, que por jornadas europeas de patrimonio del gobierno, era casa abierta y le tocaba mostrar donde vivía con su señora esposa. Enchanté madame. Hermoso jardín, hermosos silloncitos franceses, bellas arañas de cristal, pero no era Des Invalides.
(Nota aparte: proponer al gobierno de CFK que haga lo mismo. Boudou, abrí Puerto Madero, CFK, abrí la bóveda.)
Seguí perdiéndome en la ciudad luz, y llegue al Musee Rodin. Ya saben, lo quiero. Entré,miré,salí. Y oh milagro! Les Invalides estaba enfrente! Allí marché con los enfants de la patrie, y casi me meto en la residencia para inválidos en vez de en la tumba de Napoleón.  Vi al muerto, le di mis respetos y seguí para la Tour Eiffel. O eso creía. Porque ya sabemos que yo sin mapa, soy como mono con navaja. Así qué claudiqué y me obligué a mirar ese papel de colores totalmente absurdo para mí. El sentido común y mi vista, me decían que la torre estaba derechito, derechito. ¿Cuándo y en qué momento me fui al carajo? Es todo un misterio. La cuestión es que hora y media  más tarde después de dar vueltas cuál caracol, llegué a la belle tour, por el lado equivocado. O sea, por atrás, lo que significa que para volver a lo que llamo mi casa u hotel, debía caminar 400 cuadras francesas más. Cabe destacar que para esa altura, ya había caminado 5 horas sin parar.
Dios existe y se apareció en el Sena a modo de barquito de paseo. Embarcamos y no moví más el culo hasta que llegué a la pirámide del Louvre.
Hoy, lunes, estoy perdida en algún lugar entre el Pompidou y Le Marais, intentando encontrar a mi hermana  por ósmosis, porque en TODO París no hay un bar con wifi, ni un quiosco que venda tarjetas de teléfono. O sea, sobrinas, si me están leyendo, avísenle a su madre que mañana la espero en la puerta del Carrousel du Louvre, tipo 10 a.m.
Dicho sea de paso, el tiempo tiene la misma cara que un francés cuando le habla a un yanqui. Comme l' ort. Llueve, te cagas de frío, sale el sol, te cagas de calor, vuelve a llover y vos sin paraguas, sale el sol nuevamente y tu pelo no resiste el shock de Cadum.
Así qué hoy, no me quedó más remedio que hacer algo que detesto. Compras.
Para eso se ve que mi brújula anda perfecta.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Misión Posible

Jueves 1300hs: pasa Daniel el remisero a buscarme.
Jueves 1305 hs: Daniel, va a llover, no se si puedo con esta misión.
Jueves 1306 hs: Elizabeth, subite al auto.
Jueves 1306 hs 03 seg.: ok, me subo, pero va a haber tormenta.

Ezeiza 1400 hs. Mostrador Air France.
Espía número 1: hizo el check in online?
Agente secreto Yo: No. La espía número 00 que me vendió el pasaje ,dijo que no era necesario porque  mis asientos ya estaban confirmados para ida y vuelta.
Espía n*1: veamos.
Pasa mi pasaporte por máquina sospechosa de ser espía n*2. Yo por las dudas y por lo bajo digo: los gansos vuelan sobre Viena.
Espía n*1: usted no existe en esta máquina. Vaya a hablar con espía número 3. Para eso tiene que hacer la fila de pobres que viajan en Economy.
Agente secreto yo: Ta bien, aunque no entiendo nada porque yo tenía mi asiento confirmado por espía telefónica n*00.
Espía n*3: a ver.... No, efectivamente usted no tiene el asiento confirmado y ya no quedan pasillos. Va a tener que esperar una hora a ver que queda libre....
Agente secreto al borde del llanto: vos no entendés! Yo NECESITO ése asiento, sino me muero!
Espía 3 al borde de un ataque de risa: ¿ cómo que te morís?
Agente Yo casi en brote: si, porque va a llover, y yo estoy recién operada, y además tomo pastillas, tengo pánico, necesito sí o sí ese asiento!
Espía 3 mirando a Agente secreto con estupor: bueno, déjame ver que puedo hacer. Por lo pronto te pongo primera en lista de espera.

1440 hs.
Pst, pst, agente secreto, venga! Quedan estos cuatro asientos, yo le recomiendo este , el 36 G que va a tener por lo menos espacio para mover los pies.
Pasamos por aduana y nos esperan espía n*4 y 5.
N* 4: abra el bolso, veo algo raro.
A.S Yo: si son todas las pastillas, tengo prescripción médica.
Espía 4: no, es algo de yeso.
Yo: ah!, son las esculturas!
E4: de que son y quien las hizo?
AS yo: de cerámica y son mías.
E4: ok, pase.
Espía 5: tengo que cachearla. (Toca mi cintura). Que es esto? Una bolsa o plata?
Casi le digo droga, pero preferí no hacerme la chistosa, así que confieso. Plata.
E5: pase.
Constato que por la aduana puede pasar cualquiera con cualquier cosa.

1530 horas:, tercer Rivotril y media quetiapina, sentada en sala de preembarco.
Anuncian el ingreso a la nave espacial, y agente secreto se toma una quetiapina más.

1600 hs.
Empieza el abordaje. Me recibe espía n* 6: bonjour madame.
-Bonjour monsieur.
- 36G?
-A gauche s'il vous plait.
-Merci beaucoup monsieur.
Llego al asiento y ante mi sorpresa me reciben dos mini espías de 1 año y meses. Pensamiento de agente secreto? Qué castigo! Van a llorar toda la noche!
Primer error de agente secreto. Dos santas que no jodieron a nadie. Segundo error, que con toda la pasta tomada iba a dormir cuál marmota. A la hora y media estaba despierta pensando que carajo estaba haciendo arriba de ese avión que no paraba de moverse.
Pensamiento instintivo: bueno, ya está, si se cae, no puedo hacer nada. No se volar.
12 horas más tarde aterrizaba en Charles de Gaulle, sin haber dormido pero con una paz como la del bar de Corrientes, tras una fumata blanca.

1130 hs del horario francés.
Valija en mano, buscando mi transporte al hotel reservado y pagado desde Baires.
No aparece por ningún lado, y los franceses no se caracterizan por su amabilidad.
Una hora dando vueltas, hasta que una señorita de informaciones se digna a avisarle al shuttle.
Viene un hindú corriendo con una tablet en mano con mi nombre. C'est vous? Oui. Agarra mi valija y empieza a caminar rapidísimo. Yo, con 200 mg de droga en mi organismo, tras él. Por momentos pensaba: y si en realidad se está escapando con mi equipaje? Qué hago?
Cuál japonesa con pies vendados, iba corriendo detras suyo. Ma sí, me dije, que se lleve todo pero me deje las pastillas!!
Llegué con la lengua afuera hasta una combi donde me esperaban otros rehenes. Dos alemanas y dos yanquis.

Y heme aquí, en Iom Kippur, paseando por Saint Germain, con casi todo cerrado porque deben ser de la cole, en un hotel viejo pero restaurado, con vecinos brasileños que se bañan y pishan mientras gritan como sí estuviesen solos y con espías de todos los colores en una ciudad tan bella como contrastante.
Empezando la segunda aventura en solitario.


jueves, 12 de septiembre de 2013

Piantato una erba? O piantamos una neura?

A pocas horas del viaje, y el pastillaje utilizado para sedarme, no surte efecto. ¿Qué haremos? ¿Qué tomaremos? ¿Yo señor? Si señor. No señor.¿Pues entonces quién lo toma? El gran Bonete.
Estoy empezando a creer en el mito, creado por mí, que mi organismo es absolutamente opuesto al común de la gente. Ejemplo. Cualquier persona normal, con dos Rivotril y un Alplax, como mucho, a la media hora está durmiendo, babeándose cuál laburante dormido en el colectivo. Pero hete aquí, que la señora no. Ella se empasta como caballo, y recién, empieza a tener una pequeña sensación de somnolencia, pasadas las 3 o 4 horas. Debo tener una tendencia K oculta en mi inconsciente, por eso de que todo es una sensación, y nada una realidad. En este caso es una sensación de letargo. Y además estoy hablando de "ella" como ella de Él. Cruz diablo! Estoy por subirme a un aparato de miles de toneladas que vuela y yo nombrándolos!!
También el sindrome es conocido como, el sindrome Maradona. Hablar de uno mismo en tercera persona, y lo que es primordial, la pasta. Diego sin pasta no es Diego. Diego con pasta no es Diego. Elizabeth sin pasta no es Elizabeth. Punto.
Aclaro, por si esto es leído por algún miembro de la Aduana, que toda la droga que transporto, es legal y recetada por mi psiquiatra. No se permitirán incautaciones de ningún estilo y factor, ante la gran probabilidad de una escenita de ataque de nervios, provocada por la portante de dicha merca.
Calculando el tiempo que me voy (he aquí la esquizofrenia de hablar de ella y de mi, mezclándo y lo que es peor, de modo interactivo) llevo a saber: 240 Alplax. 240 Foxetín. 50 Rivotril. 20 Rivotril sublingual. 20 quetiapinas. 120 Rosuvast. 120 Nidib. Buscapina compuesta, Tafirol, Voltarén, Bagohepat, Pankreoflat, Dulcolax, gotas oftálmicas, cremas varias y lo más importante: Dr Selby. No se viaja sin Dr. Selby. Gran invento uruguayo.
Pero no contenta con todo este arsenal, que no me deja completamente tranquila, tengo un ritual de vestimenta post sentada en el avión. Pelamos por orden de necesidad: almohadita inflable para cuello, antifaz negro para dormir, tapones para los oídos, y placa de descanso bucal para el bruxismo. O sea, si pretendemos conseguir algún novio en las 15 horas de vuelo, vamos mal. Posteriormente y previo al despegue, nos tapamos hasta la cabeza, y abrochamos el cinturón por sobre la frazada, para que vean que más les vale NO molestarme.
Si mi compañero de asiento quiere mear tiene dos opciones. Una, pasarme por arriba, total no lo voy a notar aún cuando me manosee toda (quizás hasta se lo agradezcamos). Dos, pisharse encima.
Ante esta última opción, tuve una brillante idea para proponerle a las compañías aeronáuticas. Cada asiento debe venir con inodoro incorporado. ¿Cómo hacer para que el del al lado no te vea? Muy fácil. Un botón en el apoyabrazos, que te sube dos blindex polarizados de cada lado, y meas con total privacidad. El pis se dirigirá hacia un tanque preparado en el avión, para luego vaciarlo en la próxima escala. Y asunto terminado. Inodoro, incoloro e indoloro. Atenti, ya estamos en trámites de registro de patente.
Bueno amigos, ha llegado la hora de confesar, que gran parte de las pelotudeces aquí volcadas, son efecto del Rivotri, que está actuándo lentamente, pero a paso seguro.
Arrivederci Baires, bonjour París, good afternoon London, e ciao Roma!
Nos vemos cuando nos veamos.
Soysolapuntocom escribirá desde el viejo mundo, las andanzas de La Chacha (de Patoruzú para los más pendex) Tenemos varios puntos en común ella y yo. Uno, el culo grande, dos, morfar empanadas y tres, los pelos en la barbilla.
Hasta pronto seguidores/as y no seguidores/as!!!




domingo, 8 de septiembre de 2013

El ropavejero

En esto de preparar un viaje con valija incluída, una se olvida de dejarse ropa afuera por si tiene que ir a un cumpleaños por ejemplo. Cosa que sucedió en el día de hoy. Dos a falta de uno.
Nos encaminamos hacia el placard, y sólo vemos ropa que no nos entra, porque la que se usa para los kilos de este año, ya está empacada.
Vamos por un vestido, y no, parecés un matambre al que le acaban de sacar el hilo para morfárselo.
Probamos con una calza, pero las remeras que te tapan el tujes, ya están bien guardadas en la valija. No sea cosa de andar mostrándoles el culo gordo a los europeos, que dicho sea de paso, parecen de Biafra. No se puede creer que en el país del queso, el vino y el pan, sean todos flacos. No tienen derecho. Dejen París para nosotras las gordas que sí sabemos apreciar la comida, y ustedes vayan a vivir a Etiopía!
Pero volviendo a lo que nos atañe, el dilema de los extra pounds y la ropa, seguimos revolviendo placares para ver qué encontramos.
Pantalón negro que dejaste de usar antes de la operación porque ya te estaba apretando, lo tomás entre tus brazos casi sin esperanzas. Y oh milagro! entra!
Eso puede significar varias cosas. Una, que estás tan gorda como antes de operarte, y que curiosamente te pone contenta. Dos, que la panza colgante post operatoria, está retirándose de la costa cuál tsunami antes del desastre, y te da un changüí de tiempo como para que lo puedas usar antes de morir ahogada. Y tres, que en realidad, a cuatro días de irte de viaje, no pensás comprarte nada, y te importa tres carajos que los rollos te desborden del pantalón, porque no fuiste al cumple a levantarte a nadie, y al que le guste bien, y al que no, que se joda, o que te compre ropa si no le gusta ver tus carnes de Michelin.
Sea lo que sea, el pantalón entró. Ahora había que ver qué ponerse arriba. Ya sabemos que todo lo que te tapa el orto está custodiado bajo cuatro llaves, y encontrás una remera que no te cubre todo, pero lo suficiente como para mentirte diciéndote a vos misma, que te queda bastante bien.
Otro problema que se presenta. Saco, saquito, campera, tapado....porque siempre hay que ir bien cubierta. Con 498% de humedad, no te da para saco de lana, ni para manga corta porque tus brazos son de murciélago, con lo cuál empezás a revolver cajones, a ver qué quedó por ahí.
Una camperita diviiiiiiina de Custo Barcelona, que te compraste para el verano pasado y jamás usaste. O sea, te vestís de invierno/verano en una sola postura, que vendría a ser algo así como la comida agridulce. Digamos, un asco. El jean negro con remera de mangas largas negra, y campera con agujeritos tipo respiradero en blanco, naranja y violeta, es a la moda lo que el pollo con ananá al restaurante El Bulli de Ferrán Adriá.  No necesita explicación. O sí, qué se yo. Mirándolo desde el lado positivo, podría llegar a estar marcando tendencia.
Lo más grave del asunto, es que te dejás fotografiar, como si no pasara nada, y que la foto sea subida al Facebook, y lo que es peor, quede para la posteridad en el álbum de tu amiga la cumpleañera, por los siglos de los siglos.
Y bueno, al que quiere celeste que le cueste. Sí, digo esta frase, aunque me gane un Adiós para Siempre.
Charles de Gaulle recibirá a una Marta Minujín sobredesarrollada e igual de ridícula, y devolverá a nuestra amada Argentina, una figura rubenesca, vestida de Prada si Dios quiere y si los galeristas venden mucho.





jueves, 5 de septiembre de 2013

Soysola viajera

Ya me llega la hora de partir. No al más allá, si no al más allá del más acá. A las Uropas más precisamente.
No voy a escribir un libro de mi viaje, como el de Comer, rezar, amar, será más bien algo así como Comer, comer, comer.
Si bien la autora del original, es una tocaya, y se estaba escapando de la frustración de un divorcio, mi viaje, parte de la necesidad de escaparme de otra situación. La familia. Que no por ser familia es menos frustrante. Los amo, los quiero, los necesito...pero lejos.
Mis amigos están desesperados porque yo encuentre al final del camino, el amor. La mayoría fantasea conque me voy a enganchar un tano que esté buenísimo, sin tener en cuenta, que la que no está buenísima soy yo.
Para ser honestos, y ya que hace mucho que no lo nombro, mi sueño es encontrarme con George Clooney, y que de golpe y porrazo, se enamore de la gordita, o sea, io, me, moi, eu. Si hay otra rondando, sabremos cómo hacerla desaparecer, para eso stamo in Italia, capisce?
 Me parece que me quedo con los buenos deseos de los amigos, que ya me andan diciendo: no selecciones tanto, agarrá lo que venga.
A una semana de irme, mi mayor problema es la valija. ¿Qué me llevo? ¿Ropa de fajina?¿ Jogginetas?¿ Algo arreglado por si salgo? Pero por si salgo con quién??? El año pasado estuve dos meses y medio yirando en el viejo continente, y los únicos que quisieron levantarme, fueron los taxi-boys de Las Tulleries, que andan tras las jovatas patéticas que pasean solas y se nota a la legua que son extranjeras. Ahí me dí cuenta que soy lo que comúnmente se conoce, como viajera mayor, sola y con evidente cara de desesperación, aún cuando yo no lo notara, de esas que se llevan a un telo para después desvalijarlas.
O sea....no me tiré al Sena para no desbordarlo. No quisiera trastocar la naturaleza.Ya bastante tenemos con las inundaciones, sequías, terremotos, tsunamis y próximas guerras, como para además de todo, provocar la desaparición del Sena y su romanticismo. No me lo podría perdonar. Soy sola pero no resentida.
Hace tiempo que no hago ningún pedido. A lo mejor es hora. Quiero un compactador de botas para que entren en la valija, sin necesidad de hacer presión. Un organizador de espacios. Una maleta a control remoto, o es su defecto, un maletero con la cara de Bradley Cooper, o el señorito en persona.
Quiero un avión que llegue de Buenos Aires a París, en 5 minutos, sin romper la velocidad máxima permitida por la policía aeronáutica. No pienso pagar la multa. Quiero el teletransportador de Viaje a las Estrellas, sin Mr Spock, al que jamás le entendí de dónde era ni para qué estaba en el Enterprise.
Quiero una baguette con queso que no me suba el colesterol.
Quiero un safari al zoológico de Cutini y liberarle todos los animales, incluído mi último ex. O no, a ése mejor trasladarlo a un geriátrico.
Quiero este viaje al infinito y más allá, para librarme de mi misma y traer de vuelta a alguien que se me parezca en algo. De última, si no lo logro, tengo varias opciones: me pierdo en Eurodisney y sigo siendo un fracaso, me hago monja en el Vaticano, total hay muchos que de célibes no tienen nada, y sería una oportunidad de fliqui-fliqui, y después rezar (ahí estaría una parte del libro), o perderme en los jardines del Palacio de Buckingham y hacerme pasar por la reina. Total el nombre, tenemos el mismo, y la cara de orto también.


lunes, 2 de septiembre de 2013

TTG, taxi, teatro y geriátrico

Después de un día de reflexión profunda (llámese dormir toda la tarde), me fui a ver a mi sobrina Denise al teatro.
Como ya sabemos, no sé manejar, tomar bondis ni subtes, con lo cuál mi medio de transporte, son los pies o un taxi.
Tras quince minutos esperando, logro subirme a uno. Yo sé que la fauna taximetril no es privativa de esta ciudad en particular. Ya me ha tocado en París un taxista que me puteó desde que me subí hasta que me bajé. No me hice mucho drama en ése momento, porque a duras penas entendí lo que me decía. Sé que su enojo era porque el viaje era corto. Después, todo el rosario de puteadas que me mandó, lo intuí sin subtítulos. Pero el franchute por lo menos estaba bueno, no como el señor de hoy.
Subo y empezamos mal. Estaba demasiado ocupado metiéndose el dedo meñique en el oído como para decirme buenas noches.
Yo: buenas noches.
Sr: .......(luchando por sacarse la cera del oído)
Yo: Vamos hasta Honduras al 5500 por favor.
Sr: ......(seguíamos con el meñique en el oído, dale que va, y escudriñando el dedo al sacarlo.)
Yo: Creo que es y Fitz Roy
Sr:.....(todavía con el dedo cuál hisopo, bien metido adentro, y sacándolo cada tanto para ver si salía petróleo)
Cuando logró su cometido, recién ahí me dijo buenas noches y puso primera. Escueto de palabras, tomó el camino que se le cantó, sin siquiera consultarme. A esas alturas, a mi me daba miedo decirle algo, a ver si todavía se le ocurría meter su dedo en mi oreja.
Tras unas cuadras de exploración otológica, el hombre estaba listo para fabricar cirios, o hacer una cuantiosa donación a Polycera . Se ve que andábamos con algún tipo de tic o mugre, ya que el resto del camino se la pasó rascándose la cabeza. Automáticamente, empecé a rascarme yo también, como en un efecto de empatía.
Llegamos y al pagarle, intenté por todos los medios que mi mano no tocara su dedo pequeño. Tomé el dinero como si estuviese agarrando un pañal lleno de caca, y así se lo deposité en su palma. No fuera cuestión que me quedara pegada como abeja al panal.
Me encaminé al teatro under, sito en un PH, con una pequeña sala donde cabíamos 14 personas sentadas y las 10 del escenario.
Demás está decir que la mejor de todas las actrices era mi sobrina. La obra en sí, no la entendí.
Estoy un poco mayor para el teatro contemporáneo y conceptual. Tan mayor, que otra de mis sobrinas, me dijo el viernes pasado, muy seriamente, que si yo quería, ella a los 70 me mandaba a un geriátrico en Miami. Le dije, mi amor, no tengo visa yanqui para eso, y me respondió: bueno, vos andá gestionándola, que cuando llegue el momento, nosotras te llevamos.
O sea, el momento es a los 70??? ¿Y si todavía a esa edad estoy en plena joda? ¿Qué hacemos?
Bueno, me respondió, qué se yo, ¿a los 75 te parece bien?
Lo nuestro es así, una negociación. Lo llevamos en el alma. Judías hasta para eso. No te vamos a regatear en el Once porque no es cool, pero empezamos ya a tranzar hasta qué edad me piensan soportar.
Visa de tránsito lento me van a dar.