Papá Noel se fue, y con él se va otro año. Uno en el que el segundo semestre parece no haber llegado jamás, ¿o es que hemos vivido el primer semestre más largo de todos los tiempos?
Mauri parece no saber cuántos meses tiene un semestre y quizás sus promesas de mejoría vengan en en el segundo semestre del próximo año bisiesto. Pero bueno, no vamos a hablar de política, porque ésa nunca fue la preocupación de Soysola.
Nuestra preocupación, como todos saben, es ver cómo carajo hacemos para encontrar a Shorsh. No perdemos las esperanzas de convertirnos en los Brangelina del subdesarrollo, o sea los Shorshabeth.
Ya sabemos, suena a jabón en polvo. ¡Una medida de Shorshabeth rinde veinte lavados de tujes! ¡Compre ya o calle para siempre!
No importa cuánto intenten nuestras amigas en convencernos de que el tipo es gay, que el matrimonio es sólo una pantalla, que el pibe no nos merece, que se parece a Pocho la Pantera (Z`L), etc, nosotras lo seguimos amando como el primer día. Y sí...te somos persistentes para los imposibles y las boludeces.
Seguiremos yirando por el mundo a ver si lo encontramos. Por lo pronto, ya estamos planificando un nuevo tour por el Lago di Como, con la excusa de comprar pañuelos de seda.
Entonces, aprovechando que estamos a la vera del 2017, procederemos a los pedidos que habitualmente se hacen en estas fechas. A estas alturas nos parece redundante decir, que al momento de pedir, nos unificamos y lo hacemos a título personal.
Quiero El Beso de Klimt, La Maja desnuda, Las Tres Gracias de Rubens, a ser el cadáver inerte de la Lección de Anatomía.
Quiero un tren delantero, un cuarto trasero, y una quinta de cambio en el principado de Mónaco.
Quiero un refractómetro, si supiera para qué sirve, a uno más rápido que la luz, si no me sirve de nada.
Quiero un petit hotel en el culo del mundo, para aposentar mi ídem, y escaparme por un rato de tanta soledad.
Quiero la vuelta al mundo en 564 días, porque ya comprobé que en 80 me canso mucho.
Quiero ser Maggie Simpson para ser eternamente niña, y no ser Oaky, que era un viejo con pañales.
Quiero un no te aseguro de por vida, a una vida asegurada en la mentira.
Quiero un pasaje en el furgón de cola, para escaparme a verte sin que nadie se entere.
Quiero que quieras, como nunca antes quisiste, aferrarte a esta vida, sólo por el hecho de que yo estoy en ella.
Quiero un lamento boliviano, un rojaijú guaraní, un sapucay correntino, al grito desgarrador de mi corazón herido.
Quiero un año nuevo, mi vida vieja y un montón de días en blanco para llenarlos de sueños.
Feliz 2017.
Mauri parece no saber cuántos meses tiene un semestre y quizás sus promesas de mejoría vengan en en el segundo semestre del próximo año bisiesto. Pero bueno, no vamos a hablar de política, porque ésa nunca fue la preocupación de Soysola.
Nuestra preocupación, como todos saben, es ver cómo carajo hacemos para encontrar a Shorsh. No perdemos las esperanzas de convertirnos en los Brangelina del subdesarrollo, o sea los Shorshabeth.
Ya sabemos, suena a jabón en polvo. ¡Una medida de Shorshabeth rinde veinte lavados de tujes! ¡Compre ya o calle para siempre!
No importa cuánto intenten nuestras amigas en convencernos de que el tipo es gay, que el matrimonio es sólo una pantalla, que el pibe no nos merece, que se parece a Pocho la Pantera (Z`L), etc, nosotras lo seguimos amando como el primer día. Y sí...te somos persistentes para los imposibles y las boludeces.
Seguiremos yirando por el mundo a ver si lo encontramos. Por lo pronto, ya estamos planificando un nuevo tour por el Lago di Como, con la excusa de comprar pañuelos de seda.
Entonces, aprovechando que estamos a la vera del 2017, procederemos a los pedidos que habitualmente se hacen en estas fechas. A estas alturas nos parece redundante decir, que al momento de pedir, nos unificamos y lo hacemos a título personal.
Quiero El Beso de Klimt, La Maja desnuda, Las Tres Gracias de Rubens, a ser el cadáver inerte de la Lección de Anatomía.
Quiero un tren delantero, un cuarto trasero, y una quinta de cambio en el principado de Mónaco.
Quiero un refractómetro, si supiera para qué sirve, a uno más rápido que la luz, si no me sirve de nada.
Quiero un petit hotel en el culo del mundo, para aposentar mi ídem, y escaparme por un rato de tanta soledad.
Quiero la vuelta al mundo en 564 días, porque ya comprobé que en 80 me canso mucho.
Quiero ser Maggie Simpson para ser eternamente niña, y no ser Oaky, que era un viejo con pañales.
Quiero un no te aseguro de por vida, a una vida asegurada en la mentira.
Quiero un pasaje en el furgón de cola, para escaparme a verte sin que nadie se entere.
Quiero que quieras, como nunca antes quisiste, aferrarte a esta vida, sólo por el hecho de que yo estoy en ella.
Quiero un lamento boliviano, un rojaijú guaraní, un sapucay correntino, al grito desgarrador de mi corazón herido.
Quiero un año nuevo, mi vida vieja y un montón de días en blanco para llenarlos de sueños.
Feliz 2017.