Tras una semana de vacaciones de nosotras mismas, bien merecidas por otra parte, en dónde nos quemamos cuál holando-argentina en Cancha Rayada, circulamos entre galenos, agricultores, aseguradores y químicos, sin que se percaten de nuestra presencia, volvimos a casa.
Así como nos fuimos, volvimos. Solas. Para no variar, porque a nosotras no nos gusta el cambio.
No te somos de Cambiemos. De lo anterior tampoco, que quede claro. Nosotras te somos independientes. Nuestro lema es: no sé de qué se trata pero me opongo. Somos opositoras por naturaleza. No importa quién esté. Este u otro, nos oponemos. De puro jodidas nomás!
Nos fuimos por las ramas, como de costumbre. Es que no nos queda más remedio, porque este país es como un árbol que quiere germinar y no puede...Paaaaaa loco! Qué frase! Vinimos afiladas de las vacations!
Así estamos, en una etapa reflexiva, profunda. O sea, estamos muy al pedo. No queremos conectarnos con la realidad, entonces pensamos. Total, pensar es gratis. Si cobrara por eso, sería millonaria.
Hay que inventar la carrera. Ya sabemos, la filosofía existe desde que el mundo es mundo. Pero esta sería la de Pensador al Pedo. O sea, PAP. (Sí, como el Papanicolau). El título te habilitaría para pensar pelotudeces sin que te traten de pelotudo. Obvio, un doctorado, porque con la licenciatura no nos conformamos. Así seríamos Dra. en PAP y disertaríamos en el Primer Congreso de Pensamientos al Pedo. Hasta ganaríamos el Premio Nobel. ¡Y ahí te quiero ver! Andá a discutir de pelotudeces con nosotras! ¡¡Seríamos imparables!! E impagables...por ende, volveríamos al mismo estado de hoy. El de la más absoluta pobreza neuronal.
¿A qué venía todo esto? No sé, no me acuerdo. Son los efectos post-vacacionales. Mucha tranquilidad y sol, te dejan en este limbo alzheimeresco. O a lo mejor es Luis Majul el responsable de nuestra gaguez. Está gritando en la tele y necesitamos evadirnos por un rato.
Volvimos para querer, porque si no quisiéramos no seríamos las mismas.
Queremos una casa en Punta del Este, con vista al mar, amarradero, barco, barquito, lancha, lanchita y servicio de catering.
Queremos un protector solar a prueba de nubes, de litro y medio, para no quedar acebradas en las tardes de verano.
Queremos una brocha gorda para maquillar las heridas de la vida.
Queremos cien plumas de colores, porque Tres Plumas ya no se vende.
Queremos vermouth con papas fritas y good show, porque los chizitos tienen mucha grasa.
Queremos tres tristes tigres y un cuatro de copas, porque el as de espadas se fue con la reina.
Queremos Roma, París y Venecia, para navegar la felicidad en góndola.
Queremos un atardecer a medida, un amanecer largo y tendido, y la noche atravesada de estrellas.
Y como hace mucho que no lo queríamos, y no vaya a ser que se ofenda, queremos a George Clooney sirviéndonos un Nesspreso en la terraza del manicomio.
Así como nos fuimos, volvimos. Solas. Para no variar, porque a nosotras no nos gusta el cambio.
No te somos de Cambiemos. De lo anterior tampoco, que quede claro. Nosotras te somos independientes. Nuestro lema es: no sé de qué se trata pero me opongo. Somos opositoras por naturaleza. No importa quién esté. Este u otro, nos oponemos. De puro jodidas nomás!
Nos fuimos por las ramas, como de costumbre. Es que no nos queda más remedio, porque este país es como un árbol que quiere germinar y no puede...Paaaaaa loco! Qué frase! Vinimos afiladas de las vacations!
Así estamos, en una etapa reflexiva, profunda. O sea, estamos muy al pedo. No queremos conectarnos con la realidad, entonces pensamos. Total, pensar es gratis. Si cobrara por eso, sería millonaria.
Hay que inventar la carrera. Ya sabemos, la filosofía existe desde que el mundo es mundo. Pero esta sería la de Pensador al Pedo. O sea, PAP. (Sí, como el Papanicolau). El título te habilitaría para pensar pelotudeces sin que te traten de pelotudo. Obvio, un doctorado, porque con la licenciatura no nos conformamos. Así seríamos Dra. en PAP y disertaríamos en el Primer Congreso de Pensamientos al Pedo. Hasta ganaríamos el Premio Nobel. ¡Y ahí te quiero ver! Andá a discutir de pelotudeces con nosotras! ¡¡Seríamos imparables!! E impagables...por ende, volveríamos al mismo estado de hoy. El de la más absoluta pobreza neuronal.
¿A qué venía todo esto? No sé, no me acuerdo. Son los efectos post-vacacionales. Mucha tranquilidad y sol, te dejan en este limbo alzheimeresco. O a lo mejor es Luis Majul el responsable de nuestra gaguez. Está gritando en la tele y necesitamos evadirnos por un rato.
Volvimos para querer, porque si no quisiéramos no seríamos las mismas.
Queremos una casa en Punta del Este, con vista al mar, amarradero, barco, barquito, lancha, lanchita y servicio de catering.
Queremos un protector solar a prueba de nubes, de litro y medio, para no quedar acebradas en las tardes de verano.
Queremos una brocha gorda para maquillar las heridas de la vida.
Queremos cien plumas de colores, porque Tres Plumas ya no se vende.
Queremos vermouth con papas fritas y good show, porque los chizitos tienen mucha grasa.
Queremos tres tristes tigres y un cuatro de copas, porque el as de espadas se fue con la reina.
Queremos Roma, París y Venecia, para navegar la felicidad en góndola.
Queremos un atardecer a medida, un amanecer largo y tendido, y la noche atravesada de estrellas.
Y como hace mucho que no lo queríamos, y no vaya a ser que se ofenda, queremos a George Clooney sirviéndonos un Nesspreso en la terraza del manicomio.
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