Blog dedicado a mí misma que siempre tiene que ver con lo que quiero. Más bien, con lo que quiero y no quiero. A veces quiero todo, otras no quiero nada y la mayoría de las veces no sé lo que quiero. Antes lo quería a George Clooney pero ya no. Encontrarás un apartado "viajes por el mundo para somosolos", en donde jamás ubicarás los mejores restaurantes, bares o monumentos históricos, debido a nuestra falta de orientación.Bienvenidos a la realidad paralela de Soysola y sus otros yos.
jueves, 24 de diciembre de 2020
Felices Fiestas les desea Soysola
domingo, 20 de diciembre de 2020
Feliz cumplemes
Si es cuestión de festejar, nosotras te festejamos cualquier cosa. Hoy cumplimos un mes de nuestra nueva vida en Uruguay.
Para celebrarlo, el clima decidió sorprendernos con un temporal de viento de hasta 60 kms por hora. Para un auto es una velocidad estándar, pero para un viento en el piso 14 es como estar en el circuito de Monza.
No pasa nada, nos dijimos anoche. Es sólo cuestión de acostumbrarse al ruido del viento. Ningún edificio se derrumbó por esto ni tampoco le explotaron las ventanas.
Así que ahí marchamos a los brazos de Morfeo, decididas a soñar con Shorsh.
A la hora y media, con las pastillas en pleno efecto, nos despertamos con cuarenta y cinco micro infartos por segundo y nos arrepentimos de haber alquilado este departamento del orto por su vista.
El susodicho está estratégicamente ubicado a dos cuadras de la Mansa y a tres de la Brava, por lo que tenemos y que en meteorología solemos llamar : "putos vientos cruzados".
Esta noche, si el vendaval continúa, tomaremos nuestra frazada y nos iremos a dormir al hall de entrada del edificio en planta baja.
El resto de la vida, sigue igual. La pandemia también existe por estos lados, con lo cuál seguimos guardadas casi como en Buenos Aires. O sea, la misma vida de mierda.
Como diría Chiquita Legrand, lo que no es puede llegar a ser, si te ven mal te maltratan y si te ven bien te contratan. Aún no sabemos en qué aplicaría para esta situación, pero creemos que nosotras todavía andamos por "lo que no es".
N. de la R: nunca alquiles por un año entero en el Triángulo de las Bermudas.
miércoles, 2 de diciembre de 2020
On the rocks
sábado, 28 de noviembre de 2020
Free Soysola
Ya pasó una semana de nuestro aislamiento social obligatorio en las playas del este, y hoy repetimos el hisopado.
Hay algo que no nos queda claro del procedimiento. Te meten un palo en la nariz, de un lado y del otro. ¿Cuál vendría a ser el motivo de torturarte de ambos lados? ¿Podemos tener Covid en una sola fosa nasal y en la otra no? Tendría sentido si todos fueran como Soysola, que tiene más de una personalidad. Ahí sí, una narina podría tener el virus y la otra no. Pero nosotras fuimos como una sola, o por lo menos eso es lo que decía el documento, por lo que entendemos, que si una narina es negativa la otra también y viceversa. Vaya a saber!
La cuestión es que nos escarbaron hasta la neurona más remota y ahora estamos rezando por el negativo así podemos ir al supermercado.
Para aquellos que tienen pensado venir, les contamos que para poder bajar a hacernos el hisopado tuvimos que pedir permiso a la administración del edificio. Nos autorizaron bajo las siguientes recomendaciones.
Cual leprosas en la era A.C. debíamos bajar hasta el garage, con guantes y barbijo, y salir por la puerta de atrás sin cruzarnos con nadie. Y lo mismo a la vuelta, asegurándonos de tomar el ascensor por el cuál habíamos bajado. Ése debe ser el ascensor Covid dudoso y los demás Covid negativo. Vaya de nuevo a saber! Los uruguayos, mis compatriotas, tienen esas cosas...
Free Soysola!!, gritan las multitudes desde la playa. Las multitudes de pescados, porque dudamos que al resto de la humanidad le importe que estemos encerradas.
Seguimos sin entender cuál es el problema de los charrúas con los caños de escape. Deben tener alguna connotación sexual. De ser así les diríamos sin ningún miramiento que se los metan en el culo.
Punta del Este 2 = Soysola 0 (por ahora)
domingo, 22 de noviembre de 2020
Charrualandia
Tras trece horas de viaje desde Buenos Aires, (como si nos hubiésemos ido a Siberia) , acá estamos, mirando el mar y oyendo en vez del rumor de las olas, una sierra eléctrica. Nosotras nacimos para ser seguidas por el ruido. No somos perseguidas políticas, ni étnicas, somos perseguidas acústicas.
Nos vinimos a Uruguay, tras veinte años de soñarlo, buscando paz y tranquilidad, huyendo del smog y ruido de la avenida Juramento. Soñábamos con este momento. El tema es que nuestro timing nunca es el correcto. Nos olvidamos que miles y miles de argentinos huían del Covid-19. Y de la otra pandemia también.
Alquilamos un lindísimo apartamento con vista al mar. Bien ubicado para alguien que no maneja. Ni céntrico ni muy alejado, cosa que podamos ir caminando a cualquier lado. El tema de cuando una no conoce mucho la vida diaria de un lugar como este, es cuando mete la pata.
Habíamos olvidado que los uruguayos además del mate, son amantes de las motos con caños de escape recortado. Todos sin excepción te rompen los tímpanos.
Si en Juramento teníamos ocho líneas de colectivo en nuestra puerta, y vecinos fiesteros, acá tenemos moto chica, mediana y grande, una disco que pone música punchi punchi y un vecino que, por lo que vimos por el balcón, le gusta los domingos darle a la lijadora eléctrica. Siendo las 13.39 en punto, van cuantro horas ininterrumpidas de lijada.
Debe ser nuestro karma. A veces nos ponemos a pensar qué habremos sido en otra vida, que en esta estamos pagando con los oídos. Se nos ocurrieron varias. Una, monja de clausura con voto de silencio, añorando escuchar algo más que la voz de Jesús. Dos, una cantante lírica frustrada que le gorgojeaba sin pausa a su familia. Tres, la creadora de la tortura china y cuatro, Cleopatra, porque toda mujer que se precie dice haber sido Cleopatra en otra vida.
La cuestión es que acá andamos, cuarenteneando en el paraíso sin tapones de silicona.
Punta del Este 1 = Soysola 0
lunes, 26 de octubre de 2020
Ocho meses...prematuro dijo la partera
Después de meses de ostracismo, decidimos que ya era tiempo de aparecer.
No por mucho tiempo ni con mucho para contar. No es para alegrarse tanto. Solo venimos de visita.
Resulta que tras casi ocho meses de cuarentena, distanciamiento social o como cornos quieran llamarlo, decidimos que iba siendo hora de subirnos a la balanza. De pesarnos. Como los boxeadores. La nuestra es una pelea sin tregua y hasta el knock out no paramos.
Como bien decíamos, nos pesamos, y para nuestra sorpresa, bajamos seis kilos.
¿Cómo? se preguntarán. ¿Qué dieta te resultó mejor? ¿Entrenaste? ¿Cuántas horas por día?
Ya va, todo tiene su respuesta...
No hicimos dieta, comimos cualquier mierda pero sólo entre dos y tres veces por día. ¿Cómo? Sencillo. Dormimos hasta el mediodía sin culpa, nos levantamos, almoryunamos, y después merencenamos.
Por otro lado entrenamos con las maratones. Con la de Borgen, con This is us, las cuatro temporadas, Outlander, uno, dos, tres, cuatro y cinco,con todas las series de Acorn TV, Prime Video, HBO y Fox. Pero la que mejor resultado nos dió fue la maratón de The Blacklist. Siete temporadas de veintidós capítulos cada una, en dos semanas. Eso es entrenar! A ver si vos podés.
Hicimos otras cosas durante todo este tiempo, pero con esas no vimos los mismos resultados.
Decidimos que de ahora en más no pagamos más nutricionistas y con esa guita nos compraremos una TV mucho más grande. Quizás si vemos en pantalla gigante bajamos más rápido.
Bueno. Eso. Sólo pasé por acá para contarles las buenas nuevas.
Entre tanta pálida, una buena.
lunes, 18 de mayo de 2020
Cuarentena día 60
Hoy lo esperamos con una copa de vino, pero aparentemente el pibe no se anotició.
No sabe lo que se pierde ahora que estamos cocinando como los dioses. Hicimos pan integral, brownies, budín de naranjas, budín de manzanas, pan común un asco, salsa de tomates casera, milanesas de todos los colores, arroz con pollo como lo hacía mamá, pollo con alitas y sin alitas, carne al horno, budín de zapallitos y también de berenjenas, papas fritas, papa al horno y puré de papas. Todo esto por única vez y no lo repetiremos más, no sea cosa que le tomemos el gusto a comer sano y casero.
Esta cuarentena se está tomando su tiempo y estamos empezando recién ahora a estar un poco hinchadas las pelotas. Sep...así como te somos rápidas para las compras, te somos lentas para cuarentenear...
Esta mañana salimos a la verdulería, queda literalmente a 20 metros, y de paso vimos a nuestra sobrina nieta, que ya pasó un cuarto de su vida en aislamiento social y tiene seis meses. La gorda parece que ya se acostumbró a que la gente le hable con barbijo. Nosotras le hablábamos y ella sonreía. No sabemos si fue una sonrisa de amor o de tía el tapabocas te queda como el culo.
El problema vendrá cuando uno pueda verla a cara descubierta. ¿Cómo hará para reconocernos a todos? ¿Se guiará solo por el tono de voz o por los ojos? Si fuese por la voz la pobre va a estar jodida porque ninguno de nosotros hoy suena como en la vida real.
Amamos a esa criatura. Es lo único que nos hace sonreír en estos tiempos.
La vida continúa a pesar del Covid-19 y la vecina de arriba sigue con los zapatos puestos y la aspiradora enchufada. Nosotras seguimos tiradas como morsas mirando series y películas, pero ahora siendo medio uruguayas. Así que a partir de mañana esperaremos a Bradley con un mate deseando que el termo lo traiga él.
Vamos a conjurarlo como a Beetlejuice: Bradley Cooper, Bradley Cooper, Bradley Cooper.
martes, 5 de mayo de 2020
El nuevo George
Vimos desde series buenas a buenísimas hasta películas malas a malísimas. Y en esta búsqueda constante de la cultura de este siglo, llamada plataformas, fue que encontramos a nuestro nuevo amor.
Sí señores, nuestro nuevo George es Bradley Cooper. Uno que siempre nos pareció mnnseee, hoy en cuarentena se convirtió en nuestro nuevo amor imposible.
Obviamente no íbamos a buscarnos un Marty Feldman (si te suena quedate en cuarentena hasta diciembre), porque de ese estilo eran marido uno, dos y tres.
En cuanto levanten el distanciamiento social obligatorio, saldremos por el mundo en búsqueda de Bradley. Tanto hablaremos de Bradley en nuestro blog, que cuando él mismo se googlee va a encontrar una tal Soysola que no para de nombrarlo, con lo cual no le quedará más remedio que pedir conocernos. Así que empezamos hoy. Bradley Cooper, Bradley Cooper, Bradley Cooper.
¡¡Tiembla Shorsh!!
Sólo nos queda esperar que BC no sea tan light como Clooney.
Seguimos pegadas a nuestra joggineta a la que le cambiamos la remera para que los vecinos no crean que somos roñosas o pobres.
Parece que la de arriba nos lee, porque acusó recibo de las zapateadas matinales, vespertinas y nocturnas. O fue eso, o se murió y no nos avisaron. El otro día la vimos cruzando la calle, en zapatillas, tapada con un poncho de pies a cabeza y un barbijo del tamaño de Nueva Zelanda. Tenemos nuestras serias dudas de que fuera ella. Tranquilamente podría haber sido un clon, puesto por los extraterrestres que están saliendo de paseo ahora que los aviones no vuelan. Por las zapatillas dedujimos nomás.
Y acá estamos vaya a saber hasta cuándo. Nosotras por lo pronto nos propusimos seguir sin hacer nada hasta que pase el frío, total que sin depilarnos y sin peluquería ya parecemos un oso.
Si para excusas no necesitamos de la cuarentena...
domingo, 19 de abril de 2020
Día 457 de cuarentena
No sólo soñamos que volvíamos con marido número dos, también soñamos que volvíamos con marido número uno. Anoche, soñamos que estábamos de novias con Ginés González García, ministro de salud actual, señor que podrá ser inteligente pero no muy agraciado. Se ve que estamos empezando a sufrir el confinamiento y la falta de contacto con seres humanos, que ya nos pondríamos de novias con señores que ni siquiera son de nuestro gusto artístico. Solo falta que soñemos que volvemos con marido número tres y cantamos bingo.
Nuestra vecina sigue con los zapatos puestos.
Se levanta a las 8.30, se calza, y empieza a caminar. Suponemos que hace precalentamiento, porque escuchamos lo que creemos una carrera corta del dormitorio al living, luego elonga, se acomoda bien los tamangos y empieza con el famoso salticado de la profesora Basso. Así nos tiene más o menos dos horas. Contrariamente a lo que cualquier ser humano común haría, que sería sacarse las zapatillas, en este caso los zapatos, y darse una ducha, ella sigue calzada hasta las 3 de la madrugada que se va a dormir. Sucia. Calculamos que también duerme con los botines puestos porque la escuchamos cuando baja a pishar. Cuando termine la cuarentena le vamos a regalar un par de zapatos nuevos porque seguro que a estos ya se les gastó el taco.
Ahora nos resta conseguir un novio para no seguir soñando boludeces. Socorro, pandemia.
miércoles, 8 de abril de 2020
Día veintialgo de aislamiento, Feliz Pesaj
lunes, 6 de abril de 2020
Día 18 o 19 ya no sé....
Volvieron nuestras pesadillas. Anoche soñamos que nos volvíamos a casar con marido dos, dios nos perdone. Hacíamos una fiesta a la cuál asistían todas nuestras ex compañeras de la secundaria, incluídas aquellas que no invitamos. Especialmente las que no invitamos. También estaba nuestra hermana del medio, que curiosamente estaba de muy buen humor porque había tenido una beba a los casi sesenta años. Algo que no nos sorprendía vaya a saber porqué.
Nuestro vestido de novia era un conjunto de pollera y blusa negras. Se ve que el inconsciente nos estaba avisando que volver con marido dos no era una buena idea.
Así y todo nos casábamos felices y cuando llegábamos a la cama empezábamos a discutir. O sea, lo que hicimos durante los cuatro años que estuvimos juntos en la cama, en la mesa, en el trabajo, en la calle, en la.... Lo miramos, en el sueño, y pensamos: es por esto que nos separamos la primera vez, y ahí nos despertamos. Menos mal. A ver si se nos pegaba el entusiasmo de nuestra hermana por tener hijos a esta edad.
Nos queda todavía una semana más de aislamiento, y seguimos sin tocar un ser humano. Creemos que cuando termine esto, tampoco vamos a tocar otro ser humano hasta bien entrado el año que viene. Con suerte.
La bitácora de la cuarentena se está agotando. No vamos a contarles todos los días que limpiamos toda la casa y miramos series. Un embole lo que se dice. A falta de salir a la calle y caminar hasta el supermercado, estamos caminando por nuestra casa. Hoy nos dimos cuenta que ya estamos trotando, cosa que vamos a dejar de hacer en lo inmediato, no sea que no nos muramos de Covid-19 pero sí de un infarto. Al pedo.
Veremos qué soñamos hoy, es el único entretenimiento que nos queda.
jueves, 2 de abril de 2020
Día 457890275
Hoy se produjo la primera baja por coronavirus en nuestra casa. Una cucaracha murió bajo los efectos del virus del Raid. Decimos que fue por el Covid-19, porque es lo que nos tiene encerradas en casa y porque tampoco queremos confesar que la matamos. No lo lamentamos, era asquerosa. El aislamiento está sacando lo peor de nosotras. La poca compasión por las cucarachas. Podríamos haberla adoptado como mascota en estos tiempos de soledad, pero no, más vale muerta que reproduciéndose. No vaya a ser que nos llene de nietitos cucarachitos.
Ayer decidimos, como lo venimos haciendo desde que esto comenzó, salir a caminar por nuestro departamento. Partimos desde el dormitorio y fuimos por la cocina y el living, saludamos a los adornos que vienen reclamando que los limpiemos, pero hicimos oídos sordos y seguimos nuestro camino. Volvimos al dormitorio y repetimos el circuito hasta que llegamos a los 2 km. No nos vamos a vanagloriar por esto, pero en un departamento de 70 mts no nos pidas la maratón de los 42K.
Y acá estamos, por suerte no engordando, porque nos interesa poco la cocina y ella agradecida que no la toquemos.
Nuestra preocupación ahora, es el día que tengamos que volver a la calle. No sabemos si nos animaremos. Vamos a ir haciendo la prueba de salir en estos días, ahora que nos quedamos sin huevos. Los ovarios todavía los seguimos teniendo bien puesto.
Sigan quedándose en casa que este puto virus no distingue entre inteligentes y boludos.
martes, 31 de marzo de 2020
Desveladas día 12
Anoche tuvimos una duda existencial que nos mantuvo despiertas hasta las 5.30 de la madrugada.. Ahora que la polución está bajando en el mundo y volvieron los delfines a los canales de Venecia ¿se limpiará solo el Riachuelo? ¿Volverán los peces a nadar por entre las bolsas? ¿Saldrá nuestra fauna local , ratas y cucarachas a adueñarse de las calles como los ciervos en Japón o los jabalíes en Cataluña? ¿Terminará por fin la plaga de palomas ahora que no tienen quién les tire pan en las plazas? ¿Deajarán las torcacitas de hacer nidos en el balcón de nuestra madre, que en un acto poco feliz, les tira los huevos para que no vuelvan? ¿Dejarán de robar los políticos, ahora que se hace evidente todo lo que afanaron? ¿No eran solo diez las plagas de Egipto, el coronavirus qué número sería entonces? ¿Seremos flacas de nuevo alguna vez?
En honor a la verdad, la única que nos desvela es la última pregunta. Las otras sabemos que son utopías.
Y acá estamos, como todo el mundo haciendo nada, o casi nada con 13 días más de no hacer nada por delante.
La imaginación se nos está atrofiando y esperemos que con los días se recupere como la vida misma.
Salute a tutti
domingo, 29 de marzo de 2020
Distanciamiento social obligatorio día 10
El día 9 lo pasamos de largo porque no hicimos nada, tal como el día 7.
Se ve que nosotras te somos activas día por medio.
Hoy, caminamos 1400 pasos dentro de casa, tratando de no rompernos el resto de los dedos que nos quedaron sanos, limpiamos los pisos esta vez sin lavandina, porque nadie entró ni salió de acá, a menos que haya venido el fantasma Gasparín y no lo hayamos visto, y después nos bañamos. Todo eso nos llevó unos treinta minutos, por lo que quedamos sumamente agotadas y decidimos descansar otro par de horas. Total que no hace a la diferencia.
Después se nos dió por creernos Narda Lepes y cocinamos. El pollo nos quedó asqueroso, las manzanas al horno muy dulces y las almendras se nos quemaron todas. Así que ahora estamos cagadas de hambre viendo si nos hacemos por décimo día consecutivo una milanesa, que aparentemente es lo único que nos sale bien.
Acaba de hablar el doc. Alberto y nos avisó que extiende la condena...perdón, cuarentena.
Tenemos quince días más para comer milanesas porque no pensamos poner un pie en la calle.
Se nos dijo que esto se llamaba distanciamiento social obligatorio. Nosotras queremos el distanciamiento de la milanesa.
Nuestra vida está en stand-by. Teníamos planes de mudanza al nuevo departamento, y también a otro país, pero seguimos encadenadas a Juramento. Esperemos que no sea de por vida. Otros treinta años acá y posiblemente nos saquen con las patas por delante.
Por eso empezamos a querer de nuevo.
(Ya saben que me reconvierto en una sola al pedir)
Quiero vivir en una isla desierta para poder salir en taparrabos y no con barbijo.
Quiero recuperar la libertad de no hacer nada sólo porque yo lo decido.
Quiero la cura del mundo, sin perjuicio de la humanidad.
Quiero que cuando esta pandemia termine, empiece la pandemia del amor.
Quiero querer quererte queriendo que quieras quererme.
Quiero el fin de la soledad para todos los solitarios.
Quiero que esta pesadilla del Covid-19 termine con la menor cantidad de bajas posibles.
Quiero volver a ser una trotamundos y una trotamares.
Quiero como siempre, pero esta vez quiero en serio.
viernes, 27 de marzo de 2020
Cuarentena día 8
Decidimos que para qué nos teníamos que levantar temprano, así que dormimos hasta las doce.
Tras haber tenido un día de lo más tranquilo ayer en el que sólo nos levantamos y nada más, hoy nos parecía lo más saludable hacer algo.
Preparamos balde con agua y lavandina y al son de Tirá para arriba de Miguel Mateos, le dimos con el lampazo a toda la casa. Eso sí, tirando para abajo, porque a la inversa hubiese corrido riesgo nuestra salud. Después untamos una franela con Blem y le dimos a los muebles que quedaron muy agradecidos de que alguien los toque. Por último, le dimos con trapo y lavandina en gel a los marcos de las ventanas que venían un tanto relegados en el corazón de Miguelina. Nos falta el balcón y todos los adornos de metal plateado y podríamos tranquilamente abandonar la cerámica para poner una empresa de limpieza.
A eso de las dos de la tarde se nos dió por cocinar, e hicimos una salsa de tomate con unos que ya estaban al borde de la basura. Ahora no te tiramos nada, nos convertimos en unas conservacionistas ambientales y te reciclamos todo. ¡Hasta hicimos helado de banana con una que estaba casi en el más allá! El tema es si después nos animaremos a comer esas cosas que ya estaban medio podridas.
Si ven una ambulancia en la puerta de casa lo más probable es que no sea coronavirus si no alguna de las porquerías que cocinamos.
Nuestro humor va mutando de bueno a mediano hasta llegar a muy, pero muy malo alrededor de las ocho de la noche. Nos quedan vaya a saber cuántos días o meses en este encierro en los que nos dedicaremos a tirar una cantidad inhumana de papeles guardados al pedo, así que nosotras, tranca...
Nos queda el resto de la tarde y noche para seguir haciendo nada, así que ahora nos vamos a hacer un poco de la nada que nos corresponde.
Y como les digo siempre: cuídense, no rompan la cuarentena que así nos cuidamos todos.
jueves, 26 de marzo de 2020
miércoles, 25 de marzo de 2020
Diario de una cuarentena
Ya estamos medio, por no decir bastante, podridas de Netflix, Fox, Prime, HBO y todas las plataformas habidas y por haber. Con decirles que ya no nos interesa buscar ninguna peli en la que aparezca George....
Hablando del señor Clooney...¿dónde está? Hace rato que no sabemos nada de él. Si se quedó en su casa del Lago de Como, flaco, quedate ahí, no te queremos ver de lejos y menos de cerca.
Si estuviese en Londres, tampoco. Aunque, si nos hubieses dado bola cuando te lo suplicamos, hoy estarías sano y salvo haciendo cuarentena con nosotras y sin los melli que te caminen por la cabeza.
Ahora jodete.
Esta mañana nos levantamos con toda la intención de hacer un poco de ejercicio. Volvimos a poner en YouTube el video de zumba y arrancamos bien power. Piernas arriba, vamos, para la derecha, luego a la izquierda, ahora el brazo derecho adelante, luego el izquierdo, ahora los dos! Todo al ritmo de Celia Cruz. Bien! Vamos! Arriba! Un, dos, tres y cuatro, cinco, seis. Ahora para atrás, grita el profe en la tele, y ahí vamos nosotras. Lamentablemente atrás, como pedía el tipo, teníamos el tacho de basura. Tropezamos, caímos sobre la mesita de luz, que automáticamente abrió el cajón (cosas de la arquitectura actual) y terminamos tiradas sobre la cama con un dedo fracturado.
No, si el ejercicio físico no es lo nuestro. Ahora tenemos dos dedos pegados con cinta, encuarentenados. No vamos a ir a una guardia ni aunque venga el mismísimo dios a llevarnos.
Bueno, mal ejemplo el de dios...si viene a llevarnos, estamos fritas. Digamos que si viene la mismísima Prefectura. Ahí está mejor. No es cosa de andar llamando a la desgracia...
De tres a cuatro menos cuarto de la tarde, hicimos terapia vía Skype con nuestro psiquiatra, con el que llegamos a la conclusión de que no estamos tan mal como pensábamos, cosa que no nos conviene a ninguno de los dos. Él porque no cobraría más honorarios, nosotras porque qué escribiríamos acá...
Y acá estamos, menos locas de lo que suponíamos, con un dedo quebrado, en medio de la película de ciencia ficción llamada Coronavirus y la Cuarentena, rezando para que las cosas vuelvan a la normalidad. Es decir, estar tan locas como antes.
YOMEQUEDOENCASA (noencontramoselhashtag)
martes, 24 de marzo de 2020
Día 5, virus attack
Finalmente ayer, decidimos que era hora de salir a hacer unas compras.O nos mata el coronavirus, o la abstinencia por comer algo rico. Pero no salimos solo por eso, compramos lo necesario para no tener que volver a bajar, al menos hasta que se nos termine la medicación. Rivotril para todos debería ser el lema de este gobierno.
Fuimos al supermercado de la otra cuadra, en el que dejan entrar sólo de a tres personas.
Como el protocolo lo indica, llevamos nuestras propias bolsas, no tocamos un changuito ni por putas, y metimos todo ahí. Volvimos raudamente a nuestro hogar como si nos estuviera persiguiendo el lobo de Caperucita y ahí empezó el panic attack.
¿Qué hacemos primero? ¿Nos sacamos la ropa o limpiamos los productos?
Hicimos todo junto. Tiramos la ropa adentro del lavarropas, los productos en la pileta, y agarramos en rociador con agua y lavandina y empezamos a frotar todo. Luego por las dudas, le pasamos alcohol, y todo, todo, lo sacamos de sus envases y lo colocamos en frascos. Después nos lavamos las manos veinte veces, limpiamos el piso y las mesadas, y por último nos dimos una ducha, y casi que nos lavamos los intestinos por dentro.
Transpiramos como chanchos en Navidad, pero ahora estamos surtidas de milanesas, galletitas, detergente, jabón para la ropa y limpiadores varios para pisos y cocina.
Cabe aclarar, que después de todo ese trabajo, no quisimos comer nada, por si las moscas que hubiera quedado algún virus por ahí. No por nada te somos fóbicas y venimos pagando un terapeuta hace siglos.
Mañana tenemos terapia online, y seguramente por las dudas, desinfectaremos la pantalla.
La cuarentena tiene sus cosas positivas. Ya bajamos un kilo y medio, porque estamos racionando la comida con tal de no tener que volver a pasar por lo de ayer.
Hoy, día cinco de la cuarentena, nos levantamos, que ya es mucho decir.
lunes, 23 de marzo de 2020
Soysola en cuarentena
Nos levantamos con todas las pilas, como si fuese un viernes de la época de juventud, abrimos las ventanas, pusimos la música a todo volumen para que escucharan los vecinos, y nos pusimos a bailar mientras limpiábamos al ritmo de We will rock you, de Queen.
El frenetismo por limpiar y bailar al mismo tiempo, nos duró exactamente los tres minutos que dura el tema.
Los vecinos, no nos acompañaron, ni siquiera para ver el patético espectáculo que estábamos dando. Si hubiésemos cobrado por entrada, bueno, pero locos, se los dábamos gratis!
El resto del día nos la pasamos mirando películas y haciendo video llamadas con los amigos con los que ya no tenemos mucho más para contarnos, porque hablamos tres veces por día.
Día cuatro.
Nos levantamos a las 11.03. Esta vez decidimos que los vecinos se jodan y no les bailamos en la ventana.
Fuimos a la cocina a hacernos un café y a poner el lavarropas por quincuagésima vez en cuatro días, y la puta puerta se rompe, con la ropa adentro. Menos mal que somos compradoras compulsivas de bombachas, porque tres quedaron en el interior,
Dada la cuarentena, tendremos que volver a la época del segregacionismo y lavar la ropa a mano.
Vamos por el mediodía y todavía no hicimos nada de lo que nos prometimos.
Veremos cómo se desarrolla el resto del día...todavía mantenemos la ilusión de hacer algo.
Prendimos la tele y la cara apocalíptica de Guillermo Andino nos alarma más que el coronavirus. Preferimos ver la cara de culo de Feinman, con eso te decimos todo.
Desde que empezó el tema del virus, que nosotras ya estábamos tomando las medidas correspondientes, lavábamos todo, pasábamos lavandina hasta por el tujes, no entró nadie a casa y nadie salió de acá. Entonces ¿por qué pensamos que todo lo que está acá adentro tiene coronavirus?
Calculamos que es por Andino. Decidimos apagar, para no asustarnos más.
Seguimos con nuestros sueños de libertad.
Anoche soñamos que estábamos con nuestra amiga Luciana, comprando pelotudeces en las papelerías de Nueva York, esas que a nosotras nos encantan. Por supuesto lo hacíamos rapidísimo porque estábamos violando la cuarentena. Para que nuestras amigas psicólogas se deleiten, nos llevaba nuestra madre en auto. No sea cosa que Soysola se independice alguna vez.
Nos quedan ocho días por delante, que suponemos serán siete más, esperando no enloquecer en el intento por cuidar nuestra salud y la de los demás.
Mañana podríamos ofrecer una obra de teatro con títeres, hechos con medias, total que de esas tenemos un cajón lleno, a ver si entretenemos a los vecinos de enfrente, que quizás llaman a la policía y nosotras por lo menos tenemos con quién hablar.
Otra vez les digo. Quédense en casa. Cumplan las reglas de la cuarentena. Traten de no ser el banana argentino, porque esta vez se van a convertir en el pelotudo nacional.
Cuídense que de esa manera nos cuidamos todos.
sábado, 21 de marzo de 2020
Cuarentena día II
jueves, 19 de marzo de 2020
Soysola en tiempos de coronavirus
Y acá estamos. Años y años de terapia para sacarnos nuestro trastorno obsesivo compulsivo, para que venga un virus del orto, que se cree reina, y nos obligue a estar en TOC permanente.
Veinte años de terapia tirados a la mierda. Queremos el reintegro monetario de todas las sesiones, o un resarcimiento terapéutico, a saber, otros veinte de terapia gratuita.
Aunque, seamos honestas, esta cuarentena obligatoria (estamos esperando la orden del Doc. Alberto F.) nos viene bien para varias cosas.
Una, empezar a limpiar cajones en los que acumulamos cincuenta mil pelotudeces que no tenemos dónde guardar, o sí, pero nosotras te las tiramos ahí.
Dos, hacer algo de ejercicio para combatir el aburrimiento, algo que no hacíamos desde antes del N1H1. Es que nosotras solo te hacemos ejercicio cuando hay riesgo de vida. De lo contrario ¿para qué?
Tres, leer el libro que hace tres meses queremos terminar y solamente tiene 120 páginas. No es que no sepamos cómo leer, es que estamos intentando pasar el nivel 789900 del Candy Crush y se nos va el tiempo.
Cuatro, limpiar obsesivamente cada rincón de nuestro hogar, ahora que Miguelina no viene, y a la que putearemos apenas se levante la cuarentena, porque descubrimos que nuestra casa es una mugre.
Cinco, dormir sin culpas hasta las 11 de la mañana.
Seis, de una vez por todas, tirar todas las fotos en las que aparece nuestro primer marido.¿Para qué queremos tener el recuerdo de nuestra despedida de soltera, si hace más de 30 años que el matrimonio caducó? Y nuestra buena relación con él también.
También podríamos, ya que estamos, ir tirando las fotos en las que aparece marido dos, y pareja tres, a los que no deseamos ver ni en figuritas.
Siete, cocinar. Esto no se lo agardecemos al Covid-19, porque nosotras somos delivery girls. Con esto de la pandemia, le tomamos un poco de aprehensión a la bolsita de Rappi, al chico Rappi, y a la comida que trae Rappi (o Glovo o Pedidos Ya, para que no se sientan discriminados)
Estas serían las cosas positivas. Vamos por las negativas.
Uno, si antes no conseguíamos novio, imaginate ahora. Entre el metro y medio o dos de distancia entre una persona y otra ¿quién se nos acercaría? No te tocaríamos ni una mano a menos que sea con una orden judicial, menos que menos intercambiaríamos fluidos con el sexo opuesto.
Si la cosa se llegara a poner tan fea como en Italia en donde han llegado a seleccionar a los pacientes menores de 50 para salvar, cagamos del todo. Si ya nos quejábamos de no encontrar hombres de nuestro rango etario, qué podemos esperar después del coronavirus...
Dos, que somos población de riesgo, por dejadas, porque no nos pusimos las pilas hace años. Y si nos pasara algo, Dior no lo permita, no podríamos volver.
Ahora unas líneas en serio. Cuidémonos, que si no nos cuidamos entre todos, estamos al horno.
Respeten la cuarentena, lávense las manos como si tuvieran TOC, que esta vez es bueno. No abracen ni besen hasta que la peste esté erradicada. No te toques la cara, ojos, boca, nariz mientras estés en la calle o en contacto con otros seres, hacelo solo después de haberte lavado bien las manos. Seamos solidarios y cumplamos con lo que se nos pide. No desabastezcas las farmacias ni supermercados, porque no es necesario.
Si no somos solidarios, esta vez, no se muere el otro, nos morimos todos.
lunes, 13 de enero de 2020
Cincuenta y cuatro mal llevados
Ya pasamos la mitad de la vida, aunque al ritmo que viene nuestra madre, si la longevidad es hereditaria, tranquilamente seremos Magiclick.
Si de achaques se tratara la vida, tenemos todos y aún no llegamos a la jubilación.
Estamos perdiendo la memoria. No sabemos si es por la edad o por el Rivotril.
Nos duelen las articulaciones, desde arriba hacia abajo y viceversa. El tracto digestivo empieza a ralentarse y la menopausia llegó para instalarse. Cada vez vemos menos, escuchamos menos, tenemos menos paciencia, dormimos menos y entendemos menos. Estamos en la etapa de la suma y la resta, con el único detalle que restamos más de lo que sumamos. Si de balance se tratara, las arcas están vacías.
El único beneficio de pasar los cincuenta es el que nos sentimos inimputables y decimos lo primero que se nos cruza por la cabeza. Total que a estas alturas para qué nos vas a refutar o contradecir, si de todos modos o no lo vamos a escuchar o no lo vamos a entender.
Cada edad tiene su belleza, nos decían de niñas. Pues bien, estamos esperando que venga el cirujano plástico para arreglar este desastre.
Todo lo que no hagas antes de los cincuenta, decía madre, después te va a costar el doble.
Lo que ella no sabía en ese entonces es que vendrían décadas de inflación, por lo cual no todo nos cuesta el doble, si no el triple y hasta el cuádruple. Cosas de la vida moderna, dicen...
La cuestión es que a nosotras la edad no nos vino de regalo, nos vino obligatoriamente.
¡Feliz cumpleaños a nosotras!
viernes, 3 de enero de 2020
Resoluciones de Año Nuevo cuatro días después
Qué sé yo, se ve que no andábamos por acá.
El 31 no tuvimos tiempo de pensar ni pedir nada, por lo tanto no está mal que lo hagamos a cuatro días de empezado el 2020. Bastante rápido te diré, para lo que tarda nuestra familia a la hora de decidir cualquier cosa.
Nosotras no. Nosotras te decidimos todo en dos minutos. Un divorcio, una cirugía mayor, las compras del super, cambiar el color de pelo, engordar 30 kilos...Vos danos unos minutos y te resolvemos la vida. La tuya, la nuestra no tiene solución aparente.
Sabemos que las resoluciones son lo que te proponés para cumplir durante el año, pero como ustedes nos conocen, las nuestras vendrían a ser las cosas que queremos y sabemos que no vamos a conseguir a corto ni a largo plazo.
A saber:(recuerden que a la hora de querer, volvemos a ser una sola)
Quiero dejar de ser un Minion y volver a ser la Jessica Rabbit que fui. Aunque con parecerme a mí misma podría ser suficiente.
Quiero dar la vuelta al universo en calesita, para recordar que el mundo gira y no siempre tenemos la posibilidad de sacar la sortija.
Quiero recuperar la creatividad que perdí por algún mes del 2019. Se me estaría haciendo cuesta arriba congraciarme con mis manos.
Quiero volver a soñar y desterrar las pesadillas. Para malos sueños basta con abrir los ojos y ver la vida.
Quiero hallar la serendipia y resolver todos los enigmas de mis relaciones humanas.
Quiero navegar los ríos internos de tu alma a pesar de no haberte conocido jamás.
Quiero verter caudales de palabras sin sentido para que en alguna encuentres lo que necesitás.
Quiero parecerme a un aguacero de verano, refrescante, y no esta tormenta de invierno en la que me he convertido.
Quiero ser la conjunción perfecta de cuerpo y alma. Sé que no voy a lograrlo, porque tengo demasiado cuerpo y el alma me estaría quedando chica.
Quiero la gaviota en Portugal, el vino en la Toscana y tu perfil en el horizonte.
Quiero encontrarte alguna vez en la vida, amor, aunque más no sea por un rato.
Quiero tanto y quiero todo. Ya no quiero a George, cosa importante para destacar. De a poco empezamos a pedir cosas más realistas.
Quiero mucho, demasiado, y es perjudicial para mi salud.
Quiero y punto. Soy así, puro querer aunque me cueste la vida.
Resolución para el 2020, empezar por algo.
Feliz Año Nuevo!