domingo, 25 de agosto de 2013

Radiador de ancianos

Mis amigas siempre me y se preguntaron porqué elegía hombres que me llevaban muchos años.
Y siempre me y les aclaré, que no los elegía, sino que era lo que iba llegando. Si hubiesen aparecido señores de mi edad, es muy probable que la historia fuese la misma. Como dice mi amiga Frida, vos tuviste esos novios porque no sabés decir que no. Y es cierto. Tengo el sí flojo. Lo mío siempre fue por descarte...ellos eran descartados por las otras y no quedaba más que yo.
Ya sé, no va a faltar quién diga, esta mina tiene cero autoestima, como ya leí por ahí. No querida, mi autoestima está perfecta, vos no tenés sentido del humor ni de la ironía. Tengo muy asumida mi condición de divorciada resentida, con unos cuántos kilos de más, sola por elección de mi otro yo y de los hombres que no saben lo que se pierden.
Pero volviendo a la pregunta inicial, la respuesta se me reveló el miércoles pasado que acompañé a mi padre a hacerse un estudio.
Reitero, yo no busco a la gente grande, ellos me encuentran a mí. Debo ser un radiador de anicanos.
Mientras mi papá estaba en el tomógrafo, y yo en la sala de espera, se me sienta al lado una señora mayor. El lugar estaba lleno de gente, y el asiento a mi lado, no era el único libre. Tras unos momentos de duda, la mujer decidió que yo era La Elegida, como Pablo Echarri y Lito Cruz. Sin siquiera mirarla, la doña ya me estaba hablando como si me conociera de toda la vida. Que tenía 89 años, que le dolía la panza, que no escuchaba nada, que quién la iba a atender, que el bastón era una porquería, que si se tenía que sacar los aros, la cadenita y la ropa. De golpe, pasé a ser hija de otra anciana más, como si no tuviese suficiente con mis padres. A saber, yo debía indicarle si tenía que tomar el contraste, en cuánto tiempo debía tomarlo, si le podía servir en el vaso (su acompañante, sabiamente se había sentado lejos) etc. Además debo tener cara de doctora, porque me preguntó si yo sabía qué era lo que ella tenía, tras relatarme los síntomas. Esta vez estuve rápida de reflejos, porque enseguida la miré a la chica que la acompañaba y le dije, nena, te sentás acá al lado de la señora.
Por suerte mi papá salió rápido y nos fuimos antes que otro anciano me agarrase como pariente. Si por lo menos me pusieran en el testamento, no me quejaría tanto.
Si estoy en el supermercado, los viejos me hablan a mí. Si voy al banco o al Rapipago, no hay menor de 80 que me dirija la palabra. Si en un restaurante, me levanto para ir al baño, y hay sesenta y cinco hombres entre 45 y 50 años y tres de 85, sólo dan vuelta la cabeza para mirarme, estos últimos tres.
A otras amigas incrédulas de mi destino, tuve que demostrarles científicamente cómo a mí sólo se me acercaban los llamados, adultos mayores. ¿Cómo? Me anoté en Match. La aplicación me daba cuatro opciones. Un pibe de 34, dos señores de 40 y pico y un señor de 81. Y oh! sorpresa, ¿quién era mi admirador secreto? Obviamente, el señor de 81.
Mi viejo, de 90 años, ahora lo único que pide de mi próximo novio, ya no es que no sea goy, sino que no sea mayor que él.
¿Debo empezar a preguntarme si los que me dicen que estoy bárbara para mi edad, en realidad creen que en vez de 47 tengo 74?


jueves, 22 de agosto de 2013

Un mundo de un asiento

Sin intenciones de emular a los que hacen stand up, hoy mi relato bien merecería estar en un escenario. Haciendo tiempo para ir a terapia, entré en un bar a almorzar.
Ya te pone de mal humor que, entre los cuatro comensales dispersos por las mesas,  hay dos flacas anoréxicas sentadas, y los dos únicos tipos que entran, sólo las miran a ellas, ignorando por completo tu presencia. No importa que te parezcan horribles, vos necesitás que por lo menos te descarten viéndote a los ojos. Ergo, no. Sos como el fantasma Gasparín pero con tetas. Invisibles obviamente. No importa que tus lolas tengan el tamaño de las de Isabel Sarli, porque para los señores, vos sos como la Coca, hoy.
Pero pasemos al tema que nos atañe. Pedimos la comida. Todo bien y muy rico. No muy sanito, pero ya hemos asumido que yo tampoco soy muy sanita, por lo tanto, un tema menos de preocupación.
Sandwich de salmón ahumado, con rúcula, palta y queso blanco en pan casero (que no quepan dudas que soy rusa). Agua sin gas, y dos cortados en jarrito. Nada de especial dirán ustedes, algo de lo más normal, nada gracioso ni interesante.
Hete aquí, que si te tomás el agua entera y los dos jarritos, en algún momento, se te da por ir a vaciar la vejiga, antes que explote en medio de tu sesión.
Como corresponde, me encamino al toilette de señoras. Si hay algo recurrente e inexorable en los baños femeninos, es la mugre. Entrás y ya tu olfato te anticipa que seguramente al lado del inodoro hay un cartel que dice, por favor tirar los papeles en el cesto. Por supuesto, el famoso cesto siempre está repleto de papel higiénico meado.
Algo que sigo sin comprender, es porqué las damas que viven con señores, les exigen que suban y bajen la tapa del asiento,si ellas en los baños públicos, ni por casualidad van a dar el ejemplo. Obviamente, vos señor, sabrás, que las mujeres jamás nos sentamos en un baño de un bar, ni en el de una estación se servicio, ni en el del lobby de un hotel, ni en la casa de alguien a quién no conocemos demasiado....en fin, sólo nos sentamos en nuestro trono o en el de nuestros padres porque nos vieron el culo desde chiquitas. Hablo del inodoro por supuesto.
Como toda mujer que se precie de tal, te bajás los pantalones, la ropa interior, y la sostenés, tirándola de atrás hacia adelante y te ponés en lo que sería la posición de vaca pariendo, con las piernas a lo Adrián Suar.  Mientras hacés semejante obra de ingeniería y tratás de mantenerte en pie, pensás: por favor, que el chorro salga derechito! El día que lo lográs, te sentís la mujer más feliz del mundo, como si te hubieses ganado el Oscar a la mejor meada. Pero justo hoy, que tenés mil cosas que hacer en la calle, tu chorrito decide mandarse por su cuenta a buscar nuevos horizontes. Y ahí va, derecho a la bombacha, bajándote por la pierna hasta llegar al pantalón. Díganme,¿ porqué mierda ustedes mean y el chorro a lo sumo salpica la tabla? ¿Además de sostenerlo con la mano, le dan indicaciones precisas de para dónde tiene que ir? ¿Tienen un GPS en el pito?
La cuestión es que ahí salís, puteando ya no bajito, y preguntándote cómo vas a hacer para andar en la calle todo el día pishada. Te vas a la pileta, y empezás a tirarle agua al pantalón, porque la bombacha ya es insalvable. Para secarte y no tener que salir toda mojada, usás el secador de manos que tira aire caliente. Ni que sirviera...pero vos le ponés toda la garra para que funcione.
Te vas a la farmacia más cercana y comprás un desodorante y en el ascensor, sin que nadie te vea empezás a rociarte con el Rexona Teens, tus partes pudendas.
Lo importante es no oler a meo. Que la gente te huya por la baranda a Musgo Jóven que tenés, no es relevante.
Y ahí partís, el resto del día, sintiéndote como una homeless, con las bragas pegadas al cuerpo oliendo a orina y desodorante.
Decidido, de hoy en adelante, salgo con un embudo en la cartera.

lunes, 19 de agosto de 2013

Sexo, droga y rockanroll. O Dioxaflex, Alplax y AlKa Seltzer

Viernes, sábado  y domingo de joda ya no es para el cuerpo de una.
Quiero la famosa cucharita para juntarme, después de una maratón de fiestas, salidas y alcohol. Ni hablar de lo que comí, porque con sólo mencionarlo, nadie me creería que alguna vez hago dieta. Trasnochar después de los 40, se paga con sangre. Tu sangre. Porque te levantás a la mañana tan boleada, que para ir al baño, te chocás en el camino con todas las puertas, te enganchás con los picaportes, te tropezás con la alfombrita del baño y no te metés el cepillo de dientes en el ojo casi de milagro.
Domingo de madrugada recordé lo que había olvidado hacía tiempo. Que la gente existe y sale. Ya había perdido el registro que en el mundo hay seres humanos que tienen una vida social activa y que la usan. No hablamos de los jóvenes, púberes o pendejos que no hacen otra cosa más que estudiar y salir. Hablo de humanos como yo, gente normal, hombres y mujeres de 45 años en adelante. Sabía que existían, pero no los había visto. Y menos despiertos hasta las 4 de la mañana. Son como una especie en extinción.
Después de semejante fin de semana, necesitás por lo menos siete días para recuperarte. No es mi caso, que estoy comprobando que mi cuerpo requiere entre quince y veinte, calculando por kilo de exceso.
Lo lindo del asunto, es ver cómo todavía tenés la capacidad de divertirte sin complejos, aún cuando los hijos de tus amigos te miran con cara de, qué ridículos (sacando dientes incisivos frontales y mordiéndose el labio inferior), los viejos bailan! Nene, andá acostumbrándote, que dentro de 40 años tus hijos van a decir lo mismo de vos.
No podés evitar el decirles con sonrisa de vieja boluda, tu papá tenía tu edad cuando nos conocimos y yo la misma edad que tu hermano. Con lo cuál los chicos te miran como diciéndo, claro, hace mil años.
¿Pero quién te quita lo bailado, cuando durante las últimas 72 horas, volviste a tu adolescencia? ¿Qué importa que después tuviste que enchufarte un antiinflamatorio porque te dolía la cadera? ¿O te tomaste un antiácido porque el estómago te ardía? ¿Que ya no te alcanzan las bolsitas de té para desinflamarte las ojeras, producto de las noches de parranda? ¿Eh?¿Eh? ¡Dios existe y consiguió el milagro! ¡Saliste!
Ahora a vivir de los recuerdos, porque hasta dentro de tres años no te toca!
Lunes y todavía tengo la resaca del alcohol absorbido por mi hígado entre las 20 hs del viernes y las 15 hs del domingo, pero nada me importa porque por unas cuántas horas volví a vivir... O reviví mejor dicho, después de años de ostracismo ya que mi último ex me decía que yo no estaba en edad. Sí, supongo que tenía razón....no estaba en edad de estar con él, ni en ése entonces ,ni nunca.
Pero ése es otro tema. Hoy agradezcámosle a los amigos que cumplieron años y a San Martín por el feriado.



sábado, 17 de agosto de 2013

Happy flamenco hour

Viernes a la noche, ya no es para nosotras...ni para mí, ni para mi otro yo. Combinás  encontrarte con tus amigos en un bar, y como siempre llegás primera, y ellos cuarenta minutos después. Mientras tanto, vos te quedás como una boluda, esperando, porque a pesar de los años que tenés, no te animás a sentarte sola en una mesa. Entonces lo que hacés, es quedarte paradita en la esquina, cagándote de frío, intentando no parecer que te dejaron de garpe ,ni pasar por un travesti de Palermo, o lo que es peor, una vieja chota desesperada esperando levantarse uno de los del after hour. Y como si esto fuera poco, mientras te hacés la tarada mirando el reloj, el celular, los autos que pasan, lo ves sentadito enfrente a Ricardo Fort, con su tapado de zorro blanco. Vos sos el Yeti negro, y el es el Tío Cosa blanco. No tenías suficiente con el choborra que estaba con un whisky en la puerta, que todavía tenías que observar al Johnny Bravo vernáculo, y cómo los cholulos se le acercaban a pedirle fotos. Es como un muñeco de torta y la gente se le para al lado tipo cartón pintado. Dale Cholo, sacame la foto, mirá quién es, Richard Ford, el de los chocolates! Lo que se hace por un minuto de fama por dios!
Mientras, yo seguía silbando bajito y puteando a mis amados amigos porque no llegaban.
Finalmente, minutos después, aparecieron casi al unísino los cuatro faltantes. Somos el Quinteto Los Chopanes, pero no cantamos, morfamos.
Nos sentamos y acto seguido, nos pedimos un daiquiri de frutilla y tres caipirinhas. La quinta integrante, cabe aclarar, Mrs F, es alcohólica intermitente. O sea, no toma, se pide agua, y cada rato te saca tu trago y el del resto para probar nomás ¿viste?
Pero esto de jamás salir un viernes a la noche y por los lugares de onda, hace que no tengamos muy en claro el tema de los códigos pendejeriles o salidoreños.
Ejemplo, tras el primer trago cada uno, el mozo se acerca para ofrecernos otro. Mrs R, le dice, si no me lo cobrás te lo acepto. Veinte minutos dilucidando porqué el tipo no nos quería cobrar el segundo trago....era el happy hour!! Dos por uno! Pero nosotros que estamos un poco mayores y herrumbrados por lo visto, del happy hour sólo teníamos noticias por las propagandas o por los hijos...Con lo cuál al segundo trago, ya estábamos más para irnos a dormir que para seguir la noche. Lo que se dice una cultura alcohólica y noctura que otra que Cacho Castaña!
Pero estóicos ahí partimos al tablao donde había reservado Mr H para cenar.Tomar, ya no podíamos tomar, porque no íbamos a arriesgarnos al control de alcohlemia, y tampoco a un cóctel explosivo de ron cubano con antidepresivos, ansiolíticos, antihipertensivos, anticoagulantes y anticolesterolemia. Todo esto último en mi caso. Los otros son sanitos, no como yo.
Mucho tablao, mucho flamenco, mucho pincho y mucho grupo de mina sola, que demuestra lo que vengo sosteniendo hace rato, y que es la falta de hombres. Pero lo que te deschava la edad, es que detrás de tu mesa, hay un grupete de pendejas quilomberas, a las que a los dos minutos empezás a mirar con odio, a tratarlas de maleducadas, y a tener ganas de pedirles por favor que se callen de una vez por todas. O sea, perdiste la paciencia rapidísimo, como Héctor Larrea, y te convertiste en la chota amarga que rogabas nunca ser. Pero todo llega en la vida...Y así como hoy fuimos nosotros, mañana serán ellas las que estarán en nuestro lugar de mierda, mirando con una semisonrisa desaprobatoria, a otro grupo de cándidas jóvenes tratando de divertirse. Y ése día será mi revancha. Cuando ellas lleguen a los 50, y a vos ya ni te importe que tenés más de 65, porque a esa altura de tu vida estás de vuelta de todo, o quizás ya ni salís de tu casa, o no te acordás de nada por falta de memoria. Ni hasta del resentimiento contra la juventud ajena que hoy tanto te molesta, o para sincerarnos, tanta envidia te da.
Y heme aquí en mi casa, tratando de mantener los ojos abiertos para llegar hasta el dormitorio y al menos haberme lavado los dientes antes.
No, si ahora entiendo porqué los viernes y sábados se hicieron para los jóvenes. Mi cuerpo hace rato que pide a gritos la cama.


miércoles, 14 de agosto de 2013

Quiero uno, deme dos.

Quiero no saber lo que no sé, porque sin saber nada de nada, he llegado lejos. Si supiera todo lo que me falta, probablemente llegaría hasta acá nomás.
Quiero un serpentario grande para sentirme como en casa. Porque en casa de herrero cuchillo de palo, y en la de yarará, zapato de cocodrilo.
Quiero un pasaje al pasado y al futuro, a bordo del Enterprise, con Mr. Spock, Mr.Ed, Mr. Magoo, Mr. Big , Mr. President, pero sin Mrs Robinson, porque me arruinaría la fiesta, y para eso ya tengo el presente.
Quiero que los que no me entienden, sigan así, sin entenderme, porque esa es parte de mi diversión y de la de mi otro yo. Una está loca y la otra cuerda, el que adivine cuál es ella y cuál soy yo, se gana una depilación definitiva de tira de cola.
Quiero ser La Gioconda, para mirar a todo el mundo con mi sonrisa sarcástica, y que aún así, la gente se admire. Quiero saber lo que se siente ser una celebrity asediada por los paparazzis o turistas, colgada de una pared. Pero más quisiera tener a la Mona Lisa colgada en mi casa.
Quiero una playita privada en Cerdeña y no parecer una cerda en la playa pública.
Quiero una memoria nueva, porque la que tengo ya no existe. Se me perdió junto con el Unicornio de Silvio Rodríguez, que seguramente estaría un poco pasado de rosca cuando primero lo encontró. No cualquier encuentra uno y encima azul. Después dicen que yo alucino.
Quiero la plantita que le regaló Messi al Papa, que si eso no es marihuana, le pega en el poste, y si era ruda macho, se equivocaron de lugar. ¿Capisce?
Quiero no tener tanta humanidad para encremar, porque me canso rápido, y es mucha la superficie cuando estoy apurada por salir. Como esto no es algo posible en lo inmediato, se solicita a la población de cerebros inventores de máquinas al pedo, que construya una que sea como una especie de pistola con compresor silencioso y mano pasadora de crema, que obviamente no sea la propia. En su defecto, una ducha que no incluya la cabeza, de donde salga el humectante corporal, y venga con un brazo siliconado, para esparcir el ungüento por todo el área de la Mesopotamia. Me ofrezco como conejito de indias, y cedo todos los derechos de patente.
Y por último, quiero la felicidad en frasco, bidón o botella. La que venden suelta no me dió resultado, muchas veces viene contaminada con felicidad ajena que de nada te sirve, y en otras ocasiones, con la infelicidad propia que perdiste en algún tiempo compartido.

domingo, 11 de agosto de 2013

Memoria troquelada

Llegaron las elecciones primarias y con ellas la tecnología del papelito troquelado. A ver si entendés Colegio Electoral...no podés pedirme que no pierda un papel hasta dentro de 2 meses y medio!
Yo soy como Mandrake, el mago, todo te lo hago desaparecer en cuestión de segundos. Helados, guita, milanesas, papeles, teléfonos, boletas, tarjetas, documentos y maridos, 
Apenas salida de la escuela donde voté, ya no sabía dónde estaba el bendito cartoncito celeste. Metí mano en los bolsillos, la cartera, billetera, funda del celular, dí vueltas el documento trescientas mil veces, y nada por aquí, nada por allá. Cosa e mandinga che.
Diez horas después lo encontré, pegado a una hoja del DNI, que juro, antes no estaba. Esa hoja no existía. Pero así como en mi casa rondan espíritus rompecomputadoras, evidentemente también existen fantasmas antidocumentos.
Estas elecciones también troquelaron mi memoria.
Leí el diario, pero si me preguntás qué noticia recuerdo...ninguna. Prendí la computadora para ver cosas de mi viaje, pero tampoco me acuerdo cuáles eran los lugares que me recomendaban. Ya que estamos, me dije, vamos a googlear.....vamos a googlear...qué????? Por dios! No me acuerdo qué era lo que quería buscar! Hace por lo menos seis horas que me estoy devanando los sesos tratando de acordarme para qué carajo me había sentado en la computadora. Quizás la semana que viene me acuerde qué quería ver.
Ya no alcanza que me escriba las cosas en la agenda del celular, en la de tapa dura, la de la compu, en papelitos sueltos que voy pegando en la heladera, al lado del teléfono, en la mesita de luz y en el espejo del baño. No hay caso. Se me troqueló el cerebro. No hay modo de juntar el hemisferio izquierdo con el derecho, o las neuronas con los neurtófilos encayados. Mi cuerpo viene a ser un tomacorrientes de dos patas y la memoria un enchufe de tres. No hay manera, no encaja por más fuerza que haga. Soy 220 y el órgano esencial de mi despiste, 110.
Mi cabeza insiste en ir para un lado, y mis recuerdos para otro. 
Una amiga hoy me escribió: ¿te acordás cuando hablábamos de corrido? En mi caso, debería decir: ¿te acordás cuando pensabas de corrido? 
Mirándole el lado bueno a la cosa, podría decirse que soy un lienzo en blanco, con todo para aprender. Lástima que en cualquier momento la tela empieza a rasgarse por la antigüedad.





sábado, 10 de agosto de 2013

Karma chamaleon

Vos venís con un día tranquilo. Te levantás como podés después de una noche con pesadillas. Decidís no ir a depilarte, porque qué necesidad hay de torturarte si no hay posibilidades de tener sexo en 200 km a la redonda, y tampoco tenés que ir al médico. Así que, hoy viernes, es tu día de spa mental. Hoy, hacés todas las cosas que no tuviste tiempo en el resto de la semana.
Y ahí vas, encarando la vida con una sonrisa cuál Mona Lisa, a buscar tu Ipad recientemente resucitado, por obra y gracia del Señor Arregla Apple, desde ahora mi guía espiritual.
Lamentablemente, mi nuevo gurú, no tiene su local cerca de mi casa, y como soy una negada para los bondis y/o subte, me dirijo a una esquina a tomar un taxi.
Como corresponde me paro a esperar a mi Rolando en su carroza negra y amarilla. Cinco de la tarde. Viernes. O sea. Horario de salida de los pendejos del colegio. Cinco millones de autos y ni un puto taxi. Veinte minutos parada y nada.
Y como si esto fuera poco, todas las viejas chotas del mundo, fueron como a propósito, a Cabildo y Pampa a tomarse un taxi. Diez viejas de mierda me afanaron mi medio de transporte. Viejas, llámese a las con y sin bastón, que pasan los 80, y a las que por ende, no podés decirles nada. Las odio pero soy respetuosa, porque sé que algún día voy a estar en sus zapatos y haré lo mismo. Como mi mamá.
Nunca en mi vida, me imaginé, que podía haber en mi vocabulario, tantas maneras de llamar e insultar a una anciana. No me sabía tan creativa. Vieja de mierda, vieja chota, vieja trola, vieja puta, la remil vieja de mierda, australopitecus taxívoro, la concha de la lora vieja, vieja robataxis....y ni explico las cosas que se me ocurrían hacerles con el bastón. Sobrinas, tomen nota, no se rompan la cabeza pensando cómo putearme cuando sea una geronte, ya se los dejo por escrito. Porque soy así de buena tía.
Pero no todas son señoras ancianas en el camino a los taxis. No, también las hay de la edad de una, y más jóvenes aún, que te ignoran directamente para abalanzarse sobre el taxi que viene libre.
A esas siempre les digo que les agradezco. Les digo que debo estar muy flaca si me ven transparente, y que me han alegrado el día.
Pero a la de hoy no. Ya veníamos con la temperatura del radiador en aumento y el disco de freno patinando.
Situación:
Levanto la mano para llamar al taxi. Cruza corriendo una mina de unos treinta años, se para delante mío, y se encamina a tomar el auto.
Yo: Hey, flaca, ése coche es mío, hace cuarenta minutos que estoy acá parada esperando. ¿Qué me vas a decir ? ¿Perdón, no te vi?  Mido, un metro sesenta, tengo un metro veinte de diámetro y con esta campera parezco el Yeti negro y me vas a decir que no me viste???
Ella: Perdón...jeje
Yo: ( a esas alturas ya un poco caliente) Perdón las pelotas!
Y ahí me subí, ya no tan feliz como había arrancado el día. Por suerte, el Señor Apple me devolvió por un rato la sonrisa, al entregarme en pleno uso de sus facultades tecnológicas, a mi amado Lázaro Ipad.
Taxi de vuelta. Esta vez sin espera. Subo y para mis adentros pienso, no voy a hablar con el tachero...hasta que veo que se le empiezan a cerrar los ojos. Me dije, a lo mejor es mezcla de oriental y tiene los ojos rasgados. ¿Por qué pensar que se está durmiendo? Pero por las dudas vamos a chequearlo.
Ehhh, señor...sabe qué? Agarre Santa Fe, Luis María Campos hasta el final y subimos por Juramento.
El señor somñoliento, responde, ehhhh, sí, como quiera. Y acto seguido, saca de una bolsa de supermercado un Actimel y se lo pone a tomar, inundando el taxi con un olor inmundo a yoghurt con lactobacilus.
Yo:¿Ta bueno? 
Tach: Sí, esto es buenísimo para cuando uno no tiene energías. Le levanta todo!
Y ahí mismo me arrepentí de no serme fiel a mi misma. Hubiese sido mejor estrolarnos con el taxi a tener que bancarme los 30 minutos del viaje más largo de mi vida, con un experto en yoghures varios, médico egresado de la Universidad de La Serenísima- Sancor, con un posgrado en circulación sanguínea y un doctorado de la Facultad de la Federación de Planetas Unidos de Star Trek en astrología, numerología y signos zodiacales, con videncia intuitiva.
Dios!! ¿El universo está confabulado en mi contra? ¿Todos los taxistas raros me tocan a mí? Es un karma que tengo con los hombre evidentemente. Todo bicho que camina, va a parar al lado de Elizabeth, sea circunstancial como en este caso, o con compromiso en el caso de mis ex maridos.
Nota: preguntarle a mi psiquiatra si me está cobrando poco porque no hay remedio conmigo, o si aumentando los honorarios, mis posibilidades de conversar con un hombre normal, pueden crecer.




  



miércoles, 7 de agosto de 2013

Lo que el amor me dejó y el viento no se llevó

Mis ex maridos y novios no me han dejado nada, salvo deudas y alguna que otra compulsión.
El primero, Dios lo tenga en Miami, me contagió la gadgetmanía. Traducido: aparato tecnológico que sale, quiero, y si puedo, tarde o temprano, compro. O sea, el famoso culo veo, culo quiero.
Cuando estábamos infelizmente casados, años 86/93, nuestra casa era como una especie de tienda de reparaciones de computadoras,  plotters, lectores de código de barra, teclados de música, laptops y miles, millones de chips, plaquetas, plaquetitas ,cables de todo tipo y color (gris o negro, no había otra cosa) y celulares. Tuvimos desde la valija que pesaba 10 kilos, pasando por el zapatófono, hasta los modelos de Motorola del año 93. Hay que reconocerle una cosa, era visionario. Pero con un traste muy, muy pesado. Él suponía que las cosas las traían los Reyes Magos y las repartía Papá Noel. De venderlas, o sea laburar, ni hablar. Era adicto a las compras y con gran dolor, en el momento de la repartija del divorcio, su adicción me la cedió gentilmente a mí.
Desde entonces por mi casa han desfilado, desde computadoras compatibles, netbooks, notebooks, cámaras de fotos de diferentes pixelajes, scanners,dvd´s, celulares varios, hasta llegar a al día de hoy, con tres manzanas mordidas en home sweet home. Mac por acá, Iphone por allá, y la nueva adquisición ,el Ipad.
Pero como yo soy humilde y de gran corazón, voy a reconocerle otro don que me legó. Computadora que toco, la hago mierda. Digamos...como a mis matrimonios...O sea, el aparato vendría a reemplazar al ser humano masculino faltante. Sería algo así como un consolador que no se para.
Mi primera compu, explotó, literalmente. Un día me dijo: ping, pum, pam, empezó a salir humo y murió. Vino a vivir conmigo una notebook Acer, que duró alrededor de año y medio, para también en un abrir y cerrar de tapa, abandonarme e irse a mejor mundo. En mi afán por no ser la viuda alegre y que en el barrio empiecen a comentar, compré otra. Esta vez una netbook. ¿Que decir? La muy hija de puta no servía para nada, sólo para dejarme ciega. Y allí fui sin claudicar, por una laptop. Toshiba. Japón no podía fallarme. Pero se ve que teníamos un choque de culturas irreparable, y a los seis meses me abandonó. Pero volvimos. Porque me resistía a ser dejada nuevamente por un marido supletorio, con lo cuál, le dije: hacemos un intento más y vemos. Duramos mes y medio como mucho, hasta que se quedó sordo, ciego y mudo. Le empezó a fallar un parlante y no conseguimos más repuestos gracias al compañero Moreno. Viva Perón carajo!
Fue así como un día junté los morlacos que tenía guardados para mudarme, y me compré tutti li fiocci del difunto Jobs. Por lo menos uno que se me moría antes de que yo lo tocara...Hasta el día de hoy....que vaya a saber por cuál de todos los espíritus de las computadoras fenecidas, mi Ipad dejó de andar. Tenemos menos de una semana de convivencia , y ya prefirió pasar a mejor vida, que quedarse conmigo.
Desde hoy soy conocida en Barrancas de Belgrano como la Gadget Negra.
Mi segundo marido (vamos a hacerlo breve) me legó la obsesión por las palabras. No se dice brasilero, se dice brasileño. No empieces con pero una frase, a menos que vayas a decir algo desfavorable. No digas más siempre y nunca, porque nunca es siempre y tampoco es nunca. Hacer la Claringrilla y no largarla hasta que logre descifrar todas las palabras y por último, escribir boludeces. Por eso un día le dije,"No hay pero que valga. Hasta siempre o hasta nunca, me voy con el brasileño que hace mejor los crucigramas que vos".
Y mi último, llamémosle novio, me dejó, como máxima expresión de amor, las pocas ganas de volver a conocer a alguien....como él. Hay gente que debería vivir, como en su caso, en una habitación sellada, sin ventanas, y forrada de espejos. Yo me quiero, yo me amo, yo me adoro. Por ende, no quiero a nadie, no amo a nadie, y menos adoro a cualquier ser humano o animal y si es la mujer que tengo al lado, por las dudas la torturo, no vaya a ser que crea que la quiero un poquito.
Así es como cada uno de estos seres, me ha convertido en lo que soy hoy. Una feliz computadora personal, que cada tanto le salta el chip, y la que todavía a veces mira con nostalgia el teclado obsoleto, con deseos de que le toquen las teclas.

domingo, 4 de agosto de 2013

Respuesta al "verdadero hombre" del Facebook


Hoy leí esto en el Facebook, y quisiera responderle a tan noble caballero anónimo , que vaya a saber en qué país utópico vive.  Al final de la diatriba que parece escrita por el Papa o por una psicóloga de revista femenina, está mi respuesta.
PARA QUE LA MUJERES LEAN Y ENTIENDAN... Y LOS HOMBRES TAMBIÉN
CARTA DE UN HOMBRE A LAS MUJERES
Queridas amigas:
Nos importa un carajo cuanto pesan.
Es fascinante tocar, abrazar y acariciar el cuerpo de una mujer.
Pesarla, no nos proporciona ningún efecto!!
No tenemos la menor idea de lo que es un talle.
Nuestra evaluación es visual. Es decir, si tiene forma de guitarra, está buena.
No nos importa cuánto mide en centímetros.
Es una cuestión de proporción, no de medida.
Las proporciones ideales del cuerpo de una mujer son: Curvilíneas, pulposas, femeninas…
Esa clase de cuerpo que de un solo golpe de vista uno identifica sin duda alguna y en una fracción de segundo.
Las flaquitas que desfilan en las pasarelas, siguen la tendencia diseñada. 
No lo niego, algunas pueden ser muy lindas... pero cuidado!! Sus modas son, lisa y llanamente, agresiones al cuerpo que odian porque no pueden tener.
No hay belleza más irresistible en la mujer que la feminidad y la dulzura. La elegancia y el buen trato, son equivalentes a mil Viagras.
El maquillaje se inventó para que las mujeres lo usen. Úsenlo. Para andar a cara lavada, estamos nosotros.

Las faldas se inventaron para que luzcan sus magníficas piernas. ¿Para qué carajo se las tapan con pantalones anchos? ¿Para que las confundan con nosotros?
Una ola es una ola, las caderas son caderas y punto.
Si la naturaleza les dio ese aspecto curvilíneo, es por algo y reitero: A NOSOTROS NOS GUSTAN ASÍ!!
Ocultar esas curvas, es equivalente a tener tu mejor sillón embalado en el sótano.
Entendámoslo de una vez, traten de gustarnos a nosotros, no a ustedes, porque nunca van a tener una referencia objetiva de cuán lindas son de mujer a mujer. Ninguna mujer va a reconocer jamás delante de un tipo que otra mujer está linda.
Otra cosa para que tengan en cuenta...
Las jovencitas son lindas…
Pero las de 40 para arriba... también son irresistibles!!
El cuerpo cambia. Crece.
"Una mujer de 40 o de 50 años, a la que le entra la ropa de cuando tenía 20 o 25 años, o tiene problemas de desarrollo, o se está autodestruyendo".
Nos gustan las mujeres que saben manejar su vida con equilibrio y saben manejar su natural tendencia a la culpa.
Es decir:
- La que cuando hay que comer, come con ganas (la dieta vendrá en setiembre, no antes).
- La que cuando hay que hacer dieta, hace dieta con ganas (no se sabotea ni sufre).
- La que cuando hay que tener intimidad de pareja, la tiene con ganas; cuando hay que comprar algo que le gusta, lo compra; cuando hay que ahorrar, ahorra.
Algunas líneas en la cara, algunos puntos de sutura en el vientre, algunas marcas de estrías, no les quitan su belleza. Son heridas de guerra, testimonio de que han hecho algo con sus vidas, no han estado años en formol ni en un spa. ¡Han vivido!
RECUERDEN BIEN LO SIGUIENTE....
"El cuerpo de la mujer es la prueba de que Dios existe. Es el sagrado recinto donde nos gestaron a todos, donde nos alimentaron, nos acunaron, que nosotros sin querer las llenamos de estrías, y demás cosas que tuvieron que ocurrir para que estemos vivos".
Cuídenlo!! Cuídense!! Quiéranse!!
"La belleza es todo eso, Todo junto".
Firma: Un verdadero HOMBRE.---

Querido amigo extraterrestre:
Antes que nada te agradezco tan infructuoso intento por levantarnos la autoestima, pero intentaré demostrarte cómo tus altruístas palabras son una falacia de acá a la China.

Sí les interesa cuánto pesamos. No es que anden por la vida con una balanza en mano a la hora de conocer una señorita, pero tienen el ojo entrenadísimo para saber que la que tiene unos kilitos de más, está fuera de toda posibilidad.

Eso de que es fascinante tocar, abrazar el cuerpo de una mujer, es cierto, en la medida en que dicha dama cumpla con los estándares reglamentados por las fantasías machistas de que todas tienen que tener 90-60-90. Eso es lo que se llama un cuerpo de guitarra.

Ahora, el 60% de las mujeres tenemos lo que comúnmente se denomina cuerpo de contrabajo, 100-80-110. El restante 40% se divide en un 1% con una genética prodigiosa, un 29% que se mata a dieta y en el gimnasio, y el 10% restante sufre de anorexia. Ustedes por supuesto, siempre pretenden una de ése 1%.

Yo soy curvilíena, pulposa y femenina, pero a la vista de la generalidad de los hombres, vengo a ser un tanque Sherman de la Segunda Guerra Mundial, que además de las medidas, paso a ser una intocable por la longevidad. No vaya a ser que me pongan un dedo encima y destruyan una pieza de anticuario.
Si las flaquitas no fueran tendencia, se derrumbarían los imperios de la moda, los de la medicina estética, los alimenticios, el Dr. Cormillot y sus productos derivados, y muchos, muchísimos programas de televisión, que viven y se enriquecen a través de las flacas.  Y no quiero entrar en el tema de ir a comprar ropa, para salir angustiada y sintiéndote la Gorda Matossas por no encontrar talle. 
Sobra decir, que además, es lo que les venden a ustedes como belleza "real".
Los hombres pueden andar por la vida con panza y pelados, que a nadie le inmutaría, pero nosotras estamos gordas, y no merecemos más que la pena a reclusión perpetua en el convento de las Carmelitas Descalzas. 
Si la femineidad, la dulzura, la elegancia y el buen trato son el equivalente a mil Viagras, más de una que conozco debería estar en el libro Guiness de los Récords, por mantenerle parado el miembro a algún caballero. Pero hete aquí que no... Ustedes, prefieren morir por una sobredosis de Viagra, en brazos de una pendeja escuálida, a correr el riesgo de ser catalogados como el que sale con "la gordita esa".
Sí, el maquillaje se inventó para ser usado, tenés razón, pero vos vas a tener que convivir con una mujer que cuando se saca la base, el rimmel y el rouge, tiene otra cara. Porque no es lo mismo una cara maquillada, que una sin maquillar. ¿Alguna vez viste a Susana Giménez al natural? Porque tu fantasía es que todas podemos ser Araceli González, pero no te planteás, que no todas accedemos al Photoshop.
Te encantan las arrugas, las cicatrices que deja el paso del tiempo, las heridas de guerra como les decís...hipotéticamente....porque en los años que llevo vividos, y con muchas experiencias, también he oído estas frases hechas en los primeros días del enamoramiento. "Nada más lindo que una mujer real", " me encanta tener de dónde agarrarme", "qué bellas tus arrugas, porque son la marca de que vivís plenamente"....Sí, hasta que pasados los tres meses de amor, empezás a sugerir que si no es hora de que vayas a Palermo a caminar, o qué te parece si hacés algún tratamiento para sacarte esas manchitas que te salieron en las manos, que fulanito de tal te dijo que su mujer está haciendo la dieta del tatú carreta, que porqué no la probás...etc...
Querido amigo, entendámoslo de una vez, el problema está en que justamente lo que intentamos es gustarles a ustedes, y no a nosotras mismas.
Somos capaces de reconocer delante de un hombre cuando otra mujer es bella. Siempre decimos: mirá esa yegua qué bien que está, y debe tener mi edad o más, la odio, no puede ser más linda!
En fin, tu intento de estímulo hacia las mujeres que pesan más de 50 kilos, es altamente apreciado. Gracias nuevamente.
Quizás hablo de resentida, porque a los 47 años, estoy sola, a pesar de escuchar a diario cuán linda, inteligente, dulce, agradable, generosa, buena gente, talentosa y creativa soy.....para terminar la frase con un: pero si hicieses un poquito de dieta, los hombres morirían por vos! Y esto no dicho por una amiga mujer, sino por amigos hombres.
A lo mejor es hora de que saques la foto de Angelina Jolie del portarretratos que tenés en la mesita de luz, o quizás, me llegó el tiempo de asumir, que la del problema soy yo.

Firma: Elizabeth, una mujer real.

P.D: recordárme pedir turno con el psiquiatra para el lunes a primera hora.

sábado, 3 de agosto de 2013

Rolando Rivas taxista

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.
Cuando ya estás desencantada de todo, y en el día en que te sentís Rosi de Palma, Margaret Tatcher y la Mona Jiménez, todo en uno, te tomás un taxi y el tipo te empieza a piropear.
-Perdón, ¿usted es locutora? Qué linda voz que tiene!
-No, pero una vez me confundieron por teléfono con la locutora Fulanita de Tal.
-Nooooo, usted es mucho más linda!!
El señor se ganó un poroto, empezamos bien. Si bien el susodicho no te gusta ni te genera emoción alguna, el piropeador gentil, es alguien a quién una empieza a tenerle cierto cariño....hasta que comienza a jugar al juego de los parecidos.
-¿Sabe una cosa? Yo tengo un defecto y es que le busco el parecido a todos los pasajeros. ¿ Sabe a quién se parece?
-No.
- A Sandra Villaruel, la que trabajaba con Porcel, se acuerda?
- Ahhh, bueeeno! Muchas gracias! Pero no, nunca me lo dijeron. Me han encontrado parecido hasta con una actriz inglesa, pero con una vedette nunca.
Vamos, bien, vamos bien, pensaba yo para mis adentros, mientas seguía sin encontrarle ningún atractivo al hombre, por más esfuerzo que hiciera.
-Yo no quiero parecer grosero, porque sé que a las mujeres no hay que calcularles la edad, por temor a pifiarla....
-No, arriesgue nomás que no me ofendo. Si me da muchos más no me molesta, y si me da muchos menos se lo voy a agradecer.
-Y bueno, usted tendrá unos 40 o 42 como mucho....
Aleluya!! Un ángel ha caído del cielo!! Me da entre 5 y 7 años menos de lo que tengo!! No me importa si tiene esposa, hijos, nietos y encima no me gusta, pero me casaría con él en este mismo momento! Suenan las campanas de boda y las palomas blancas revolotean por el interior del taxi!
-Ahora que la miro bien, le digo a quién es más parecida todavía.
-¿A quién?
-A Mercedes Morán.
¿Perdón???????? Hermano, le estás meando fuera del tarro!! Todo bien con la Morán, súper talentosa, pero el señor no conoce mi CV, y si me está comparando por lo físico, cualquier enamoramiento temporario que pude haber tenido con el que creía un caballero, se fue a la mierda en cuestión de segundos. Pasó de ser la voz de Oscar Casco, a Baby Etchecopar en un abrir y cerrar de ojos.
El resto del viaje, se hizo en un incómodo silencio, con algunos intentos de reiniciar conversación, relatándome su historia de amor con su esposa y explicándome/se que lo suyo no era la infidelidad.
Y...no...la infidelidad no se te va a dar en tanto y en cuánto sigas haciendo esas comparaciones odiosas. Insisto, Mercedes Morán es una actriz de la hostia, pero no es específicamente mi modelo de belleza y además me lleva como 10 años.
Me bajé del taxi, con la moral por el piso y la autoestima en el subsuelo, pero con la certeza de que la presbicia emocional empieza a los 40 y la ceguera masculina alrededor de los 50. Y entendí, que así como si yo no me pongo los anteojos, no me veo los pelos que tengo en las piernas, el señor, por más lentes que tuviese, necesitaba urgente una consulta con su oftalmólogo para regular la graduación, o con el psiquiatra para controlar las alucinaciones.
Moraleja, nunca confíes en la visión de un señor que está manejando y sólo te ve por el espejo retrovisor que evidentemente deforma.