jueves, 28 de noviembre de 2013

Bagayera vieja nomás!

Érase una vez, una mujer un tanto colapsada por la situación, que dejó sobre su cama italiana, una bolsa con toallas y sábanas sucias, prontas para el lavadero. Pero hete aquí, que no las pudo llevar al lavatutti italiano, ni meter en la valija, antes que el avión partiera, porque si no, no vería a su padre aún con vida.
La señora entonces, llamó por teléfono a una fémina ítaloamericana, suplicándole le enviara sus cosas a su país natal, cosa que esta buona donna hizo.
Tras un mes de llamados, rastreos, e-mails y unos cuántos euromorlacos, el envío llegó casi a destino.
Casi, bien decimos, ya que la ingenua mujercilla, confió en que un señor llamado Guillermo Moreno, al que ahora han mandado a molestar al Papa, no la trataría de traficante de armas.
Y una destemplada mañana de noviembre, doña ignota Elizabeth Andrea, recibe un correo, notificándole que sus toallas mojadas, sus sábanas sucias, su edredón de plumas y sus preciadas herramientas , vienen a ser algo así como "una importación textil" retenida en la aduana de Ezeiza.
Sí señores, de ahora en más, esta pelotuda dama, se ha convertido en la traficante N'1 de mercancías textiles importadas. He pasado a ser  BUSCADA por los agentes de C.I.P.O.L, la C.I.A, el F.B.I, Scotland Yard y Los Gansos de Viena, la Batucada Carioca, y la Policía Montada.
Todo esto, por tres toallas de mano, una bata, un toallón, una juego de sábanas, un piumino y una bolsita con herramientas de trabajo. Raro que no me hayan pedido la captura internacional por terrorista, cuando en dicha bolsita, venían armas mortales, tales como lancetas, devastadores, lama de goma y de acero inoxidable, lápices para porcelana, y algún que otro sello de metal, madera y cerámica. Extraño también, que no hayan solicitado, mi extradición, cárcel y horca, por tráfico de metales preciosos, dado que portaba entre mis "textiles" dos frasquitos que contenían oro y platino líquido, para tercer fuego (término cerámico, a no confundirme con piromaníaca).
Quizás por esta importación de productos textiles adquiridos a través de la mafia siciliana, me pidan que exporte por el mismo monto, misiles aire-tierra cargados con ojivas de plutonio, o soretes del Ganges.
Aleluya damas y caballeros! He logrado convertirme gracias al poco criterio de un grupete de cerebros de mosquito en una bagayera vieja nomás!
Digan que rompí tanto las pelotas con mi piumino (edredón) que si no les diría que se lo metan por el culo y se lo saquen por las orejas.
No daremos el brazo a torcer! Ahora desde la clandestinidad del blog que tiene mi nombe y apellido, dirección, teléfono y C.U.I.T, voy a convertirme en el F.L.E.E.S.Y.T o Frente de Liberación Elizabethista de Edredones, Sábanas y Toallas.
Citando al héroe de la Revolución Setentista Mexicana, el Chapulín Colorado: Síganme los buenos!




domingo, 24 de noviembre de 2013

De refranes está hecho el camino del infierno

Quiero un Armando Manzanero, apenitas más alto y más joven, que me componga temas de amor, y no un amor que me descomponga.
Los amores que descomponen abundan en el Universo Elizabeth, y es hora de erradicarlos, o de radicarme en otro lado.
Quiero todo lo imposible, porque de ser posible, quisiera estar imposibilitada para el sufrimiento. Ser la aguja en el pajar del ojo ajeno, la calavera que chilla porque por quedarme callada mucho tiempo, dieron por sentado que otorgaba. Ya que estamos, quiero poder hablar un poco menos que cuando no hablaba nada, porque en The world of Liz, parece, no hay grises, y el blanco es demasiado blanco, y el negro cada vez me oscurece más.
Quiero devanarme los sesos, a ver si se me ordenan las neuronas que perdí cuando comencé a destejer mis pensamientos. De paso si alguien encuentra mis ideas, por favor llamar al 0-800-inteligenciaperdida-666, que con gusto serán puestas en un frasco con formol.
Quiero encontrar el control remoto del aire acondicionado, que desapareció en el caos de mi hogar dulce hogar. Los controles remotos deberían venir con un dispositivo, que cuando uno los busca al grito de: ¿¿ande te metiste?? ellos respondan mientras recorrés tu casa levantando almohadones, sacos y libros: frío, frío, tibio, caliente, caliente…¡¡te quemaste!!
Quiero un amor secreto, que no salga nunca a la luz. La luz es mala, distorsiona y amplifica los defectos. No porque yo tenga defectos…que no los tengo. Los defectos me tienen a mí.
Quiero la imperfección hecha puré y no carne, porque la carne me sube el colesterol y los triglicéridos, y para subidas están las del Trastevere, que quedó allá lejos y hace tiempo.
Quiero Las Meninas de Velázquez por Picasso, que hacen juego con la onda decontracté de mi casa. Quiero cambiar todas mis esculturas por el David de Miguel Ángel, y ponerlo en lugar de la mesita de luz. A decir verdad, quiero casarme con el David, o ser Miguel Ángel. No sé, a lo mejor sería ideal que quisiera ser yo misma con el talento ajeno o el poco propio.
Quiero creer en algo que no creo, para creer que algo cree en mí. Quiero amigarme con la fe, no con la que mueve montañas, simplemente con la que me quitaron hace tantos años, que apenas movía mi mundo.
Quiero ser Mamá Noel para dar la vuelta al mundo entero en 24 hs. La panza la tengo y la barba empieza a crecer.
Sigo queriendo un pasaje de ida al Monte Everest, sentarme en la punta a meditar, mientras me congelo el tujes, intentando descubrir, en qué me equivoqué en esta vida, que no deba repetir en la próxima.


sábado, 16 de noviembre de 2013

París y más allá la inundación

Quiero ser la que todos creen que no soy y que tampoco pienso ser. Porque si pensara que siendo así voy a conseguir algo, seguramente no conseguiría nada.
Quiero un álbum de figuritas de terciopelo y brillantina, que me recuerden que alguna vez fui una niña sin preocupaciones que esperaba el jueguito de té para ser feliz.
Quiero un pasaje ida y vuelta al más allá, para ver, abrazar y volver. Quiero vivir en el Infierno del Dante, que es más emocionante que el cotidiano.
Sigo queriendo a George, aunque agregamos a Blake. Total, ninguno de los dos me va a dar bola, y yo les hago un promedio entre edad y peso:  \rho = \frac{m}{V}\,, por más que jamás develaré la incógnita.
¿Cuál sería la gracia si alguien descubriese la ecuación y diése con la solución? Solamente me clavaría una daga en el corazón y no lograríamos ningún buen resultado, salvo un suicido de mi masa.
Quiero ser una conejita de Playboy (por favor evitar imaginarme para no sufrir una crisis nerviosa) y terminar colgada en una gomería, antes de que mis gomas terminen colgadas gracias a la puta Naturaleza.
Quiero un músculo plano abdominal, sin hacer ejercicio. Éste último fue inventado con el único propósito de torturar a la clase humana sobresaliente en grasas saturadas.
Quiero recuperar la memoria que perdí y no sabía para qué la quería. A lo mejor la quiero para volver a perderla. Quizás si la encontrara no sabría con qué llenarla. Ultimamente todo lo que leo o veo es una mierda, con lo cuál, seguramente, mi memoria está bien donde está y es mejor que se quede ahí con el unicornio de Silvio Rodríguez.
Quiero una isla del Caribe para mí sola. Como Robinson Crusoe pero sin Viernes. Sólo con Jueves, porque los jueves voy al taller y la paso bien.
Quiero la casita de Rodin en París, con los campos de Van Gogh y las redondeces de Botticelli. Quiero los Jardines de Luxemburgo para hacer un asadito con amigos, y jugar al tejo en medio del césped brillante. Y quiero la Torre Eiffel para hacer bungee jumping y estrolarme contra los hierros.
Quiero las rosas de Queen´s Garden, sin las abejas y menos la reina, porque para reinas estoy yo, y me la banco sin ningún cortejo de súbditos. Son molestos, no me gustan los tábanos obsecuentes.
Quiero bañarme en el Amazonas, sin pirañas y sin cocodrilos. A lo mejor con una boa constrictor, pero tampoco es seguro que quiera bañarse conmigo.
Por último, quiero detener el tiempo, volver a donde estaba, pegar la vuelta y no aparecer más.




jueves, 7 de noviembre de 2013

Des-variaciones varias.

Hay días en el que el dolor no te deja respirar, otros en los que te arranca una sonrisa a regañadientes.
El humor va y viene...generalmente va, y de vez en cuando viene. Siempre del mismo color: negro.
Ni que el mío alguna vez hubiese tenido otro tinte...
Te preguntás qué diría. Abrazás el aire por las dudas que el espíritu te ande rondando. Te das cuenta de las veces que se pelearon, quisite acogotarlo y seguramente él quiso darte un tortazo, y se contuvo porque ya eras adulta. Y te preguntás porqué no aprovechaste más el tiempo. Cuarenta y siete años no es toda una vida. Los padres deberían vivir hasta que los hijos los alcancen en edad. Ahora que estoy leyendo Inferno de Dan Brown, la teoría de la tecnología genética no me parece tan descabellada. Deberíamos conseguir que a partir de los ochenta años, el tiempo biológico se detenga para ellos, y nos esperen como Walt Diseny, hasta que nosotros lleguemos a la misma edad. Entonces nos vamos juntos, y nadie sufre la pérdida.
Nadie dijo que estoy cuerda. Sólo mi psiquiatra podría afirmarlo, y no creo que lo haga en estos días, ni en un futuro cercano.
Mi papá no era de ningún cuadro. Cuando le preguntabas de qué equipo era, te decía: a mi me gusta el fútbol. Mientras sea un buen partido, me gusta el fútbol.
Yo, por otro lado, no soy amante del fútbol ni de ningún deporte en particular, ni en general. Se podría decir que mi deporte favorito es el pensar boludeces. Como cuando le propuse a mi segundo ex, cambiar el reglamento de arbitraje del fútbol. Me parecía cruel, dos amarillas, una roja y estás fuera del juego. ¿Por qué, si no hiciste un foul a propósito, quedás a disposición del humor cambiante de un tipo que está corriendo por toda la cancha y no tiene ojos multidireccionales? ¿Y si se equivocó? ¿Por qué no darle un changüí al jugador, eh? En ése entonces mi propuesta era: ante la primera falta, una amarillo patito, para ir anticipándole que te está haciendo enojar. Con la segunda, una amarillo huevo duro. A la tercera, amarillo huevo rabioso. Antes de echarlo, luego de la tercera advertencia, sacarle una tarjeta rosa, en aviso que ya te estás calentando. Y por último recién, la roja. El arco debería medir como el del hockey. Me dan no sé qué esos equipos que pierden 6-0, 5-1, o con una diferencia vergonzante. Para ahorrarles esos disgustos, o el arco es más chico, o por cada gol del contrincante, al equipo contrario se le computa medio gol a favor. Así nos vamos todos más o menos contentos a casa.
Las camisetas deberían tener todas el número 10, cosa de que nadie se sienta más que el otro, y la autoestima ayude a ambos equipos y a los hinchas, porque todos tendrían al mejor jugador.
Como dije anteriormente, nunca fui amante del fútbol. Es más, me parecen veintidós tarados corriendo detrás de una pelota, o sea, no sé porqué me preocupo por cambiar algo. No entiendo el sentido del juego, ni las copas Libertadores, Playmóvil, Verano, Invierno, Sudemaricana, Intercontinental ni la Comebol, que ya de por sí suena rara.
Otra cosa, el Fútbol, no es el deporte nacional. Es el Pato. Quiero Pato para todos y todas!! Canal Siete transmite, "Pato para todos", "A las 6, a las 7 y a las 8, al agua Pato!"y "El romance del Moreno y la Patovica"protagonizada por Pito Fáez y Andrea del Boca.
De a poco la vida se va normalizando…la de los otros…la mía sigue patas para arriba.