martes, 31 de diciembre de 2013

Japi ñu ier 2014!

Acá estamos las dos, mejor dicho las tres, yo, mi otro yo y mi vieja. A punto de festejar que se va un año de mierda y llega otro que todavía no sabemos qué nos depara. Seguramente nos deparará otro año de mierda, pero le ponemos todas las fichas a que va a estar bueno. No como Buenos Aires.
Vamos a hablar nosotras dos, porque no vamos a poner en boca de mi madre, cosas que ni siquiera se imagina que su hija escribe. Gracias a Dios todavía sabe que tiene hijas, lo que no tiene idea es que somos cuatro. No sabe que toda esta semana estuvo conviviendo con una que en realidad son dos. No quiero asustarla, viste? Este año la pobre ya tuvo bastante.
La trajimos a un hotel cinco estrellas, diciéndole que eran vacaciones, cuando en realidad, lo que hicimos fue escaparnos de los festejos añonuevescos.
Mi otro yo se niega a tirar cañitas voladoras, y yo, me niego a todo. Hasta me niego a lo que no debería negarme. Pero soy así, negadora de alma.
El hotel muy lindo, sin mosquitos, con algún que otro moscardón, y un par de abejorros y sin ningún caballero a la vista. Eso sí, infestado de niños. Niños parlantes. Altoparlantes. Megáfononiños se llaman ahora, que no sólo hablan, gritan, lloran, juegan, se caen, se lastiman y vuelven a llorar, que también nadan como renacuajos en una pileta no apta para 136 habitaciones y 5789 angelitos de dios, dejándola hecha un caldo de cultivo para infecciones de todo tipo y factor, diría Sheldon Cooper.
Y estas criaturitas vienen con padres incluidos. Que son tan parlantes como sus vástagos, y terminas enterándote que a una las lolas le quedaron mal, y que está arrepentida. Y vos tenés ganas de decirle, ¿a mí qué carajo me importa? Por lo menos tus tetas miran para adelante y no hacia abajo como las mías.¡Andá a quejarte a otra pileta! ¡Acá sólo se aceptan Adelaidas!
Por suerte para mi, también hay toda clase de fauna marina. Sirenas hay pocas, algún que otro bagre, pez globo, abundan los lenguados y casi no hay orcas. O sea que la única ballena franca soy yo. Gracias a dios. Digo, por lo de franca.
El hotel está situado en Nordelta, que vendría a ser el Universal Studios autóctono. Todo parece de cartón pintado y la sensación de que en cualquier momento te desmontan la escenografía.
La habitación muy linda. Para discapacitados. Posta. El inodoro tiene un metro treinta de altura, la bacha está al lado de la ducha, que no tiene mampara ni cortina, con lo cual abras la canilla que abras te empapas. No sé porqué la gente supone que los discapacitados necesitan regarse,pero no lavarse el tujes. El bidet inexistente.
El primer día no había aire acondicionado, lo arreglaron. El segundo día, no teníamos agua caliente en la ducha, lo arreglaron. El tercero se cayó el rosetón de dicha ducha, sin matar a nadie, lo arreglaron. El cuarto, recién habilitaron la pileta al mediodía, asunto solucionado. Hoy es el quinto, veremos qué pasa. Mañana sexto a lo mejor nos depara algún nuevo problema, y el séptimo día, como Dios, sin pecar de blasfema, espero descansar.
Mientras, mi vieja lee y se afana el diario del desayuno.
Abajo todos festejan la llegada del nuevo año,  y aquí estamos, las tres, en la habitación. Una durmiendo, la otra escribiendo, y mi otro yo puteando, porque el iPad hace lo que quiere.
Así que es hora de hacer los pedidos del 2014 antes de que me convierta en carroza.
Quiero los zapatos de Cenicienta y una calabaza que se transforme en Mercedez Benz. Un tipo que la maneje, y no haya sido una rata previamente, ni lo sea posterior o eternamente. Si se puede parecer a G.C mejor, si no, gordito y pelado también se aceptan.
Quiero seguir siendo quien soy. Quizás un poco menos quien, y un poco más soy. Los quién cotizan en toneladas, los soy en quilates. O sea, quiero ser un diamante en bruto.
Quiero un año que empiece bien y termine mejor.
Quiero un lago lleno de barquitos. No sé para qué. Sólo porque salen bien en la foto de fondo.
Quiero lo imposible de querer, como el retorno del más allá.
Quiero un viaje a las estrellas, infinito, perderme en la Vía Láctea sin tener intolerancia a la lactosa.
Y por último, LOS QUIERO.
Feliz Año Nuevo.

















miércoles, 25 de diciembre de 2013

Dios aprieta, no ahorca, pero te ahoga.

Esto de ponerte a festejar Navidad siendo judío, tiene sus severas consecuencias con el de arriba.
Digamos, el Padre y mi papá desde donde esté, no quieren que nosotros festejemos el nacimiento del Niño, porque somos los mismos que lo liquidaron en la cruz. En definitiva, juntarte con la familia, el 24 a la noche trae aparejada la ira divina, que se traduce en: te salto los tapones del edificio. Pero no de todo el edificio. Sólo de algunos pisos. Coincidentemente, los departamentos de los judíos. Las teorías conspirativas del Mossad y el FBI, dirían que no fue casualidad, sino, un atentado contra parte de la comunidad que no respeta lo kosher porque está caro, y adora los becerros de oro, dado que el oro está subiendo y no es cuestión de andar perdiéndose los boinos negocios por una cuestión de religiosidad mal entendida . O sea, somos los goy de la comunidad judía. Herejes merecedores del peor de los castigos: que te corten la luz, dos minutos antes que lleguen los invitados.
Si de por sí mi familia está loca, sin luz, no les cuento lo que somos. Sentados alrededor de la mesa, cuál última cena, porque éramos 13, volaban de un lado al otro, los knishes, sambusas, matambre kosher, vitel thoné, ensaladas varias, tartas light, pan dulce, helados, champagne y gaseosas, todo al grito de memuerodecalor, nopuedeserquesecortelaluz, laputamadrequelopariópaísdemierda, quéhacemosahoraconmamá, llevátelavos, noquesequedeentucasa, mequieroiralamierda, y así,seguíamos opinando sobre cómo debería terminar la velada.
Edenorylaconchadesumadre, no te atienden un teléfono ni por servicio de emergencia. Así, nos unimos en comunión con los miles y miles de argentinos que hace días están sin luz. Esto de que el Papa Francisco sea tan ecuménico, despertó en mí, y en parte de los concurrentes, la conciencia colectiva solidaria. Morfando cuál cerdos, tuvimos un momento de reflexión, pensando en los pobres de verdad, que no tienen luz jamás, ni agua ni nada que se le parezca a una vida digna, y menos que menos, comida en un plato. Así que pronto dejamos de quejarnos de nuestro castigo divino, y pudimos finalmente terminar la cena en paz, decidiendo a quién mandábamos a crucificar. Obviamente al electricista que había estado esa tarde y seguro se mandó una cagada.
Pero como Jesús, yo he resucitado al llegar a mi casa, y encontrarme con mi amado aire acondicionado y el regalo de Papá Noel, que en recompensa por haberme portado tan bien durante 47 años, me dejó pasar el nivel 275 del Candy Crush. Eso se llama milagro de Navidad!
Así que ahora, para Año Nuevo, en el que vamos a festejar la circuncisión de Cristo, espero que D´s, tenga conmiseración por los que padecimos habiendo siempre pagado nuestros impuestos, y recuerde a quienes nos ponen a los argentinos en esta situación, y corte la luz en el Calafate, ya que no creo que se dejen cortar el prepucio.
¡Feliz Navidad Edenor, Edesur, Sra, De Vido, Capitanich, Kicillof, Moreno y el gabinete completo, que Dios se los lleve a la gloria y no los deje volver!


miércoles, 18 de diciembre de 2013

La calor me pone loca

La ola de calor que se cierne en estos días en el país, ha logrado freír los cerebros de algunos habitantes de la nación. El alerta naranja, no sirvió de nada para que estos mal llamados seres pensantes, se protejan de los efectos nocivos del deterioro de la capa de ozono.
A saber en el día de la fecha, he oído y leído cosas como las que paso a comentar.
"Para el Gobierno, los cortes de luz son por el crecimiento económico. Según Capitanich, la demanda energética crece porque más argentinos han accedido al empleo y por ende, a bienes durables como los aires acondicionados"
No sé si reírme o pegarle. Creo que optaría por lo segundo si tuviese enfrente a este híbrido nacido de la cruza de Palito Ortega con Antonio Banderas.
"Proponen que la Argentina dé asilo a los gays de Rusia e India. El activista por la diversidad sexual, Alex Freyre, dijo que el país debería ser embajador de quienes son ilegales en sus lugares por su orientación sexual".
Ok, juro que no tengo problemas con los gays, que vengan todos los que quieran. Pero me pregunto ¿no estaría bueno empezar por casa? Digo, ¿no sería genial que los gays y trans que vienen del interior del país, no tengan que prostituírse por no conseguir laburo? Ponele.
Además imaginate, si ya tenemos problemas de energía porque todo el mundo se compra aires acondicionados, si vienen millones de rusos e indios, ¿qué hacemos? ¿Compramos abanicos? Y eso es algo que se vende en el Barrio Chino, así que seguiríamos aumentando el crecimiento laboral y por ende económico, con sus consecuentes cortes de luz por exceso de consumo de energía. Y entonces deberíamos construír otro Yacyretá, y así seguiríamos creciendo energéticamente nosotros y el consumo. Todo se concatena con todo en este bendito país. Y como diría Soledad Silveyra, ¡adelante mis valientes!
Después escuchás a Rial, a Fantino, a Chiche Gelblung, Wanda Nara y la Xipolitakis y el combo de la cajita feliz está completo. Sin olvidarnos de la noticia más relevante del día: la reconciliación de las filósofas pos-contemporáneas Moria Casan y Sofía Gala. ¡Menos mal, porque no sabés lo mal que me tenía eso! Estuve a punto de pedirle una sesión extra a mi psiquiatra porque no podía dormir pensando en esa tragedia griega.
¿Me puse muy seria? Bah, yo no, mi otro yo. A mí últimamente, me importa poco y nada todo. Con lo cuál todo se convierte en la nada misma. Y de nada sirve. Eso, según Moris, es escaparse de uno mismo. Y como ya sabemos, yo me escapo y mi otro yo me trae de vuelta. No entendimos muy bien para qué. Yo quiero estar en Europa o en el Caribe, y mi otro yo, insiste en que me tengo que quedar acá, cagándome de calor, y hacerle el aguante a los compañeros de Edenor, Edesur y los de Plumas Verdes, que vendría a quedar en la con#@a de la lora. Porque es ahí a donde vamos a ir a parar todos algún día.
Con lo dicho y como cierre, haremos el pedido del día.
Quiero un verano con 26 grados constantes. Una reposera en primera fila en La Bristol frente a los lobos marinos. Lo único es que a lo mejor, la gente se pararía a mi lado para sacarse la foto, confundiéndome con los bichos de cemento. Aunque a mí, todavía algo de cuello me queda.
Quiero ponerme un conchero y bajar las escaleras del Lido de París como Josephine Baker.
Tener cintura de avispa para volar por el mundo y esparcir el polen de mi sabiduría (prohibido reírse). El aguijón no lo quiero porque soy alérgica a las picaduras, y con mi suerte, es probable que me la clavara a mi misma.
Quiero ser la musa inspiradora de un Chagall, o de un Picasso, y no ser una musaraña en la casa de Marc o Pablo. Si tengo que elegir, elijo quedarme en la casa de George C., como musaraña, araña pollito, o babosa de jardín. Con cualquiera de estas opciones, mínimamente sabría quién soy, gracias al jardinero o al servicio de desinfección domiciliaria.
Quiero el Taj Mahal. Necesito hacer natación, por mi hiperlordósis, y nada mejor que unos cuántos largos en la pileta de entrada.
Quiero el País del No me Acuerdo, porque la memoria ya me falla, y ahí sería Reina aunque sea por un día, ya que al siguiente no me acordaría de nada.
A mi otro yo, la calor la pone pedigüeña. Sabrán comprender.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

¿Feliz Año Nuevo?

Y llega otra vez, mi otro yo, esta vez para instalarse, por un trimestre por lo menos. Aparece cuando menos la necesito, o podría decirse, que no la necesito a menos que aparezca. Seamos honestas, viene cuando creo que no quiero, y se queda hasta que se le da la gana. Nunca la echo, porque soy muy educada. Si tengo visita, aunque inesperada, yo la recibo con cara de tujes, pero la recibo igual. Así me enseñaron generaciones y generaciones de madres, abuelas, tías y tías abuelas judías.
Le pongo una sonrisa impuesta, le doy una palmadita en la espalda, y por más sutilezas que tenga, no logro que se vaya hasta que se le cante. Le doy unos knishes, un tei mit limene, y si me sobró leicaj de miel, se lo ofrezco con la excusa de que endulza la vida.
Calculo que su inteligencia, la de mi otro yo, se entiende, debe estar un poco por encima de la mía, ya que intuyo, aparece en momentos cruciales de mi vida, como por ejemplo, fin de año.
¿Quién le dijo al mundo, que toda la humanidad es feliz con la llegada de la Navidad, Hannuka , Año Nuevo y mi cumpleaños?
No festejo el nacimiento de Jesús, porque sería una dicotomía, que si los judíos lo matamos, festejemos que nació. Soy retorcida pero no tanto. Podría, digamos, festejar la muerte de un ex cuñado, por ejemplo, pero no la de Jesús que no me hizo nada. Eso habla bien de mí y de mi otro yo, porque en algún punto de nuestra locura, tenemos cierta coherencia.
Todo muy lindo, todo muy bien, pero, ¿por qué debo festejar que tengo un año más de vida, cuando en realidad, cada año que pasa, tengo uno menos? No soy Benjamin Button que cumple al revés.
A mi no me cae bien estar por cumplir 48 años, y a mi otro yo, ni les cuento. La gente te llama y te saluda, como si te quisiera, cosa que si analizás detenidamente, no es verdad.
Decime vos, reverendo hdp, qué corno me llamás para desearme un feliz cumpleaños, si lo único que está pasando acá, es que cumplo más y vivo menos? ¿O desde cuándo cumplir años te hace más jóven? Ni que hablar, cuando te recuerdan que ya pasaste la "mitad de tu vida".¡Ah,sí! ¡Qué felicidad! ¡Ahora en vez de quedarme por delante treinta años, me quedan veintinueve! ¡Festejemos! Eaeapepe!!
La tasa de suicidios sube en cada festejo de fin de año. No voy a ponerme en Jim Jones, pero la verdad es que nadie se suicidó porque yo cumplo años, salvo mi anterior otro yo. Este que vino a visitarme, es nuevo.
Así que el quiero de hoy, vendría a ser una cosa por el estilo: Quiero quedarme en los cuarenta y ocho, ni uno más ni uno menos. El cuarenta y siete, será de ahora en más, mi número de la mala suerte.
Quiero un calendario juliano, azteca, maya, lunar o cualquiera que no sea el gregoriano.
Quiero un febrero con 32 días en vez de 28 o 29, porque eso te alarga la vida y trae suerte, según Mirta Legrand.
Quiero lo que siempre quiero y después no. Quiero un Judas que me niegue tres veces, y se venda por un puñado de dinares. Los dinares no se devaluaron como el peso, por ende, seguiré valiendo mi peso en oro, y es algo que le conviene mucho a quien vaya a venderme. Todos los días subo, como dicho metal.
Quiero un Mundo Marino que me acepte como soy, mitad sirena, mitad ballena. Ustedes armen el rompecabezas y decidan qué parte quieren arriba, y cuál abajo. Yo sugeriría que la de sirena me la dejen arriba, porque en la cabeza de la ballena, no sabemos bien dónde están los ojos, y mis ojos, dicen, son lo más lindo que tengo.
Quiero ser Penélope tejiendo y destejiendo, esperando a mi Ulises que tiene la cara de George Clooney.  No me importa que venga ciego, encadenado o medio muerto, mientras sea George.
Quiero que me retiren la orden de restricción para hablar, mencionar, o acercarme al señor Clooney, porque mi otro yo se está volviendo loca y no sé cómo controlarla. A lo mejor con un Nespresso la calmamos. Descafeinado s´il vous plait.
Quiero mi isla propia, con palmeras sin cocos, arenas blancas y mar azul, sin Christian Castro, y de paso sin Fidel ni su hermano.
Quiero llegar al fin del mundo, mirar un ratito, y volver caminando despacio, porque nadie me apura.
Quiero la felicidad en frasquitos con gotero, para ir dosificandola de a poco, y no tener que internarme después por una sobredosis, porque para eso todavía no encontraron la cura. Encontraron la lo-cura.
Quiero esta locura que tengo, que no la entiendo, pero que me acompaña como fiel seguidora, a todos lados, sin cuestionarme, sin juzgarme y fundamentalmente, dejándome ser.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Gualichos para el amor

No quiero superhéroes llamados Batman o Robin disfrazados de murciélagos, porque los murcis te pegan enfermedades como la rabia, y tenés ganas de matarlos. Ni un Superman de acero, porque la gente de acero será muy fuerte, pero el corazón debe ser del mismo material. Eso de que por fuera es indestructible y por dentro blando como un flan, no está probado por la Unión de Obreros Metalúrgicos, ni tiene el sello IRAM. Tampoco un Guasón que se nos cague de risa en la cara, ni un Hombre Araña que larga telarañas por todos lados. Las telarañas te atrapan, o sea Spiderman es un psicópata que necesita que la presa caiga en su trampa. Además no estamos andando con un plumero todo el día, para limpiar ese tipo de porquerías.
Menos que menos un Increíble Hulk que anda con un humor de perros , y te trae la ropa para  zurcir.
Quiero una Fundación de Lucha contra el mal de Amores, y encontrar la cura, para ganar el Premio Nobel de Química Orgánica aplicada al desasosiego amoroso.
Quiero un hombre de carne y hueso, con más carne que hueso, dada mi circunstancia extracorpórea llamada adiposidad sobrante.
Quiero un candado para mi boca, entre otras cosas, para no comer porquerías todo el día, y de paso si me sirve, para no hablar boludeces. Cumpliría con dos funciones fundamentales en la vida de cualquier ser humano que me rodee. No putearme cuando como lo que no corresponde, y no escuchar la cantidad de gansadas que digo por segundo cósmico.
Quiero ser más sofisticada que simple. Para simple ya soy bastante complicada.
Quiero alguien que me vea como Don Quijote a Dulcinea, y no siempre encontrarme con los Sancho Panzas montados en un burro, que siguen a un loco que lucha contra molinos de viento. Eso denota falta de seso o exceso de altruismo al pedo.
Quiero un romántico empedernido, no un meloso que empalague. Si llegaras a cruzarte con éste último, primero tomarse un Omeprazol y luego espantarlo, acercándole un panal de abejas. Eso debería hacerlo huir al menos por unos años.
Quiero derretirme con el pincel de Dalí, y no con la humedad de Buenos Aires. Se necesita un papel secante gigante en esta ciudad, para absorber los efluvios corporales de la gente y del asfalto.
Quiero vivir la muerte como se vive la vida, de manera inconsciente. La conciencia no te hace más feliz.
Quiero ir y volver, volver e ir, quedarme un rato, o ratearme para siempre. Quiero el libre albedrío de hacer con la vida lo que te plazca, sin joder al prójimo que no te hizo nada. Al que te hizo, jodámoslo. De jodida nomás que soy.
Quiero un rato para mí , apagar la luz de mi cerebro, y quedarme a oscuras dentro mío y pensar en cómo liberarme del ser extraño que vive en mi interior.
Quiero el gualicho para el amor, y enamorarme de mí misma, que parece es la receta adecuada, para lograr la felicidad.
En definitiva, todo se reduce siempre a lo mismo: quiero un George Clooney que me traiga un Nespresso vestido de Armani todo el día, para poder mirarlo, y decirle a las otras, miralo y no lo toques.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Estrellita mía

Quiero una pared infinita donde colgar los recuerdos, ya que en mi cabeza no caben. Son tantos y tan lindos, que debería empapelar la Muralla China y todavía me quedaría corta.
Quiero cinco minutos al día para apagar el switch de mi cerebro y desconectarme del mundo, o que el mundo se desconecte de mí.
Quiero un regalo de Navidad sin Navidad, de cumpleaños sin cumpleaños, porque odio las fiestas recordatorias de que el Mundo es Mundo y que se ha hecho para joder a media humanidad. El Mundo, digo. Las fiestas también.
Quiero un submarino amarillo, no sé muy bien para qué, pero supongo que será para sumergirme en el fondo de mi alma y encontrar si la tengo todavía, o la perdí allá lejos y hace tiempo.
Quiero una casita en Siena, porque el color siena es el de la nostalgia, y quiero ser nostalgiosa porque eso me da un aire de misterio onda Mona Lisa.
Cada vez queremos más a George, yo y mi otro yo. Ella más que yo, porque todavía tiene cierta ingenuidad infantil, que la sigue haciendo un poco más especial que a mí. Yo ya perdí las esperanzas con Clooney, el día que me convertí en traficante de toallas sucias. ¿Qué le digo cuando me ofrezca un Nespresso? Hello, my name is Elizabeth and I only drink decaf cause I need to be awake when my dirty towels arrive because I´m a smuggler?
Quiero ser un retrato de Modigliani para parecer flaca y alta. No importa que tenga una expresión de tristeza constante, porque entre la cara que tengo y esa, saldría favorecida.
Quiero un Planetario para mí sola, con la flecha Jacinta que me vaya mostrando las constelaciones. A lo mejor encuentro entre tanta estrella, la que dicen que corresponde por ser capricorniana, extraterreste, interplanetaria, incomprendida, insoportable e inmensamente hincha pelotas. Creo que se llama: Piquito de Oro, bautizada así por el portero de la calle Ayacucho y Guido en el año 1969.
Quiero ser el Dalai Lama, para no tener problemas conmigo misma, ya que sólo lo tendría con los chinos, que me superan en cantidad. No en masa, porque en eso les gano a todos.
Quiero ser introspectiva, y menos pedigüeña. Aprender a callarme la boca cuando es necesario, y cuando no lo es, también.
Quiero un verano templado, no caluroso, porque el calor es sólo para aquellos que lo disfrutan, y para las que estamos cerca de la menopausia es una tortura.
Quiero el Glaciar Perito Moreno, el Himalaya, los Apeninos, los Pirineos y los Alpes. No quiero los Andes, para no ser comparada con el Libertador General San Martín, porque perdería por no saber andar a caballo.
Quiero un barco con 55 metros de eslora, no sé para qué, porque no sé cuál es la eslora y para qué sirve. Sólo lo quiero porque estoy acostumbrada a querer todo. O a lo mejor para poder decirle a alguien: andáte a la c#@a de la eslora.
Quiero el trabajo de turista, que aún cuando es duro, es más placentero que ser local. Quiero vivir en un eterno viaje de ida, sin vuelta, perderme en el más allá, recorrerlo todo, y si algún día me canso de viajar, saber que en el más acá, no me espera nada más que mi locura.