Bitácora de navegación, parte I.
Día uno. Ha zarpado el Buquebús yanqui, con tres horas de atraso y no sabemos todavía quién fue el o los culpables de tamaño despropósito. Yo tengo mis sospechas, que develaré más adelante, en el día dos.
Retomemos. Día uno, totalmente perdido, porque entre que llegás, te ubicás para dónde carajo queda la popa y para dónde la proa, porque de eso depende tu vida, más el simulacro de evacuación no intestinal, se te fue la tarde. Sin contar, con esquivar los fotógrafos del barco que pretenden cobrarte veintiún dólares cada foto, además aprenderte cuáles son los restaurantes que tenés incluido en tu contrato e intentar no aparecer en la otra punta del barco cuando estas buscando tu camarote Deck 7 zona B 538, que no es lo mismo que Deck 7 zona A, que no estaba en la proa sino en la popa (ahí es donde se te va la vida).
Y cuando pensaste que estabas entre las más flacas del barco, te suben 2000 brasucas. O sea una ciudad entera. Imaginate. Mil tipos y sus mil minas con culo parado, sin celulitis y senda tanga Bum Bum metida en el orto. Que encima hacen quilombo y hablan todos juntos como si estuviesen en casa. Muchachos, me caen bárbaro, los quiero, somos vecinos, pero ¿no pueden ir a veranear a Alaska? Yo sé que la alegría es brasileña, ¿pero por qué no la llevan a otro lado que a mí me están taladrando los oídos?
Ya te toca la cena, cuando todavía tenés el pescado sin vender. 20:30 hs. Y como maldición mandada por mi amiga Lu M que me dijo, huí de los mieleros, en mi mesa, nada más ni nada menos, que una dulce parejita dominicana recién casada. Y yo. Porque a los royalcaribeños no se les ocurre que en una mesa de cuatro, pueden sentar a un señor más aunque no hable español. ¡Poneme un turco, un búlgaro, un chino, pero no me dejes sola con unos tortolitos engripados! Divinos los chicos, de verdad, si recordara sus nombres sería mucho mejor, porque hoy tengo que verlos de nuevo. Mientras cenamos, el Capitán le mete al acelerador, porque tenemos que llegar a Nassau a las 7 de la mañana, y por culpa de ya sabremos quién, estamos yendo a los pedos, con el consecuente mareo.
Se me va terminando el día uno porque hay que levantarse a las 6 a.m para ir a la Blue Lagoon, en Bahamas, tomar sol y ver los delfines.
Día dos. Seis en punto arriba. ¿Milagro? No. Pagué un huevo y no pienso perdérmelo.
Desayuno. Me toca en el piso 16. ¡Eso se llama ganas de romper los quinotos! Te atragantás con la tostada, porque a las 7:30 tenés que ir a buscar al piso 15 un toallón, y a las 7:45 juntarte con los excursionistas en el muelle, para ir a la Laguna Azul. Finalmente salimos en barquito medio dudoso. Ahí te das cuenta que sos una primeriza pelotuda ,porque vas con un saquito en vez de campera, y te cagás de frío en el bote. Se te sienta al lado un señor de tu edad más o menos. Panzón, pelado, pinta de Hell Angels y lleno de tatuajes. Y te decís a vos misma, chorro no ha de ser, si se garpó un crucero al Caribe. Don't worry, be happy, no te asustes.
A la media hora, y con años de abstinencia, lo empezas a ver potable.
Llegamos a la laguna. Ni rastros de Christopher Atkins y Brooke Shields pero la playa hermosa, con arena hiper blanca tipo harina 0000 y el agua turquesa, verde esmeralda.
Me tiro en una reposera, dejo las cosas y ¿qué hago? Obviamente. Voy a meter las patas en el famoso Mar Caribe. ¡Un frío de cagarse! ¿Quién me mintió diciéndome que era calentito? A las 8:45 a.m ningún mar es calentito. Y a las 10:45 tampoco.
El señor de los tatuajes, se acuesta cerca. Ya que dicen que soy selectiva, demasiado pretensiosa y que me llevé Levante II previa, me digo: veamos qué pasa si lo miro y le sonrío.
Una vez, dos veces, a la tercera corroboro que soy un fantasma. Así que aprovecho y me voy a ver los delfines, que dicen, tienen una percepción extrasensorial, y a lo mejor notan mi presencia. Tampoco.
10:50 el gordo se levanta de su reposera, y me pregunta: they said we leave at eleven, no?
Yes, le digo yo, con mi mejor inglés. Y parece que ahí tomó carrera y se animó. Excuse me. Are you from Middle East?
¡¡Tiene un ojo el tipo!! No chabón, soy una negrita argentina!
Se terminó llamando Richard, nacido egipcio goy, nacionalizado canadiense goy, que viajaba junto con su ex mujer, porque a ninguno de los dos les gusta andar solo ( a mi me tocan todos).Muy agradable, charlamos todo el viaje de vuelta. Después de diez minutos de parloteo, ya te estás preguntando qué onda con el canadioegipcio. ¿Le darías? Y....qué se yo...a estas alturas....mientras tanto le pedís perdón a tu padre en el más allá, por tener pensamientos pecaminosos con el descendiente del faraón que nos echó de Egipto.
Chau Mr, un gusto conocerlo, pero dudo volver a encontrarlo en un barco con ocho mil personas.
Mediodía de spa, bien ganado y merecido, ya que supuestamente zarpábamos hacia St Thomas a las 13:30 en punto. O sea, me vine corriendo y no vi Nassau porque nos íbamos....pero no. Otra vez, misteriosamente, seguíamos en puerto.
Y puteás a dios,a María santísima, y al capitán no porque es el que maneja.
Tras un masaje de dos horas por una china divina, que me dijo que lo mío no es gordura sino retención de líquidos y terminó empomándome con todo un tratamiento para eliminar toxinas, que me salió un ojo de la cara, pero eso sí feliz porque la grasa de mi cuerpo sólo es agua, notás que el barco todavía no se movió ni un centímetro.
¿Qué mierda pasa? Justo te sale por todos lados la voz del Capitán Garfio pidiendo que se reporten al lobby, cuatrocientos treinta y cinco brasileros, para verificar que están a bordo.
¡Y la remilputaqueteparió Brasil, con todo el amor que te tengo! Quiero que Dilma me devuelva dos días enteros de crucero perdidos al cuete por sus compatriotas que se fueron de shopping y se recontracagaron en el resto de los pasajeros! ¡Esos eran los famosos atrasos! Son las 6 de la tarde y recién zarpamos! ¡Cinco horas y media donde podia haber paseado, comido pescado y comprado con tax free!!
Sí, no lo duden! Lo digo por las compras! ¡Me cago en el pescado, en las casitas de colores de Bahamas, y en la hostia!¡Yo quería comprar con tax free! Por una vez en mi vida quería que algo me saliera más barato. Pero no, la batucada no me dejó.
El Capitán para evitar un linchamiento masivo y una guerra norte-sur, le echó la culpa de la demora a desperfectos del escáner de pasajeros. ¡Minga! Todo el barco y la tripulación, sabemos la verdad, aunque todavía no tenemos los nombres. Cuando los consiga, los voy a buscar uno por uno. ¡Vendetta!
Ahora estoy nauseosa en el camarote, porque otra vez el fercho del barco tuvo que meter quinta para que lleguemos al puerto a horario.
Esto se mueve más que la balsa de Lito Nebbia.
Día tres. Navegación sin tocar tierra. Solárium toda la mañana y quedamos como los monos babuinos de culo colorado. Nota mental, protector factor 20, no va en el Caribe. El barco se mueve mucho y se suspende la búsqueda de candidato.
¡Dramamine a la derecha please!