miércoles, 26 de marzo de 2014

Para ustedes cinco

Me han cambiado el mundo y no me gusta. Los mayas debían tener razón. Todo lo que conocía hasta hace cinco meses como mundo, ahora lo desconozco. Vinieron una atrás de la otra. Dicen que es como el efecto dominó. Cae uno, y por delante caen los demás. No me gusta.
Quiero el universo conocido y no éste que me están presentando. Quiero volver a los veinte, donde mi única preocupación era si mi vestido de novia tendría encaje o sólo organza. Sí, una preocupación estúpida.
Quiero la estupidez entonces.
Quiero no entender nada de nada, porque cuando entiendo, quisiera escuchar una mentira y no esta realidad que agobia. 
Somos el doble de los tres mosqueteros. Somos los seisqueteros. Y los quiero profundamente. Somos hermanos de la vida. Una vida que nos fue juntando y arremolinando como un viento huracanado.
Somos seis sobrevivientes de diferentes planetas, reunidos en este mundo de mierda que no es el nuestro. Somos el aceto balsámico y el aceite, que se unen a fuerza de batir y batir, a pesar de ciertos grumos que quedan que a veces nos alejan por un tiempo más largo de lo necesario. Somos la sal, el aceite, el aceto, la pimienta, la mostaza y las hierbas frescas. Somos el condimento perfecto de una ensalada exquisita.
Somos el yin y el yan. El equilibrio justo. La diversión garantizada. La compañía perfecta. La conversación profunda. Somos el hombro, el brazo y el abrazo del otro.
Somos nosotros que siempre estamos. Somos los que somos para bien y para mal. Somos y seremos.
Ustedes lo saben, y yo también.
Aquí estoy. Las palabras sobran. Los adoro.

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