martes, 1 de abril de 2014

Sale un café express de quieros

Volvemos a los quiero, porque estoy en Buenos Aires y no hay nada interesante para relatar, más que mis viajes en taxi. Salvo por el que me preguntó por el Piñón (sic) de Gibraltar, no hay nada digno de comentar.
Así que quiero: que Nespresso me cumpla con George Clooney. Si no, voy a reclamar con la garantía en mano. A mí me podrás ver la cara de boluda, pero cuando me prometés algo, yo te la peleo a muerte.
Me vendieron por la tele que cuando tomabas un Nespresso te aparecía GC de sopetón. Bueno, ahora lo quiero. Y lo quiero todas las mañanas cuando prendo la cafetera en casa.
Quiero un poco de paz, un poco de guerra, firmar la rendición del enemigo, porque la mía jamás será entregada. Yo moriré con los Michael Kors puestos, así me los tengan que despegar de las patas.
Quiero todo lo contrario al dicho, que me cuiden de mis enemigos, porque de mis amigos no tengo porqué cuidarme. Bah, de ciertos amigos por favor protéjanme con un collar de ajos, que el vampirismo está de moda y lo que es moda no incomoda, y al parecer se pusieron los Dracu-Dracu, sedientos de la sangre que no se llevaron los mosquitos del sábado.
Quiero la eternidad con fecha de vencimiento porque si fuese eterna, eterna, seguramente me aburriría a los pocos años.
Quiero el crucero Allure of the Seas para mí sola. Con la tripulación, pero sin brasileños. Especialmente con un tripulante sudafricano que me gustó mucho y al que probablemente jamás en mi vida me volveré a cruzar. No me lo cruzaba en el barco que eramos ocho mil personas, imaginate con siete mil quinietos millones de habitantes en el planeta, se me acabaron definitivamente las chances.
Quiero volver al Muro de los Lamentos y sacar mi papelito que decía : quiero la Paz en el mundo.
Tenía diecisiete años y no sabía lo que decía ni lo que quería. Debería haber previsto mi futuro y poner: quiero un novio que no me deje, que sea actor, yanqui, morocho con canas, con una sonrisa impecable, y que se llame George Clooney. Ya que dicen que soy bruja y presiento las cosas….
Pero el muro me devolvió un yanqui rubio, que sonreía como Patán, con los labios apretados, porque le faltaba algún que otro molar. Y después me mandó dos morochos, que no se le parecían en nada a Georgie, ni siquiera en el talento.
Ahora parece que no me manda nada de nada, porque yo ando medio incrédula de Dios. Es muy probable que el de allá arriba piense: andá a pedirle a la Muralla China a ver si te da bola.
Quiero pensar que no pienso porque pensado lo contrario la presión me sube por las nubes.
Quiero ser una boluda feliz, que una culta con preocupaciones. Esto de ser pensante trae sus consecuencias, y te caga la salud. Mejor no pensar en nada, vivir en una burbuja, y creerte el cuento que te inventaste. Estamos en el 2014. No creo necesitar ser más precisa y dar nombre y apellido, número de documento y posición dentro del gobierno, para saber quién es mucho más feliz que yo, viviendo en la Isla de la Fantasía.
Quiero seguir teniendo la cabeza enquilombada como la tengo, y un poco más de orden en mi casa.
¿O mi casa desordenada y orden en mi cabeza? Me parece que opto por lo primero.
Quiero ser, quiero ver, quiero entrar, pero no quiero ser Serú Girán.
Quiero seguir estando totalmente loca, pero con la credibilidad intacta. Antes creía que no quería ser quien era, y hoy quiero ser quien soy siendo yo misma sin cambiar ni un pelo. Esto es lo que hay y hay que asumirlo. Asumirlo entre todos. Vos, yo, ellos, y los otros. El único cambio en oferta es: kilos por masa cerebral en buenas condiciones. ¡A comprar que dentro de poco se acaban!






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