lunes, 24 de agosto de 2015

Hecha percha

Domingo no es nuestro mejor día, pero nos levantamos temprano igual.
El humor es más variable que la humedad, y tras despertarnos puteando, a los diez minutos, ya estábamos mucho peor. 
Así y todo, teníamos mil cosas que hacer previa mudanza de bártulos a nuestra bienamada Avenida Juramento. Es como Avenida Brasil, el culebrón, pero en castellano. Hay mucho personaje metido en el medio, y se ve que eso nos impide a Shorsh a y mí, estar juntos.
Pero volvamos a los que nos compete. Ya sabemos que a ustedes no les compete, pero no nos importa mucho. Somos así cuando estamos de mal humor. Jodidas, pero buena gente.
Salimos de urgencia a comprar perchas para colgar la ropa que tenemos envalijada hace cuatro meses. Si no se desintegraron las cosas, ahí deben estar.
Llegamos a Easy, el hipermercado del paseador. Mucho paseador suelto, cosa que nos enerva más que escuchar a Arjona cantar "Apnea". Bueno...tampoco tenemos que exagerar tanto. Nada se compara a lo que le produce Arjona al inconsciente colectivo. Justamente a nosotras...que somos varias...tenemos mucho colectivo.
Retomemos, que nos vamos por las ramas. 
Los paseadores compulsivos domingueros. Deberían tener la entrada prohibida a los shoppings e hipermercados. Son molestos. No tienen nada que hacer, entonces te van a joder a vos, que estás comprando perchas para estrenar tu vestidor. Pero no, no hay ley que les prohiba pararse en el medio del pasillo, papando moscas, mientras nosotras hacemos malabares con el carrito del orto, un mamotreto pesado y con ruedas que no ruedan. Permiso, permiso por favor, vamos diciendo, mientras intentamos contenernos de pasarles por arriba con el carro o bien usarles la raya del tujes como estacionamiento del changuito. Y siguen ahí parados, mirando a la nada, como si la vida se les fuera en ello. Miran insistentemente al estante más alto, como si llegaran a ver algo. ¡Necesitás un largavistas hermano, para ver los numeritos a cinco metros de altura!¡Mové el orto de ahí! tenemos ganas de decirle, aún no habiendo perdido la compostura, pero nos mordemos la lengua. El odio contenido ante todo.
Pero son muchos culos para un solo chango. Entonces empezamos a empujar. Perrrmiso. Perrrrrrrrrmisooo por favorrrrrr, mascullamos entre dientes, con la vena del cuello a punto de explotarnos. Y ahí arremetemos, esquivando boludos, y cada tanto llevándonos alguno puesto.
Cuando logramos salir del laberinto de paseadores, llegamos a la caja, notando que en medio del fastidio, nos olvidamos de meter en el carro, más de una de las cosas que habíamos ido a comprar.
Má sí...que se nos caiga la ropa del placard, pero si volvemos a entrar, vamos a voltear gente como si fuesen palos de bowling. ¡Chuza! diría un taxista amigo...
Llegamos cargadas cuál camello en el desierto, para enterarnos que la persona que nos iba a ayudar a ordenar, nos cagó. No viene. O sea, nos meteremos las vergas (sinónimo de percha según Worldreference) en el orto.
Nota mental. Para la próxima, pedirle a Shorsh que me mande vergas desde Yanquilandia, o que me compre una casa con la ropa ya colgada.



martes, 18 de agosto de 2015

Hoy pintó el negro...

Cuando en el año, vas más a cementerios que a casamientos, empezá a preocuparte.
Si antes nos daba un poco de miedo el campo santo, hoy, hasta nos parece un lindo lugar. Vamos paseando entre las tumbas como Pancho por su casa, y miramos con cariño un lugarcito libre que queda debajo de un abedul, no vaya a ser que después de muertas, el sol nos arruine la piel.
Sabemos quién está enterrado al lado de quién. Vamos visitando conocidos, poniéndole flores y de paso, por las dudas, los saludamos, no sea cosa que el día de mañana nos hagan el vacío por no ser educadas.
De repente nos damos cuenta, que conocemos más difuntos que vivos, y entendemos el porqué de nuestra soltería. La ecuación es sencilla: nosotras cumplimos años + ellos también = más vale que nos apuremos.
Tenemos un amigo que dice que la diferencia de edad ideal entre un hombre y una mujer, es la mitad de los años del señor más siete. Entonces, según él, nosotras deberíamos estar buscando un novio de 84 ...O sea, estamos yendo al lugar correcto...La Tablada... Pero nos es difícil encontrar algo potable ahí...
Éste es el mismo amigo, que hace algunos años, quería presentarnos un paciente en coma, solamente porque todavía se le paraba a pesar de su estado. Para amigos así, quién necesita enemigos ¿no?
Igual le queremos, que al fin y al cabo, tiene buenas intenciones. No nos quiere ver solas.
Van pasando los años, se nos acerca la mitad de siglo, y justo encontramos una frase en las redes sociales, que nos identifica. "Dentro de toda persona mayor, hay una persona joven preguntándose qué carajo pasó". Y sí. Nos pasa seguido. Mirarnos en el espejo, y no reconocer nuestro reflejo. O peor. Mirar a nuestros pares, y pensar: está hecha/o mierda...¿le pasó un camión por encima? ¿Nos vemos así también?. Y llegamos a la conclusión que sí, que nos vemos igual o peor, pero antes muertas que aceptarlo! Y ahí es donde concatenamos con la parte del cementerio...y nuestros candidatos.
Pensandolo bien, todavía tenemos esperanzas con Shorsh...algún día vamos a estar en el mismo lugar.
Hablando del rey de Roma, el otro día lo vimos en una película, que dicho sea de paso, nos dejó bastante deprimidas. Estuvimos noventa minutos buscándole algún defecto, y no...nada che...
Según una amiga, no tiene labio superior, pero lo tiene. Más finito, pero está. Ojos, dos. Manos, dos. Pies, cuidados y sin hongos. Cabello, todo. Físico, entero...Elegancia, como Jean Cartier...Pero notamos una sola cosa...nunca, jamás, en ninguna película, vimos una escena romántica sensual, o sexual en la que el señor esté cuidadamente en bolas, o semi en bolas. Y ahí entendimos todo. ¿La tendrá corta? ¡Ma sí! ¡Por las dudas que se lo quede Almohadín!
Asunto liquidado. No más Shorshes, hasta que nos demuestre que estamos equivocadas.
Nota mental: para el año que viene, hacernos una escapada al Lago di Como, tocar la puerta en casa de G.C y pedirle si nos puede dar una canasta de huevos. A ver qué responde...

miércoles, 12 de agosto de 2015

Donde se come no se caga

Y llegó el día de mudarnos. Finalmente nos fuimos del hotel de lujo con vecinos chotos, para mudarnos al taller, en un edificio choto, con vecinos más chotos aún. Para la Tierra Prometida, o sea Juramento, todavía nos quedan unos días.
La mudanza fue en tandas, gracias a las sobrinas y novios, que con toda gentileza, ayudaron a la vieja chota (ya que estábamos hablando de chotez, para qué cambiar,¿no?) a trasladarse.
Tres valijas, cuatro bolsos, un changuito y miles de bolsitas cuál cartoneras vip. Nos faltaba el bombín y éramos Charles Chaplin en The Kid, propiamente....Seamos honestas, más bien, la Bruja del 71.
La cuestión es que pasamos a vivir en nuestro lugar de trabajo, cosa que para algunos puede ser maravilloso, pero para nosotras no. Si hasta hace unos días éramos un poco ermitañas, ahora somos como el Hombre de la Máscara de Hierro. Vivimos enclaustradas entre el horno cerámico, el compresor, la laminadora y la extrusora. Podríamos construirnos nuestra propia torre de Babel con los más de cien kilos de arcilla acopiada, y nadie, nadie nos echaría de menos. Vendríamos a ser un hornero, para ser más gráficas. Pero sin alas.
A pesar de lo que parece, estamos bastante cómodas. Dormimos en la sala de hornos, comemos en la mesa de trabajo, tratando de no intoxicarnos con los esmaltes, y nos duchamos, entre otras cosas, en nuestro nuevo baño blanco. Y es ahí donde está todo el problema. Por la ventilación oímos a todos los vecinos. Y los olemos también.
El consorcio habitacional se divide en doce departamentos, doce vecinos y quince perros. Mucho olor a meo. Mucho pelo por los pasillos.
No. Nosotras no tenemos animales de ningún tipo o factor. No sabemos cuidar ni una planta, ¡mirá si te vamos a cuidar un canino o un humano!
Y de repente, con tanto aroma a efluvios perrunos, nos vino como una oleada de nostalgia francesa. Oh Vallauris, Vallauris! Es como si estuviésemos ahí mismo, pero en el centro neurálgico del Barrio Chino.
Nos falta poco para volver a casa, nos repetimos diariamente. Eso nos salva de la locura...creíamos....hasta que escuchamos una cumbia chamamecera evangelista. ¡Tenemos al Pastor Giménez de vecino! Me cache en dié! ¡Médico psiquiatra a la izquierda, por favor!
Cada vez estamos más convencidas que deberíamos vivir en una isla desierta, o con Gilligan que es lo mismo que el desierto.
Y así estamos, sin televisor, sin pila, sin piedra y sin cable, como un Magiclick de 104 años, llenas de gas. A punto de reventar, rezando con el vecino, para llegar vivas a la siguiente mudanza.

Quiero un camión con acoplado, para trasladar dentro de mil valijas, las penas del alma.
Quiero cuarenta cajas de embalar, que contengan cuarenta kilos de ilusiones cada una, para saldar la deuda de amor.
Quiero un arco de salto en garrocha, para pasar de un solo envión del cielo al infierno.
Quiero el poder de síntesis que me fue negado mil veces de nacimiento.
Quiero una bachata rosa, un unicornio azul, pero no quiero la ola verde. Odio a Flavia Palmiero.
Quiero sacudirme el estrés, y bañarme con margaritas en el pelo.
Quiero no ser el sol que ilumina tus días, porque después me reprocharías los eclipses.
Quiero subir al Uritorco, bajarlo en ovni, y escuchar cómo hablan los duendes que lo habitan.
Quiero ser la marca de tu espalda, el abanico de tu techo, y la cálida sombra que te persigue en el otoño.
Y por último pero no menos, quiero mi casa, mi cama, mi mesa, mis sábanas blancas y a Shorsh en ellas. O a cualquiera a estas alturas.



domingo, 2 de agosto de 2015

Yogur, amar, rezar

Sí, así somos, tuvimos que hacer de nuestra dieta un tema internacional. Nosotras no te sabemos guardar discreción. Necesitamos compartir nuestra desgracia.
Nacimos normales, 2,980 kgs dijo la partera. Diez años más tarde nos convertimos en una torta marmolada. De ahí en más, te pasamos por todas las dietas habidas y por haber.
Creo que esto ya lo contamos en otra oportunidad.
La de Cormillot, Dieta Club, Dr. Sporn,  semillas en la oreja,  acupuntura en todo el cuerpo, Weight Watchers, Dr. Nacach, Dr. Ravenna, mi amiga la Lic. Angie, la de sopa de repollo, la protéica, la del pomelo, Citio, Adelgozar, , la del escarabajo, de la papa frita, hasta la del Kamasutra. Menos la de Scardale, hicimos todas.
Nada resultó. La única que nos hizo bajar mucho, fue la de la anorexia, que no se la recomendamos a nadie.
Tuvimos épocas de ir al gimnasio 5 veces por semana a caminar cuarenta minutos en la cinta, veinte de bicicleta fija y sesenta en el circuito de fierros. Hoy sólo te hacemos una vuelta a la rosca de Pascua o a lo sumo dos a la bola de fraile.
Ya desesperadas y ante la amenaza de nuestra sobrina diseñadora de modas, de que no nos va a agrandar el vestido para el casamiento de octubre, marchamos hacia nuestra última esperanza. De nuevo al odiado Dr. Ravenna.
Así como llegamos nos queríamos ir, pero nos dijimos: túnica Ma.Martha Serra Lima o muerte! Y ahí mismo pagamos por un mes de tratamiento. Psicóloga, médica y nutricionista y a cagarnos de hambre se ha dicho!
Primer día, se banca bastante bien, porque vinimos con mucha fe y dolor de bolsillo por lo que gatillamos. El segundo, le dimos al agua, al té y al café, tanto, pero tanto que casi dormimos con el inodoro puesto. Al tercero nos tocó la famosa reunión de grupo. Bueh...Entramos, nos sentamos al fondo y empieza la función, sin la presencia del King of the World Dr. Ravenna, que llegaría más tarde.
Las primeras palabras que salen de la boca de una psicóloga son: bueeenoo...ya termina julio...falta poco para las vacaciones...hay que arrancar ahora u olvidarte de la playa y la malla...mejor andá sacando pasaje para Noruega o Alaska...jaja....¿Ja ja, qué? tenemos ganas de gritarle. ¿Qué clase de psicóloga sos? ¡Una del orto obviamente! ¡Inadi! gritamos desde el fondo, ¡al Inadi te vamos a mandar forra!
Y de repente nos acordamos porqué nos fuimos la primera vez de esa clínica de mierda. Por esta pelotuda, egresada de la Universidad del Dr. Goebbels, que hace 10 años nos dijo, que nuestra antigua anorexia y fobia a la comida, era porque nosotras sabíamos que comer mataba. ¿Lo quéeeeéé? ¡Bestia!
Y nos marchamos jurando nunca más volver. Pero volvimos, porque nosotras no tenemos palabra.
Así nos recibe nuevamente el staff del doctor. Diciéndonos que los gordos no tienen derecho de ir a la playa.
Pero como diría mi finado padre, "ya pagaste, ahora hacéla". Así que homenajeando las sabias palabras de papá, decidimos quedarnos, y hacer de cuenta que escuchábamos lo que decían, mientras jugábamos al Candy Crush Soda Saga.
Por lo tanto nos quedan otros 26 días en los que buscaremos insertarnos en algún grupo de gordos con una coordinadora un poco más piola o intentaremos pasar el nivel 330.
Con hambre y mal humor, encaramos el fin de semana. Para otro día quedará el relato de la experiencia del taxi tomado el viernes a la noche.
Sábado y nuestro sentido del humor va desapareciendo al mismo ritmo que va aumentando el apetito. Llueve en Buenos Aires y nosotras ya no sólo puteamos a Ravenna sino también a Macri.
Vamos caminando, intentando evitar las baldosas flojas para no salpicarnos, eludiendo la caca de los perros de Belgrano y como un mantra repetimos: "Macri y la reconcha de tu abuela, andate a la putísima madre que te recontra mil parió vos y todos los ex intendentes de esta ciudad del orto." Y de golpe tuvimos una revelación. La culpa de no tener novio la tienen Ravenna y Macri. El primero porque nos quiere hacer creer que estando gordas nadie nos va a querer. El otro porque nos hace caminar mirando al piso, para no caernos o resbalarnos sobre los teresos de los canes, impidiendo darnos cuenta si algún masculino nos observa. Si adelgazar me va a hacer perder al hombre de mi vida, mejor gorda que mal adelgazada.¡¡Y ahí lo entendimos todo!!¡¡Nos debemos haber cruzado con Shorsh mil veces y no lo vimos por estar concentradas en los soretes!!
De hoy en adelante, caminaremos con la frente en alto y los zapatos llenos de mierda, pero mirando más allá del horizonte, esperando que no sea Osvaldo Laport quien se nos aparezca, sino nuestro bienamado Mr. Clooney.
Perdónalos Shorsh porque no saben lo que hacen...