lunes, 7 de febrero de 2022

Heridas viejas sin cicatriz a la vista

 Si de querer se trata, trataremos de seguir queriendo, porque el que pierde las ilusiones muere un poco cada día.
Quiero tener la vida de aquellos que han vivido tanto, que el tiempo no les da para contarlo.
Quiero querer todo eso que nunca quise por no saber que existía.
Quiero manejar un bólido , pero no el de cuatro ruedas. Quiero el que recorre el cielo para desintegrarme antes de entrar en tu atmósfera dañina.
Quiero un reloj como el del tío Iosl, que ande para atrás, solamente para ir, volverte a ver y decirte que no. Me ahorraría muchos daños.
Quiero un seguro de vida con saldo acreedor para incendiar las cartas de amor que jamás me enviaste.
Quiero un desamor nuevo, porque querría decir que no he olvidado lo que es sentir.
Quiero una calesita que me lleve a dar la vuelta al perro, y no una en la que la sortija siempre sea de otra.
Quiero un mar dulce al mar muerto de tu cama.
Quiero un atrapasueños para salir de las pesadillas que me atormentan con sólo oír tu nombre.
Quiero un vestido amarillo furioso para contrarrestar tu negro que adelgaza. 
Quiero un tamiz chiquito, para colar todo lo que se parezca a vos. En uno grande, es posible que alguien parecido se filtre.
Ahora que lo pienso, quizás de tan pequeño, puede que por eso parezca cerrado.
Entonces quiero la llave del candado de hierro que cierra mi corazón. Aún cuando creo que no estoy muy segura de querer abrirlo todavía.
Quiero que el tiempo no pase, porque pasa rápido y me pierdo.
Quiero desandar mi vida entera para volverla a tejer con punto arroz.
Quiero ser o no ser esa mocosa impertinente carcomida por los gérmenes patógenos de la ignorancia.
Quiero el invierno crudo de mi alma, al agobiante calor de tu infierno.
Quiero verdad y consecuencia, porque detesto las mentiras de amor.
Quiero elegir sentirme libre o prisionera, amada u odiada, diosa o demonio, pero que esa elección sea solo mía.
Quiero ser lisa y llanamente yo.