Y acá seguimos. Yo, mi otro yo, y el otro yo de mi otro yo. Trabajando como arado, de sol a sol, aún cuando los únicos arados que hemos visto no aran... Ni trabajan.
Soysola está empezando a querer cosas de nuevo. Hacía mucho que no quería nada, porque ni tiempo para eso tenía. Además se da cuenta, cosa que le preocupa bastante, que está empezando a hablar en tercera persona, como Diego Armando. Y es porque tiene el cerebro quemado, como el Diez.
Pero nosotras sí somos Dios. Hicimos 23 esculturas en 25 días. Deberíamos entrar en el Libro Guiness de los Récords...pero no, porque tres de esas 23, se rompieron, y no damos con el número solicitado, que no corresponde a un abonado en servicio. Así que hoy andamos bizcochando (para los neófitos en la materia, quiere decir la primera horneada de las esculturas) y esperemos que los 20 estemos bien y en el refugio.
No vamos a hablar de las Fête Picasso, des Paysan y de la Poterie, porque este año fueron bastante pobretonas y no hicimos mucho por el cansancio que nos acontece. Es más, hoy mientras nos teñíamos el pelo, y escuchábamos la algarabía de la gente en las calles, decidimos salir a mezclarnos entre las multitudes (llámese multitudes a unas 500 personas). Pero apenas abrimos la puerta de la calle, escuchamos : Alors, bon soir et vous voir l´année prochain!! Buenas noches y nos vemos el año que viene!! O algo así, porque pasan los días y seguimos como cuando vinimos de España, sin entender nada. Así estamos, un poco desfasadas de horario y de sentido de la oportunidad. Sólo nos falta ir a la playa cuando llueve, y cantamos bingo.
Lo único decente de contar, es habernos encontrado cara a cara, como ya dije en otro lado, con el yo de nuestros otros yos, y resultarnos absolutamente insoportable. Se pide a la población amiga, enemiga y conocida circunstancialmente, que ante la sola sospecha de la presencia de la susodicha, tengan a bien, darle con un garrote en la cabeza.
Siendo las 2 a.m y en medio del silencio que gracias a Buda, reina en el pueblo, tras una noche de serenata bajo la ventana, de los choborras del pueblo, podemos proceder a los pedidos, antes de irnos a dormir.
Queremos irnos ya a los campos de lavandas y que no haya ni una avispa. Queremos que las avispas que abundan en esta zona, no se la agarren con nosotras porque somos alérgicas a las picaduras.
Queremos dejar de soñar con nuestros ex´s, porque después nos despertamos teniéndoles compasión y cariño, cuando en realidad todavía los seguimos odiando.
Queremos que Francia deje de hacer la patisserie que hace, porque si no, volveremos rodando y con millones de kilos extra. También queremos que algunos habitantes dejen de oler a chivo, siendo que viven en el país de los perfumes y el vino rosé. Si no te vas a perfumar, por lo menos olé a vino.
Queremos paz y amor, y esculturas sin rajaduras.
Queremos volver caminando para atrás, el camino recorrido, y volverlo a andar por la misma senda.
Queremos que no nos aparezca ningún otro yo, porque con los que ya tenemos no damos abasto.
Queremos tener un metro cuadrado de terreno frente al Mediterráneo, para poner una silla y sentarnos todo el día a mirarlo.
Queremos volver siendo otras, y si así no lo hiciésemos que Dios y la Patria nos lo demanden.
Soysola está empezando a querer cosas de nuevo. Hacía mucho que no quería nada, porque ni tiempo para eso tenía. Además se da cuenta, cosa que le preocupa bastante, que está empezando a hablar en tercera persona, como Diego Armando. Y es porque tiene el cerebro quemado, como el Diez.
Pero nosotras sí somos Dios. Hicimos 23 esculturas en 25 días. Deberíamos entrar en el Libro Guiness de los Récords...pero no, porque tres de esas 23, se rompieron, y no damos con el número solicitado, que no corresponde a un abonado en servicio. Así que hoy andamos bizcochando (para los neófitos en la materia, quiere decir la primera horneada de las esculturas) y esperemos que los 20 estemos bien y en el refugio.
No vamos a hablar de las Fête Picasso, des Paysan y de la Poterie, porque este año fueron bastante pobretonas y no hicimos mucho por el cansancio que nos acontece. Es más, hoy mientras nos teñíamos el pelo, y escuchábamos la algarabía de la gente en las calles, decidimos salir a mezclarnos entre las multitudes (llámese multitudes a unas 500 personas). Pero apenas abrimos la puerta de la calle, escuchamos : Alors, bon soir et vous voir l´année prochain!! Buenas noches y nos vemos el año que viene!! O algo así, porque pasan los días y seguimos como cuando vinimos de España, sin entender nada. Así estamos, un poco desfasadas de horario y de sentido de la oportunidad. Sólo nos falta ir a la playa cuando llueve, y cantamos bingo.
Lo único decente de contar, es habernos encontrado cara a cara, como ya dije en otro lado, con el yo de nuestros otros yos, y resultarnos absolutamente insoportable. Se pide a la población amiga, enemiga y conocida circunstancialmente, que ante la sola sospecha de la presencia de la susodicha, tengan a bien, darle con un garrote en la cabeza.
Siendo las 2 a.m y en medio del silencio que gracias a Buda, reina en el pueblo, tras una noche de serenata bajo la ventana, de los choborras del pueblo, podemos proceder a los pedidos, antes de irnos a dormir.
Queremos irnos ya a los campos de lavandas y que no haya ni una avispa. Queremos que las avispas que abundan en esta zona, no se la agarren con nosotras porque somos alérgicas a las picaduras.
Queremos dejar de soñar con nuestros ex´s, porque después nos despertamos teniéndoles compasión y cariño, cuando en realidad todavía los seguimos odiando.
Queremos que Francia deje de hacer la patisserie que hace, porque si no, volveremos rodando y con millones de kilos extra. También queremos que algunos habitantes dejen de oler a chivo, siendo que viven en el país de los perfumes y el vino rosé. Si no te vas a perfumar, por lo menos olé a vino.
Queremos paz y amor, y esculturas sin rajaduras.
Queremos volver caminando para atrás, el camino recorrido, y volverlo a andar por la misma senda.
Queremos que no nos aparezca ningún otro yo, porque con los que ya tenemos no damos abasto.
Queremos tener un metro cuadrado de terreno frente al Mediterráneo, para poner una silla y sentarnos todo el día a mirarlo.
Queremos volver siendo otras, y si así no lo hiciésemos que Dios y la Patria nos lo demanden.
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