Llegó el 24 de diciembre y nació Papá Noel. ¿O no era así el cuento?
Bueno, no importa. Lo importante es que nosotras armamos la valija, bolso y bolsito, para llevar a nuestra madre a pasar unos días ajuera de la ciudá. Por ahí, en el campo y más allá la inundación.
No tenemos idea lo que metimos en la maleta, sólo sabemos que seguramente llevamos ropa al pedo y nos olvidamos cosas importantes, como por ejemplo, la maquinita de afeitar para las piernas.
A medida que pasan los años y vamos haciéndonos mayorcitas hay que hacer una lista de los enseres para las vacaciones. O, en su defecto, preparar la valija tres semanas antes como lo hace nuestra queridísima señora madre.
Veamos. Repasemos.
1) Mallas y algo para cubrirte las cachas. Checked.
2) Libros. Checked
3) Protector solar factor alto. Esto es así. A medida que cumplís años, el protector va escalando posiciones hasta llegar a la pantalla total. Por ejemplo, voy a cumplir 49, me toca ya el 50. Entonces, Sapolán Ferrini factor 50, Checked.
4) La trilogía mágica: Alplax, Foxetin y Rivotril. Checked.
5) Bombachas, corpiños y camisón largo. Checked.
6) Knishes, empanadas, duraznos, servilletas y agua mineral para la primera noche de hotel. Checked y morfado.
7) Mi mamá. Checked.
Y ahí marchamos a estas mini vacaciones dedicadas a la madre que me parió, para que respire algo más que smog.
Hotelito bien afuera de la city porteña, donde te reciben con un "bon jour" y vos te sentís de nuevo en Francia, pero con la leve diferencia que los turistas son todos argentinos de cuarta. Incluídas nosotras.
Por supuesto, una vez arribadas nos damos cuenta que nos olvidamos el cepillo de dientes y la placa antibruxismo, con lo cuál, la lista de arriba fue al pedo. ¿Quién podrá defendernos ahora que el Chapulín se murió?
Estando en el medio de la nada misma, nos queda lavarnos los dientes con alguna oruga que encontremos por ahí, o un junco de los que abundan cerca del río, y rezar que nuestra histeria no se manifieste de noche así no nos fracturamos los dientes e implantes.
Ya que a nosotras nos gusta pedir, le podemos pedir a Papá Noel que nos traiga un Gum chiquito en lo posible fucsia, o se haga una corrida con el trineo hasta mi casa. Total, ¿qué son para él 62 kilómetros? Los renos te son rápidos cuál gacelas en el aire, mi tujes no, y en plena fiesta andá a conseguir un remise.
Menos mal que no tenía que traer el papel higiénico que si no, ya me veía escurriéndome de noche al lago a lavarme el upite.
Entonces acá estamos, mi mamma y yo, en el pesebre, festejando que nació Jesús.
Eso sí, doña Rujele te tiene una especie de compulsión por el zapping. Desde que llegamos ya vimos 74 de los 75 canales que hay, para terminar mirando a unos sopranos hombres, o como se llamen, cantando música sacra por la TV.
Más tarde nos asomaremos a ver los fuegos artificiales porque esta es la manera en que dos judías veneran al Nigno Dios.
Hecho el relato del primer día de nuestras vacaciones, sólo nos resta desearles a todos que tengan una hermosa Nochebuena y una Feliz Navidad, ho ho ho ho!!