Hola, ¿qué tal? Vi luz y subí.
Me acordé que se estaba terminando el año y decidí pasar a saludar antes que sea tarde.
Ya sé que se me demoré un poco, pero por lo menos la memoria pasada no la perdí. La reciente, hace mucho.
Quiero saber a dónde se fue el año, y que alguien me lo traiga de nuevo. No tolero la idea de haber desperdiciado doce meses de mi vida, sin acordarme qué hice.
Quiero el pan de cada día, light, de salvado y sin sal, por mi hipertensión.
Quiero el submarino amarillo, que no me acuerdo si alguna otra vez lo pedí, para sumergirme en las aguas bautismales del Mar Rojo, y teñir mi alma de azul.
Quiero portar el estandarte del mal gusto, para andar siempre desvestida sin que me importe un pepino.
Quiero diez centímetros más de altura y quince kilos menos escritos con q de queso.
Quiero el atardecer en el Este y la salida por el Oeste. Ituzaingo, Morón, Hurlingham, etc.
Quiero pensar que no pienso y que mis no pensamientos me lleven a la tierra del olvido. A la de la memoria ya fui, me dolió y por eso la olvidé.
Quiero El Beso de Klimt para envidiar a esa bella mujer vestida de amarillo como el submarino.
Quiero andar de costado como los cangrejos, y cantarle cangrejito, cangrejito,cangrejito de coral, cangrejito patas chuecas que no sabe caminar, como me cantaba no sé quién cuando era chiquita.
Quiero publicar en el diario que estoy loca, que vengan los especialistas del mundo entero a investigarme y desmentirlo.
Quiero ser el Dalai Lama. No sé para qué. Seguramente no para ser perseguida. Perseguida ya estoy, pero por mí misma.
Quiero la piel de durazno, sin carozo, orgánico no transgénico, y plantarme en el umbral de mi casa para dar peras.
Quiero salud, dinero y amor. O amor, salud y dinero. O dinero, amor y salud. O salud, amor y dinero. Mejor quiero dinero, que con eso pago el amor y la salud. Lo demás vendrá solo. La paz mundial no la puedo comprar.
Quiero un tintero lleno de palabras que se escriban al revés y se lean con derecho a ser interpretadas.
Quiero un poder no escrito, tácito o implícito, da lo mismo para el caso, que me dé permiso para decir una cantidad de estupideces con sentido, sin que nadie vete mi derecho a ser inteligente.
Y quiero lo mismo pero al revés.
Quiero tres gatos, dos asnos, un burro y cuatro buitres, y tener mi propio programa de televisión.
Quiero patentar la honestidad. Parece que el que tenía anteriormente los derechos los perdió.
Quiero las altas cumbres borrascosas, y caminar por ellas con paraguas en mano.
Y por último, quiero tener la melena de José Luis Rodríguez, o el pelo corto de Ma.Martha Serra Lima y cantar "voy a perder la cabeza por tu amor".
Me acordé que se estaba terminando el año y decidí pasar a saludar antes que sea tarde.
Ya sé que se me demoré un poco, pero por lo menos la memoria pasada no la perdí. La reciente, hace mucho.
Quiero saber a dónde se fue el año, y que alguien me lo traiga de nuevo. No tolero la idea de haber desperdiciado doce meses de mi vida, sin acordarme qué hice.
Quiero el pan de cada día, light, de salvado y sin sal, por mi hipertensión.
Quiero el submarino amarillo, que no me acuerdo si alguna otra vez lo pedí, para sumergirme en las aguas bautismales del Mar Rojo, y teñir mi alma de azul.
Quiero portar el estandarte del mal gusto, para andar siempre desvestida sin que me importe un pepino.
Quiero diez centímetros más de altura y quince kilos menos escritos con q de queso.
Quiero el atardecer en el Este y la salida por el Oeste. Ituzaingo, Morón, Hurlingham, etc.
Quiero pensar que no pienso y que mis no pensamientos me lleven a la tierra del olvido. A la de la memoria ya fui, me dolió y por eso la olvidé.
Quiero El Beso de Klimt para envidiar a esa bella mujer vestida de amarillo como el submarino.
Quiero andar de costado como los cangrejos, y cantarle cangrejito, cangrejito,cangrejito de coral, cangrejito patas chuecas que no sabe caminar, como me cantaba no sé quién cuando era chiquita.
Quiero publicar en el diario que estoy loca, que vengan los especialistas del mundo entero a investigarme y desmentirlo.
Quiero ser el Dalai Lama. No sé para qué. Seguramente no para ser perseguida. Perseguida ya estoy, pero por mí misma.
Quiero la piel de durazno, sin carozo, orgánico no transgénico, y plantarme en el umbral de mi casa para dar peras.
Quiero salud, dinero y amor. O amor, salud y dinero. O dinero, amor y salud. O salud, amor y dinero. Mejor quiero dinero, que con eso pago el amor y la salud. Lo demás vendrá solo. La paz mundial no la puedo comprar.
Quiero un tintero lleno de palabras que se escriban al revés y se lean con derecho a ser interpretadas.
Quiero un poder no escrito, tácito o implícito, da lo mismo para el caso, que me dé permiso para decir una cantidad de estupideces con sentido, sin que nadie vete mi derecho a ser inteligente.
Y quiero lo mismo pero al revés.
Quiero tres gatos, dos asnos, un burro y cuatro buitres, y tener mi propio programa de televisión.
Quiero patentar la honestidad. Parece que el que tenía anteriormente los derechos los perdió.
Quiero las altas cumbres borrascosas, y caminar por ellas con paraguas en mano.
Y por último, quiero tener la melena de José Luis Rodríguez, o el pelo corto de Ma.Martha Serra Lima y cantar "voy a perder la cabeza por tu amor".
No hay comentarios:
Publicar un comentario