sábado, 21 de febrero de 2015

Inocencia querida

Estamos necesitando quereres. Quereres de los buenos y de los no tan buenos también.
Quiero un encendedor de pasiones, o una cajita de fósforos para encender el fuego de tu amor, como diría Sandro 
Quiero un portaligas del tamaño de un mediomundo, porque las sirenas no tenemos piernas y las orcas tampoco.
Quiero un sinfín de brillantes amarillos, para llevar al infinito y más allá.
Quiero un perro con dos colas, para sentirme siempre bienvenida. Una cola larga para vestido de novia, y una corta para abanico, que estamos llegando a la menopausia.
Quiero una isla en el Caribe, con cuatrocientas palmeras y mil cocos, pero no quiero ningún Coco Silly, porque me cantaría la marcha peronista y se me acabaría la paz.
Quiero parecer más alta, más flaca, más linda y más inteligente, pero no a los ojos ajenos que no me importan, sino a los míos que son los que me ven en el espejo diariamente.
Sigo queriendo a George, aunque esté perdiendo las esperanzas de conseguirlo, anche ahora incorporamos a Richard Gere, Robert Downey Jr., a Stanley Tucci para ir bajando las expectativas, al plomero que vino el otro día, al colectivero del bondi 28 de Miami y por las dudas al repartidor de pizzas de la otra cuadra. A estas alturas no es cuestión de ser tan selectiva, no sea cosa que el tren se pase de estación.
Quiero un filtro nuevo para mi cafetera, porque el que tengo en el bocho está un poco roto y me sale borra por la boca. O lo que se dice, escupo a boca de jarro.
Quiero estar más muerta que viva, porque significaría que por lo menos habría hecho algo que me dejara en ese estado. Así como estamos, al pedo, no me sale ni hacerme la viva.
Quiero un colchón memory foam, dos plazas y media, para dejar estampada mi silueta por lo menos en algún lado. 
Quiero un patrocinante de estupideces, así me ganaría la vida de taquito.
Quiero la reformulación de la teoría de la relatividad, porque siendo todo tan relativo, me confundo un poco y a esta edad, no andamos como para decidir sin pensar.
Quiero que dejen de decirme que no parezco de casi 50, y acto seguido decirme "señora".
No quiero cumplir 50, porque me recuerda que hace diez años empecé a escribir mis memorias, y siguen siendo las mismas que en ése entonces. O sea, sigo siendo la misma boluda que a los 39, con la diferencia que ahora 50 me parecen mucho más que 40.
Quiero seguir mirándome en mi reflejo y descubrir que a pesar de los años, de las heridas, de los kilómetros recorridos, aún hay un atisbo de inocencia.


viernes, 13 de febrero de 2015

Hoy pintó el bajón

Se me está haciendo difícil escribir últimamente. No hay mucho de qué reírse.
Pero bueno, qué se le va a hacer...como decía mi viejo: ¿Qué vas a hacer?¿Te vas a ir?¿Y de qué vas a vivir? No sos la hija de Rockefeller...
Así, con éste ánimo, encaro hoy el blog.
Detesto el verano. En Capital,  en Chascomús, en Niza o en Miami. Sáquenme los bichitos esos asquerosos que se reproducen como tales, los días de calor y humedad, en las lámparas de mi casa.
Quiero vivir con 24 grados todo el año, como el aire acondicionado. Ni calor ni frío, y con poco consumo de energía. Porque si hay algo que no quiero consumir, es mi energía. No soy de esas que emanan una energía positiva todo el día...Más bien diría que soy todo lo contrario. ¿Pesimista se nace o se hace? Es como el huevo o la gallina, vaya a saber una qué vino primero.
¡Imaginate si tengo que consumir eso! No es cuestión de andar desperdiciando lo que a una le sobra, porque no vaya a ser que más adelante por esas cosas de Mandinga, me vuelva una persona positiva,¿y entonces qué hacemos? ¿De qué nos quejamos? No, no, no, no. No vamos a echar por la borda cuarenta y nueve años de mala onda, sólo porque un día te levantaste reflexiva y pensaste que hay gente que la pasa mucho peor que vos y vive sonriendo.
Quiero ser un ion y un anión, o un ánodo y un cátodo, ya que dicen que los polos opuestos se atraen, aún cuando confirmé que la teoría es incorrecta. Señores, lamento comunicarle que los polos opuestos no se atraen. Miren que lo intentamos, y lo intentamos, y nada. Obviamente es culpa del polo negativo (que vengo a ser yo). El positivo hizo lo que pudo, pero evidentemente esta batería se convirtió en una especie de puercoespín, anguila eléctrica, cactus sin flor o lisa y llanamente en, una jodida pila de mierda.
Ahora andamos buscando una lija que lime las asperezas.
Quiero una amoladora para el alma, un destornillador para ajustar las emociones, y un pico de loro para sacarme los clavos de encima.
Quiero un trago de cloruro de sodio para levantar los ánimos. Mucho dulce me provoca caries.
Quiero conseguir la ley del viajero compulsivo, con tratamiento de urgencia en las Islas del Caribe, goce de sueldo, vacaciones y aguinaldo.
Quiero ser parte del todo, aunque el todo sea mucho y el que mucho abarca al final no tiene nada.
Quiero Barcelona vista por los ojos de Daniel Sampere en la pluma de Ruiz Zafón.
Quiero Las Meninas de Velázquez en el pincel de Picasso.
Quiero las Islas Caymán para veranear, y para vivir, el cielo.
Quiero celeste para que me cueste, y un sinfín de eternidades a tu lado.



viernes, 6 de febrero de 2015

Say no more a la cheesecake

¡¡Sonno arribati a la Argentina!!
No sé por qué me pongo contenta en realidad. Si hay un lugar en el mundo en donde no quiero estar, es justamente en Buenos Aires.
Pero la vida es así.
Tras un mes en Miami Beach, volver a la realidad puede provocarte convulsiones. En el avión, deberían avisarte de los riesgos, como la FDA lo hace con los medicamentos.
Nombre del medicamento: Argentinol
Tratamiento: Se utiliza en casos de extrañitis aguda.
Posología y administración: Una vez al año.
Sobredosificación: Ante un caso de sobredosificación de Argentinol, concurra al sanatorio mental más cercano a su domicilio, exigiendo un lavado neuronal inmediatamente. Si no se efectúa en el transcurso de las 2 horas subsiguientes a la sobredosis, los efectos pueden ser irreversibles.
Efectos colaterales: Unineuronalidad, cara de orto permanente, constipación, pesimismo, necesidad imperiosa de escaparse. En un 40% de los casos observados, pueden aparecer síntomas de corrupción, mitomanía aguda y delirios de grandeza, más conocido como Kirchnerismis Pendular Unilateral.
Y acá tamos, nuevamente en el país que nos parió, despotricando como si no hubiésemos tenido vacaciones.
Miamilandia prometía más de lo que cumplía. Fuimos Soysolanosoytansola, y volvimos Soysola y punto.
Hacemos un mea culpa, y nos meaculpamos bastante. La paciencia no es nuestro fuerte. Y a la vejez viruela….que nunca entendí qué corno era ese paralelísmo pero me gusta decirlo.
Sí señores, hemos vuelto y somos millones! Soysolayo, mi sosyolaotroyo, y la soysolacreoparatodalavida.
Volvimos para quejarnos como siempre y a reclamar como de costumbre.
Culo vimos, culo quisimos. No por nada la ciudad es más conocida como Mármol. Para un lado el mar, para el otro el Mall (pronúnciese mol). Shopeamos, con el consecuente exceso de peso.
Playa, Mall, visita a amiga con cuatro niños cuatro, y a comer cheesecake se ha dicho!¡Que para algo sirva todo el pánico pre-viaje! Dale que dale al cheescake, común, con chocolate, con dulce de leche, con lima, con nueces pecan, con lo que quieras, con el también consecuente exceso de peso.
Pero no nos importa nada, porque en el país de la hamburguesa, el tuerto es rey…o la gorda no obesa es princesa…o algo así, qué se yo!
Hemos visto bellos anillos, hermosas mansiones, yates espectaculares. Éste es uno de los casos en que se hace un llamado a la solidaridad. Si alguien sabe si George se pudrió de la Aladina, que me avise. Ando necesitando uno de esos o algo similar. Clase 58/59/60/61/62/63/64 (nótese la amplitud) con ganas de tocar carne porcina de exportación, y la imperiosa necesidad de regalarme una casa en Coral Gables, Key Biscayne o Grand Caymán, con amarra y yate si es posible, el brillante amarillo de 330 mil dólares, fercho porque no sé manejar, una tarjeta black para mis nimiedades y por último y no menos importante, que pueda mantener la casa, el yate, el fercho, mis nimiedades y una cheescake todos los días.
Así que acá estamos…queriéndonos ir de nuevo, queriendo todo de nuevo, añorando la 30th Anniversary Chocolate Cheesecake. Ah! Y el Hepatalgina. Infaltable.