Se me está haciendo difícil escribir últimamente. No hay mucho de qué reírse.
Pero bueno, qué se le va a hacer...como decía mi viejo: ¿Qué vas a hacer?¿Te vas a ir?¿Y de qué vas a vivir? No sos la hija de Rockefeller...
Así, con éste ánimo, encaro hoy el blog.
Detesto el verano. En Capital, en Chascomús, en Niza o en Miami. Sáquenme los bichitos esos asquerosos que se reproducen como tales, los días de calor y humedad, en las lámparas de mi casa.
Quiero vivir con 24 grados todo el año, como el aire acondicionado. Ni calor ni frío, y con poco consumo de energía. Porque si hay algo que no quiero consumir, es mi energía. No soy de esas que emanan una energía positiva todo el día...Más bien diría que soy todo lo contrario. ¿Pesimista se nace o se hace? Es como el huevo o la gallina, vaya a saber una qué vino primero.
¡Imaginate si tengo que consumir eso! No es cuestión de andar desperdiciando lo que a una le sobra, porque no vaya a ser que más adelante por esas cosas de Mandinga, me vuelva una persona positiva,¿y entonces qué hacemos? ¿De qué nos quejamos? No, no, no, no. No vamos a echar por la borda cuarenta y nueve años de mala onda, sólo porque un día te levantaste reflexiva y pensaste que hay gente que la pasa mucho peor que vos y vive sonriendo.
Quiero ser un ion y un anión, o un ánodo y un cátodo, ya que dicen que los polos opuestos se atraen, aún cuando confirmé que la teoría es incorrecta. Señores, lamento comunicarle que los polos opuestos no se atraen. Miren que lo intentamos, y lo intentamos, y nada. Obviamente es culpa del polo negativo (que vengo a ser yo). El positivo hizo lo que pudo, pero evidentemente esta batería se convirtió en una especie de puercoespín, anguila eléctrica, cactus sin flor o lisa y llanamente en, una jodida pila de mierda.
Ahora andamos buscando una lija que lime las asperezas.
Quiero una amoladora para el alma, un destornillador para ajustar las emociones, y un pico de loro para sacarme los clavos de encima.
Quiero un trago de cloruro de sodio para levantar los ánimos. Mucho dulce me provoca caries.
Quiero conseguir la ley del viajero compulsivo, con tratamiento de urgencia en las Islas del Caribe, goce de sueldo, vacaciones y aguinaldo.
Quiero ser parte del todo, aunque el todo sea mucho y el que mucho abarca al final no tiene nada.
Quiero Barcelona vista por los ojos de Daniel Sampere en la pluma de Ruiz Zafón.
Quiero Las Meninas de Velázquez en el pincel de Picasso.
Quiero las Islas Caymán para veranear, y para vivir, el cielo.
Quiero celeste para que me cueste, y un sinfín de eternidades a tu lado.
Pero bueno, qué se le va a hacer...como decía mi viejo: ¿Qué vas a hacer?¿Te vas a ir?¿Y de qué vas a vivir? No sos la hija de Rockefeller...
Así, con éste ánimo, encaro hoy el blog.
Detesto el verano. En Capital, en Chascomús, en Niza o en Miami. Sáquenme los bichitos esos asquerosos que se reproducen como tales, los días de calor y humedad, en las lámparas de mi casa.
Quiero vivir con 24 grados todo el año, como el aire acondicionado. Ni calor ni frío, y con poco consumo de energía. Porque si hay algo que no quiero consumir, es mi energía. No soy de esas que emanan una energía positiva todo el día...Más bien diría que soy todo lo contrario. ¿Pesimista se nace o se hace? Es como el huevo o la gallina, vaya a saber una qué vino primero.
¡Imaginate si tengo que consumir eso! No es cuestión de andar desperdiciando lo que a una le sobra, porque no vaya a ser que más adelante por esas cosas de Mandinga, me vuelva una persona positiva,¿y entonces qué hacemos? ¿De qué nos quejamos? No, no, no, no. No vamos a echar por la borda cuarenta y nueve años de mala onda, sólo porque un día te levantaste reflexiva y pensaste que hay gente que la pasa mucho peor que vos y vive sonriendo.
Quiero ser un ion y un anión, o un ánodo y un cátodo, ya que dicen que los polos opuestos se atraen, aún cuando confirmé que la teoría es incorrecta. Señores, lamento comunicarle que los polos opuestos no se atraen. Miren que lo intentamos, y lo intentamos, y nada. Obviamente es culpa del polo negativo (que vengo a ser yo). El positivo hizo lo que pudo, pero evidentemente esta batería se convirtió en una especie de puercoespín, anguila eléctrica, cactus sin flor o lisa y llanamente en, una jodida pila de mierda.
Ahora andamos buscando una lija que lime las asperezas.
Quiero una amoladora para el alma, un destornillador para ajustar las emociones, y un pico de loro para sacarme los clavos de encima.
Quiero un trago de cloruro de sodio para levantar los ánimos. Mucho dulce me provoca caries.
Quiero conseguir la ley del viajero compulsivo, con tratamiento de urgencia en las Islas del Caribe, goce de sueldo, vacaciones y aguinaldo.
Quiero ser parte del todo, aunque el todo sea mucho y el que mucho abarca al final no tiene nada.
Quiero Barcelona vista por los ojos de Daniel Sampere en la pluma de Ruiz Zafón.
Quiero Las Meninas de Velázquez en el pincel de Picasso.
Quiero las Islas Caymán para veranear, y para vivir, el cielo.
Quiero celeste para que me cueste, y un sinfín de eternidades a tu lado.
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