El cuerpo pedía a gritos dos días de vacaciones, así que ahí marchamos. A un spa.
Malla, zapatillas, libro, un jean y dos remeras.
Dispuesta a descansar, dejé a mis otros yo cuidando del departamento, y me fui por la Provincia de Buenos Aires, a relajarme.
Apenas llegada, me sentí en otro país. Esto es vida, me dije, podría vivir acá eternamente. Sólo el sonido de los pajaritos, cuatro huéspedes más, y toda una inmensidad de verde y silencio para mí sola. Bueno, para las otras dos parejas también.
A la hora ya me quería ir. ¿Quién dijo que todo el mundo sabe disfrutar?
Hice tripa corazón, y decidí que fuera como fuese, iba a descansar. Me entregaron la llave de la habitación, y me tiré en la cama como una morsa. Perdón, morsa es Aníbal, así que cambiemos. Me metí como un marsupial. Ahí está mejor.
Tres horas de siesta. Como si no hubiese dormido en mi vida. Me levanté, me bañé, y bajé a cenar.
Dos mesas. Se ve que la otra pareja estaba haciendo lo que le correspondía hacer a una pareja que se va a un spa: descansar, pero de una manera más divertida que la mía. Y que la de la otra pareja, evidentemente.
Al día siguiente, me tocaba el tan esperado masaje descontracturante, una exfoliación corporal y el circuito de aguas, que no son las aguas danzantes de la fuente de Dubai. Hubiese preferido, pero no.
Me acuesto en la camilla, boca abajo, en bombacha (perdón por la imagen) y tapada con una toalla, cosa que te coloca en una situación de indefensión total. Estás entregada a quién sea, y a lo que sea.
Empieza la sesión, y siento un codo que se me clava entre la tercera y cuarta costilla. Noto que está muy contracturada, -me dice una voz femenina. Sí, le digo yo en un hilo de voz, intentando respirar, con el codo perforándome el pulmón derecho. No sé qué me duele más, si el cuello o lo que me estás haciendo, le digo. ¿Quiere que le haga un masaje relajante en vez de esto? No, contesto, yo pedí descontracturante, así que dale.
Una hora de tortura rusa. Me amasaron como si fuese una pella de barro para hacer un cacharro, y quedé muchísimo más dolorida que al principio. Tengo moretones por todo el cuerpo. Eso sí, mis fibras musculares, ahora son como chicle de blanditas que están.
Bueno, ahora, salgo un ratito, y usted póngase esta malla descartable,-me dice la masajista- que a mi regreso, empezamos con la exfoliación.
¿Genial? pensé. Y comenzó...Imagínense que son un pollo recién desplumado, al que untan con una capa de sal gruesa con algas, y dale que dale, te pasan de arriba para abajo ese mejunje que te raspa como si en vez de sacarte las células muertas, te fuesen a sacar directamente la piel. Sin olvidarte que antes de bajar, te afeitaste las piernas, por ende, la sal te quema como la remil putísima madre que lo parió, pero vos, ni mu. No vas a darle el gusto de decir, ¡arde la conchadetumadre! Bueno, eso es la exfoliación corporal. Nada agradable, pero el cuerpo te queda como culito de bebé. Hasta ahora íbamos, Spa 2- Elizabeth 0.
Y le toca el turno al circuito de aguas. La señorita te va mostrando los diferentes cubículos de sauna , duchas y piscinas, para finalmente decirte que tenés que terminar en las tumbonas.
Pan comido, me digo. Agua. ¿Cuánto mal te puede hacer? A lo sumo no tendré que bañarme esta noche.
Y comienzo, según las indicaciones de mi torturadora. Sauna I, Sauna II. Ahí te das cuenta, que los años de ceramista te sirven de mucho. El calor es totalmente soportable, porque peor la pasás cuando tenés que abrir el horno a 1280 grados.
Salís de ahí, y te toca una ducha. Agua fría y la puta madre que te parió! Traición! Eso no me lo avisaste! Y estás, media hora más, entrando y saliendo de una ducha helada a una caliente, y así sucesivamente, y por último entrás a una pileta de agua hirviendo, como un caldo de pollo (o sea, el pollo que eras más arriba) del que salen chorros tipo géiser , que te dan en la espalda, en las pantorrillas y te dejan más moretones de los que ya tenías.
¿Quién carajo puede disfrutar de un Spa? ¡Me quiero ir a Irak! Mándeme a la guerra del golfo, pero sáquenme de acá!
No, si evidentemente yo no fui hecha para pasarla bien.
Spa 3- Elizabeth 0
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