miércoles, 20 de enero de 2021

Bimestre

Ya cumplimos dos meses de uruguayismo puro y lo festejamos con un enjambre de mosquitos.
Fueron los únicos que vinieron a la fiesta. Nosotras intentamos que se sintieran bienvenidos pero nos chuparon la sangre, así que al irse y les dimos un Raid de souvenir. Muy contentos no quedaron. Nosotras menos. Mañana iremos por el Caladryl.
Nuestros días son como los de Buenos Aires pero con playa. No es que la pisemos, no nos estarían dando los tiempos. 
Los dos meses nos recibieron con la buena noticia de que conseguimos cobertura médica. No la mejor, pero ahora tenemos el Rivotril asegurado, que es lo único que nos importa.
Para los negocios de las medicinas prepagas resulta que estamos viejas y al borde del colapso, por no decir muerte, así que nos asociamos al primer y único lugar que nos quiso aceptar.
No entendemos, porque si bien el espejo nos devuelve una gorda, nosotras la vemos sana y joven. No sabemos a quién vieron los de las prepagas...Nosotras no éramos, seguro.
En el interín cumplimos años. Muchos dice una sobrina nieta postiza. La misma cantidad de años que tenía madre cuando se casó nuestra hermana del medio. Y mamá ya era grande. Nosotras no. Nunca. Jamás. Nos negamos. Hasta acá llegamos. Nos quedaremos en este número por muchísimos años más. Hasta que venga Shorsh.
Hablando de regalos de cumple, nos regalamos una bicicleta. 
Fuimos hasta la bicicletería, elegimos la más linda, el vendedor nos dijo que la probáramos y ahí fuimos. Nos subimos y de golpe nuestra mente se puso en blanco y sólo atinamos a decir "no me acuerdo como se anda" y paf, nos caímos. No nos rompimos nada más que el orgullo y nos llevamos de recuerdo un moretón que abarca media pierna.
Eso de que nunca te olvidás como andar en bici no aplicaría para Soysola.
La bicicleta es nuestro nuevo avión. Esperemos no demorar otros veinte años en perder la fobia. La compramos igual porque es más barata que un avión.
Así llegamos a los primeros sesenta días de gobierno...perdón, de residencia. Bienvenido segundo bimestre.




domingo, 10 de enero de 2021

LA FELICIDAD

Extrañamos un poco Juramento, solamente porque ahí conocíamos a los vecinos a los que podíamos putear.

Acá todavía no nos conocemos ni a nosotras mismas, menos al vecindario. En un piso de seis apartamentos, sólo lo habitamos dos, el 1401 y el 1406. Y uno de esos dos grita, no siendo nosotras una de ellos. 

Los de arriba, descubrimos, son nuestros imitadores. Si vamos al baño, ellos también, pero bajan el agua unos segundos antes, cosa que a nosotras nos da la sensación de que nos están cagando encima. Unos amorosos.

Otros, no sabemos de qué piso, hacen asado todos los días. Como acá es con leña usualmente, siempre estamos con el matafuegos en la mano pensando que se incendia el edificio.

Otro cantar son los vecinos de ciudad. Muchos todavía no conocen el término "distanciamiento social" así que nos la pasamos eludiendo a los antibarbijo. Pero parece que eso no es solo acá y es mundialmente conocido como "los pelotudos de siempre".

Los uruguayos, además del fútbol, tienen otra pasión que notamos anoche. Aparentemente es un deporte nuevo y consta de prender los motores, acelerar y ver quién sostiene más tiempo el pie en el acelerador. El que más ruido haga es el ganador suponemos. Si no, no estaríamos entendiendo la gracia del juego. Anoche debe haber habido un campeonato, al que casi salimos a celebrar como los criollos a los ingleses en las famosas Invasiones. Decí que desde un piso 14 el aceite llega frío a la planta baja.

La playa, bien gracias, solo la pisamos dos veces. Somos el Grinch de las vacaciones.

Como ya conocemos los bueyes con los que aramos, no va a faltar quién nos diga: "ehhh, vos siempre te la pasas quejándote". 

Y sí, así somos. Y les respondemos con todo el amor del mundo y la delicadeza que nos caracteriza "andáte al aparato o cavidad reproductora de tu abuela".

Nosotras somos felices a nuestro modo. Y aunque no lo crean, acá somos felices.