sábado, 10 de mayo de 2014

Tragedia con G de George

Esto es el acabose. Se pudrióse todo se pudrióse. Hoy leí online, que George Clooney se comprometió para casarse.
No conmigo, con una flaca inmunda, y demasiado jóven, que seguramente lo hará muy feliz un ratito, y muy infeliz el resto de su vida. ¿Cómo lo sé? Simple, porque no soy yo.
Nosotros teníamos un pacto implícito, en el que me esperaba hasta que nos conociéramos circunstancialmente en algún lugar del mundo.
Pero como buen hombre, el tipo me cagó. No tuvo paciencia para dar vueltas por el planeta y mirar en cada esquina, a ver si me veía. Yo sigo sacándome pasajes y gastando guita, y el muy turro, decide que ya es hora de sentar cabeza en otro lado, porque el tiempo le corre y se está poniendo viejo. Seguramente es sólo por eso. No creo que se haya enamorado. Eso sólo le podía pasar con esta servidora, o sea, conmigo. Estábamos destinados el uno para el otro, hasta que se cruzó la yegua esa y como el hombre es débil y la carne tira…Un tarado resultó nomás, porque si quería carne, ¿qué mejor que una vaca argentina? Él se la pierde.
Y bueno…habrá que hacerse a la idea y preparar el vestido de fiesta para el casorio.
Así que ahí vamos, todos y todas a caerle de sopetón en la casita de Como. ¿Vos querías fiesta George?
Yo aporto el souvenir para las damas: Alplax , Rivotril y cuatrocientos supositorios de Nespresso para que las chicas te sientan más cerca.
Ya que el señorito se casa, vamos por los pedidos. Quiero un hermano mellizo de Georgie o en su defecto un muñeco inflable con su cara.
Quiero formar parte del cortejo de damas de honor, y sacarme el anillo de la torta o agarrar el ramo de novia, siempre y cuándo no sea una corona de espinas.
Quiero el Monte Olimpo para creérme una diosa aunque sea por un rato. Quiero ser Afrodita y tener miles de amantes. Quiero ser Poseidón y construirme una mansión en la Atlántida, sacando las algas marinas porque me dan acidez.
Quiero tener más pólvora y menos cartuchos mojados. Quiero la Victoria de Samotracia en la puerta de mi casa y la tumba de Ramsés para descansar en los recreos de la vida.
Quiero un corazón de hierro para que ante los golpes descarnados no se rompa como un cristal. Quiero las zapatillas de la Cenicienta, pero no quiero andar limpiando mugres ajenas.
Quiero el oásis de un par de ojos al desierto del alma.
Quiero que mi otro yo se multiplique, porque con uno ya me estoy aburriendo. Quiero la amistad del otro yo de mi otro yo, para jugarle al ahorcado y ver quién gana. Con el primero vamos 789 a 0, a su favor.
Quiero desatar los nudos que tengo en la garganta y provocar un tsunami de palabras. Porque si ya te parecía mucho lo que hablo, no sabés de lo que soy capaz si aclaro la gola.
Quiero un mundo de sensaciones, un mundo de vibraciones, pero no para regalártelo. Sólo lo quiero para que mañana no me eches en cara tu monotonía.
Quiero el Infierno del Dante y Alicia en el País de las Maravillas, que vendría a ser lo mismo.
Quiero tentar al Diablo y pelearle palmo a palmo el lugar que me merezco.
Quiero ser George Washington, George Sand, George Orwell, George Harrison y George Michael. O sea, quiero todo para seguir queriendo a George.




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